Capitulo 3 "Papá Gruñon"
Declan
El hecho de tener que mudarme solo hacía más real todo el asunto. Desearía poder decir que no estaba de acuerdo pero no sería honesto, me gustaba el hecho de cuidar a Rory, la pequeña era la cosita más adorable que había visto, el problema era lidiar con su padre.
Cómo por ejemplo justo hace unas horas dónde tuve que escucharlo decirme todas las cosas que no debía hacer, y las que podía.
Oh vamos, que no era tonto.
Lo habría entendido si solo hubiera sido eso, pero estaba observandome constantemente desde que la mudanza había empezado.
Ni con mi hermana había vivido tan controlado, lo peor era que si le preguntaba, si necesitaba algo, fruncía el ceño, murmuraba algo en voz baja que no entendía y luego se iba sin ninguna explicación.
Y si solo era su mal humor natural, no habría problema, pero al parecer estaba más irritable de costumbre.
O eso le escuché decir a Hale, incluso su hija lo había notado.
Claro que con ella no había irritabilidad.
Aún así lo llamó papá gruñón cuando Ascian había regañado a Erick por un error en una canción.
Podía con la niña, pero realmente su padre era insufrible.
Sin embargo, eso lo hacía refrescante, no me trataba como si me fuera a romper en cualquier momento.
No como me trataban muchos desde que eso pasó.
— ¿Todo bien por aquí? —volteo hacía la puerta, fijandome en el chico castaño que me sonreía amable.
— Todo bien —respondí, volteando para tomar una muda de ropa de la maleta.
— Oh... Bueno, yo solo quería decirte que no le prestes mucha atención a las palabras de Ascian, el puede ser algo bruto cuando quiere, pero es una buena persona y en especial un buen padre. —trata de explicar la forma de actuar de su amigo, eso me hace dejar lo que estaba haciendo para observarlo.
— No me ha dicho nada malo, no necesitas abogar por él, lo entiendo, soy un extraño y ella es su hija, es bueno que se preocupe por ella —contesto, luego le regalo una sonrisa. — Puedes estar tranquilo Oliver, no tengo nada contra Ascian, ahora anda, debes irte, llegarás tarde al concierto.
Asiente no muy seguro y luego se va dejándome solo para acostumbrarme a mi nueva rutina.
Todo esto de que caminarán en puntillas alrededor de mi no me estaba gustando nada, mi hermana había pasado el suficiente tiempo haciéndolo como para que no supiera que ellos lo hacían por la misma razón.
No era frágil, no era débil, si, era inseguro, posiblemente muy inseguro pero eso era algo con lo que tenía que lidiar y ellos no me ayudaban solo haciéndome sentir inútil.
— ¿Papi? —una vocecilla interrumpe mis cavilaciones, sacándome del agujero en el cual me estaban llevando mis pensamientos.
Me acerco a ella observando que al parecer no está muy feliz.
— ¿Que sucede pequeña? —le pregunto arrodillandome a su altura para su comodidad.
Se me queda viendo un momento, y luego aparta sus ojos de mi, contrayendo los labios levemente.
— Tu no eres mi papá —murmura ella y noto su voz algo ronca, trago saliva.
Maldición.
— Tu padre tiene trabajo hoy Rory, se despidió de tí antes de salir ¿Recuerdas? —le hablo en tono suave, ya me había esplicado Ascian que ella solía ser apegada a él, por lo que a veces le costaba cuando debía ir a un concierto.
— Quiero a mi papi. —me pide, sus ojos se enfocan en mi y noto lo que me estaba ocultando, las lágrimas estaban casi desbordando sus ojos, esa mirada definitivamente hacía que mi corazón se contrajera.
Respiro hondo, era normal que pasara esto, solo era una niña y necesitaba que le dijeran que su padre volvería, eso era todo.
— Aurora... —comienzo y que la haya llamado por su nombre completo logra llamar su atención, tomo su manito entre las mías — Sé que quieres que tu papá esté contigo, sé que lo extrañas y lo entiendo, por lo que vamos a hacer algo, pero necesito tu ayuda ¿Ésta bien?
Espero su afirmación y me la regala en un leve asentimiento de cabeza.
— Necesito que cierres los ojos y pidas que tú papá esté contigo, anda, cierralos, no hagas trampa. —señalo con una suave sonrisa cuando la veo abrir uno, cuando logro que pida el deseo, la tomo en brazos para recogerla del piso. — ¡Muy bien! Ahora solo tenemos que esperar a que se cumpla, pero mientras tanto debes divertirte, así cuando menos te lo esperes, papá estará contigo ¿Entiendes? —le pregunto, dejando que recostara su barbilla en mi hombro, acunandola.
— Si. —murmura suavemente después de un momento.
— Buena chica. —acaricio su cabello, mientras me dirijo con ella hacía la cocina, para prepararle su botella de leche, algo tibia para que pudiera dormir mejor.
Con cuidado la preparo con una mano mientras con la otra sostengo a la niña recostada por mi cuerpo.
En cuanto termino, camino con Rory hacía la sala para poner una películas de esas que les gustaba a los niños.
La recuesto en el sofá más grande, dándole su biberón, luego enciendo la televisión para que se distraiga mientras yo arreglo su cama para poderla acostar luego.
Vuelvo cuando termino, observandola que estaba algo dormida ya.
Supongo que no estaba acostumbrada a pasarse la hora de sueño.
Me acerco sin querer hacer algún ruido, cargándola con cuidado, no era tan pesada como se podía pensar por su edad, escucho que eructa cuando froto su espalda y me aguanto la risa que trata de salir de mi boca.
Hago todo el recorrido hasta su habitación, la acuesto tratando de no despertarla, retengo la respiración en cuanto noto como sujeta mi camisa cuando trato de dejarla, intento que su mano suelte la tela pero lo único que logro es un ceño fruncido listo para convertirse en una mueca de llanto.
No quiero hacerla llorar, simplemente no me gusta el hecho de que se despertara y preguntara por su padre esperanzada. Así que me hago lugar en la pequeña cama, acomodándola casi encima de mi.
Poco a poco el sueño también me toma mientras me distraigo acariciando su cabello, me pesan los párpados y cada vez se vuelve más difícil mantenerme despierto.
Tal vez un pequeño descanso no vendría mal...
Es lo último que pienso antes de quedarme profundamente dormido.
No sé cuánto tiempo pasó de eso, pero mis ojos se abren de golpe cuando siento una mano sacudir levemente mi hombro.
El verde de los ojos del padre de la niña me toman desprevenido, sujetándome, frunzo el ceño en su dirección, me hace un gesto hacía la pequeña que duerme aferrada a mi, asiento, entendiendo.
Lentamente intento apartarla, rogando que no se despertarla, en cuanto lo logro, salgo de la habitación, junto a él, dejándola dormir.
Bostezo y observo al hombre parado frente a mi.
— Aún es temprano, vuelve a dormir, espero que ella no te haya causado ningún drama. —habla, y la verdad no estaba muy despierto que digamos para que de mi boca saliera lo siguiente:
— Ella no ha dado ningún problema, no como el gruñón de su padre. —En cuanto me doy cuenta de lo que dije, me golpeo internamente.
— Ya veo, entonces supongo que sí no hubo ningún problema, el gruñón de su padre se irá a acostar —es su respuesta, con su tono no sabía si estaba bromeando o no, pero a estas horas no tenía cabeza para pensar.
Asiento girandome para irme directo a la cama cuando su voz me interrumpe.
— Descansa, pelirrojo. —sus palabras son sinceras así que no puedo evitar responderle.
— Descansa, gruñón. —sigo mi camino, sin embargo casi estaba seguro de haber escuchado una leve risa viniendo del pasillo.
Tal vez, solo tal vez, esto podría funcionar.
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Holaaa.
Aquí con un nuevo capítulo.
Espero que lo disfruten.
Sin más, lo quiere mucho.
Alexia.
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