Capítulo 22.

Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida.

—Gabriela Mistral.


No tenía planeado nada de ésto, quería que estuviera cómoda y se jodió todo.

Intenté parecer tranquilo pero por dentro estaba hecho un mar de emociones, ésta sería la primera vez que dormiriamos en la misma cama y estaba nervioso por ello.

Por otro lado jamás me había divertido como lo hice hoy con ella, pese a que usaba un gato en mi cara y una gorra que me quedaba pequeña, la pase bien con ella hoy, era la primera vez que disfrutaba París cómodamente, no habían personas detrás de mi o reporteros tomando fotos, éramos solo ella y yo disfrutando de la ciudad, el restaurante, el museo y viendo las calles, definitivamente tenía que repetir ésto con ella.

Estando en el baño no dejaba de mirar la pulsera que me compró, era de cuero y tenía grabada una H en ella, pude ver como se sonrojo cuando le pedí al chico que la tallara, éste era el primer regalo que tenía de ella y el primero que valía menos de cinco dólares, creo que ni todo el dinero que me den, lo reemplazaría, ésta cosa vale mucho para mi ahora.

Justo ahora teníamos un dilema, dormir en la misma cama.

—Si quieres podemos poner una barrera de almohadas, hay muchas.

Le dije y esperaba que dijera que si, se nota que está nerviosa y yo lo estoy y más ahora que tiene una pijama de dos piezas color rosa, tengo que dejar de mirarla, es demasiado para mi.

—Me parece buena idea.. —respondió parecía más calmada. 

Asentí y yo empecé a colocar las almohadas en medio de la cama, ésta era lo suficientemente grande para los dos y ella podrá dormir cómoda.

La puerta sonó y supe que era la comida que había pedido, me coloque una camisa que tenia en la maleta, el gato en la cara y los lentes de lectura, no quería que nadie supiera que estábamos aquí, si no mañana tendríamos a la prensa tratando de entrar.

—Gracias —le dije a la muchacha.

Ella asintió y se fue, metí en pequeño carrito a la habitación, me quite todo de encima menos la camisa, coloqué la comida sobre la pequeña mesa.

—Ordené pollo, papas y ensalada.. Espero que no te moleste —terminé de servir— listo Hayley.

Ella se sentó frente a mi y empezamos a comer en absoluto silencio. Había demasiada tensión entre nosotros y lo entiendo, la situación no era la más cómoda para ambos.

—¿Te gusta?

—El pollo está delicioso —sonrió—, aunque no me gusta la ensalada.

—¿Por que?

—Tiene demasiada cebolla para mi gusto —rio leve—, lo demás esta bien.

—En ese caso —empecé a sacarle la cebolla a su ensalada, la coloque en mi plato— ahora si.

—Gracias —sonrió.

—No hay de que mi amor.

Cada vez que le decía mi amor, se sonrojaba, me parecía muy tierna cuando lo hacía, pensé que me iba a decir algo sobre llamarla así pero veo que no le incomoda o puede que no esté acostumbrada a que la llame de esa forma y la entiendo, se sorprende de mi cambio tan repentino, hasta yo mismo estaba sorprendido.

En serio quiero tratarla bien, recompensar todo lo que le he hecho demostrándoselo, que ella misma vea que puedo cambiar y ser mejor persona.

—Ya no estés tensa ¿si? —le tomé la mano.

—Lo siento es que.. Esto es nuevo para mi, tu comportamiento, tu buen trato y ahora esto..

—Lo sé.. Se que es nuevo verme en ésta faceta, todos están sorprendidos con ello, pero el caso es que siempre fui así como me ves ahora, pero mi padre me formó después de otra forma y me adapté a ser un imbécil con todos, ahora contigo siento que puedo volver a ser yo.. El yo que era hace años —ella apretó mi mano— y creeme que estoy haciendo un gran esfuerzo por demostrarlo.

—Esta bien —sonrió— sigue así y no lo arruines gato.

—¿Gato? —reí.

—Si, ya eres como un gatito domesticado, luces muy bien así y me gusta. 

—No se si reírme u ofenderme —reí de nuevo.

—Es un lindo apodo, me gusta.

—Y a mi me gusta llamarte mi amor.

Su sonrojo volvió a sus mejillas. Ambos terminamos de comer y ella recogió los platos de la mesa dejándolo todo en la bandeja, ya eran casi la una de la mañana, ya estábamos listos para dormir.

Ella se acostó en su lado y yo lo hice en el mío.

—Buenas noches Leon.

—Necesito un beso antes de dormir —ella rió—, no te rías es en serio.

Me senté y ella lo hizo también.

—Eso es hacer trampa.

—No lo es mi amor, es un beso nada más.

Ella negó riendo, se acercó a mí y me dio un corto beso pero quería otro. La tomé de la nuca y le di otro beso, sus labios encajaban perfectamente con los míos, eran suaves y deliciosos, sentí como ella pasó sus dedos por mi cuello y los subió hasta mi cabello para tomarlo entre sus dedos, si no me detengo ahora no se que vaya a suceder.

Quedé sorprendido cuando sentí como se acercó más a mi y quitó las almohadas, todo esto mientras seguía besándola.

—Leon.. No quiero detenerme ahora —habló sobre mis labios.

—No lo haremos mi amor.

Quite todas las almohadas y las tiré al suelo, Hayley empezó a besarme de nuevo, sus manos estaban sobre mis mejillas, sus besos estaban haciéndome enloquecer y temía ahora mismo de mi.

La tomé de la cintura para alzarla un poco, su piel entre mis dedos era fascinante, suave y fría al igual que el olor a coco que desprendía su piel me estaba volviendo adicto a el. Hayley enrollo las piernas en mi cintura y me senté en la cama dejándola sobre mi, soltó mis labios y sin esperar mucho pase mi lengua por su cuello y clavícula, ganándome su primer suspiro, mis labios no dejaban su cuello por un segundo mientras que metía mis manos dentro de su pijama sintiendo más su piel sobre mis manos, sus jadeos me estaban excitando además de sus caderas moviéndose encima de mi.

Sólo por un momento ambos nos miramos, ella estaba sonrojada y jadeaba con sus labios abiertos, sentí como sus dedos pasaban desde mis mejillas hasta mi cuello y quedarse ahí.

—Si lo hacemos ¿que pasará después con nosotros?

—Seguirás siendo mi esposa mi amor, seguiré en mi misión de ganarme tu corazón y te prometo, que haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz.. Me importas Hayley, más de lo que quisiera admitir.

—Me asusta que todo sea perfecto y se arruine.

—No te preocupes por eso, disfrutemos entonces de nuestra relación no tan perfecta, no temas mi amor —ella sonrió—, yo seré tu escudo.

Volvió a besarme pero ésta vez con más pasión y necesidad, sin prisa empecé quitarle la parte superior de su pijama, quedé impresionado de lo hermoso que es su cuerpo, los lunares en su piel parecían estrellas, en especial éste lunar en forma de hoja, no era muy grande y estaba cerca de su ombligo, creo que es mi favorito.

Sus pechos son hermosos también, pase mis manos por ellos y me detuve en ambos para apretarlos en mis manos, pequeños pero suficientes para mi.

—Leon —dijo mi nombre en un suspiro.

Joder, tengo que ser delicado, tengo que tratarla bien.

No me resistí y probé uno de ellos, Hayley gimió muy fuerte cuando sintió mi lengua en su pezón, ella apretó mi cabello mientras mi lengua hacía círculos en su pezón, lo mordí un poco y ella jaló mi cabello pero hacía presión a la vez para que no dejara sus pechos.

Me hizo soltarla para ella misma quitar mi camisa, ya estando con el torso desnudo la tome de la cintura y gire sobre la cama para que ella quedara abajo de mi. No esperé demasiado para besarla, me estaba haciendo adicto a sus labios, Besé su mandíbula y bajé hasta su cuello y clavícula, de nuevo me detuve en sus pecios para apreciarlos y lamerlos a mi antojo, baje hasta su abdomen e iba dejando besos sobre el. Quedé de rodillas en la cama y sus piernas alrededor de mi cintura.

Miraba su cuerpo y del cómo ella se tocaba los senos mientras tenía los ojos cerrados y jadeaba.

Con cuidado quite la parte inferior de su pijama junto con las bragas dejándola completamente desnuda ante mi.. Por todos los dioses del universo, desnuda es aún más hermosa. Su cuerpo tenía varios lunares, que sexy.

—Leon —la miré—, no quiero que te contengas.

Jo-der.

—¿Hablas en serio mi amor? No quiero lastimarte —yo estaba jadeando. 

—Hablo muy en serio.

Ok, ella lo pidió, pero tengo que controlarme, ella es pequeña y frágil, no quiero romperla, aún.

Baje de la cama y me quite el pantalón de chandal junto con el bóxer, ella jadeó.

—¿Qué sucede mi amor? —quise reír.

—Esa cosa es.. Es enorme, digo, todo de ti es enorme y eso.. Eso es mucho para mi.

Reí y me subí en la cama para dejar un beso en sus labios.

—Podrás conmigo mi amor —le susurré.

Le tomé las manos y las coloque sobre su cabeza, ella jadeó de nuevo mientras mis dedos bajaban desde sus senos hasta su intimidad.

—Abre las piernas mi amor —le ordené mientras la miraba a los ojos.

Ella asintió y abrió las piernas, rocé mis dedos por sus pliegues y sentí su humedad salir.. Ésto iba a ser muy difícil para mi. Abrí sus pliegues para tocarla como quisiera, todo mientras ambos nos mirábamos, esos ojos, sus ojos me estaban enloqueciendo.

Soltó un gran gemido cuando introduje uno de mis dedos en su cálida intimidad, se sentía de la puta Gloria sentirla en mi dedo, no me pude controlar y metí dos dedos en ella para empezar a masturbarla y por supuesto que sus gemidos no se hicieron esperar.

—Dame tus gemidos mi amor —Besé su cuello.

—M-más Leon.. Oh por Dios —se mordió el labio.

Mis dedos salían y entraban en ella de forma rápida y el sonido de sus fluidos chocar con mis dedos me tenia más que duro, ella arqueó la espalda y vi cómo su cuerpo se tensó, sentí como apretó mis dedos, soltó un grito ahogado para dejar salir su orgasmo. Esperé un poco que se le pasaran los espasmos y saqué mis dedos de ella.

—Eso.. Eso fue único.

—Como tú —sonreí.

Metí mis dedos a la boca y ella jadeó sorprendida, si orgasmo era delicioso.

—Estaba probando a mi esposa.. —la Besé de nuevo, ésta vez introduje mi lengua dentro de su boca para que se probara.

Me separe de ella y me acomodé entre sus piernas, tomé mi miembro y rocé la punta sobre su clítoris, ella se aferró a la cabecera de la cama y arqueaba su espalda mientras gemía. Lentamente fui entrando en ella hasta el final, me quedé quieto hasta que ella empezó a moverse debajo de mi. Sin pensarlo mucho empecé a embestirla bastante fuerte.

—Joder mi amor.. Te sientes tan bien.

Metí mi cabeza en el hueco de su cuello, sentí como ella estaba clavando las uñas en mi espalda mientras me seguía hundiendo en ella, se sentía tan bien hacerle el amor a mi esposa. Ahora con ésto se que me pertenece y es solo mía. Mi esposa.

Salí de su cuello para observar como tenía sus mejillas sonrojadas, lágrimas saliendo de sus ojos mientras gemía mi nombre, ésto se sentía jodidamente bien.

Salí de ella y la alcé para que enrollara las piernas en mi cintura su rostro estaba cerca del mio y de una estocada entre de nuevo en ella, escuchar sus gemidos y jadeos era lo máximo, sus ojos conectaron con los míos y besó mis labios mientras entraba y salía de ella de forma ruda, sus brazos rodearon mi cuello y hecho hacia atrás su cabeza, rodee su cuerpo con mis brazos, seguía hundiéndome en ella hasta que sentí como mi cuerpo se tensaba.

—Voy a correrme mi amor —gruñí— ¡Joder mi amor!

—¡Oh Leon!

Aumente la velocidad y solté todo mi orgasmo llenándola, luego ella explotó en su segundo orgasmo, sus espasmos cesaron y ambos nos miramos a los ojos.

—¿Estas bien?

—Más que bien Leon —sonrió—, ha sido increíble.

—Tu eres increíble mi amor..

Lentamente salí de ella, jadeó un poco y la acosté con cuidado, yo me tumbé a su lado y nos cubrí con las sábanas, la atraje hacia mi y le acaricie el cabello.

—No puedo creer que lo hayamos hecho —decía mientras delineaba mi pecho con su dedo.

—Yo tampoco puedo creerlo mi amor.. —suspiré— fue magnífico, realmente magnífico.

Y si lo fue, me sentía bien, pleno y sobretodo completo con ella a mi lado, no pensé que esto pasaría pero ya no hay vuelta a atrás, ella me pertenece así como le pertenezco a ella.


AAAAHHHHHHHH!! Hubo deliciosos gente.. Esto se pone mucho mejor... No puedo creerlo, tengo que tomar agua porque me dio calor 🥵

Espero que les haya gustado el capítulo tanto como a mi 😏 si así fue, dejen sus votos y comentarios los leo ✨

Besos, Ross.

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