Capítulo 9.

Atrévete a ser valiente hoy y confía en que cuando extiendas tus alas, volarás .

-María Demuth.



Después de semejante desplante y humillación me quedé en esta enorme habitación, parecía ser un despacho o algo así.

Mi encuentro con Leon Fischer fue de lo más desagradable, me amenazó sin pensarlo, por un momento sentí miedo de el, pero recordé las palabras de Antuan, debía ser valiente y soportar todo lo que se me viene encima, no sabía si realmente había hecho lo correcto o haber cavado mi propia tumba, porque realmente estaba a la deriva sin saber que hacer.

Me senté en la banca cerca del enorme ventanal que daba una linda vista al pueblo de Hamburgo, se veía un sitio tranquilo y por lo que pude ver, las personas son felices.

Menos yo. Pensé.

La puerta se abrió dejándome ver a la Reina, me puse de pie de inmediato y mis nervios empezaron a salir a flote, la reina es una hermosa mujer, Gerard se encargó de decirme quién era y de todo lo que debía hacer si la llegase a ver.

—Hola Hayley —sonrió y extendió su mano—, soy Monserrat Fischer, la reina de esta nación y tu suegra.

—Mucho gusto señora Fischer —estreché su mano— Hayley Parker, bueno, ya sabe quién soy.

—Así es —asintió—, lamento tanto lo que ha pasado con Leon en la capilla, no debió hacer eso.

—Para serle sincera, no sé que decirle con respecto a eso su majestad.

—No te preocupes linda, ahora quiero que me sigas.

Solo asentí y la seguí, caminamos por un muy largo pasillo, la verdad me estaba sintiendo incómoda con este enorme vestido y los tacones, quería quitarme todo esto de encima y echarme a dormir todo el día, eso deseo.

Salimos del palacio y caminamos por un arco de flores que era bastante largo.

—Vivirás con mi hijo en el lado oeste del palacio, en la casa están tus cosas junto con las nuevas que se compró para ti.

Asentí aunque no pudiera verme, la seguí hasta que llegamos a una enorme mansión ¿En serio le llaman casa a esto? Esto es inmenso, demasiado para mí gusto. Afuera habían muchos sirvientes, unos diez más o menos, estaban esperando afuera de la casa.

Todos hicieron una reverencia ante la Reina.

—Bienvenidas sean, majestad —dijo Gerard— princesa Hayley.

—Gracias por la bienvenida Gerard ¿Leon está aquí?

—Si su majestad, está en su habitación.

La mujer entró de inmediato a la mansión mientras que yo fui guiada por Gerard, la casa por dentro era enorme y hermosa, los muebles eran modernos al igual que la decoración y la pintura, nada que ver con la fachada de afuera, en un lado ví un enorme comedor, no me dió tiempo de ver nada ya que Gerard iba a paso rápido, subí como pude las escaleras porque no podía seguirle el ritmo porque este vestido me incomodaba demasiado además de que era demasiado grande.

Llegué hasta el final de la escalera y seguí a Gerard hasta la puerta de una habitación.

—Ésta será su habitación —asentí—, puede cambiarse a gusto, ahí dentro están sus cosas, puede bajar si lo desea para que coma un poco ¿Desea algo en específico?

—La verdad quisiera solo pasta —el asintió— y jugo de mora por favor.

—En un rato se la harán —sonrió—, seré su mayordomo y asistente, puede llamarme cuando lo desee, me encargaré de mantener todo en orden.

—Gracias Gerard.

El abrió la puerta y yo entré, la habitación me encantaba, había una linda cama con sábanas de seda color perla, un closet enorme donde había demasiada ropa, ropa que me tardaría una vida en comprar al igual que los zapatos, el tocador era de madera de Pino, lo sé porque trabajé en una carpintería cuando tenía quince y aprendí a hacer este tipo de cosas. 

Sobre el tocador había de todo, maquillaje, perfumes y demás, todo bien ordenado. Observé el baño y era igual que el anterior, todo lindo y con su propia tina con toques dorados muy exagerado para mí gusto.

Me adentre al enorme closet para quitarme este pesado vestido, batallé demasiado para quitarlo y al fin pude, tomé aire y lo baje por mis piernas, me quité los tacones sintiendo alivio en mis pies, mis dedos rozaban la alfombra suave, me gusta hacer esto. Dejé el vestido en el sofá del closet y empecé a buscar mi ropa, quería ponerme un suéter ancho con un pantalón de chandal pero no había nada de esto aquí.

—¡Si!

Dije emocionada porque encontré un suéter negro, me lo coloque con dificultad ya que tenía la estúpida tiara en la cabeza, me saqué el suéter y me arranque la tiara no sin llevarse unos cabellos.

—¡Auch! —me acaricié la cabeza y mire la tiara— te acabas de ganar mi odio.

La coloque en una repisa junto a los zapatos y me coloque el suéter de nuevo, mi pantalón de chandal gris y unos calcetines, salí hasta afuera y me senté en el tocador para sacarme el maquillaje de encima, no lo había dicho pero quitarse el maquillaje es demasiado satisfactorio para mí, es como llegar de la calle y quitarse el brasier para ser libre, así se siente.

Cómo ya sabía quitar el maquillaje y limpiarme el rostro quedó genial, aunque si se veían un poco las ojeras, nada de otro mundo, mi cara es como la de todos los adultos que trabajamos, cansados y sin poder dormir bien, lo normal.

Me solte el cabello y lo peiné con cuidado hasta liberarlo de ese enorme peinado, me hice una coleta y me coloque mis lentes de lectura. Caminé hasta la puerta y cuando tomé el pomo me hable a mi misma.

—Vamos Hayl, sólo dos años... Dos años nada más.

Abrí la puerta y salí de la habitación, memorice un poco por de había venido siguiendo a Gerard y cuando bajé las sirvientas estaban ordenando la mesa, me quedé parada como idiota mirando lo que hacían.

—Su majestad —habló una chica—, ya la cena está lista, puede sentarse.

Era una chica de piel morena preciosa y bastante alta, era bonita.

Le asentí y le di las gracias, odiaba que me llamaran así, pero como dijo Gerard tenía que acostumbrarme porque eso pasara seguido. Me sirvieron la pasta junto con el jugo que pedí pero ellos se quedaron ahí mirándome, que incómodo.

Iba a pedirles que se fueran pero todos hicieron una reverencia cuando apareció Leon al comedor, tenía un pantalón de vestir negro y camisa blanca, se sentó en la cabecera de la mesa y yo estaba a un lado de el, los sirvientas le trajeron la comida y el empezó a comer en silencio.

—Pueden irse.

Les habló de forma descortés y grosera, todos se fueron rápidamente y el siguió comiendo, decidí ignorarlo y empecé a comer yo también. Pero el decidió hablar echando a perder mi comida.

—Dejaremos algunas cosas en claro Hayley ¿no? —asentí— No planeo disculparme por lo que pasó en la capilla, solo quiero hacer un trato contigo. 

No le respondi, asi que el prosiguió, eso del trato me interesa. 

—El trato es que nos llevemos bien, llevar este matrimonio como una farsa, ya que accediste a casarte conmigo —suspiró— y yo no quería hacerlo, le daremos al mundo y a mis padres lo que ellos quieren, un lindo teatro. 

Apreté el tenedor con mucha fuerza, respire profundo, no queria decirle nada, por que el tono que estaba usando me estaba causando indigestión. 

—Mi novia es Giselle, seguramente ya lo escuchaste de todos. Pero por mi bien y el de la nación decidí separarme de ella para "respetar" —hizo comillas— este matrimonio. 

—Si, eso lo se. 

Este hombre es demasiado engreído y se nota que lo malcriaron demasiado. Se nota que no podré llevarme bien con el, detesto a las personas así. 

—Por eso te voy a ofrecer este trato, a ti te conviene o de hecho, a ambos... Hay que llevarnos bien el tiempo en el que estemos casados. 

—Me parece bien, por honestamente no quiero pelear con nadie. 

No me esperaba esto. 

No me esperaba que el quisiera hacer un trato conmigo para llevarnos bien, aunque no me parece tan mala idea. Me esperaba una guerra campal con el. 

—¿Que ganamos ambos con esto? —le pregunté. 

—Sencillo, ante las cámaras fingiremos que nos llevamos bien, dentro de estas paredes tu estas por tu lado y yo por el mio... Mi padre espera que te trate bien, tenia pensado en hacerte la vida miserable, pero no veo la necesidad de hacerlo, ya que un trato me parece mucho más justo —sonrio— Yo, aseguro mi trono y tu, bueno, lo que sea que esperes ganar. 

Que imbécil es este tipo, Dios mío, me cae de la patada.

Y yo que pensé que este sujeto ya era nefasto. Me causa dolor de estomago que el haya siquiera pensado en hacerme la vida imposible, cuando seguramente no sabe que yo no tuve opción y acepte casarme con el. 

—¿Como se yo que cumplirás? Digo, no te conozco lo suficiente para creerte que has dejado a tu novia... Por que creeme que no pienso dejar pasar una humillación. 

—Por que a pesar de todo, un Fischer tiene palabra y yo, planeo cumplir la mia Parker, solamente nos llevaremos bien ante todos, nadie hará una mala jugada dentro de esta casa, te daré mi lugar como mi esposa —comenzó a comer—, pero eso si, en dos años, nos divorciamos. 

—¿Dos años?

—¿Te parece muy poco tiempo? —rió.

—Todo lo contrario, me parece demasiado tiempo —me miro mal—, pero está bien su alteza, yo tambien soy una persona que cumple los tratos, así que por mi parte no se preocupe que no tengo un novio oculto por ahí..

—Tu vida privada no me interesa. 

—A mi la tuya tampoco, pero lamentablemente lo que se, es contra mi voluntad, su alteza. 

Este trato me parecia mucho mas que justo, además de que el me la debe y por lo que escuche en el palacio, el tal Kai podría obtener la corona sin problema alguno. Así que creo que de los dos, es el quien mas me necesita a mi. 

Además de que me la debe, aquella humillación en la capilla se la pienso cobrar todos los días. Eso es algo que no se me va a olvidar, ademas de que el muy idiota ni siquiera se disculpo por ello. Vaya que es un hombre demasiado mimado y que está acostumbrado a hacer lo que le da la gana. 

—Entonces Parker ¿tenemos un trato?

—Si, Leon Fischer, tenemos un trato... Espero que cumplas tu palabra, por que si fallas, esto se va al demonio. 

—Que modales —rodó los ojos.

—Supongo que tienes reglas ¿no es así?

—Si, mañana las tendrás por escrito para que lo firmes, soy alguien de palabra y me gustan las formalidades con respecto a los tratos.

—Eso quiere decir que harás un contrato. 

—Y un acuerdo de confidencialidad, mañana lo tendrás en tus manos para que lo firmes Parker. 

—Hayley, soy Hayley. 

—No me importa, mejor cenemos.. Esposa mía —murmuró con disgusto.

Que idiota es. 

No sabia en que me estaba metiendo, pero era mejor tenerlo de mi lado que en mi contra, asi es mejor, ambos estamos sacando provecho del otro. Lo importante para mi ahora, era el bienestar de los gemelos y que Lina tuviera una recuperación favorable. 

Si acepte todo esto, fue por el bien de mis hermanos y para que Lina saliera de las drogas. 


Hola hola de nuevo, aqui tienen otro capítulo completamente corregido y con algunas cosas agregadas y cambiadas. Como lo coloque en capítulos anteriores, planeo cambiar un poco la historia ya que cuando la escribí no era buena con el tema del desarrollo de personajes y el abordaje de los temas delicados que habían aqui. 

Además de que quiero que amen a Leon y su cambio ✨ No sera tan bastardo como en la version anterior, asi que esperen las correcciones con ansias. 

Esta sera una version un poco menos agridulce que la primera, espero que sigan dandole mucho amor y dejando todos sus votos y comentarios. 

Besos, Ross. 

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