Capítulo 53

Capitulo 53 Promesa Inquebrantable

(Día 26)

La morena se mordió los labios y sintió como los músculos de su estómago se pusieron duros, sorbió por la nariz, mientras le mostraba la mejor de sus sonrisas–Si hubiera algo que pudiera hacer por ti, lo haría sin importar el costo.

– ¿Por qué lo haría?

Aome sonrió con dulzura–Porque te amo pequeña.

Rin le devolvió la sonrisa–También la amo señorita–respondió soltando una pequeña risa al final, cogió la mano de la miko entre las suyas–Puede hacerme... una segunda promesa.

Aome asintió.

–Si yo muero, por favor cuide del señor Sesshōmaru, no lo deje jamás solo... y hágalo muy feliz.

–Rin–la morena sintió un nudo en la garganta–No me pidas eso, porque tu no vas a morir.

La niña asintió, le dedico una sonrisa. Era ese tipo de sonrisa dulce y tranquila de una persona resignada, de alguien que aceptaba el final de su historia.

–Me gustaría... que de todas formas me lo prometa...

Aome paso saliva y parpadeo varias veces apartando las lágrimas, permaneció en silencio por varios segundos–Lo prometo...–Finalmente respondió en un susurro– Sabes que, es una promesa inquebrantable.

La niña sonrió y apretó el agarre de sus manos aun unidas, Aome se inclinó sobre ella y la abrazo con fuerza, tratando de alejar aquel nudo de angustia que crecía dentro de su pecho.

...

Kōga había visto a lo largo de su vida muchas películas de vaqueros, y en todas ellas siempre el protagonista terminaba en un duelo de pistolas.

Parados cada uno en un extremo de la habitación, el medico se sentía como si estuviera a punto de desenfundar un arma y echar todo a la suerte. La mirada del demonio estaba sobre el con una determinación inquebrantable y aunque resultaba una pérdida de tiempo y completamente imposible tratarlo de convencer, Kōga sabía que no era él, quien terminaría perdiendo.

–Le daré mi sangre–Sentencio.

A veces la desesperación y la sensación de no encontrar una salida, te hacia cometer errores descomunales.

El Taisho tenía tanta osadía en la mirada que el clínico sintió como aquellas pupilas doradas le escozaban la piel con una incomodidad que jamás pensó que sentía, y el silencio incomodo que los rodeo a los dos poco a poco se fue transformando en una tensión peligrosa.

Se obligó a sí mismo a controlar su creciente enojo, y evitar de esa forma insultarlo, sin embargo, eso no lo abstuvo de reclamarle con cierta agresividad.

–¿Has perdido la razón? –Pregunto incrédulo, al no escuchar respuesta apretó los dientes y gruño con molestia –Sesshōmaru, estas cometiendo una enorme equivocación–aseguro.

El susodicho lo barrio con la mirada– Este asunto no es de tu incumbencia.

Este lo miro con cierto aire de ofendido, pues era el quien había estado al lado de Rin, tratando a su enfermedad, se sentía con el derecho de opinar e intervenir– Comprendo que estés desesperado, que quieras salvarla a cualquier costo... pero te has parado a pensar en Aome–Sesshōmaru lo miro– y en ese hijo que es tuyo–el demonio tenso la mandíbula– ¡¿Al menos le has contado lo que piensas hacer?!–cuestiono exaltado– ¿Le has explicado como terminara esta locura?–Sesshōmaru se dio media vuelta con claras intenciones de marcharse– Si continuas con esto, esta vez no me detendré.

El demonio se detuvo de inmediato y Kōga pudo sentir como el air se volvía pesado nuevamente, una voz de alarma surgió desde su cabeza, advirtiéndole que no continuará hablando, sin embargo, él no estaba dispuesto a dejarse intimidar quería que Sesshōmaru tuviera en claro, que, si dejaba a Aome, el permanecería a su lado bajo cualquier costo y circunstancia, sin importar si su vida seguía segura o no.

–Si estás dispuesto a convertir a tu hija en tu compañera, también debes estar dispuesto a que Aome rehaga su vida con alguien más–Sesshōmaru lo miro por encima del hombro, sin emitir ningún tipo de emoción aparente, su rostro seguía serio y sombrío como siempre, pero Kōga sabía que sus palabras habían calado en lo más hondo.

Él se marchó después de escuchar sus palabras y el doctor soltó el aire que de manera inconsciente había retenido en el interior de sus pulmones.

...

Sesshōmaru había vivido lo suficiente para conocer el mundo, sin embargo, a pesar de sus años, no había experimentado tantas emociones juntas como en los últimos meses, había aprendido tanto de los humanos en estos día viviendo con Aome, que la culpo de la horrible sensación que se alojaba en su pecho, un nudo molesto en su garganta y el constante escozor rodeando la línea de sus ojos, cada vez que pensaba en el futuro con ella, una punzante sensación le atravesaba el pecho, era molesto, se sentía impotente, se sentía vacío.

Pero más vacío e impotente se sentiría si perdía a Rin, quizás podría vivir con la idea de que la morena hiciera su vida con alguien más, podría desaparecer y dejar que ella cuidara y criara a su hijo en la calidad de un buen hogar, con el amor de un buen esposo, amándola ella y a su bebe.

Vamos.

¿A quién quería engañar?, Sesshōmaru no podría soportar verla con otro, no después de que finalmente la tenía a su lado, mataría a cualquier insecto que se le acercara sin dudarlo.

Pero... no podía dejar morir a Rin

...

Aome se sentó afuera de la habitación en completo silencio mientras frotaba sus manos una encima de la otra, como muestra de lo nerviosa que se encontraba, un doctor había llegado momentos antes y le había pedido que se retirara, ya que debían tomarle muestras para comenzar con los exámenes.

Ella no comprendió la situación, y no se atrevió a preguntar por miedo a escuchar la respuesta, tenía una sensación tan extraña en el cuerpo, era como una especie de amargura mezclada con terror. Se convenció de que era producto de la preocupación y de que no podría soportar la idea de que Rin muriera.

Soltó un suspiro mirando el techo, luego cerro los ojos y dio comienzo a una nueva oración, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había rezado el día de hoy, sentía que estaba, talvez, molestando un poco a Dios. Pero sentía también que no podía hacer nada más, la impotencia humana podría llegar a ser muy cruel.

Alguien se sentó a su lado y ella ni siquiera necesito abrir los ojos, pues conocía muy bien al dueño de esa presencia.

Sesshōmaru no dijo nada y tampoco reacciono cuando el doctor abandono el cuarto de Rin, este simplemente hizo un gesto de afirmación con la cabeza y se retiró rápidamente.

–¿Cómo esta ella? – cuestiono con curiosidad.

–Estará bien–lo escucho decir, y el corazón de Aome encontró consuelo por un breve momento, pues sabía que su demonio no la engañaría.

–Ve a verla yo caminare un poco–anuncio mientras se ponía en pie y se alejaba lentamente, el asintió e ingreso a la habitación.

Rin lo miro y le sonrió Sesshōmaru pudo ponerle nombre a ese sentimiento como nostalgia –No quería preocuparlo...– comenzó a decir débilmente, él pensó en responderle algo como "Está bien no te preocupes", pero las siguientes palabras de Rin lo dejaron helado– Pero... me duele, duele.

Entonces solo se acercó y coloco una de sus grandes manos sobre la cabeza de la niña–Te pondrás bien–dijo con seguridad posible.

Ella respondió meciendo la cabeza negativamente–Déjeme ir amo.

Sesshōmaru la miro detenidamente y con sus ojos dorados brillando con una oscura intensidad; mientras que Rin sollozaba en silencio, el pulsador de su ritmo cardiaco se escuchaba un poco acelerado.

Finalmente, el Dai youkai negó y ella dejo sus lágrimas caer, Sesshōmaru enderezo la postura y camino hacia la puerta.

–Señor...–llamo en un murmullo, pero este ya había abandonado el interior de la habitación, la pequeña sabía que la había oído a la perfección, solo que el demonio decidió ignorar la súplica.

Rin cerró los ojos y apretó los puños– ¿Acaso nadie puede entenderlo? –se dijo así misma, siendo consumida por una sensación abrumadora de lejanía, como si en un instante se encontrara sumergida dentro de miles de litros de agua, sentía que poco a poco el frio se iba adueñando de su pequeño cuerpo y la oscuridad del mar, le provocaba una soledad indescriptible.

Rin lloro y grito pidiendo ayuda, sin embargo, no podía escuchar si quiera su propia voz.

¿Se había equivocado? ¿Acaso morir no era la mejor opción?

–¡Sálvame!

La oscuridad la cubrió por completo.

...

Caos.

Decenas de personas corriendo y gritando.

Ella estaba sufriendo un ataque de nervios y Sesshōmaru estaba a tan solo segundos de asesinar a Alguien.

¿Cómo se había ido todo al carajo en un instante?

Aome miro con los ojos cubiertos de lágrimas al doctor que salía con actitud nerviosa de la habitación de cuidados intensivos.

Este le devolvió la mirada y carraspeo antes de explicar el repentino ataque de Rin–La señorita Rin tuvo una recaída, su cuerpo entro en estado crítico y eso la indujo a un coma.

La morena se llevó las manos a la boca ahogando un grito en el proceso, Sesshōmaru la sostuvo entre sus brazos, ya que parecía que se desplomaría en cualquier momento–Debemos proceder cuanto antes o la perderemos.

Aome se aferró a las prendas del médico con fuerzas–¡Sálvela por favor, haga lo que tenga que hacer, pero devuélvame a mi niña! –suplico desde lo más profundo de su corazón.

Kōga que vio la escena desde lejos, suspiro con desosiego, tal vez ella no sabía del gran peso que podía tener sus palabras.

–No se preocupe la salvaremos–aseguro el médico, mientras miraba fijamente a ambos– haremos que funcione.

Aome no comprendía a que se refería, pero Sesshōmaru en cambio sí y no supo que decir, así que opto por permanecer en silencio, ella estaba demasiado nerviosa para darle la noticia ahora.

–¿Qué... que-? –la morena intento hablar, pero Kōga apareció y el tomo de la mano para chequearle el pulso.

–Estas demasiado nerviosa, no es bueno para él bebe, debo revisarte– le informo con el rostro tan serio y preocupado que ella no pudo negarse, estaba preocupada por Rin, pero era consciente de que debía cuidarse, si le pasaba algo en este momento solo preocuparía a Sesshōmaru aún más, y ella no quería causarle más disgustos de los que ya había.

–Quiero verla antes, por favor– suplico.

Los hombres se vieron entre si antes de que el medico asintiera con la cabeza– Solo 3 minutos.

Para la azabache era más que suficiente.

Una vez dentro busco el calor de su mano y la entrelazo con la suya, luego se inclinó hasta quedar a tan solo centímetros de su oído y le dijo: –Sé que puedes oírme, lo siento en mi interior– la morena gimió suavemente–Mi niña pequeña–susurro llevando su ano libre al rostro de la niña y con sus dedos le acaricio las mejillas– Por favor despierta–Rogo sintiendo el sabor salino del llanto en los labios.

El sonido del respirador subiendo y bajando repetidamente era de las pocas cosas que podía oírse en ese momento, acompañado del pitido que marcaba el pulso del dulce corazón de Rin, su rostro demostraba una tranquilidad extraordinaria, sabía que sufría mucho cuando estaba despierta, pero no podía imaginarse despertar una mañana sabiendo que no volvería a ver su sonrisa.

Rin no sabía cuánto sufrirían ellos si no la tuvieran.

Aome admiro detalladamente sus facciones, memorizo sus grandes mejillas tintadas de un rosa pálido, sus finos labios y las largas pestañas que tapaban sus ojos color chocolate.

–Rin...–llamo y tras decir esto sintió un cosquilleo en el interior de su vientre, la morena parpadeo varias veces confundida, pensando en que quizás era su imaginación, quien le estaba jugando alguna broma, no sabía mucho acerca de los embarazos demoniacos, pero tenía la ligera idea que aún era muy pronto para comenzar a sentir los movimientos de su futuro hijo o hija.

Frunció las cejas con cierta preocupación–Debería preguntarle a Kōga...–se dijo así misma pensativa, tocando con ambas manos el nacimiento de su estómago, frotando ligeramente por encima de sus prendas.

Los músculos de su estómago se tornaron ligeramente duros por al menos un minuto, luego de eso sintió sus entrañas rugir con avidez, sonrió avergonzada–Solo estas hambriento...–murmuro hacia su bebe–Es mi culpa olvide comer... perdóname pequeño estoy tan angustiada, que no repare en ti– admitió con culpa, miro una última vez a la pequeña y dejando un corto beso sobre su frente abandono el cuarto.

...

Sesshōmaru inspecciono el perfil de la morena–Deberías descansar...–sugirió con cierta preocupación, parecía estar somnolienta y era de esperarse llevaba muchas horas sin dormir.

Kōga asintió dándole la razón, mientras paseaba el Doppler por encima del vientre de la morena, tratando de hallar el latido del bebe y así asegurarse de que este estuviera bien.

Ella volteo el rostro en su dirección y negó suavemente–Estoy bien... pero tengo hambre–confeso con una sonrisa avergonzada– Luego Iré por algo de comer.

–Iré por ti–Él respondió y ella negó rápidamente.

–No, quédate con ella–respondió con suavidad.

Kōga limpio la barriga y le arreglo la ropa–Todo está en orden, tu bebe está bien, pero trata de descansar.

Aome asintió y se puso de pie– Dormiré después de comer–les dijo a los dos para aliviar sus preocupaciones, y al pasar por al lado del demonio le dejaba un tierno y corto beso sobre los labios–Enseguida regreso.

El Inu youkai asintió.

Kōga los miro, pero su vista estaba solo fija en él, estaba tan cabreado, la actitud del sujeto le molestaba.

Abandono el cuarto rápidamente porque si se quedaba un segundo más lo iba a golpear, y no estaba tan loco para echarse a puños con un demonio, sin embargo, en el edificio aun tenia a un par de idiotas a los que podría partirles su madre.

Entro violentamente a la sala de médicos y tal como lo sospechaba los inútiles estaban reunidos en el mismo lugar, escondidos como ratas.

–Dr. Kōga debido a su descuido una niña está a punto de morir–soltó con molestia uno al momento de verlo.

El nombrado apretó los puños, sintiendo como una gran vena comenzaba a nacer en su frente, ni si quiera pudo responder ya que fue interrumpido por otro de los médicos.

–No es una niña cualquiera, ese hombre puede llevarnos a la ruina si su hija muere–agrego confiado y por su puesto ayudando argumentalmente a su camarada–Por lo que el Sr. Taisho ha presentado una petición formal para una transfusión sanguínea, el equipo directivo ha decidido aceptarla–concluyo.

Kōga lo vio incrédulo– ¡Que estupidez! –grito con visible molestia.

–Cuide su lenguaje– lo recrimino el mayor de los hombres presentes.

Se acercó con claras intenciones de herir a alguien –Con un demonio que la cuidare. Esa niña es su hija, y pretende convertirla en que ¿Su esposa? –cuestiono con sarcasmo, es que acaso era el único capaz de ver más allá, no se daban cuenta de la idiotez que estaban por cometer.

El hombre mayor dudo antes de responder–Eso asunto no nos compete Dr. La operación se realizará en horas de la tarde– concluyo con intenciones de que se resignará.

–Está esperando un hijo con otra mujer–intento nuevamente– ¿Ni si quiera eso les conmueve? Tan solo piensan en el maldito dinero– agrego con cierta desilusión en la voz.

–Sr. Okami tengo que pedirle que modere su vocabulario

–Vete al diablo calvo bastardo–Kōga estaba a punto de lanzarse a los golpes, pero detrás de él se paró un guardia de seguridad y lo tomo con brusquedad por el brazo.

–La junta también tomo la decisión de revocarlo de su puesto, por negligencia sanitaria.

Kōga quedo en silencio por unos segundos, antes de mirarlos a todos con total desprecio para luego ser sacado a la fuerza de la habitación.

–¡Púdranse!

...

Aome alzo la vista, miro al cielo a través de la ventana de una cafetería a unas cuantas cuadras del hospital, suspiro con una sonrisa triste en los labios, las últimas horas se la había pasado llorando y rezando a todos los dioses.

– ¿Algo más señorita? – una joven mesera la cuestiono a sus espaldas, mientras le entregaba un paquete con su orden en el interior de este.

Aome negó rápidamente–No, gracias.

–Que disfrute su almuerzo–la joven se despidió.

Apretó el paso tanto como sus cansadas piernas le permitían, casi corriendo cruzo las sendas peatonales y llegó con el aire que apenas le entraba en los pulmones, se detuvo un segundo para calmar su respiración.

–Vaya suerte la mía– se escuchó una voz familiar a su espalda.

Ella se giró tan rápido que perdió el equilibrio, una mano la tomo del brazo con tantas fuerzas, que soltó un jadeo cargado de dolor.

–Inu... yasha– lo llamo con miedo, no le gustaba la oscuridad que veía en sus ojos, el pánico se apoderó de ella, lo golpeo en el pecho y se movió con brusquedad tratando de zafarse.

El soltó una carcajada cargada de burla, alzo su mano libre y la abrió frente al rostro de la morena, ella noto que tenía un extraño polvo brillante sobre su palma.

Entonces Inuyasha lo soplo y las partículas fueron absorbida por la respiración agitada de Aome, de manera inmediata se sintió mareada, se tambaleo y entonces el la apreso entre sus brazos, trato de empujarlo para ninguno de sus músculos la obedecía.

La imagen del hanyou se volvía cada vez más borrosa, y el pánico en cada célula de su cuerpo se disparó–Sessh...

Finalmente, se desvaneció.



Continuara...

chicas finalmente después de siglos sin verme, he vuelto, estaré actualizando poco a poco cada una de mis historias, seguramente me demore pero tengan en claro que no las abandonare y continuare escribiendo hasta terminar cada una de ellas.

y muchas gracias por sus felicitaciones a mi hermoso bebe, estoy muy agradecida por la paciencia y el amor que me han dado.

Las amo

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