Capítulo 10.
Cuando nuestro odio es violento, nos hunde incluso por debajo de aquellos a quienes odiamos.
—François de La Rochefoucauld.
Me importaba una mierda todo ahora, pero debía mantenerme firme en la decisión que había tomado, todo por mi beneficio propio.
Odio la idea de estar casado con esa mujer, pero no tengo de otra. Todo sea por el trono, tanto ella como yo, nos vamos a beneficiar del otro con este fraudulento matrimonio.
Entré a mi habitación que justamente quedaba al lado de la de ella, tenia que pensar en un plan para no estar tan cerca de ella en todo este tiempo, odiaba tener que haber dejado a Giselle por ella, maldita sea.
—Leon ¿Que pasó? —Giselle Estaba acostada en mi cama semidesnuda.
—Giselle ¿Que haces aqui?
Caminé hasta la cama, ella se puso de pie y se quito la sabana. No estaba de humor para esto ahora, tome la sabana y la cubri.
—¿Por que haces esto Leon?
—¿Como que por que Giselle? Te deje en claro que no debíamos vernos mas, por algo terminamos ¿No es así? Tengo que mantener un perfil bajo ahora.
—No es justo Leon, no es justo que tengas que dejarme solamente por que ella está aquí —espetó molesta—, esa mujer no es mas que una arribista.
—Lo se, pero no puedo seguir viéndote ¿lo entiendes? Ahora tengo que darle el lugar de esposa a ella, asi que vistete y vete... No estoy de humor para eso ahora.
—No puedo creerlo Leon, no puedo creer que ahora te dejes dominar por tu padre y hagas lo que quieras —se acercó a mi—, no me hagas esto, sabes que te amo.
—Yo también te amo, te he dicho que hago esto es para poder obtener el reino, no puedo dejar que Kai lo obtenga ¿Lo entiendes? Si no cumplo, es mi fin.
—Odio demasiado que nos hagan esto —masculló—, la odio.
—Yo también la odio, solo soporta un poco más, si me amas, lo soportaras —ella asintió—, mejor vamos a despedirnos como es, me harás mucha falta por mucho tiempo.
La cargué para llevarla a la cama.
Sinceramente la amaba, Gisselle para mí era la mujer más maravillosa del mundo, no me arrepiento de haberla conocido en esa fiesta, me encantó desde el momento en que la Vi y desde ese día se ha vuelto lo más importante para mí.
Me importa una mierda lo que digan los demás de ella, solo yo conozco la verdad detrás de esos rumores, ella no es como todo el mundo la pinta.
(...)
Al día siguiente:
Desperté temprano como siempre, Giselle no estaba a mi lado, me dejó una nota diciéndome que debía regresar a Luxemburgo hoy mismo, pero que regresaría en dos semanas a verme. Estire mi cuerpo un poco y me fui a asear para prepararme, hoy tendría una agenda atareada además de que mi padre hará una rueda de prensa sobre mi matrimonio y tengo que estar presente junto con esa mujer.
Me coloqué el traje y baje hasta el comedor donde ya tenían mi desayuno listo, pero mi mañana se arruinó cuando la ví sentada en el comedor, con solo verla mi ira crecía al igual que mi odio hacia ella.
Me senté en silencio y me sirvieron mi café con leche como siempre, corte el pan de maíz para untarle mantequilla y empezar a comer.
Ella estaba revisando una tablet bastante concentrada, bebió su café, después se levantó y tomó sus cosas para ponerse de pie.
—Buen día Leon.
Y salió del comedor, estaba usando un pantalón negro con una camisa manga larga color rosa palo, llevaba una cinta en el cuello color negra al igual que sus tacones, llevaba un bolso de mano blanco y en la otra mano la tablet, su cabello estaba suelto y habían ondas en las puntas, no me dió tiempo de ver su rostro porque ya había salido.
Sacudí mi cabeza ante ello ¿Por que demonios la estaba detallando?
En silencio me termine el desayuno y salí de la casa donde estaba Abel esperándome junto con mi seguridad.
—¿Por que la cara? —alcé una ceja.
—¿Porque la cara? ¿En serio Leon? —rió con ironía— joder ayer vi a Giselle entrar a la casa ¿Estás loco? Dijiste que habías terminado con ella ¿que paso?
El tono con el que me habló no me gustó.
—Ese no es tu asunto Abel.
—No me jodas con eso Leon, estás casado con ella ¿Acaso se te olvido? Ya olvidate de Giselle, dale su lugar a la princesa.
Me rei —¿Princesa?
—Si Leon, princesa. Es una princesa y debes tenerle respeto, a ti no te importa nada mas que tu y tu corona, si no quieres perderla, compórtate como un hombre con bolas y respetala.
—Eres mi amigo, pero también eres mi empleado, no te metas en asuntos que no son de tu incumbencia.
Subí al auto encontrándome con ella, mi día estaba empeorando, ahora tendría que compartir auto con ella. Frente a nosotros estaba Gerard, el mayordomo de la casa y ahora es el asistente de esa mujer.
Conozco a Gerard desde que era un niño, es un buen tipo.
—Princesa Hayley —sacó una libreta—, hoy sera la rueda de prensa y después de eso tiene que presentarse con su majestades para el almuerzo.
—Gracias Gerard —ella sonrió— ¿Sabes cómo están?
—Están más que bien, ansían su llamada.
—Lo haré después.
No sabía que mierdas hablaban pero me daba igual, yo solo quería salir de aquí rápido. Detestaba pensar en las palabras de Abel, por más que no lo quisiera aceptar, el tenia razon, no debía tratarla así, pero era tan grande mi odio hacia ella, que no pensaba las cosas con claridad.
Yo tenía un plan y era casarme con Giselle, hacerla mi esposa, pero mi padre tuvo que arruinarlo todo con este matrimonio arreglado.
Media hora llegamos a la rueda de prensa que haría mi padre en una de las casas que poseía, no quería a ningún reportero merodeando por el palacio, típico de el.
Bajé del auto y caminé sin esperar a nadie, llegue hasta mamá quien me dió una mirada desaprobatoria que decidí ignorar, me posé al lado de ella.
—Eres un inconsciente Leon, la dejaste atrás.
—Me da igual.
Los murmullos y gritos no se hicieron esperar cuando la vieron bajar del auto, caminó firme ignorando a los flashes y preguntas, por ningún momento perdió la compostura hasta llegar a mi madre para saludarla con un pequeño apretón de manos y una sonrisa.
—Luces hermosa el día de hoy Hayley.
—Igualmente que usted su majestad —le habló cordialmente.
Algo que jamás había hecho Giselle, mi madre y ella jamás se han llevado bien.
—Cuéntame niña ¿Que tal la noche en la casa? ¿Es de tu agrado?
—Para serle sincera, no la pasé muy bien debido a unos ruidos de la habitación de al lado, fue un poco desagradable para mí, pero no hay nada mejor que leer un libro para distraer la mente.
Mi madre me miró de reojo, yo solo decidí ignorar el maldito comentario que hizo ella.
—Me alegra oír eso... La habitación es hermosa ¿Hay algo que deseas cambiar?
—Oh para nada aunque es demasiado grande para mí gusto la verdad, pero siempre he aprendido a ser agradecida con lo que tengo y con lo que no, además la cómoda hecha de madera de pino es preciosa, tiene unos acabados genuinos —decía con emoción—, tengo que felicitar al carpintero que la hizo.
¿Que se cree ella? ¿La madre Teresa de Calcuta? Es increíble que quiera aparentar ser una inmaculada para caerle bien a mi madre, lo peor es que está funcionando. Cosa que nunca pasó con Giselle.
Ella se paró al lado de mi madre, vimos como mi padre subió al pequeño podio dónde los reporteros empezaron a ordenarse, habían más de cincuenta más o menos. Todo estaba en orden al igual que la seguridad, algo que Abel sabe haber muy bien.
Hora del espectáculo.
—Buenos días a todos los reporteros que están presentes el día de hoy —saludo cortésmente—, hoy hablaremos sobre el compromiso y matrimonio de mi hijo, el príncipe de Alemania y la hermosa Hayley Parker. Pueden empezar con sus preguntas.
Todos de inmediato empezaron a alzar las manos para preguntar hasta que la chica del protocolo le dió el micrófono a uno.
—Su majestad ¿Quién es la esposa de su hijo?
—Se llama Hayley Parker, es una chica proveniente de Australia.
A veces odiaba tanto las preguntas estúpidas que hacían los de la prensa.
—¿Es de la realeza? —preguntó otro.
—La señorita Parker no es de la realeza, pero al ser esposa de mi hijo es nombrada princesa.
Y así fueron, preguntas y más preguntas estúpidas que hacían los de la prensa, yo sinceramente estaba harto de estar aquí parado. Mi padre terminó de hablar para que ella subiera al podio, el se posó a mi lado.
—No creas que no me enteré de que tu amante estaba en la casa que compartes con la que es tu esposa... Cada vez me decepcionas más Leon, así no te crié.
—Por supuesto que no me criaste así padre, fue peor —reí.
No hablo más así que preste un poco de atención a la mujer parada en el podio, lo unico que queria era irme, detestaba hacer el ridiculo aqui, lo peor es que no podía hacer nada para revertirlo.
Todo por la corona.
—Princesa Hayley ¿Cómo conoció al príncipe?
—En un viaje que hice a Alemania hace un tiempo —habló con mucha naturalidad.
—¿Sabe que está una relación?
—Estaba en una relación, entiendo que les sorprenda mucho que de la noche a la mañana el príncipe se case estando en una relación... Pero mi esposo es un hombre que sabe reflexionar, afortunadamente se dió cuenta que yo soy a la que ama, nos amamos y afrontamos los problemas juntos. Por lo tanto, esa relación es pasada y nos queremos enfocar en el presente y futuro.
Al parecer todos quedaron fascinados con la respuesta que dió. Se merece un Oscar por tremenda actuación, debo admitirlo, eso sonó demasiado creíble.
—¿Qué opina sobre los rumores del príncipe? Se sabe que tiene muy mala fama.
Maldito idiota.
—Por supuesto que los se, errar es de humanos, no todos somos perfectos y mi esposo lamentablemente cometió errores en el pasado, pero ahora que está conmigo todo será distinto, ha reflexionado y meditado sobre sus errores, algo que admiro mucho de el.
Pero.. ¿Que carajos está diciendo?
—Princesa, la nación no quiere a Leon Fischer cómo Rey, ya que no es digno de llevar la corona ¿Tiene algo que decir sobre eso?
—He escuchado a las personas de éste país, se que mi esposo no es el ser más querido en la nación, pero tengo fe de que cuando sea Rey hará el mejor trabajo y por supuesto estaré vigilando que lo haga.
Todos rieron por el mal chiste que ella hizo.
—¿Y usted? ¿Qué piensa sobre ser Reina?
—El ser Reina es un peso enorme que debemos cargar sobre nuestros hombros, más estamos en la capacidad de llevar un país sin ayuda de nadie, no sé si lo vaya a hacer bien, pero al menos quiero dejar un buen legado y ejemplo de que puedo y podré manejar bien un país.
—¿Qué planes tiene para el país?
—¿Planes? —se quedó pensando— no lo sé sinceramente, aunque me gustaría visitar muchos lugares y saber que es lo que el pueblo necesita y si está en mis manos poder aliviar una carga, con gusto lo haré.
Mi madre me dió un codazo que me dolió.
—Esa es la mujer que necesitas, decidida y bien portada —me susurró.
Y así fue, le hicieron muchas más preguntas hasta que se les había acabado el tiempo, ellos siguieron tomando fotos y ella bajó del podio con una sonrisa, saludando a todos como una miss, que estupidez.
De inmediato la tome del brazo para acercarla a mi.
—¿Que diablos fue eso? ¿Amarnos? —reí— Vaya que fuiste demasiado convincente.
—Pues hice mi mejor trabajo —sonrió de lado— hicimos un trato querido esposo —me tocó la corbata—, dijiste que había que fingir ante las cámaras de que nos amábamos y toda la cosa. Nadie en este pais te quiere por lo visto, si me tratas bien, todos quedaran callados y te respetaran, esto es un trato ¿No es así?
Definitivamente la odiaba, odiaba con toda mi alma a esta mujer. Pero tenía razón, debíamos fingir, yo le ofrecí un trato y debemos cumplirlo.
Ella se colocó a mi lado, entrelazo su brazo con el mío para empezar a sonreír y saludar a la prensa, ellos de inmediato empezaron a tomar fotos.
—Sonríe querido —habló a mi lado—, a tu amada novia le va a encantar nuestras fotos como esposos.
—No me jodas Parker —fingí sonreír.
—Entonces aprende a comportarte como un hombre —nos miramos—, ahora soy tu esposa y debes respetarme ante todos, que lo de tu amante no se vuelva a repetir, por que tanto tu, como yo, debemos respetar el trato que hicimos, asi como dijiste, un Fischer tiene palabra así que espero que la cumplas querido esposo. Ahora, hay que ser un poco más convincentes ¿que dices?
No entendi bien a que se refería. Hayley me dio un beso en los labios, fue un beso corto, luego limpio mis labios ya que dejó rastro de labial en ellos.
Mierda.
Hola hola lectores de La Prometida del Rey, espero que esten bien y que el capítulo les haya gustado.
No olviden dejar sus votos y comentarios.
Besos, Ross.
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