8

Observé el reloj por decimosexta vez en los últimos diez minutos. Estaba muy nervioso, tenía que admitirlo. Estaba deseando que el entrenamiento del Raimon terminara para poder ir a la cama, y levantarme en la mañana de la final, para después regresar al Santuario.

Todo estaba muy cerca, y sentía que con cada minuto que pasaba, más nervioso e inquieto estaba.

-Bai Long - una voz llamó mi nombre.

-Víctor - devolví el saludo.

Él se acercó, y se sentó a mi lado. El césped recién cortado pinchaba un poco, pero si se rozaba con cuidado podía ser muy suave. El sol comenzaba a esconderse detrás del horizonte, despidiendo el día con sus últimos rayos de luz, que se colaban por donde podían y extendían las sombras de los objetos. Finalmente el día se terminaba.

-No estoy seguro de cómo decir esto - dudó el peliazul.

-¿Qué necesitas? - respondí sin ganas, observando el suelo.

El Raimon seguía entrenando con gran energía. Yo les observaba algo apartado, y Víctor había buscado un hueco de tiempo para hablar a solas conmigo.

-Yo... - se aclaró la garganta - Siento cómo te traté cuando llegaste aquí.

-¿Eh? - le miré extrañado, recibir disculpas de Víctor era algo complicado y poco habitual.

-Te traté por enemigo sin saber todo lo que te ocurría - no osó dirigirme la mirada - Y ahora me arrepiento. Quiero que sepas que te estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por el equipo.

-Jamás pensé que viviría para ver esto - me reí con tranquilidad - Víctor Balde, el lobo solitario pidiendo disculpas.

-No te acostumbres - refunfuñó.

Sonrió con calma, al igual que yo, y apoyó sus manos en el suelo. Si algo había echado de menos de Víctor, era esa comodidad que él transmitía, aunque en un principio no lo aparentara.

-Os he ayudado porque él me lo pidió - hablé, mirando al horizonte.

-¿Tezcat? - posó su mirada en mí - ¿Crees que siga en el Santuario?

-Sí, casi pondría la mano en el fuego - le respondí, estirando mis dos piernas - Nada más ganéis al Sector V me dirigiré hacia allí.

-No te apresures, vamos a ir contigo.

-Realmente os lo agradezco.

-Hicimos un trato - se levantó - Tú ya has cumplido con tu parte, ahora nos toca a nosotros, no vamos a dejarte tirado.

-Bien, entonces demostradme que ha merecido la pena ayudaros y echad de una vez del mundo del fútbol al Sector V.

-Dalo por hecho.

Cruzamos las manos en un saludo amistoso. Estaba más que seguro que había recuperado a mi buen amigo Víctor, con el que siempre había rivalizado y había tenido una relación fantástica. Nuestro lazo era fuerte, y sabía que por muy feas que se pusieran las cosas, él iba a estar allí.

El entrenamiento finalizó, y Víctor se fue con Arion a practicar un rato más. Me contó que trataban de dominar una supertécnica para el día siguiente.

Les deseé suerte, aunque yo sabía que no iban a necesitarla.

-¡Bien! ¡Gané! - celebró Caleb con una sonrisa autoritaria - De nuevo.

-No te tires tantas flores, es solo un juego de azar - me crucé de brazos.

-Bai Long, amigo mío, admítelo, jugar a las cartas no es lo tuyo - siguió burlándose.

-Lo que tú digas, rey del blackjack - me levanté, y tomé el dinero que supuestamente había perdido - Me llevo esto.

-Oye, no puedes hacer eso, no es legal, me lo he ganado - se quejó.

-Y también has apostado con un menor de edad, eso tampoco es legal - le sonreí con picardía - Además, lo necesitaré para alquilar el barco que nos llevará al Santuario mañana.

-Que cara más dura tienes.

-Eso no es ninguna novedad. 

Me dirigí hacia lo que era mi cuarto para guardar el dinero. Caleb también se levantó, quizás ya iba siendo hora de irse a la cama. Me mentalicé de lo que iba a suceder el día siguiente.

El Raimon iba a ganar, estaba seguro de ello. Entonces tomaríamos un barco en el puerto que nos llevaría directamente a la isla. Estuve un buen rato pensando en dónde podían esconder a Tezcat. Lo único que se me ocurrió fueron las celdas subterráneas que había bajo las instalaciones del centro de la isla.

Lo más probable es que ya no quedara nadie del Sector V cuando llegáramos allí, así que iba a ser bastante fácil de revisar si nadie nos perseguía. El problema era si Tezcat se iba de la isla con ellos, eso nos derrumbaría los planes.

Decidí alejar esos pensamientos negativos, y me convencí de que saldríamos del Santuario con Tezcat entre nosotros, no quería aceptar otra alternativa que no fuera esa.

Traté de sacar algún recuerdo oculto en mi memoria sobre el Dragon Link. Aunque nada me iluminó la mente, parecía que les había contado al Raimon todos los detalles que sabía sobre ese equipo de imperiales.

Solo nos quedaba confiar en que el Sector V cayera a manos de esos chicos. Iba a estar con ellos en todo momento, aunque sabía que no les iba a ser necesaria mi ayuda, por si solos se valían.

Preparé mi ropa para levantarme temprano y no perder el tiempo. Me prometí a mí mismo que todo iba a salir bien, y decidí que esa noche iba a dormir tranquilo, debería estar sereno el día siguiente.

Noté un agarre en el hombro.

-Mañana es el gran día - anunció - ¿Estás listo?

-Nací preparado - respondí con mi máxima seguridad.

-Así me gusta - me sonrió - Vamos a acabar esto de una vez por todas.

No estaba solo en esto, lo sabía. Él estaba conmigo, y Víctor y todos los demás también. Me sentí muy agradecido de haberme cruzado con todos ellos el día que escapé de esa isla.

-Caleb - miré sus ojos esmeralda - Gracias por todo.

-De nada - me dio un golpecito en el hombro - Pero no te creas que aquí se termina todo, vas a seguir viendo mi cara de estúpido hasta que te encontremos un hogar.

-Sobre eso... - dudé - Ya sabes que no quiero regresar con mis padres.

-Lo sé, si es necesario te quedarás conmigo.

-Gracias.

Le dediqué una sonrisa de puro y vivo agradecimiento. Después de eso, me dejó para que pudiera descansar.

Me tumbé en mi cama, y contemplé la ventana. Mañana me encontraría de nuevo con él. No podía fallarle. Iba a cumplir su promesa, lo que juramos aquel día. Iba a hacerlo realidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top