Capítulo 8.

Mi reinita adorada que tan deliciosamente sabe hacerme sufrir. Porque sabrás que la crueldad de tu amor es y será mi delicia más intensa.

—Leopoldo Lugones.


Hamburgo, Alemania.


Dos días antes de la boda


Faltaban al menos dos días para la fulana boda. Hace una semana fue revelada a la prensa mi existencia y ha Sido noticia hasta ahora, las noticias y la prensa amarillista se han encargado de hablar sobre mi, agradecía que mi rostro no apareciera aún en ninguna primera plana, según Gerard, así lo pidió el Rey para que nadie me buscara o investigara sobre mi.

Por un lado me causaba gracia leer las noticias sobre mi relación con el príncipe, me han llamado la princesa oculta, han dicho innumerables cosas sobre mi: Que estoy ciega, que estoy embarazada y bla bla bla... Fue gracioso reírme por un momento pero ya después caí en la realidad de que pronto me casaría con el príncipe, estaba más cerca de pisar el altar con un hombre el cual no conocía nada, solo su nombre y sus escándalos, nada más.

Pasó un mes y medio casi que volando. En este mes aprendí rápidamente todo lo que se tiene que saber sobre la realeza, Gerard dijo que un día me serviría para algún evento. Descansaba una hora o dos al día, después retomaba mis clases de etiqueta, esgrima, modales e idiomas, aún no entendía cómo es que pude lograrlo en un mes, claro, no me considero buena en la esgrima, pero si pude aprender Alemán en un mes, me cuesta un poco pronunciarlo pero si lo entiendo a la perfección al igual que el Francés y el italiano, cuando llegaba la hora de dormir, practicaba un poco más mi acento Alemán, algo que no lograba perfeccionar muy bien, pero se que si me esfuerzo más, podré lograrlo.

Gracias a Antuan pude aprender a maquillarme acorde a mi piel, de como peinarme correctamente y de como combinar colores en mis uñas y labios, quise maquillarme de forma sencilla para no recargar mi rostro, así conservaría un poco de inocencia, la poca que tenía.

Casi todos los días hablo con los gemelos y me dicen que están más que bien, Hugo estaba molesto por las falsas noticias que decían sobre mi, pero pude tranquilizarlo un poco diciéndole que sólo eran chismes y nada era cierto. Sus estudios van muy bien y agradecía infinitamente que en este país hablaran inglés, porque mis hermanos no saben nada de Alemán, pero estaba tranquila porque la esposa de Gerard les estaba enseñando y los estaba cuidando de maravilla, cosa que me tranquiliza mucho.

Con respecto a Lina, no sé nada sobre ella, lo único que supe es que se había descompensado en la clínica pero me dijeron que era normal porque su cuerpo estaba necesitando drogas para seguir, pero que estaría bien y quiero confiar que así será.

Hoy estaba en la prueba de peinados para la boda, me miraba en el espejo y no veía una sonrisa, mi cara parecía como si fuese a ir a un funeral, Antuan se dió cuenta y sacó a las asistentes de la habitación.

—Gracias... Necesito estar cinco minutos a solas.

Me tapé la cara con mis manos y solté mi llanto, estaba asustada y no quería casarme, no quiero hacer esto. No quiero casarme con alguien que no amo.

—Hayley, no llores corazón —Antuan me tomó los hombros—, se que todo esto es nuevo para ti y que no tienes de otra... Sólo no te dejes derrumbar por nada ni nadie.

—Lo intento —sorbí mi nariz—, intento creerlo pero no puedo... No quiero casarme con ese hombre, me siento la peor persona del mundo al hacerlo por beneficio propio, yo jamás he usado a nadie para mis propios beneficios pero... Ya estaba cansada de vivir así Antuan.

—¿Tan mal estabas?

—Demasiado mal... —sollocé— mi cuerpo ya no daba más, para nada más, intenté ser fuerte pero no pude... Ahora, estaré casada con alguien que no amo y tiene pareja ¿Cómo debo sentirme al respecto? El me odia y lo hará siempre por aparecer así en su vida.

—No te sientas mal por nada —se sentó frente a mi—,escúchame princesita, se que nos conocemos desde hace poco tiempo —asentí—, pero me he dado cuenta de que eres una gran chica y eres mucho más fuerte de lo que creí, ahora tienes que serlo aún más, se que Leon Fischer no tiene buena fama en este país pero no te sientas mal por usar todo esto a tu favor por qué creeme, el te usará para limpiar su tonta reputación, porque la mujer con la que está, se ha encargado de hundirlo... Ahora —suspiró—, no llores más y se fuerte, seré honesto contigo, Leon probablemente te haga la vida imposible dentro de ese palacio, ahí tendrás que defenderte y sacar las garras para ganarte un puesto en la corona y que todo el mundo de respete, tu solo haz magia con esa sonrisa y se astuta, eso te ayudará a sobrevivir allá adentro.

Antuan tiene razón, tengo que ser astuta y fuerte para que Leon Fischer no haga lo que quiera conmigo.

—Tomaré tu consejo... Ahora —me limpié las lágrimas—, cambiemos este peinado, es horrible.

Las chicas entraron de nuevo y una de ellas encendió la televisión donde justamente estaban pasando las noticias, estaban hablando sobre mi compromiso con Leon.

Ya a pocos días de la gran boda Real, del Principe Leon, se ha dado a conocer que la boda será sumamente íntima —explicó una mujer—, no habrá presencia de alguna camara, o reportero que cubra la tan esperada boda del principe del escándalo —ella rió—, recordemos que Nuestro principe Leon Fischer, ha tenido una reputación que ha dejado mucho de que pensar en estos últimos años, ahora de la nada, aparece una misteriosa chica cuyo nombre no sabemos todavía ni su procedencia dime Frank ¿Que opinas?

La verdad no lo sé —el rió—, mi hipótesis es que están usando a una chica buena y santa para limpiar la reputación del principe, no lo sé... Es una gran posibilidad, lo que jamás entenderé Katia, es que ¿Porqué el compromiso? Todos sabemos que el principe está de novio con la hija del Duque de Luxemburgo, cuya reputación está por los suelos debido a los rumores que no vamos a mencionar —volvio a reír—, pensábamos que se casaría con ella, aunque para serte honesto, prefiero que se case con quién sea menos con esa chica ¿Te imaginas? Nuestro país sería la burla del mundo...

Tomé el control y lo apagué, estaba harta de escuchar noticias aquí, noticias allá sobre Leon Fischer es que ¿No hay otro puto tema? Con solo pensarlo me duele la cabeza.

Siguieron con el peinado hasta que terminaron con la prueba, ya eran casi las diez de la noche y solamente quería dormir, ya mi cuerpo estaba empezando a sentirse cansado por tanta presión.


Día de la boda.

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Ya hoy era el día, al fin había llegado y quería que terminara de una buena vez. Desde temprano desayuné ligeramente, llamé a los gemelos ya que tenía una media hora libre para poder comer y sentirme en paz antes de entrar al palacio. Desde la habitación de dónde estaba, podía ver a las personas celebrando el matrimonio que se celebrará el día de hoy, habían banderas por todos lados, carritos de comida y muchas personas riendo y celebrando, mientras que yo, me estaba muriendo por dentro.

A partir de hoy empezaría mi vida como esposa del futuro Rey, ahora tendré muchas más responsabilidades que no estaba segura de poder lograrlas, pero de lo que si estaba segura era de que daría lo mejor de mi en este tiempo que esté casada con el.

Gerard me dijo que después de dos años de casados podría divorciarme sin ningún problema, cosa que me pareció fantástico, solo debía soportar a Leon por un par de años y listo, estaré libre de el.

Gerard entró sacándome de mis pensamientos.

—Princesa Hayley, ya está listo el auto.

Solamente asentí y termine mi jugo, mi estómago se retorció y corrí al baño a vomitar, en medio de mis arcadas me eché a llorar en el suelo.

—¿Está bien? —Gerard estaba detrás de la puerta.

—No —sollocé—, no quiero hacerlo Gerard, no puedo hacerlo...

—La entiendo, pero ya no puede huir.. —sonaba apenado—, lamento tanto que esté pasando por esto.

—Yo no quería esto Gerard —sollocé más fuerte—, me hubiesen dejado en mi miserable vida, ahí estaba mejor que aquí... No quiero comer caviar o tomar vino caro, yo solo quiero estar en el barrio y manejar bicicleta, no estoy lista para ser una esposa y mucho menos una reina.

—Entiendo... Pero, hágalo por sus hermanos, recuerde que ellos ahora dependen de usted, recuerde que siempre voy a estar a su lado, sabe que cuenta conmigo como un amigo.

Me levanté del suelo y enjuague mi boca, me lave la cara y salí del baño.

—Lo siento, tuve un colapso por un momento..

—Tranquila —sonrió un poco—, usted podrá con todo esto, lo sé.

—No lo creo Gerard, pero haré mi mayor esfuerzo.

Tomé mi bolso junto a mi teléfono, las demás personas se estaban encargando de limpiar la habitación y recoger lo poco que tenía para llevarlo al palacio, Gerard y yo bajamos con cautela ya que el hotel donde estábamos estaba muy lleno, habían personas de otros países hospedandose aquí. Subimos a un auto negro que tenía los vidrios polarizados y empezó a conducir directamente al palacio.

Faltaba unos minutos para llegar y a lo lejos pude ver el enorme castillo, mis nervios no se hicieron esperar al ver la cantidad de paparazzis que había en las afueras del palacio tomando fotografías a todos los autos que estaban entrando al palacio, ya lejos de ellos bajé del auto para mirar lo inmenso que es éste lugar, era como un edificio de cien pisos y ancho, el color me gustaba, además de los Miles de guardias relaes que custodiaban la entrada. Gerard me guió hasta adentro y quede aún más impresionada.

El palacio por dentro era mas  enorme que por fuera, no sabía nada sobre decoración o arte, pero lo que mis ojos miraban era sumamente espectacular. Miraba como las sirvientas iban de un lado a otro y cada vez caía más en cuenta de mi realidad, iba a casarme hoy.

Caminamos por un muy largo pasillo hasta detenernos en una puerta, Gerard la abrió dejándome ver una linda habitación con tonos pasteles por todos lados, a lo lejos divisé un maniquí donde estaba mi vestido.

Me acerque a el y nisiquiera me atreví a tocarlo, era enorme, parecía el de una princesa, tenía pedrería y diamantes en la cintura con unas perlas color rosa pastel, con escote recto y mangas largas, dónde habían cristales que brillaban más que mi vida. Y arriba una pequeña tiara, digo pequeña porque ya el vestido acapara toda la atención, me agaché para tomar los tacones no tan altos con brillos adelante, eran tacones de punta color blanco.

—¿Le gusta el vestido?

—Gerard, esto es irreal... —seguia mirando el vestido— te aseguro que si vendo este vestido podré remodelar el barrio donde viví y me sobraría dinero. Es precioso y costoso.

—Lo mandaron a hacer para usted, por eso las medidas de aquella vez —asentí—, debo ir a preparar todo... Tenga esto —me dió una cajita.

La tomé en mis manos y cuando la abrí habían unos pendientes pequeños de color azul.

—Gracias Gerard —sonreí—, tan lindo como siempre.

—No hay de que princesa, ahora, vaya a alistarse, en un momento vendrá Antuan para arreglarla.

Solamente asentí y me despedí de el, mire toda la habitación buscando mis cosas pero no encontré nada, sobre la cama había una bata de seda color rosa y una bolsa que dentro había productos para el uso personal con ropa interior, un poco sonrojada la tomé y busqué el baño, cuando lo encontré me quedé aún más impresionada, el baño era más grande que la habítacion.

—¿Por qué los ricos gastan el dinero en éste tipo de cosas? Si cuando morimos no nos llevamos nada —negué—, jamás entenderé a las personas con dinero.

Cerré la puerta con seguro y me despoje de mi ropa y abrí la regadera para bañarme, el shampoo que me dieron olía a coco al igual que el acondicionador y demás, me tomé mi tiempo para ducharme y pensar en todo lo que se me venía a partir de mañana con Leon siendo mi esposo, es una locura, nisiquiera nos hemos visto las caras, obviamente yo lo he visto pero el no a mi y pienso en su reacción cuando me vea.

¿Se asustara? ¿Me gritara? Pues si, es lo más probable.

Ya lista me seque con la toalla que había aquí, busqué mi estuche dónde estaba mi cepillo y cepille mi cabello y luego mis dientes, me mire en el espejo por un momento y detalle mi rostro pensando en el hombre que fue el donador.

—¿Tanto me parezco a el que Lina me odia? —suspiré— no eres fea Hayley, jamás lo has sido.

Me coloque la bata que había en la cama con otra encima que me llegaba casi a los tobillos y salí del baño encontrandome con Antuan ordenando todo junto a sus chicas.

—Me asustaste —chilló—, tenemos una hora para prepararte.

—¿Y si hubiese salido desnuda? —me crucé de brazos.

—Ay cariño, no pasaría nada, yo amo a los hombres y más si son de piel oscura —suspiró—, de esos son los que valen la pena —rió—, te dejan entumecido por una noche entera..

—¡Antuan! —reí— no quiero saber eso.. Mejor empieza ya.

Me senté sobre el tocador y el empezó con el cabello, decidió recogerlo para hacer una hermosa rosa y colocar varias perlas. Luego con mi rostro, hizo un maquillaje sencillo y en los labios colocó brillo solamente ya que no podía usar un color tan llamativo, ya lista me quedé mirando mi reflejo, Lucia como una novia, pero no me sentía como tal.

Antuan se metió al baño para poder ponerme el vestido, con la ayuda de las chicas me lo coloqué, no era necesario usar un sujetador ya que el mismo vestido me apretaba los senos, las chicas apretaron un poco el corset y luego Antuan salió para colocarme los zapatos, me colocaron la tiara que tenía un velo inmenso, me gire sobre mis talones para verme a cuerpo completo.

—Ay Dios mío... No me gusta como me veo, no me siento como una novia Antuan.

—Estas preciosa princesita —sonrió—, eres digna de llevar ese vestido.

Se supone que este sería el día más feliz de mi vida, pero no me sentía así, me odiaba a mi misma por hacer todo esto.

La puerta sonó indicando que debíamos irnos, me ayudaron con el vestido hasta la puerta y ésta se abrió dejándome ver a Gerard con un lindo traje negro, en sus manos llevaba un ramo de rosas blancas.

—Esta muy hermosa princesa —hizo una reverencia—, tenga, ya es hora..

El nudo en mi estómago era latente, las ganas de vomitar se hicieron presente al ver el pasillo por dónde pasaría lleno de flores blancas, todo era blanco y parecía un maldito funeral. Caminé de forma pausada hasta el final del pasillo, gire a mi izquierda para seguir caminando por otro largo pasillo hasta la entrada del jardín de palacio, a lo lejos había una pequeña capilla, dónde un camino de flores indicaba a hacia donde tenía qie ir.

Apreté con fuerza el ramo de flores y caminé hasta la entrada de la capilla dónde las puertas se abrieron y la marcha nupcial empezó a sonar, por esos segundos no escuchaba nada, miraba a nadie, solo miraba al frente caminando lentamente con mis manos temblando mientras sostenía el ramo, ví al padre quien me casaría, ahí fue donde reaccioné, Leon Fischer no estaba en el altar ¿Pero porque? ¿Que está pasando aquí?

Llegué hasta el sacerdote y el me miraba con pena.. No estaba entendiendo nada ¿Porqué el no está aquí?

Dejé de escuchar de nuevo, solo miraba al sacerdote hablar y hablar, a lo lejos escuché murmullos de las personas y no me atreví a voltear, me sentía completamente humillada al no estar ese hombre presente.

—¿Acepta? —la pregunta del sacerdote me hizo reaccionar y sin pensar hablé:

—Si, acepto.

Habló un poco más y luego el cerró su biblia y se retiró, me quedé de pie y para ser sincera no sabía cuánto tiempo dure ahí parada. Gerard tocó mi hombro y reaccione de nuevo.

—Venga conmigo por favor... —se veía bastante apenado.

Asentí y lo seguí, me di cuenta que la capilla estaba completamente vacía, caminé detrás de Gerard hasta entrar al palacio lo seguí hasta una habitación donde estaba el Rey gritando con furia.

—¡Tienen que encontrarlo! —alzó la voz molesto— ¡Ahora!

Varios hombres salieron de la habitación y sólo quedó uno.

—Abel, explícame como es que Leon no sé presentó..

—No lo sé su alteza, lo deje en la habitación para que se alistara y cuando entré se había ido..  No se dónde está.

—Ese muchacho me va a matar antes de tiempo —se sentó en un sofá—, quiero que lo encuentres ahora.

El chico llamado Abel asintió y salió, no sin antes mirarme sorprendido. En la habitación quedamos solamente el Rey y yo en un silencio sepulcral.

—Lamento tanto que hayas tenido que pasar por esta humillación Hayley —se levantó y caminó hasta mi—, lo siento tanto.

No sabía que responderle, solo me dió el anillo de matrimonio y me lo colocó, su mirada era de impresión como si le hubiese encantado conocerme o ya me hubiese visto antes, pero no sabía explicar cómo.

La puerta fue abierta y el rostro del Rey cambió drásticamente Leon Fischer apareció desaliñado con el saco en su mano y pude ver claramente que tenía chupetones en el cuello, estaba con su novia.

El Rey camino hasta el para darle una sonora bofetada, de la impresión deje caer el ramo y me tapé la boca, Leon no hizo nada.

—¡¿Cómo te atreves a hacerme esto Leon Fischer?! ¡A mi y a tu esposa! —le gritó— ¡¿Sabes la humillación que pase allá afuera?! ¡¿Lo sabes?! —se alejó de el— no puedo creer que te hayas ido con tu amante dejando a tu esposa plantada en el altar, tuvo que casarse sola... Eres un..

—¿Y que querías que hiciera padre? —sonrió de lado— tu sabías que no quería casarme con ella —lo decía sin mirarme—, sabes que amo a otra persona.

—Pues me importa un carajo Leon, vas a cumplir como esposo... Escúchame bien —lo señaló—, si sigues así, voy a mandar a esta muchacha por dónde vino y llamaré a Kai para que asuma el trono y a ti te voy a destituir de tu cargo y te irás del palacio... Es una advertencia y la única que haré, ya estoy harto de que te comportes como un niño, ya no lo eres.

Y aquí estaba yo, mirando las expresiones de León Fischer frente a mi.

Daba pasos enormes de un lado a otro y me miraba como si fuese un bicho raro, también había ese brillo que causaba el odio puro que me tenía, no era para menos, nos acabamos de conocer y hoy nos casaríamos.

Estaba tratando de estar lo más recta posible pero el enorme vestido que tenía encima no ayudaba mucho.

Yo no quería estar aquí, no pedí casarme con el porque fui obligada, eso fue lo que pasó... Fui obligada a hacerlo, no tenía opción.

—¡No me casaré con esta... Mujer! ¡Es mi última maldita palabra! —alzó la voz a su padre.

—Lo harás León, no tienes opción, si no lo haces, jamás serás Rey.

—¡Yo ya tengo a alguien! ¡Gisselle es mi novia!

—Gisselle es una oportunista León.

—Mientes... La oportunista es esta mujer, que vino de quién sabe dónde, ahora resulta que me casaré con ella —rió sin gracia alguna— ¡No me jodas papá!

—Cuida tu lenguaje León Fischer, soy tu padre y el Rey de esta nación, vas a casarte con esta señorita y es mi última palabra.

Y sin más se retiró de la enorme habitación, en estos momentos deseaba con toda mi alma poder largarme de este lugar, yo no quería estar aquí.

Sus ojos azules conectaron con los míos y un enorme escalofrío recorrió mi espalda, el odio que reflejaban su rostro era del más puro.

—Escúchame bien niña... Voy a hacer cada maldito día de tu vida un infierno, no pienses de que porqué seas mi esposa voy a darte el puesto que claramente no mereces, tu solo serás mi esposa por obligación y te usaré para que me des un heredero, del resto no me sirves.

Salió de la habitación dejándome completamente asustada con sus crueles palabras, toda mi vida soñé casarme pero no de esta forma, caminé hasta el balcón de la habitación y podía ver el mar junto con las casas de la nación, lo que me estaba sucediendo no era justo para mí, yo no merezco nada de lo que me está pasando.







Hola hola de nuevo, aqui tienen otro capítulo corregido y con cosas agregadas, espero que les haya gustado. No olviden dejar sus votos y comentarios.

Besos, Ross. 

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