Capítulo 17.

Nunca me había importado, continuó. Estar perdido, es decir. Siempre había pensado que no era posible perderse si uno conocía su propio corazón. Pero me temo que podría perderme si no conozco el tuyo.

—Cassandra Clare.


Dos semanas después.

Dos semanas en los que he estado sumamente ocupada y trabajando en cuestiones del palacio, hoy sería la fiesta de presentación, la mía para ser más específica. Hoy me presentarían formalmente a la realeza y para ser honesta, estaba nerviosa.

No sabía si estaba preparada para lo que venía, sería presentada ante todas esas personas que quizá me traten mal o me rechacen como esposa de Leon.

Hablando del gatito, éstas dos semanas nuestra convivencia ha sido buena por así decirlo, ya no pelea, hablamos poco durante las comidas y me ha acompañado estos días a las actividades que tenemos como pareja. Podría decir que estamos sobre llevando bien lo que sea que tengamos, el ha bajado un poco la guardia y se ha portado bien conmigo. Seguimos sin hablarnos de forma educada ya que yo, no me olvido de lo que me ha hecho, el piensa que se me ha olvidado pero no, pensaba en vengarme de él, pero me di cuenta de que yo no soy así, no puedo hacerle lo mismo a él, eso sería convertirme en alguien como el y no puedo permitirlo.

Seguiré siendo la misma persona que fui, pero con un toque de malicia y fuerza, no podré ser como el, pero jamás me dejaré pisotear por nadie y eso lo voy a mantener siempre.

Faltaban menos de dos horas para la fiesta y desde mi habitación podía escuchar el bullicio de las personas quienes entraban a palacio. Con cautela miraba mi vestido color gris, tenía un recto donde se podía ver mis hombros descubiertos y de mangas largas y un cinturón de flores con diamantes.

Con ayuda de las damas de compañía me lo colocaron y encajaba perfectamente en mi cuerpo, estaba sorprendida por lo hermoso del vestido, pero sentía que era demasiado para mi, a estas alturas seguía sin sentirme una princesa, extrañaba todos los días mi vida normal donde manejaba bicicleta por el barrio y trabajar en ese supermercado donde era libre, aquí me siento como en una jaula de oro.

Me senté en la silla de la peinadora para que Antuan terminara con mi cabello, decidió dejarlo suelto y hacer ondas en mis puntas, colocó la tiara que combinaba perfectamente con el vestido, un simple collar con una perla y por supuesto los anillos que no podían faltar.

—Estás lista —sonrió— quedaste perfecta.

—Eso creo..

—Mi vida creetelo por favor —me tomó de los hombros y pegó su mejilla con la mía— esta será tu noche, debes resaltar entre toda esa gente presumida... Cautívalos con tu sencillez, que eso puede más.

Asentí y el lo hizo de igual forma, empezó a ordenar y recoger todo, yo por mi parte seguía mirándome en el espejo, creo que se ha hecho una muy mala costumbre hacerlo y cuestionar mi rostro ¡debería dejar de hacerlo! Pero es algo que me es difícil no hacer, es frustrante sentirme de esta forma.

Mire a mi alrededor y no había nadie, estaba sola cómo la mayoría de las veces, quería tener a mis gemelos conmigo, hablar hasta amanecer con Joana, correr por el parque y hablar con los vecinos del barrio, aquí me siento presa, no puedo hablar con la servidumbre porque no está permitido y ¿hablar con Leon? Sería una pérdida de tiempo total. Me quedé de pie en la ventana de la habitación y aún seguían llegando personas vestidas a lo medieval, el Rey quiso que la fiesta fuese así, algo espléndido sin duda.

El Rey ha estado mejor, aunque su aspecto seguía luciendo cansado, supongo que en ese viaje que hicieron al extranjero fue para buscar algún médico. Solo espero que esté bien.

—Hayley.

Voltee encontrándome con Leon, estaba de pie junto a la puerta con los brazos detrás de él, llevaba un traje al estilo militar pero con el toque de un príncipe, parecía uno de cuentos de hadas, su cabello perfectamente peinado, su chaleco era azul y su pantalón blanco con botas negras, una espada en su cintura y medallas en su pecho.

Caminó un poco hasta mi y sonrió ampliamente.

—Debo decir que estás muy hermosa.

—¿Quién eres y qué hiciste con Leon? —entrecerré los ojos.

El rió —Lo digo en serio, hoy quiero estar en paz contigo.. Habíamos quedado en no pelear mas y tratar de llevarnos bien, se que he sido un idiota contigo, pero me di cuenta que eres distinta.

No sabía que responderle, sus palabras me dejaron fría. Se acercó un poco más y extendió su mano dónde tenía un guante negro puesto. Con un poco de recelo puse la mía sobre el, camine un poco para entrelazar nuestros brazos y salir de la habitación.

Joder estoy nerviosa, no por el, si no por las personas de allá afuera.. Tengo ganas de vomitar.

—Tranquila.. —acariciaba mi mano de forma suave mientras seguíamos caminando hasta las escaleras.

—Quiero vomitar.. Me siento igual cuando me casé contigo, no quiero hacerlo.

—Escucha —nos miramos—, no temas, solo serán dos horas.. Yo también estoy nervioso pero, tenemos que apoyarnos uno del otro ahora.

—¿Que está sucediendo contigo Leon?

—¿Quieres saberlo? —asentí— de que me canse de pelear contigo para nada, de que fui un imbécil contigo cuando realmente no merecías esto.. Se que es difícil de creer pero, ya no quiero seguir peleando contigo por tonterías y espero que algún día puedas perdonarme por todas las humillaciones que te hice pasar.. Asi como te lo dije, quiero llevar la fiesta en paz, tratar de sobre llevar este matrimonio, se que empezamos con los pies y quiero poder remediar esto contigo. 

Palmeo mi mano y sonrió, dio una señal detrás de mi y la música empezó a sonar, las trompetas y demás.. Joder, me sentía en mi juicio final. Diosito, hechame la mano.

—¡Damas y caballeros! —se escuchó una fuerte voz— ¡Su majestades Leon Fischer quinto, príncipe, futuro Rey de Alemania y Hayley Fischer, princesa y futura reina de esta nación!

Bien, estoy lista..

Puse mi mejor sonrisa y bajé junto a Leon por las enormes y largas escaleras, Dios mio ¿porque son tan largas? Escuchamos los aplausos y silbidos de todos abajo, habían demasiadas personas y ninguna conocida, ya al final de la escalera nos recibieron su majestades, la Reina usaba un hermoso vestido dorado con encaje blanco su cabello recogido y su enorme corona, el rey vestía casi igual a Leon, con la diferencia, de que el estaba usando una corona y los guantes eran blancos.

—Estas hermosa —me dijo la reina.

—Usted si está hermosa.. Le queda el dorado.

—Gracias, ven conmigo voy a presentarte a unas personas formalmente.

Tomó mi mano haciendo que me zafara de Leon, me llevó por el medio de las personas hasta una pareja de al menos cincuenta años creo yo, vestidos de forma demasiado elegante para mi gusto.

—Buenas noches, les presento a mi sucesora, Hayley —la reina me abrazo con entusiasmo yo solo sentí calor en mis mejillas.

Hice una reverencia ante ellos y parecían complacidos, menos la señorita que estaba a su lado, por el parecido supongo que es hija de ambos.

—Es preciosa.. Mirala, sus facciones son exquisitas —sonrió la mujer— sus hijos saldrán perfectos.

De inmediato mi sonrisa se borró debido a su estúpido comentario.. ¿Porque todo el mundo piensa o cree que todas queremos ser madres? Por Dios..

—Con todo respeto, pero yo no planeo tener hijos.

—Por ahora —afirmó la mujer.

—Ahora ni nunca, es decisión mía si decido tenerlos.. Y si me disculpan, debo buscar a mi esposo.

Salí de esa conversación, quizá parezca mal educada pero detestaba los comentarios sobre ese tipo de cosas es que ¿acaso teníamos escrito en la frente "Fabrica de bebés"? Que estupidez.

Salude a un par de personas y me dirigí a la mesa de la comida, necesitaba beber algo fuerte y quitarme esta tensión que tenía encima.

—¿En que puedo ayudarla princesa? —preguntó un chico amablemente.

—¿Me das una copa de champaña? —asintió y me la dio pero la bebí de golpe, joder la tensión en mi cuerpo seguía..

—Hayley no bebas así —Leon llegó a mi— ¿que sucede?

—Pasa que me encontré con una.. Señora que hizo un comentario estúpido y me moleste.

—Seguro debe ser la tía Meredith, siempre hace comentarios fuera de lugar.. Sólo ignorala —sonrió.

Fruncí el ceño y asentí, definitivamente no me iba a  acostumbrar viendo a Leon hablar así conmigo.

No llevaba ni una hora en este lugar y ya quería irme, las fiestas, las personas, odiaban esto, ésto no era lo mío.. Leon seguía saludando a las personas con amabilidad y siendo cordial, cualquiera que lo ve, pensaría que es una buena persona, pero no, es un idiota mimado.

(...)

La fiesta estaba transcurriendo normalmente, las personas bailaban a gusto mientras que yo me estaba muriendo con estos zapatos puestos, joder Antuan me las va a pagar.

Estaba caminando por el pasillo directo al baño cuando tropecé con alguien, la persona me detuvo de los hombros, subí la mirada encontrándome con un hombre alto. Era muy alto y de cabellos rubios, piel blanca y ojos azules, iguales que los míos, vestía de príncipe. Al verme parecía un poco aturdido o confundido, pero sus ojos tenían una especie de brillo extraño.

—¿Podría soltarme?

—Oh, lo siento señorita.. —dijo un poco avergonzado— ¿no se lastimó?

—Para nada.

—Usted es la princesa Hayley, un placer —hizo una reverencia— mi nombre es Levi Newt tercero, príncipe de Austria.

Oh joder, entonces si es un príncipe.

—Hayley Parker —extendí mi mano y el frunció el ceño— estréchela —lo animé.

Y así lo hizo, ambos estrechamos las manos y el sonrió ampliamente, eso de estar haciendo reverencias a cada momento me tenía mareada.

—Es un placer conocerla al fin.. Espero poderla ver más seguido.

—Igualmente.

—Hayley.

Mire hacía donde venía la poderosa voz de Leon quien venía a grandes zancadas y parecía molesto ¿ahora que le pico?

—Te estaba buscando —me atrajo a él.

—¿Que haces idiota? —susurre— suéltame.

—Levi Newt, que bueno verte..

—Leon, hace mucho que no te veía.. Acabo de conocer a tu hermosa esposa —me miró— es encantadora.

—Si, mi esposa lo es —dijo en un tono duro.

—Me retiro —hizo otra reverencia—, fue un honor conocerla princesa.

—El gusto fue mío —dije entre dientes ya que Leon me estaba asfixiando. 

Y así se fue, ya estando Leon y yo solos me solté de él y le pise el pie.

—¡Oye! —hizo una mueca de dolor—¡¿Por que fue eso?!

—¡¿Por que fue?! ¡Me estabas asfixiando con tu brazote de leñador!

—¿Que? —empezó a reír mientras se sobaba el pie.

Dios Hayley ¿En serio dijiste eso?

—B-Bueno olvidalo.. No lo hagas de nuevo.

—Está bien.. Lo siento.

—¿Para que me buscabas?

—¿Yo? ¡Ah si! Debemos regresar... Ya sabes.. El baile y eso..

—Quiero ir al baño —empecé a caminar— el vestido es incómodo.

—Te acompaño —lo fulmine con la mirada—, es para custodiar la puerta, hay demasiadas personas aquí en el palacio, creeme.

Asentí y caminé hasta el baño más cercano, cuando entre no había nadie, perfecto.. Ahora ¿cómo me quito el vestido? Joder no, no puedo pedirle eso a él idiota de Leon.. Pero, me hago pipí encima.

—Leon.

—¿Si?

—Entra un momento.

El entró rápidamente.

—Necesito que bajes el cierre del vestido, no puedo hacerlo yo misma.

—Es.. Está bien —carraspeó un poco.

Me giré e hice a un lado mi cabello y el empezó a bajar el cierre del vestido, ya cuando llego a mi cintura se detuvo.

—Hasta ahí llega.. Te espero afuera.

Cerré con pestillo y quite el vestido para después orinar, sentí un enorme alivio en mi vejiga, después volví a colocar el vestido, abrí la puerta y Leon estaba esperando, quería reírme porque estaba balanceando su bota de adelante hacia atrás con las manos en su espalda, parecía un niño esperando.

—Leon —paro su acción y llegó hasta mi— sube el cierre por favor.

Hice lo mismo y me ayudó a subirlo, gire y me encontré con sus ojos, Joder Leon, si no fueses un idiota, me arriesgaría contigo sin pensarlo.

—Vamos.

Me adelante a caminar mientras iba detrás de mi, llegando al salón todos estaban muy animados, algunos bailaban, otros bebían y otros solo estaban sentados mirando al resto.

—Vamos a bailar.

No me dio chance de negarme pero Leon tomó mi mano y me llevó hasta el centro de la pista de baile, un suave vals empezó a sonar, tenía que bailar con el y no hacer el ridículo delante de éstas personas. Debía recordar las clases con Gerard, en dos semanas aprendí a bailar así que nada podría salir mal.

Leon posó su mano en la parte baja de mi cintura y me pegó suavemente a él, su mano tomó la mía y empezamos a movernos al ritmo del vals que sonaba por todo el palacio, sus ojos jamás dejaron los míos mientras nos movimos al ritmo de la música, su sonrisa se hizo presente alterando la química de mi cerebro al igual que mis nervios, esta era la primera vez que estábamos así y sentía que estábamos nosotros dos en ésta enorme sala, sin nadie a nuestro alrededor.

Joder.

No quiero.

No puedo.

No con el.

Joder de nuevo.

Por un segundo sentí que estaba flotando en el aire perdiéndome en sus ojos, no escuchaba a mi alrededor, solo la música y los latidos de mi corazón, esto ya no puede estar más jodido.

Hayley, estas cayendo por Leon.


Hola mis lectoras amantes de La prometida del Rey jejje

Lamento haberme perdido con esta historia, pero estaba super ocupada. 

Voy a tratar de actualizarla lo mas que pueda, asi que dejen sus votos y comentarios. 

Besos, Ross. 

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