✧ ₊‧ Primer misión cumplida ₊ ⭒☾˚‧


Aslan se fué al bar y yo bailé sola un momento, mirando fijamente a ese hombre. Ambrose Smith, quién hace la droga y que al parecer gana lo suficiente como para tener un casino. No puedo esperar para arruinarlo.

Él me miró y me llamó hacía allá.

Caminé con toda la confianza posible y no puedo creer que voy a tener que hacer esto, en verdad que no quiero.

Pero me senté en su regazo.

Huele a alcohol, me da asco.

Le sonreí de todas formas, me empujó hacía él tomando mi cintura— Hola bonita, ¿acaso sabes jugar poker?

Pestañé y miré sus cartas, me acerqué a su oído y le susurré— Yo apostaría por tus pares.

Parece que le encantó que hiciera eso ya que sonrió bastante, se quitó el cigarro de la boca y apostó todo. Ganó.

Después de unos dos minutos le pedí que fuéramos a otro lugar. No se negó. Tomé su callosa mano y lo lleve por el pasillo, me abrió una puerta y entramos. Encendió la luz.

Aslan está sentado frente a nosotros, con las piernas abiertas y recargado en su mano. Mira al sujeto con asco.

—Fuiste rápida — movió un dedo y la puerta se cerró de golpe, hay tanto ruido afuera que nadie nota nada.

El tipo entró en pánico— ¿Tienes novio? ¿Qué sucede? Mira amigo yo no tengo la culpa de que tu chica se me haya aventado, yo no tenía ide-

Lo ahorqué y Aslan debió tomarlo como su señal para hacer lo suyo porque al segundo ya estaba el hombre en una silla completamente congelado, sin poder hablar.

Aslan se hincó frente al sujeto y lo miró desde abajo, su mirada es perversa y su sonrisa diabólica—No me agrado nada verte con mi querida novia amigo, así que te prometo dejarte ir solo si me respondes una sola pregunta. ¿Bien?

El hombre movió la cabeza muy rápido, el otro hombre al que interrogamos era más duro. Esto es muy fácil.

—Quiero la localización de donde hacen la droga. Dime.

Se quedó callado, mirándonos a ambos. Sabe que si dice que si, se jode y que si dice que no también.

Por eso el silencio lo salvaba.

Estaba por intervenir cuando de pronto estábamos en la cima de un puto volcán. Estoy igual o más asustada que el tipo en la silla, casi me caigo pero noto que estamos flotando, Aslan tomó mi brazo y me dió una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, no te pasará nada —entonces miró al tipo de enfrente y su mirada cambió—. Pero tu si, si no me dices ya sabes que pasará.

Se ve tan tranquilo diciendo esto, se ve tan serio, pareciera que de verdad está dispuesto a hacerlo.

El hombre estaba llorando y respiraba bastante rápido—Ca-ca-calle

Aslan imitó su tartamudeo burlándose de él con una sonrisa cínica— Habla claro o te caes viejo.

Tragó duro y noté como se apretaba las uñas en las palmas de sus manos, cerró sus ojos y habló claramente— calle ochenta y cinco en la vieja fábrica.

—¿Ves cómo no era tan difícil? —lo felicitó y aparecimos de nuevo en el cuarto. Sentí escalofríos por alguna razón. Se acercó a él—. Ahora olvídate de esto y vuelve con tus demás amigos, dirás que la chica con la que estabas se fué.

Ya no lloraba, estaba serio cómo hipnotizado. Se dio la vuelta y se fué.

En cuanto la cerró nos quedamos en silencio.

Aslan me volteó a ver lentamente.

Lo miré fijamente, no pude apartar la mirada de sus ojos, parecía buscar algo en los míos.

Entonces me reí bastante, me caí a la cama y me senté en ella, toda la tensión se fué. Haber hecho llorar al sujeto me hizo mucha gracia— No sabía que podías hacer eso —me sigue viendo, ahora con una sonrisa—. Parecías otro cuando lo interrogamos ¿Qué te creíste? parecías un pirata.

—Deja de burlarte, estuve genial —habló como un niño, de nuevo parece él.

Lo miré incrédula, sus ojos brillaban— Llevaba que no me reía tanto.

Me miró divertido— Pues soy tu bufón.

Lo miré mal— No eres mi bufón.

Ahora él se rió— ¿Entonces?

—Pues —me cuesta bastante decirlo, bastante— amigos.

Su sonrisa creció, está recargado en la pared, con los brazos cruzados, me ve desde arriba— ¿Amigos?

De repente me sentí pequeña— Si no quieres esta bien, entiendo que en este trabajo-

—Para tu guion de anciano senil, pero claro que somos amigos, nunca conocí a alguien como tu, eres la persona más divertida que he conocido. 

Le alcé las cejas— ¿Por qué siento que te burlas de mí? — repetí lo que me había dicho antes.

—No lo hago, lo eres.

—¿Qué parte de mi es divertida? — le pregunté.

—Que poco te conoces. Me divierto contigo, bastante — de repente se arrodilló, me tomó la mano y se inclinó exageradamente—. Oh princesa de Edrielle ¿podría ser tan gentil conmigo y aceptarme como su fiel amigo por siempre y para siempre? —cruzó sus dos dedos y me miró con una media sonrisa, bromea—. Seriamos como esto.

Golpee su frente y se quejó— Ya que.

—¿¡Ya qué?! —gritó infantilmente—. Que mala eres conmigo y yo aquí abriéndote mi corazón de pollo princesa, ¿Sabes cuantas desearían estar en tu lugar? ¿Sabes cuantas?— llevó una mano a su frente dramáticamente y se echó en la cama—. Me siento rechazado.

Le sonreí— Ya hay que irnos a salvar a las hadas dramático.

Me tendió la mano, aún con esa tonta sonrisa— Bueno.

La tomé.

Estábamos en un callejón, cerca del edificio. Miré nuestras manos— Creí que no era necesario que me tocaras para teletransportarnos.

Apretó mi mano, ahora noto que tenemos nuestros abrigos y lentes puestos, me sonrió bajándolos un poco, sonrió— No lo era.

Se la solté y caminé— Pues te suda.

Soltó un sonido de indignación mezclado con miedo. Estoy segura de que se las pasó por la ropa, me aguanté reír— ¡Seguro que al que le sudan son a tí!

Lo volteé a ver enojada y me murmuré— Ya cierra el pico, estamos en una misión.

—La gente normal grita a veces —ahora camina tan normal, no me di cuenta cuando me cruzó el brazo con el suyo. Me solté y este me hizo cara de perrito.

—Ya quita esa cara fea y lleguemos al edificio.

—Tan mala, eres material de villana mon amour —páramos y abrió la puerta que abrió con magia, se hizo a un lado y entré primero.

Es un lugar con escaleras. Bajamos escuchando ruido y después de abrir otra puerta lo vimos todo. Hadas encerradas en jaulas, pálidas, con tan poco polvo de hadas, me sentí tan mal por ellas.

Hay niños de la calle que sacuden a las hadas para sacar su polvo.

Aslan dejó de sonreír— No me jodas —parece entre cabreado y triste.

No me gusta verlo poner esa cara.

Tienen ropa malgastada, sus cabellos hechos un desastre, sus pieles secas. Reconocí un rostro, el de un niño que suele estar afuera del bar donde recojo mis pedidos. Es el niño al que suelo darle el dinero de las recompensas. Todos están encadenados al piso. Aslan desapareció las cadenas nada más las notó, apareció ropa sencilla. Puso una mano en mi hombro— Yo me encargo de esto, en mi tribu pueden cuidar de ellos. Hay que llevar a las hadas al bosque.




✧ ₊‧ ˚ ₊ ⭒☾˚‧




Estamos en el bosque. Las hadas fueron liberadas de sus jaulas primero y ahora estamos en la tribu de Aslan. Es de noche por lo que el bosque asusta a los niños pero hay antorchas frente a nosotros, caminamos hacía ellas mientras Aslan me advierte de nuevo sobre su gente.

Tomó mi hombro— Antes que nada, quiero que sepas que aquí no muchos niños tienen modales ni saben respetar a la realeza.. Espera, ¿debo seguir ocultando quién eres?

—No. Podemos solo decir que en una de nuestras lecciones me enseñaste como puedes teletransportarte y terminamos encontrando estos niños.

Su cara de pánico se fué— Ah es una buena idea.

Miré de reojo a los niños detrás de él. Todos están agarrados de sus manitas. El único que conozco tiene rizos y no ha parado de tomar mi mano en todo el camino.

—¿Seguro que ellos podrán cuidarlos? — pregunté con temor.

—Sin duda, no es la primera vez que lo hacemos.

Estábamos frente a dos chicos que estaban al lado de la entrada. Tienen una lanza y ropa de cuero. Plumas de aretes, piel pálida y cabello negro igual de largo que Aslan.

—¡¿Aslan?! — ambos gritaron al mismo tiempo.

—Se que me extrañaron chicos pero tengo algo de prisa — se excusó.

—¿Desde cuándo usas la puerta principal? — dijo uno ignorándolo.

— Seguro que el jefe lo regañó por solo teletransportarse en su oficina siempre —respondió el otro.

Aslan parece irritado— Si me disculpan, estoy escoltando a nadie más que la princesa. Si me permiten...

—¡¿PRINCESA?! — Ahora me miran a mí. El niño que toma mi mano se escondió detrás de mí. Acaricié su cabello.

Los guardias se acercaron a mí— Oh por dios mucho gusto princesa, es hermosa, tan hermosa.

No supe qué decir. Uno bajó mi capucha y mi cabello blanco se mostró— Mira Ed, su cabello es como la nieve.

Aslan le tomó el brazo— Ey, no la toques. — los miró mal—. Ya abran las puertas les dije que tenía prisa.

Ambos sudaron frío y con sonrisas nerviosas abrieron la puerta alejándose de mí. Lo miré de reojo, tiene su ceño fruncido, tiene muchas caras que no he visto.

Caminamos juntos.

Dentro es distinto al pueblo, aquí hay pasto, muchísimos. Está oscuro pero hay antorchas que alumbran el lugar.

Aslan nos guió a una cabaña, una enorme. Tocó la puerta— ¿Jean? Soy Aslan, vine de visita. ¿Estás tomando tu siesta de anciano?

Abrieron la puerta al instante y alguien estaba ahí parado. Es el hechicero Jean de Saint-Clair, todos lo conocen.

Es conocido por ser un hechicero poderoso que vive en la tribu del aire. Trabajó en la torre de magia por un tiempo pero ya se ha retirado. Tiene un largo y sedoso cabello negro amarrado en una coleta baja, tiene mechones de cabello que caen por su frente, me recuerdan al de Aslan. Es alto, usa una fina bata que muestra parte de su pecho, tiene un collar con una piedra color miel que combina con sus ojos.

A pesar de ser tan grande en edad luce de unos treinta años. Lo que la magia hace da miedo.

—Bienvenido mocoso grosero, ¿Qué sucede?

—¿Cómo sabes que sucede algo? —le preguntó Aslan.

El hombre se cruzó de brazos y se recargó en la puerta— Porque siempre sucede algo contigo, eres un imán de problemas — entonces se fijó en mí y palideció—. Bendito sea el señor qué susto su alteza, perdóneme no la he notado — se inclinó.

Negué con las manos— No es necesario las formalidades —dije algo tímida— En realidad vinimos a pedirle un favor sir Jean.

Por su gesto parece que le agrada que lo llame sir Jean, miró a Aslan con petulancia— ¿Ves como esta chica es tan educada? — me miró de nuevo, parece muy relajado, aceptó no hablarme formalmente muy fácil—. Dígame su alteza, espero poder cumplir con lo que sea que me pida.

—Aslan me ha dicho que pueden cuidar de estos niños.

Él vió al niño que estaba tomando de mi mano y los demás detrás de Aslan. Su rostro se llenó de angustia.

—Pero por supuesto que sí princesa Venus. En la tribu del aire intentamos ayudar y aceptar a todos lo que podamos y lo merezcan. Estos niños son almas puras que no merecen sufrir, santo cielos hay que darle un buen baño, comida y refugio. No es la primera vez que hacemos esto así que no se preocupe princesa.

—En serio muchísimas gracias — tomé su mano y le agradecí sinceramente—. De verdad.

—No es nada princesa — me sonrió con amabilidad y apretó mi mano—. Aslan ¿Por que no escoltas a la princesa al salón mientras me encargo de los niños?

—Quiero ayudar — le pedí. No quería irme después de entregarles una responsabilidad así a este hombre.

—Créame, ya hizo bastante con traerlos. —se hincó frente a los niños—. La magia tiene beneficios muy buenos señorita, ya debe saberlo — de pronto todos los niños estaban limpios, en un solo chasquido ya tenían ropa nueva, limpia. El chico que tomaba mi mano ahora se mira incrédulo. Su piel es blanca y su cabello rubio rizado y suave, antes se veía café de toda la suciedad.

Lo abracé fuerte y besé su cabeza.

El hechicero habló comprensivo— Veo que la princesa les tiene cariño, puede acompañarnos a alimentarlos y arroparlos si gusta. Es tarde y a estas horas los niños deberían dormir. No me imagino cómo terminaron en esta situación a estas horas.

Casi lloro pero me aguante mostrarlo.

Tiempo después entramos a un comedor y vi a los niños comer. No quería irme hasta verificar que estuvieran bien.  

Después de todo arropamos a los niños en cuartos y me despedí del chico de rizos rubios en silencio.

—Muchas gracias — fué lo único que pude decir—. A cambio puede pedirme lo que desee sir Jean. Estaré eternamente agradecida. Si hay algo que desee no dude en decirme.

Sonrió— Bueno.. ahora que lo dices si hay algo.

Me emocionó poder devolverle el favor— Dígame lo que quiera.

—Sé amiga de Aslan. Puede ser un chico muy difícil y molesto a veces pero te juro que es bueno.

Le di una sonrisa rara, no em esperaba que dijera algo así. Me pregunto si Aslan no tiene muchos amigos— En realidad ya somos amigos y tengo muy clara su forma de ser. A pesar de todo me cae bien, sé que es una buena persona, lo ha criado bien.

Después de mirarme sorprendido puso una carga melancólica— Eso espero princesa, cuando lo conocí era alguien completamente distinto. He pasado por muchas cosas.

—¿A que se refiere?

Me miró como si hubiera dicho algo que no debió hacer.

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