𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼 𝙴𝚕 𝚙𝚛𝚒́𝚗𝚌𝚒𝚙𝚎 𝚍𝚎 𝚅𝚒𝚜𝚑𝚊
Donovan se soltó de Aiden y lo miró serio.
—¿Sabe lo que implica una unión Raabta?
—Por supuesto, majestad.
—¿Entonces por qué no va y le dice al príncipe Elio que la haga con usted? —le cuestionó con un tono más severo.
—En primer lugar el significado de la unión Raabta es una conexión única y especial entre dos personas, yo no siento que mi conexión con mi hermano sea la adecuada para la unión. —le explicó y luego sonrió. —¿No me diga que tiene miedo de una simple unión?
—La unión Raabta es básicamente una condena si uno de los dos muere e incluso si se rompe.
—Para eso es el contrato de protección, majestad. —El príncipe se encogió de hombros y se giró para caminar con dirección al castillo. —Pero no se preocupe, si no quiere, puede buscar otra opción con Elio, estoy seguro que le dará una gran respuesta a su problema. —Sonrió burlón. —Y yo puedo cuidarme, no necesito a alguien que no puede usar sus poderes.
—¿Y qué me dice de usted? Supe que no ha despertado el fuego de los Soley.
Sus palabras hicieron que Aiden detuviera su paso.
—Es por esa razón que ha aprendido todo tipo de magia de defensa y ataque porque no ha podido despertar al Fénix de fuego. —Se acercó a él para luego agacharse y susurrarle. —Estoy seguro que su hermano ya lo hizo y si es que no, si él me da su sangre lo ayudaré para que lo haga.
Aiden apretó sus puños y pudo sentir la sonrisa de Donovan, no lo miró y siguió su camino.
—Ahora si perdí mi oportunidad de curarme. —Se cruzó de brazos y luego suspiró.
Aiden por su parte caminaba muy rápido aún enojado por las palabras de Donovan, distraído, terminó chocando con alguien que lo tomó del brazo para evitar que cayera al suelo.
—Su alteza.
Antes de levantar la mirada, Aiden pudo reconocer esa voz e inmediatamente hizo que la otra persona lo soltara.
—Agradezco que me haya sostenido, príncipe Samael.
El príncipe frente a él solo sonrió de lado.
—No hay de que, no queremos que le pase algo a la belleza, ¿Sabe? Lo extrañe mucho desde la última vez que nos vimos. —Sus palabras sarcásticas hicieron sonreír a Aiden.
—Que sorpresa, yo también lo extrañe mucho, justamente hace un momento estaba hablando de usted, esperaba el momento en el que llegara.
Mientras ambos príncipes seguían compartiendo una filosa plática, Noah y Jake estaban en un silencio incómodo, el caballero simplemente no pudo más con el ambiente y se sentó en la cama de la habitación donde se encontraba el joven sirviente recostado en dirección contraria de la de Jake.
—No te sientes mal, ¿Verdad? Que lo ayudes tanto te traerá problemas… alteza.
Noah se sentó de golpe al escuchar eso. —No me llames así, no estoy a la altura para ser llamado así.
—Tranquilo, solo bromeaba. —Jake intentó hacer que su enojo se disipara por lo que sonrió. —Es solo que a veces no sé cómo debería llamarte. Si el príncipe Aiden me escucha decirte Noah él inmediatamente me corregiría y haría que te diga “alteza” y si el príncipe Elio me escuchará decirte alteza me diría que te llame por tu nombre, entiendeme, es difícil.
—El príncipe Elio aún no sabe lo de… —La voz de Noah se fue apagando. —No sabe de aquello.
—Ya veo, pero es obvio que el príncipe Elio nunca te ha querido.
—Gracias por recordarmelo, amigo. —hablo con ironía.
—No lo decía con mala intención. —Terminó la oración y su silencio volvió. —¿Puedo preguntarte algo?
—Si, claro, ¿Qué es?
—¿Planeas volver con nosotros? —Esta vez sus ojos se encontraron con los de Noah, los cuales ante esa pregunta parecían haber perdido ese brillo que los caracterizaba.
Noah agachó la cabeza y en sus labios se formó una línea recta.
—No, cuando me fuí hice una promesa y ahora te la repito. No volveré con los caballeros, nunca. Además, yo estoy bastante bien con el príncipe Aiden y no está en mis planes separarme de él. —Con lo último frunció el ceño para luego también sentarse en la cama, empezando a acomodar su ropa ligeramente arrugada.
—Si es por lo que ocurrió…
—Eso fue totalmente mi culpa. —Lo interrumpió.
—Pero no lo era, a todos nos ha pasado, tener un descontrol de poder cuando recién los despertamos, es normal, es por eso que nadie te culpó. —Jake tomó de los hombros a Noah, está vez sus miradas no se encontraron. —Tienes que entender que nada de eso fue tu culpa.
El joven sirviente ya no dijo nada y solo se levantó de la cama, haciendo que Jake lo soltara en el acto.
—Vamos con el príncipe, si alguien lo ve solo nos van a regañar.
Su príncipe aún seguía en su encuentro con el príncipe de Visha, el cual no era muy querido por Aiden o más bien por casi nadie.
—Me sorprendió verlo caminando tan enojado, ¿Hay algo en específico que lo haya molestado?
—Con todo respeto, eso no es algo que le importe. —Su ceño fruncido hizo que Samael sospechara que realmente había algo que lo había molestado por lo que suspiro.
—Está bien, alteza. Dejemos las formalidades, tu y yo hemos sido muy unidos desde hace tiempo. —Se acercó para rodearlo y la pequeña serpiente que siempre estaba con él salió por detrás de su cuello, sacando su larga lengua.
—Ya te lo dije, no es nada que te importe, además tu y yo ya no somos cercanos por lo que ocurrió. —Aiden tomó a la serpiente, la cual le mostró los dientes al momento pero este simplemente no se inmutó. —Nunca le he caído bien a tu mascota.
Samael inmediatamente se la arrebató con enojó y la posicionó en su lugar de nuevo. —No es mi mascota. Es mi mejor amiga, pero claro, alguien como tu no lo entendería porque tratas a tu mejor amigo como una verdadera mascota.
—Tú…
—¡Alteza! —Escucho detrás de él antes de responder a las palabras de Samael, solo lo miro con enojo y se giró para ir con quien lo llamaba.
—¿Ya estás bien? —le preguntó a Noah cuando se acercó lo suficiente a ellos y cuando se alejó lo suficiente del príncipe Samael.
—Si, no fue nada. —le sonrió radiante.
—Alteza, los llevaré de regreso a su dormitorio, se hace de noche y después de la cena hay que dormir para la ceremonia de mañana. —habló Jake a lo que Aiden asintió.
Los tres juntos caminaron pasando de lado a la hermosa princesa que Aiden había visto antes, a la cual le beso la mano y sabía que era hermana de Donovan, está vez ella también le dedicó una sonrisa. Por un momento Aiden se detuvo para mirar por donde se fue la princesa.
—¿Alteza, sucede algo? —cuestionó Noah, al notar que se detuvo.
—No, no es nada. Sigamos.
La princesa detuvo su pasó cuando se encontró con Donovan, por su expresión sabía que algo no andaba bien.
—¿Qué le pasa, majestad? —Lo tomó del brazo al preguntar y empezaron a caminar.
—Creo que falle.
Eso sorprendió a Arabella, quien no dijo nada hasta que llegaron a los aposentos de su hermano.
—Se suponía que no deberías haber fallado para empezar el tratamiento, no podemos poner una mínima esperanza en el príncipe Elio ya que, por si lo recuerdas, nos odia. —le recalcó y siguió el regaño. —El príncipe Aiden era tu única esperanza, ¿Quieres decirme que vas a hacer ahora?
—No te preocupes, pensaré en algo, aún tenemos tiempo, gracias a la ceremonia de mañana, te aseguró que obtendré la sangre de un Soley para curarme.
Su hermana solo resopló y salió de la habitación sin decir nada.
El palacio de hielo pronto se llenó de silencio, la poca luz que alumbraba tenuemente eran aquellas velas fuera de las habitaciones y que estaban por todos lados. De pronto hubo otra luz, fuego.
Unos ojos azules que conocían muy bien, bañados en el caos que permanecía frente a ellos, fuego por todas partes y una mirada fría. Eso fue suficiente para que Aiden y Elio despertaran de su sueño en medio de la noche. Agitados, con sudor y su corazón golpeando fuertemente. Ambos intentaron relajarse cuando se dieron cuenta que ya no estaban en el lugar de la tragedia.
Elio miró a su lado a Juke por lo que sonrió cálidamente y volvió a dormir, esta vez abrazando al príncipe a su lado.
Mientras que Aiden salió al balcón con un abrigo por el frío, no sabía que había sucedido y porque de pronto comenzó a tener sueños llenos de caos y destrucción que cada vez se hacen más claros, miró al balcón a su lado, en esa habitación estaba el rey con el que había tenido una disputa un rato atrás pero luego volvió adentro para poder seguir con su siesta.
Por la mañana Noah lo despertó para ayudarlo a darse un baño con agua caliente y a vestirlo adecuadamente.
—Ha estado muy serio. —mencionó el joven de ojos morados.
—No es nada grave, anoche tuve una pesadilla y me quedé pensando acerca de ella, y también… en algo que dijo Samael.
—Pensé que nunca le tomaba importancia.
—Esta vez me importa…
—Hoy solo le haré una coleta baja y ligera. —Aviso y por el espejo se encontró con los ojos de Aiden.
Sus ojos transmitían algo que no podía describir mientras lo miraba, podría ser tristeza, culpa o melancolía, pero él no sabía que era.
Soltó el cabello del príncipe y se arrodilló frente a él y mientras tomaba sus manos, con preocupación, preguntó:¿Qué es?
—¿Alguna vez… has sentido que te he tratado como a una mascota?
Solo esa pregunta bastó para que Noah entendiera todo. Solo sonrió y en su mente apareció un recuerdo, más bien, años de recuerdos, incluso aquellos que no le gustaba recordar.
El primer momento que pasó por su mente fue el de un pequeño Aiden sentado a su lado, al niño en el suelo con una bonita sonrisa, recordaba con claridad cómo se sintió aquella vez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top