Capítulo 5.
La tristeza y la oscuridad pueden ser muy bellas y sanadoras.
—Duncan Sheik.
Después de esa dura despedida con Raul tuve que regresar a mi casa para ordenar lo poco que tenía para llevarme. Me sentía tan culpable por no poder decirle nada a Raul, el ha sido mi mejor amigo por años y confío en el, pero no decirle esto.
Aún no llegaba a Alemania y me sentía muy cansada, pensar que de la noche a la mañana mi vida cambiaría drásticamente y más al saber que soy la prometida del próximo Rey de Alemania, aún me preguntaba: ¿Por qué me eligieron a mi? De tantas mujeres en el mundo ¿Por qué tengo que ser yo? Además... No soy de la realeza, no soy millonaria ni mucho menos, no entiendo cómo es que puedo ser la prometida del hombre más poderoso de Alemania.
Se muy bien que algo había detrás de todo esto y estaba dispuesta a averiguarlo por mi cuenta.
Bajé de mi bicicleta y aún el auto seguía afuera, cómo era de esperarse los vecinos se enteraron de que me iré del país. Lina estaba hablando con algunas mujeres, las chismosas de la cuadra, Lina sabe que no pude hablar sobre lo que está pasando todo esto la perjudicaría.
—Señorita Hayley.
—Gerard ¿A qué hora nos vamos?
—Son las —miró su reloj—, seis de la tarde, en dos horas tenemos que irnos, puede recoger lo que guste.
Solamente asentí y fui a mi habitación, Lina se encargó de hacer la maleta de los gemelos y la de ella, total, aquí no había nada que atesorar, ésta casa era un manicomio del cual quería salir.
Busque mi bolso debajo de la cama y lo desempolve un poco, recogí la poca ropa que tenía, mis unidos dos libros y mis herramientas de trabajo, eso jamás podría olvidarlo, tomé todas mis cosas y guardé la caja que me dió Ryan. Bajé hasta la sala y uno de los hombres de Gerard me ayudó a llevar el bolso al auto.
—¿Está lista?
—Eso creo.
Miré detrás de el viendo a Joana, sonreí tristemente, salí y fui hasta ella para abrazarla.
—No puedo creer que te vayas a ir —acarició mi cabello—, no es justo.
—Lo se, pero tengo que hacerlo... Dios Joana, siento que si no te cuento voy a colapsar.
—¿Qué sucede? —se separó de mi.
La tomé de la mano y sin pensarlo la lleve a mi habitación, nos encerramos y la senté en la cama.
—Quiero que me prometas que no le dirás a nadie sobre esto Joana, ni siquiera a Raul.
Ella sabe muy bien que nuestros secretos son mas que sagrados, algo que simboliza nuestra amistad. Se que ella no dirá nada, pero aún así, no quiero arriesgarme. Me senté en la cama y le conté todo a detalles, por supuesto que se sorprendió y chilló como loca.
—¡No puedo creerlo Hayl! ¿La prometida del Rey? —rió sorprendida— es difícil de creer, en serio.
—Lo se —suspiré—, esto es algo que sigo asimilando, pero lo hago únicamente para ayudar a los gemelos porque... Estoy cansada de tanto trabajar, de cubrir todos los gastos y las adicciones de Lina, siento que no puedo más —sentí un nudo en mi garganta—, lo que más me duele de esto es Raul... No pude decirle nada.
—Entiendo tu punto amiga... Raul es un hombre comprensivo y se que te va a entender si le explicas todo —asentí—, lo único que puedo decirte es que te cuides, seas fuerte, más de lo que ya eres... Porque las personas de realeza son los seres más repulsivos y crueles que hay.
—No me ayudas con eso Joana.
—Es solo un consejo —tomó mi mano—, eres una chica fuerte y se que podrás con ello.
Tomó un lápiz de mi mesa y se sacó una factura del bolsillo para anotar su número.
—Cuando tengas un tiempo, llámame y hablamos ¿Si? Prometo ir a visitarte.
—Gracias Joana —la abracé—, eres la mejor.
—No nena, tu eres la mejor... Y la más afortunada —rió—, Leon Fischer es un galán.
—No digas eso, no tengo ojos para nadie más, sabes que amo a Raul y así será siempre.
Después de una larga despedida, Lina le entregó las llaves a Dennis y subimos al auto, mire por la ventana todo el barrio, a pesar de no ser el más lujoso del mundo, me gustaba vivir aquí, las personas eran buenas y amables, extrañaré las lecturas con los niños, las idas al parque y sobre todo sentarme con Raul en una banca a comer helado. De ahora en adelante mi vida dará un giro totalmente inesperado, pasaré de ser una simple chica, a ser la esposa del futuro Rey de Alemania.
Pensaba en Leon Fischer, seguramente ese hombre debe estar con alguien más, no sé nada sobre la realeza ni el mundo de los famosos, mi tiempo se basaba solamente en trabajar y trabajar, nada más, así que no se nada sobre ese hombre.
Luego de casi una hora en auto, llegamos al aeropuerto, pero el auto paso por otro lado llegando a una avioneta, todos bajamos del carro y por supuesto Lina no se quedó callada.
—¡Joder miren eso! —sonrió— es como siempre quise estar, cómo una reina.
—Basta mamá —habló Hugo—, compórtate.
Justamente iba a decirle lo mismo.
Gerard nos guió hasta adentro de la avioneta, dónde todo lucia demasiado elegante y costoso, Hugo sentó a Daniel ya que empezó a brincar viendo todo, Lina se sentó lejos de todos mientras miraba todo con una enorme sonrisa, yo me senté en un puesto solo y frente a mi Gerard quien tenía en sus manos algunas carpetas y un teléfono.
—El avión va a despegar en un momento —solo asentí.
La azafata nos ordenó abrochar los cinturones y poco después el avión despegó, después de poco tiempo ya nos soltamos los cinturones, mis hermanos estaban dormidos y Lina también, agradecía mucho que estuviera dormida para así no escucharla.
Mi mente solo estaba en Raul, mientras miraba las luces de Australia sobre esta avioneta, la tristeza se instaló en mi pecho, deseaba poder volver y vivir mi vida miserable. No miento, odiaba mi vida y como vivía, pero trabajaba para poder mejorarlo, darle una buena vida a mis hermanos, vida que Lina no me dió, quiera o no, tendría que acostumbrarme a vivir rodeada de muchas personas que me dirán que hacer y que no. Yo solo daré lo mejor de mi y ser fuerte como me dijo Joana.
—Princesa Hayley ¿Desea algo de comer? —preguntó Gerard.
—No tengo hambre ahora... Y por favor no me llames así —negué—, solo llámame Hayley.
—No puedo hacer eso —rió leve—, es mi trabajo.
-Pero no quiero que me llames así, por favor.
Al ver que estaba a punto de llorar el solamente asintió, sacó un pañuelo de su saco y me lo dió.
—Gracias... Dime algo Gerard ¿Quién se hará cargo de mis hermanos? —los mire mientras dormían.
—Por los momentos ellos no estarán con usted —asentí—, vivirán en una casa en el centro de la cuidad, ya tienen escuela y todo lo necesario para que estén bien.
—Pero.. ¿Quién los cuidará?
—Mi esposa —sonrió—, ella lo hará.
—¿Eres casado?
—Así es, casi treinta años de casados y una hija que está en la universidad.
—Me alegra que tengas familia Gerard.
—Mi esposa se encargará de sus cuidados, tendrán un chofer y por los gastos no se preocupe, todo eso lo cubre su alteza —me tendió una carpeta.
—¿Qué es? —fruncí el ceño.
—Es la tutela de sus hermanos, usted será la tutora legal de ambos hasta que su madre salga del centro de rehabilitación.
—Será un caos cuando sepa a dónde va —susurré.
—Tiene que hacerlo señorita Hayley, su majestad pidió encarecidamente que ella fuera internada cuánto antes, porque cuando la prensa y el país sepa que usted es la prometida del príncipe, querrán buscar hasta el más mínimo error para desacreditarla y difamarla, por eso estamos haciendo todo esto en muy bajo perfil.
Escuchaba cada palabra de Gerard con atención, pero estaba muerta de miedo por dentro, todo iba a ser nuevo para mí, pero solo lo hago por mis hermanos, tomé el bolígrafos y firmé.
—En cuánto lleguemos a Alemania, tiene que despedirse de sus hermanos y harán el procedimiento con la señora Lina —asentí—, irá a un departamento en la cuidad de Hamburgo, para que sepa todos sus horarios... Yo mismo me voy a encargar de prepararla y enseñarle lo que tiene que saber sobre la realeza.
—Creo que está bien. —dije un poco aturdida.
—Se que lo hará bien —sonrió— ahora... Hay algo más que debe ver.
Su sonrisa se esfumó por completo, me entregó otra carpeta. Cuando la abrí mi mundo se vino abajo, eran muchas fotos de Raul con muchas chicas distintas, las fotos tenían fecha de hace un año y otras de dos años atrás.
—¿Q-Que es todo esto..?
—Se que esto es un golpe duro para usted pero... Cuando la encontramos investigamos todo sobre usted, amigos, lugares frecuentes, el tema de su novio Raul era algo que iba a ser delicado para todos, porque podría perjudicarla y pues el señor Ryan hizo las cosas mucho más fáciles, lleva engañándola por dos años y medio con chicas diferentes.
En las fotos el estaba en clubes nocturnos, siempre me decía que los odiaba por la reputación, habían otras en el centro comercial, dónde jamás fuimos en todos los años de novios que tuvimos y otras más donde entraba a hoteles con chicas distintas.
Ahora tiene sentido que hace un año me había contagiado de un hongo que hacía que mi intimidad ardiera cada vez que orinaba, yo pensaba que era por haberme sentado en el baño del supermercado.
—M-me... Me ha engañado por años Gerard —las lágrimas caían por mi rostro—, yo sintiéndome culpable por dejarlo así.
—No se sienta mal por esto... Pero debía saber la verdad porque cuando su compromiso salga a la luz, posiblemente ese muchacho quiera sacar beneficio de usted... Se que esto le va a incomodar un poco pero.... ¿Hay videos de usted con el en la intimidad?
—No —negué—, yo una vez le dije para hacerlo, éramos adolescentes pero me decía que no, que era por pena no lo sé, así que no.
—De igual forma, hablaremos con un hacker para que revise su computadora y teléfono... No sabemos si le tomó una foto o la grabó sin su consentimiento... Porque la prensa querrá buscarlo y créame que podría vender una foto suya en ropa interior por millones.
Ahora estaba asustada por ello, solo esperaba que no me haya tomado alguna foto o grabado.
—Yo tengo todas las fotos en una caja, son fotos nuestras, son Polaroids, el jamás tuvo una foto nuestra en su teléfono.
Y sabía por qué jamás la tenía, se sentía avergonzado de mi y como no, si todas las chicas con las que estaba eran hermosas y sexis, yo jamás podría ser una de ellas.
—Esta bien —asintió y tomó mi mano—, nada de esto será fácil princesa Hayley, pero puedo asegurarle que puede contar conmigo como un buen amigo y confidente, cuidarla será una de mis prioridades.
—Gracias Gerard —sonreí con profunda tristeza.
Me hubiese gustado tener un papá así, que me cuidara y me mirara como lo hacía Gerard, con ojos de cariño y orgullo.
Estaba triste y desecha, pero sabía que podía e iba a hacerlo, haré todo lo que esté en mis manos para velar por el bienestar de mi hermano, mi corazón aún dolía por la traición de Ryan y seguirá doliendo por un tiempo más, había Sido mi novio por toda la vida, me sentí muy traicionada, solo esperaba que no se fuera a aprovechar cuando todo esto saliera a la luz.
Hola hola a todas las lectoras de La prometida del Rey, aquí tienen otro capítulo corregido por supuesto, tengo una hora libre aquí en Colombia jejje así que iré subiendo algunos capítulos corregidos.
Algunas cosas serán cambiadas por supuesto, ya que la historia cuando la escribí a penas era una novata en esto y como se que he mejorado mucho o mas o menos jeje podre agregarle cosas nuevas y mejoradas a la historia.
No olviden dejarme su estrellita, recuerden que eso es importante para que mas personas puedan encontrar esta hermosa historia.
Besos, Ross.
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