Prólogo

Londres, Inglaterra.

Cuatro años antes.

Ascian

El mundo podría derrumbarse ahora mismo y me importaria una mierda, éste contrato era todo lo que importaba, la realización de que, después de años de esfuerzo por parte de nuestro representante y los chicos habíamos logrado llegar a tener algo que nos merecíamos, poder tocar para la gente nos llenaba de alegría, nos daba la ilusión de poder con todo.

— Noche de tragos para festejar el comienzo de nuestro éxito. —dice nuestro baterista.

Se lanza contra mí haciéndome sacar una mueca por su peso, me aparto empujándolo bruscamente.

—No seas pesado. —me quejo.

— ¡El gruñon ha hablado! —bromea Erick, luego niega dándome una de esas sonrisas que le funcionaba con las chicas.

Patético.

—No funciona conmigo idiota. —aclaró como si tuviera la necesidad.

—Ya, dejen de discutir, debemos celebrar. —nos dice nuestro vocalista.

—Tu siempre tratando de llevar la fiesta en paz ¿No, Oliver? —cuestiona nuestro guitarrista, con una leve sonrisa ladeada.

—Se llama no darle más dramas a nuestro querido manager, Hale —responde el aludido encogiéndose de hombros.

—Tan considerado, los demás deberían hacer lo mismo, y por "demás" me refiero a ti, Hale, salir en la portada de una revista mediática no es lo mejor ahora mismo. —reclama Dereck, nuestro representante, sosteniendo en su mano la revista mencionada.

—Mira el lado bueno Deck, al menos esta vez sí es él. —le digo con una sonrisa que escondo cuando me lanza una mirada de pocos amigos.

—Hablo en serio, no escándalos. —nos dice, mientras salíamos del edificio.

Estaba por decir algo pero escucho algo que me detiene, no puedo saber que es por todo el parloteo que hacen estos idiotas por lo que intento hacerlos callar.

—¿Escucharon eso? —preguntó suavemente.

—¿Qué cosa? —me interroga Oliver, observando con un ceño fruncido.

— Yo no escucho nada —dice Erick, cruzado de brazos.

— ¡Ya sé lo que es! Es mi corazón que late desbocado por ti, hermoso —dice Hale dirigiéndose a Oliver, quien rueda los ojos fastidiado.

— No seas idiota —responde éste.

— Oh por Dios, el señor correcto dijo la palabra que comienza con I, debe ser el fin del mundo. —remata el insoportable de Hale haciéndome perder la poca paciencia que me quedaba.

—¡¿Pueden callarse?! ¡Trato de escuchar! —reclamo en voz alta realmente frustrado mientras trato de alejarme para localizar el lugar del sonido.

— Dereck... tu hijo mayor me gritó, dile algo, lastimó mis sentimientos. —escucho a Erick quejarse, pero no le hago caso.

—Te recuerdo que tienes casi la misma edad que él. —le responde Dereck.

El sonido que llamó mi atención vuelve a repetirse aún más fuerte, permitiendo saber de dónde viene.

Doy los últimos pasos que me acercan a donde depositan la basura del edificio y la sangre se me congela ante lo que veo.

Maldito mundo de mierda.

Quito las bolsas que esconden medianamente lo que cruelmente votaron como basura.

— ¿Qué tienes ahí? —pregunta Hale, acercándose.

—¿Qué encontraste? —cuestiona Erick, pero de mi boca no sale sonido alguno.

—¿Ascian? —trata Oliver de llamar mi atención.

Sin embargo, mis ojos no pueden apartarse de lo que tengo entre mis brazos.

— Oye, ¿Chico, éstas bien? —interviene Dereck sacándome de mi estupor, cuando siento que se acerca me giro, revelando lo que deja atónitos a todos.

— Mierda...—murmura Erick.

— Maldición...—susurró Hale.

—Malditos hijos de puta. —declaró Oliver con los ojos brillando con estupefacción.

Yo lo único que puedo hacer es mirar a los ojos verdes oscuros que me devuelven la mirada, el pequeño ser que extendió sus manitas hacía mi, lágrimas recorrían su rostro sucio, muestra de lo mucho que había llorado incluso si apenas había llegado a éste mundo.

— Dereck... —dudo sin saber qué decir.

—Lo tengo —dice y sin necesidad de ninguna explicación, saca su teléfono celular llamando no sé a quién, después de un momento vuelve, haciéndonos señas de que subieramos al auto.

Luego de eso todo pasó demasiado rápido, en algún punto terminamos todos en un hospital esperando como si se nos fuera la vida en ello.

—¿Por qué tardan tanto? —inquiere Hale, recostado por la pared de la sala donde habíamos estado esperando durante algunas horas.

—¿Y si llegamos demasiado tarde? ¡¿Por qué nadie viene a decirnos algo?! —se altera Oliver, quien venía hace tal vez una hora o más caminando de un lado a otro como un padre preocupado.

—¡YA CALLENSE, QUE ME ESTRESAN! —demandé bruscamente desde donde estaba sentado, no estaba mejor que ellos, las piernas le temblaban y no podía mantener las manos quietas.

— Calmense, estamos en un hospital, maldita sea. —reprendió Erick que hasta ahora era el más calmado.

Y por calmado me refería a que cada cinco minutos le preguntaba a la recepcionista si sabía algo.

¿Donde mierdas estaba Dereck cuando se le necesitaba?

Hace un rato había entrado con el doctor y aún no salía.

Estaba a un segundo de levantarme y entrar sin importarme una mierda el protocolo cuando por fin apareció.

—¿Cómo está? —pregunta Erick acercándose.

— Está bien, el doctor dice que no tiene ningún problema grave, pero por las dudas la dejarán en observación y luego... bueno, las autoridades decidirán. —explica con una tranquilidad que me crispa los nervios.

— Pero... Dereck y no podemos hacer algo algo al respecto —expresa Oliver, dudoso del proceder.

— ¡Eso! —señala Hale, apoyando a Oliver, como siempre.

— ¿Hablas de adoptarla? Chicos, Arianne no quiere ser madre y yo la apoyo, no puedo solo... darle un bebé sin pensar en que su decisión siempre ha sido esa. —declara nuestro manager y aprieto mis labios ante sus palabras.

— Podemos cuidarla entre todos, estoy seguro de que lo lograremos con algo de ayuda —dice Erick, intentando también.

— Chicos, un bebé no es un juguete, no pueden solo tenerlo y cuando se cansen de él tirarlo o dejarlo con alguien más, es una gran responsabilidad, además aún son muy jóvenes para esto. —les reprocha Dereck y sé que tiene razón.

Un bebé no era cualquier cosa.

Criar a un niño no era fácil.

Vivíamos viajando y tendríamos que pasar noches sin dormir para cuidarlo.

No sabíamos nada sobre bebés.

Todo sería más difícil.

No estábamos listos para esto.

Yo no estaba listo.

Y sin embargo.

Sin embargo la decisión ya estaba tomada.

— Dereck... —llamé su atención, hablando por primera vez desde que apareció.

Su mirada se posó en la mía y no sé qué fue lo que vió, porque por una vez mi representante estaba sin palabras.

En cambio yo si tenía algo para decir.

— Hazlo. —es lo que pido y éste asiente, girándose para ir a hacer lo que se debía hacer.

—¿Hacer qué? ¿De que me perdi? —cuestiona Hale, mientras yo me levanto queriendo salir a correr y olvidar todo este asunto.

No lo hago.

En cambio me giro hacia mis compañeros de banda sabiendo que después de esto, no había marcha atrás.

— Preparar los papeles —respondo sintiendo el miedo comprimirse en mi garganta.

—¿Qué papeles? —pregunta Oliver, frunciendo el ceño.

— Los que acrediten que adoptaremos a la niña. —declaro suavemente, sintiendo como las manos me sudaban.

Podíamos hacer esto.

Podía hacer esto.

Ella lo merecía.

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