La vida a tu lado parece más sencilla, pero no lo es.

Quería hacer una pequeña advertencia y decir algunas cosas rápidas.

Wattpad no me deja etiquetar de manera adecuada el contenido y creo que es necesario mencionar que esta historia está destinada a adultos jóvenes, tratará temas sensibles y portará contenido maduro.

La historia se centra en la época canónica de la serie, no quiero mover demasiado las cosas solo hacerla de una forma "realista" a los condicionamientos sociales de esa época.

Gracias a todos los que leen esto, solo soy alguien que aprecia mucho el ship Cassunzel y creo que merece más historias que contar.
No es necesario que voten mis historias, yo las continuaré de todos modos.

Dejaré algunas notas al final de los capítulos

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El amanecer dejaba ver lo más hermoso del mundo, un mundo donde Rapunzel sonreía contenta y agradecida por todo lo que había pasado en su vida, los alrededores eran mágicos, los árboles, los animales del bosque, todo parecía tan hermoso cuando se fijaba en los detalles del mundo real.
Pero claro, todavía había cosas por resolver en su cómoda vida.
La princesa de Corona podía sentir la brisa del viento helado chocar contra su rostro, galopar a caballo era una experiencia tan nueva y emocionante, a Rapunzel siempre le gustaron las nuevas experiencias y una carrera al castillo junto a Cassandra no era la excepción.

Cassandra... Rapunzel recordaba bien su nombre, era una doncella del castillo que le fue asignada pero además también era una excelente guerrera y amiga. Tal vez al principio tuvieron dificultades para comprenderse, la personalidad alegre y feliz de Rapunzel chocaba contra la seria y reservada doncella, pero una vez permitieron conocerse se hicieron inseparables y confidentes amigas.
La experiencia de tener a alguien con quién reír, hablar o pasar el rato era maravillosa, era un tipo de relación diferente a la de Eugene y para la princesa conocer a otra mujer con tal carácter era nuevo y llevadero.

Compartir el mundo con la peculiar guerrera era interesante, pasó de una monótona rutina a toda una aventura, Cassandra le hizo prometer que jamás revelarían lo que hacían en sus tiempos libres, sus actividades iban desde montar a caballo, practicar con armas, pasar un rato agradable en las afueras de Corona, comer algún bocadillo y por supuesto escabullirse del castillo, pasando las madrugadas contemplando los hermosos amaneceres coronianos en las afueras.
La mayoría de estas actividades estaban prohibidas para las mujeres, pero a Rapunzel jamás le importó, ella no podía ser castigada por los guardias, solo su padre el rey de Corona podía ejercer algún tipo de castigo, cosa la cual evitaba a toda costa inclusive si eso significaba romper con las tradiciones y reglas, Rapunzel era su hija y después de 18 años de ausencia detestaría el tener que castigar su curiosidad.
En cambio Cassandra no era tan afortunada. Para ella no había protección, el castigo era la única opción que tenía cuando rompía las reglas, pero la doncella estaba dispuesta a afrontar las consecuencias mientras Rapunzel fuera feliz.

¿Quién lo diría?, La alguna vez privilegiada guerrera, disciplinada y fuerte, aquella mujer hija del capitán de la guardia, fiel seguidora y devota de las leyes Coronianas ahora conocida por su rebeldía y desinterés a la hora de seguir las reglas, y ¿todo por qué?, Por una princesa, por su mejor amiga.
Rapunzel le había costado el poco respeto que tenía pero eso no importaba, inclusive cuando se le presentó la oportunidad de ser una reconocida guerrera en el reino de Ingvarr con un futuro más que prometedor Cass eligió su amistad por encima.
Porque Cassandra jamás había hecho una amiga en su vida y no quería perder esa experiencia que si bien era estresante también era maravillosa.

El relinchar de su caballo la delató, Cassandra se aproximaba a la princesa con rapidez, cierto era que la chica podía llegar a ser bastante competitiva y más aún si de una carrera de caballos de trataba

"¡Rapunzel!" Exclamó con una sonrisa de lado a lado, su caballo había alcanzado a la princesa y pronto la rebasaría. "Sé que te dije que esta carrera era amistosa, pero puedes tomarla un poco más enserio, ¿no crees?" Se burlaba levantando su semblante orgullosa

Pero Rapunzel no se quedó atrás, tiró de las cuerdas del caballo aumentando su velocidad. "Me pondré seria solo para ti Cass". En cuestión de segundos Cassandra observó como Rapunzel conseguía avanzar con bastante velocidad a un buen ritmo, rebasando en segundos.

Después de atravesar las hectáreas de terreno coroniano las chicas finalmente llegaron al castillo, los guardias comenzaron a hacer presencia y ambas chicas sabían lo que significaba. Rapunzel radiaba felicidad ya que había conseguido ganar a su doncella, cuando detuvo el caballo en la cercanía de los muros saltó sin cautela.
Cassandra llegó segunda, apenas bajó del caballo sintió su cuerpo estremecer, Rapunzel le dio la bienvenida con un cálido abrazo.

"¡Eso fue tan emocionante!" Exclamó. "Me encantó salir contigo Cass"

La mirada alegre de la princesa hacía que todo valiera la pena. "Sabes que te dejé ganar Raps" se burlaba. "La siguiente vez no será tan sencillo"

Rapunzel se despidió de su amiga, un grupo de guardias la escoltaron al castillo. Cassandra correspondió con una sonrisa, le gustaba salir con la rubia aunque eso significase más regaños por parte de su padre. Cass pudo sentir el toque de uno de los guardias en su hombro cosa la cual la hizo reaccionar. "Al capitán no le gustará nada que su hija esté montando a Caballo con la princesa" el guardia recriminó con la mirada.
Con brusquedad Cassandra apartó la mano enguantada y se dirigió al castillo, hoy era un día ocupado para la joven ya que el festival de buena voluntad de acercaba y las doncellas del castillo tenían que bordar a mano todos los adornos de la celebración. Era un trabajo tan agotador y frustrante, pero obligatorio.

El tiempo corría, Cassandra solo necesitaba ir a su habitación para vestirse e ir con las demás.
Inmediatamente puso un pie en la habitación vio a su padre sentado en su cama. La joven rodó los ojos pues ya sabía lo que se venía, su padre era el capitán de la guardia real, aquel hombre sacaba su lado más compasivo e intentaba comprender a su hija pero también sabía que Cass podía meterse en serios problemas al realizar actividades que le estaban prohibidas.

"¿Cuántas veces te lo he dicho?, está prohibido que montes a caballo" exclamó el hombre con los brazos en la cintura. Cassandra solo pasó a su lado ignorando su pregunta. "¡Cassandra, Mírame cuando te hablo!" la joven no tenía más opción, con frustración obedeció. "Te meterás en serios problemas si continúas así, ¿o acaso no sabes quién está a cargo de recriminar a las mujeres que no obedecen las reglas?".

"Por supuesto, tú" Casdandra cruzó los brazos. "¿Pero cuál es el problema?, solo es un maldito caballo..."

"¡Ya es suficiente!" interrumpió "Como castigo te quedarás horas extra preparando la celebración". Cassandra estaba apunto de discutir pero su padre no se lo permitió. "Y no tendrás tu descanso el fin de semana, ¿quedó claro?" El hombre ejercía su ley como capitán ante su hija. Cass solo apretaba los dientes, su padre sabía cuánto odiaba ese trabajo forzado.

"Sí señor" el lenguaje corporal de la joven demostraba completa molestia, cruzó los brazos y desvió la mirada enfadada.
Cassandra ya sabía que sus acciones le traerían consecuencias, pero incluso si un pedazo de papel podía decirle de qué era capaz o no jamás lo entendería, ella era fuerte y hábil, tanto como cualquier hombre en todo Corona, ¿Por qué debía ser castigada por obedecer a su corazón?

El capitán se levantó y se marchó, cerró la puerta con cierta fuerza y suspiró pesado.
Al final sus intenciones eran buenas y solo buscaba lo mejor para su hija, dentro de su corazón sufría al castigar a Cassandra pero sabía que era lo mejor que podía hacer, si él no lo hacía entonces alguien más podría hacerlo de peor manera.
Las leyes eran duras y estrictas con las doncellas, el rey y los demás guardias sabían de las sospechas hacia la joven, por montar a caballo, por tomar una espada, por entrenar a escondidas... Todo era bien sabido y su paciencia estaba llegando a sus límites.

*-*

Las decoraciones principales del festival estaban casi listas, la mesa central estaba completamente abatida, rodeada por todas las doncellas del castillo.
Cassandra había tomado un lugar hasta el fondo donde pasaría desapercibida.
La joven movía la aguja de un lado a otro sobre la tela fina y costosa, la actividad podía llegar a ser relajante pero eso jamás lo confesaría, por nada en el mundo preferiría el suave toque de la tela y seda contra sus dedos al duro contacto del acero blindado o el olor a óxido el cual era todo un placer, en sus planes no estaba convertirse en tal cosa como una dama de compañía, Preferiría pasar sus ratos libres practicando con la espada y sufrir algún tipo de lesión que tejiendo estúpidos adornos.
La guerrera estaba tan decepcionada, toda la semana estaría tan ocupada que no tendría tiempo para pasar junto a Rapunzel, no es como si la princesa la necesitase de todos modos, aunque Cassandra era su dama de compañía había docenas de doncellas que podían remplazarla mientras cumplía su sentencia.

"¿Pero qué tenemos aquí?" Eugene tomó la servilleta de Cassandra admirándola con detalle. "¿La mujer dragón hizo esto?, Es realmente bonito viniendo de alguien como tú" Las burlas de Eugene colmaban la paciencia de Cassandra

"¿No tienes alguien a quién robar Fitzherbert?. Lárgate de aquí" Cassandra arrebató el objeto y continuó

Eugene Fitzherbert, ya todo el mundo lo conocía, aquel intrépido ladrón, buscado por los 7 reinos el cual rescató a la princesa perdida, llevándola sana y salva a casa.
Eugene no solo había ganado el corazón de Rapunzel sino de todo el reino, ganó el perdón y misericordia por sus actos y pronto se casaría con la princesa, alguna recompenza que muchos pensaran, tiene más valor del merecido.

"Cassandra recuerda que esto debe estar listo antes de la próxima semana" el ex ladrón se acercó. "Mientras tejes estos aburridos adornos yo tomaré mi baño real acompañado de un masaje para deshacer el estrés de mi espalda, así que te deseo suerte" Eugene terminó y se fue de la sala principal.

La rabia de Cassandra renacía, aumentaba la respiración, podía sentir el calor creciente en su cuello demostrando lo enfadada que estaba. "Estúpido, egoísta, bueno para nada..." Repetía una y otra vez en su mente.
"No mereces esos privilegios, no mereces esa vida... No mereces a esa princesa..."
Cassandra se detuvo, sabía que estaba llegando demasiado lejos.
Eugene podía ser mil cosas pero jamás olvidaría que gracias a él Rapunzel pudo regresar a casa, evitar un futuro trágico, estar con sus padres y recientemente a su vida. Sería demasiado egoísta el querer que Eugene no hubiera rescatado a Rapunzel, pero muy en el fondo lo único que deseaba era el haber estado ahí primero, el haber rescatado a la princesa y ser aquella chica respetada y amada por todos.

¿Por qué Eugene, aquel ladrón pudo quedarse con todo cuando en su pasado fue recriminado y repudiado?, ¿Por qué alguien así, que había desafiado a la vida y tomado el camino más enegrecido ahora gozaba de los privilegios dignos de un príncipe mientras que ella, aquella chica que se esforzó y entregó su corta existencia a su reino era aplastada y apartada?...
Si tan solo hubiera sido ella quien rescató a Rapunzel entonces tendría el respeto de los demás, tal vez incluso el amor de una princesa...

Cuando por fin se tranquilizó volvió a su trabajo con la aguja, esa semana sería tan agotadora, pero había algo que le reconfortaba, tal vez podría escabullirse y pasar una noche fuera del castillo con Rapunzel.

*-*

"¿A qué te refieres con que no estará?" Rapunzel intentaba no moverse demasiado, tenía que mantener el equilibrio mientras algunas de las criadas hacían medidas a su cuerpo para el vestido de la celebración.

"Lo que escuchaste, al parecer está castigada por galopar fuera del Castillo" Eugene demostraba valentía en sus palabras. "Parece que no la veremos por aquí durante algún tiempo, ¿ves?, Las buenas noticias sí existen"

Rapunzel rodó los ojos, no le gustaba el tipo de comportamiento de su novio. "Sé que está prohibido pero, no pensé que la recriminaran de esa forma..." la tristeza apareció robando brillo al semblante alegre de Rapunzel. Eugene notó esto y se dirigió hacia la rubia para consolarla.

"Oye tranquila, estará bien, es Cassandra de quien hablamos, ¿recuerdas?, la guerrera más dura y fría de los 7 reinos". Aquello provocó una pequeña sonrisa.

"Gracias Eugene pero no es justo que castiguen a Cass por mi culpa" Los tortolitos se abrazaban con cariño.
Por otra parte las doncellas estaban frustradas porque Rapunzel no podía quedarse quieta. "Upps, hablaremos después, ¿te parece?, ahora mismo tengo un asunto con el vestido. Mañana tengo el día libre y podemos hacer algo juntos" las sonrisas juguetonas no tardaron en aparecer

"Nos vemos mañana rubia" se despidió Eugene depositando un beso en las manos de su amada.
Después de salir de la habitación las doncellas pudieron terminar su trabajo.

Antes de que Rapunzel pudiera salir hacia los exteriores, su padre había llegado para saludarla.
El rey de Corona podía ser un hombre imponente pero en el fondo era amable y comprensivo y esto Rapunzel lo sabía.
Aquel hombre se paseaba por los alrededores de la habitación queriendo evitar algún tipo de sospecha por parte de su hija.

"Rapunzel, querida..." comenzó. "Como ya sabrás tu doncella permanecerá fuera de servicio por algunos días y creo que es un buen momento para intentar encontrar otra"

Rapunzel no podía ni pensar en algo así. "Por supuesto que no papá" negó de inmediato. "Cassandra es mi mejor amiga, además mamá fue quien la asignó para mí no veo a alguien más en mi vida" El ambiente en la habitación era algo tenso. El rey acomodó su corona y se dirigió a su hija con seriedad

"Seré honesto contigo querida" Rapunzel escuchó atenta "Esa chica ya se ha metido en demasiados problemas, ha sido sancionada más de 10 veces en estos últimos meses, no creo que deba seguir siendo tu dama" El rey levantó la mirada y tomó las manos de su hija con cuidado "He roto las reglas por ti, pero no siempre podré hacer lo mismo por tu amiga, nuestras tradiciones son claras Rapunzel..."

Otra vez la misma historia, la princesa ya estaba harta de escuchar siempre lo mismo, Cassandra era juzgada y recriminada por hacer todo lo que se supone no debería. Pero, ¿qué más daba si una mujer sostenía una espada?, Qué más daba si iba a luchar por su país, si montaba a caballo, si no quería casarse?. Todo era tan nuevo cuando fue rescatada de la torre, había cosas buenas y malas pero lo que más le molestaba era que existieran ese tipo de reglas.

"Sabes que no voy a renunciar a Cassandra papá" la determinación en las palabras de Rapunzel eran profundas. "Te prometo que ya no nos meteremos en problemas" una mirada cálida salió de sus ojos, Rapunzel apretó las manos de su padre cosa la cual lo llenó de confianza y cariño

"Eso espero querida" antes de que el rey se levantara depositó un beso en la frente de su hija, se dirigió a la puerta y la abrió de par en par. "Por cierto, espero estés listas para el día de los corazones, este año celebraremos con orgullo y respeto excepcional, quiero que ilumines a nuestro pueblo como iluminas nuestra vida, descansa Rapunzel"
Antes de irse el rey fue sorprendido por un gran abrazo, directo de su hija.
"Te quiero papá" de despidió Rapunzel antes de cerrar la puerta.
Cansada se dirigió al enorme ventanal de cristal y observó el atardecer. Algunas personas conocidas estaban a la vista, los guardias, sus habitantes y futuros súbditos, suspiró pesado y apoyó la cara contra el cristal recargándose. Pascal apareció para reconfortarla, el pequeño camaleón caminó hasta su hombro donde descansó a gusto.

"Cuando sea reina voy a mejorar la vida de mis súbditos y eso incluirá derrocar todo tipo de leyes y tradiciones prohibitivas" Rapunzel acarició al pequeño reptil con su dedo índice, el animal brindó una mirada comprensiva. "Jamás pensé que fuera de la torre habría un mundo tan prohibitivo como el que vivía"

*-*

Los minutos pasaban como horas, el tiempo era una completa eternidad, cada costura, cada remache y punto era tan miserable como el anterior. Lo único reconfortante para Cassandra era que el cielo ya había ocultado al sol, el atardecer se había desvanecido y la negrura de la noche era cada vez más intensa. En cuestión de minutos podría irse y eso le llenaba de felicidad.
Cassandra observó la habitación con curiosidad, el salón estaba completamente vacío, hacia algunas horas las últimas doncellas se habían ido y solo los guardias pasaban en ocasiones resguardando la zona, aunque Cass sospechaba que su padre había aumentado la vigilancia del salón para evitar que se fuera antes de tiempo.

Tal vez el cuidar salas de palacios no era la mejor de las posiciones como guardia, pero incluso eso era mejor que ser dama de compañía.
Cassandra recordó el sufrimiento cuando fue asignada para Rapunzel. La princesa jamás había sido de su interés y el escuchar que sería su doncella fue tan doloroso, en aquel entonces tuvo que salir de la sala y correr hasta que no pudiera más, lágrimas de agonía salían desde sus ojos de tan sólo recordar el destino que le deparaba.
Dama de compañía de la princesa, una posición que no solo quebraba su sueño de ser capitana de la guardia, también era un destino asegurado a no ser nada más por el resto de su vida.

Pero eso quedó en el pasado, cuando se dio el tiempo para conocer a Rapunzel se llevó una grata sorpresa, la chica no solo podía ser molesta o increíblemente positiva, había algo que radiaba alegría y esperanza a su entorno.
La costura no de veía tan mal ahora, Cass recordó los primeros días con la princesa, esperaba que la reina Arianna la retirara de la asignación siendo lo más cortante con Rapunzel, pero una vez pasaron las semanas el corazón de Cassandra comenzaba a percibir esa luz radiante y alegría tan característica, pasó de verla como su perdición a sentirla como una verdadera amiga, su primera amiga en el mundo.
El corazón de la guerrera se hinchó al recordar el pasado, tal vez las cosas no eran tan malas después de todo. Tal vez podía permitirse el extrañar a Rapunzel un poco más...

Cuando Cassandra terminó su labor quedó exhausta, todo el cuerpo le pesaba, se levantó y con cuidado estiró cada articulación de su cuerpo demostrando lo entumida que había estado por bordar durante horas. Después de sobarse la espalda tomó las pocas cosas que tenía y comenzó su camino directo hasta la habitación que era suya.
No pasaron minutos cuando con cuidado escuchó un sonido proveniente del pasillo, Cassandra se alertó, sabía bien el recorrido de los guardias por lo que estaban fuera de sus estándares, la chica se acercó lentamente hasta llegar al borde de la gigantesca puerta de madera, enfocó su vista y agudizó su oído cuidadosamente hacia el exterior sin percatar algo o alguien.
Antes de poder dar la vuelta y regresar un escalofrío le recorrió todo el cuerpo cuando un peculiar peso invadió su hombro.

"¿Pascal?" Cassandra tomó al animalito entre sus manos, sostenía una pequeña nota decorada con flores y aves como estampados. "Rapunzel..." Inmediatamente pensó aumentando su humor.

Pascal saltó al suelo y se despidió de Cassandra con rapidez. La doncella estaba confundida, desenvolvió la nota y leyó con cuidado...

"Hoy, antes de las 12:00 en mi habitación...
¿Qué te parece un paseo nocturno?"

Pero Cassandra no estaba segura, ya tenía suficientes problemas y cumplir con el capricho de la princesa la metería en más.
Tenía que levantarse temprano el día siguiente pero lo más importante, tenía una comida especial con su padre por su reconocimiento.

Sea como fuere, si Rapunzel necesitaba libertad y quería respirar el aire fresco, sentir la brisa en su rostro o el agua entre sus pies entonces iba a otorgarle esa libertad que sabía, solo ella podía dársela.

Cass avanzó por los pasillos con habilidad, los guardias de Corona eran de los mejores catalogados en los 7 reinos pero no le hacían justicia a la guerrera, sabía sus horarios, protocolos y había realizado sus entrenamientos a escondidas desde que tenía 6 años.
Mientras caminaba en la penumbra se preguntaba cómo iba a conseguir entrar a la habitación de la rubia.
Los guardias tenían una rutina estricta, casi nunca abandonaban la puerta de Rapunzel y después de las 12:00 en punto quedaban estáticos en las afueras de su habitación observando con agudeza.
Pero Cassandra tenía una idea, había un margen de tiempo muy pequeño pero era una posibilidad, la última marcha del pasillo hacia los exteriores eran su única oportunidad, si lograba pasar desapercibida entonces lograría estar al otro lado de la habitación.
Pero si era descubierta sería castigada otra vez, tal vez incluso su padre terminaría enviándola a algún convento o algo por el estilo.

El momento había llegado, Cassandra esperó con paciencia escondiéndose detrás de una de las armaduras que decoraban el pasillo.
El conjunto de guardias caminó con autoridad pero ninguno de ellos había notado su presencia.
El nerviosismo comenzaba a afectarle, sentía como una gota traidora caía por su frente, el momento estaba tan cerca, un paso en corto y todo habría terminado.
Finalmente la joven salió de su escondite y con agilidad avanzó por el pasillo hacia la puerta de Rapunzel.
Cuando llegó dio dos golpesitos seguido de uno un poco más suave. Ambas chicas tenían un llamado secreto para ese tipo de ocasiones especiales.
La princesa no tardó en responder, abrió la puerta y Cassandra entró tan rápido como pudo, apenas atravesó el marco Rapunzel cerró con cuidado y cubrió de nuevo los vacíos de la entrada con almohadas para evitar ser escuchadas.

"¡Viniste!" Rapunzel se dirigió hasta Cassandra y la abrazó. "Pensé que..."

"¿Qué no iba a venir?, No me perdería de un paseo por nada" interrumpió mirando con atrevimiento.
Cass sacó de su bolsa una túnica para Rapunzel. "Es hora de irnos" la chica se dirigió a la enorme ventana de la rubia y la abrió de par en par, observó las afueras y para su suerte no había demasiados guardias en los alrededores.

"Podemos tomar algún túnel" sugirió la rubia

"No, pasa de las 12:00, ¿recuerdas?, los guardias ya deben estar fuera de tu habitación"
Sin embargo Rapunzel tenía otra idea, el cabello de Rapunzel era inmenso, podía llegar al suelo con perfección.

"Entonces esto será divertido" la princesa desabrochó su cabello, llegó hasta el límite del ventanal dónde sujetó un extremo a una de las columnas.
No tenían demasiado tiempo así que la sujetó su cabello con fuerza y tomó la mano de Cassandra para sostenerla.

"¿Lista?" preguntó la rubia mirando directamente a los ojos de su amiga.

"Es hora de movernos" confirmó Cassandra aferrando su cuerpo al cabello dorado y brillante.

Inmediatamente descendieron por la torre, Cassandra sujetó con fuerza la cintura de Rapunzel y aunque sorprendida la princesa podía llegar a comprender estos actos en su amiga, las alturas jamás fueron un problema para ella pero sí para Cass.

"Ya casi llegamos" avisó Cassandra.

Una vez en el suelo corrieron hasta las afueras de los muros escurriéndose entre las casas y comercios del pueblo evitando todo tipo de guardias.
Con la adrenalina al máximo llegaron hasta los establos, tomaron 2 de ellos y continuaron por su camino, lamentablemente Max y Fidella no estaban disponibles pero eso no evitó su travesía hacia las afueras de Corona.

El camino hasta los matorrales exteriores no fue sencillo, conocían bien el área tanto de ida como de regreso, pero esta vez había algo peculiar, los acres habían florecido aumentando la cumbre entre los llanos, el pasto fresco y mojado con rocío producía un olor exquisito, aunque algo confundidas avanzaron entre el fango y la tierra hasta los muros de Corona.
Rapunzel se adelantó y llegó al límite donde el muro evitaba ir más allá, su caballo se extendió tanto como pudo y Rapunzel saltó pudiendo llegar a la superficie, desde lo más alto del muro pudo contemplar el escenario maravilloso, Corona tenía una de las mejores vistas hacia el exterior y observar tanta naturaleza le llenaba de curiosidad, la princesa de rasgos pecosos quería ir y explorar el mundo, satisfacer esa necesidad creciente de aventuras y libertad absoluta.

Cassandra también subió acompañando a su querida amiga donde en silencio la observó.
Las mejillas de la princesa estaban algo rojizas, el brillo en sus ojos era espectacular, era notable cómo la fascinación por el mundo le provocaba tantas cosas nuevas

"Vamos Cass" Una única petición hecha por la persona indicada.

Cassandra aceptó sin dudar, ambas pudieron bajar gracias al largo cabello dorado de Rapunzel.
Apenas tocaron el suelo corrieron emocionadas, como si estuvieran a punto de descubrir el mundo y sus tesoros.
Pasaron más de unas cuantas horas, la princesa no paraba de fascinarse por los nuevos descubrimientos, la chica saltaba y corría de un lado a otro, caminaba sobre la hierba, se recostaba en el suelo observando los alrededores, jugaba con el agua de los charcos y buscaba pequeños insectos para admirar, era como una niña pequeña en dulcería.
Cassandra le seguía el paso como podía, corriendo tras la rubia de un lado a otro, a la guerrera le encantaba pasar el tiempo junto a su amiga, era verdad que algunas veces podía llegar a sofocarle pero la mayoría del tiempo le hacía sentir tan cercana.
Finalmente cuando la rubia agotó su energía, reposó en la hierva fresca de las hectáreas de vegetación montañosa, su respiración era agitada, extendía las manos intentando tocar las estrellas

"Esto es maravilloso" Su semblante firmaba una completa sonrisa.
La brisa del viento soplaba con pesadez aliviando sus penas en el aire. Cass se recostó a un lado de la princesa con los brazos cruzados, suspiró pesado y la observó, le encantaba la curiosidad de la rubia y por un momento sintió su corazón calentarse al observar a Rapunzel contemplar el firmamento celeste.
Rapunzel correspondió, observó de vuelta a Cass con una sonrisa suavizando sus rasgos, aquella chica, su cuidadora más que una simple dama en espera, su mejor amiga.
Sabía que podía confiar en ella para todo y sabía que tenía tanta suerte de encontrar a alguien con quién compartir su vida más allá, Eugene era su prometido pero Cass no se quedaba atrás en importancia, la chica podía ser algo fría o distante pero eso no importaba, a Rapunzel le maravillaba su pasión y dedicación, su valentía y su inteligencia.
Ella sabía, Cassandra era una mujer fuerte y contaba con ella para todo.
Tal vez fue el brillo de la luna, el andar de las luciérnagas sobre sus orejas o la excitación del momento, un sentimiento nuevo y ardiente invadía el corazón de la princesa pero no solo eso, era algo más allá, Rapunzel no podía explicarlo por completo, siempre había admirado a Cass pero aquello comenzaba a aumentar, cada vez era más fuerte y conforme pasaba los segundos observando los ojos de su amiga aumentaba, llegando a sentirse tan parecido a el amor que sentía por Eugene...

"¿Raps?, deja de mirarme así" Cassandra desvió la mirada

Rapunzel pudo reaccionar y avergonzada enfocó su vista hacia el cielo.
Era curioso lo que su corazón podía llegar a sentir por los demás, admiración, compasión, ¿pero sentir amor por otra mujer?, no, eso ni siquiera era posible... ¿Verdad?

Algo se escurría entre la maleza cercana, la luz de la luna era insuficiente y la distracción de Cassandra empeoró la situación, ni siquiera se percató de que alguien las observaba entre las sombras, escondido como una rata, acechando como un león a una presa indefensa.
Las chicas reaccionaron de inmediato cuando el sonido se hizo más presente y Cass pudo percatarse de la amenaza inminente, tal vez era algún animal salvaje o en las peores circunstancias algún desgraciado hambriento de oro. Se levantó y tomó la mano de la rubia dirigiéndose hacia los frondosos arboles cercanos. "Quédate cerca" Rapunzel pudo sentir de nuevo ese miedo en su amiga así que obedeció sin renegar.
La doncella seguía enfocando su vista completamente atenta, una vez el sonido cesó comenzarían a correr hacia los caballos, con algo de suerte habían sido más rápidas que aquello y perdería su interés. Pero no fue así

"¿A dónde crees que vas?" Fue lo último que Cassandra escuchó antes de caer repentinamente al suelo.
Un sujeto las había sorprendido, escondido en su camino hacia los arboles. Apenas pudo empujó a Cass con fuerza sobrehumana y la reprendió en el suelo, amenazó manteniendo la espada sobre su pecho, justo en su corazón

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