✧ ₊‧ ⭒˚La guerra₊ ⭒☾˚‧
De pronto se escuchaba un tintineo.
—¿Qué es ese ruido? —dijo Aslan con cara confusa.
El ruido se hacía cada ves más rapido y fuerte.
Me giré con cara de loca hacía él la comprender que pasaba.
—¡Al suelo!
Una explosión.
De pronto había un zumbido en mi oído, estaba encima de Aslan que me apretaba contra él y mirada hacía abajo. Estamos fuera de mi apartamento, puedo ver el derrumbe desde el cielo. Mi departamento destruido, la madera de la puerta rota, las paredes echas trizas, gente corriendo de un lado a otro apuntando al cielo con temor. Como si nosotros lo hubiéramos echo.
El pavor estaba en todas partes.
—¿Todo bien?
Su voz me sacó de mis pensamientos.
—Solo un poco sorda —le murmuré.
Nos bajamos de ahí y notamos a tres personas con máscaras irse en caballos.
Aslan extendió su mano jalándome hacía él.
Los hombres se movían bruscamente y yo saqué un cuchillo de mi bota y en un movimiento que no pudieron esquivar corté sus gargantas. Estaba furiosa, bastante.
Aslan disolvió las sombras que los detenian y sus cuerpos cayeron.
—Ahora hay transporte.
No estaba de mucho humor para bromas. Lo notó.
—¿No puedes usar tu magia?
—Si lo hago agotaré mi magia y quiero dar pelea —me tendió su mano—. ¿Madame?
Aslan tomó mi cintura listo para subirme al caballo.
Le quité sus manos de mi y subí yo misma. Es un caballo color café claro. Él me miró divertido y se subió al suyo, un caballo blanco con manchas oscuras.
—Tesoro se que eres fuerte, solo era un excusa para tocarte —incluso en estos momentos no deja de comportarse así.
Disparé una flecha a gran velocidad detrás de él. Derribé a un hombre que soltó un gemido de dolor. Aslan me miró con ojos abiertos, esquivo por nada esa flecha. Pareció entender mi humor ya que le cambió la cara.
—Vamos — ordené y empezamos a cabalgar hasta el campo de batalla.
Mientras más profundo nos adentrábamos fuera del reino hasta llegar cerca del bosque, donde solo hay tierra y pasto, sin árboles pero donde puedes ver las grandes montañas de nuestro reino. Ahí era la guerra, cada ves notaba más gritos y los ruidos de las espadas chocando. El olor metálico a sangre, los cuerpos en el suelo, los caballos muertos y las carpas donde se ocultaban los estrategas.
Por esas carpas entendí que ya estaban todos bien preparados para ello.
Al llegar cerca de las carpas un hombrecillo presentó a Aslan.
—¡El hechicero real a llegado!
Aslan bajó del caballo con un aire de poder, como si fuera un veterano de guerra. Su bata de hechicero flotó por un instante igual que su cabello. Tiene una mirada afilada y sus ojos lilas brillan.
—Hechicero real, todos los de la torre de magia están preguntando por usted, nadie de ellos sabe pelear, solo usted y su tutor.
Habla con confianza.
—Vengo a luchar junto la princesa Venus. ¿Dónde se encuentra el rey?
El joven que no me había notado por mi gorro vio mis ojos y se congeló.
—...La princesa.
Aslan pasó por su lado, su voz es grabe— A un lado.
Entró a la carpa y observé las demás que rodean el terreno. Hay heridos siendo curados aquí, bastantes armaduras y armas. Siento varias miradas en mí.
Puedo ver a lo lejos la lucha, quiero ir. Quiero poder desquitar la furia que hay en mí.
Así que decido galopar hasta allá sin anunciárselo a mi hermano. Aslan lo haría por mí.
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Entré a la comparta y sonreí disimuladamente cuando sentí como Venus se alejaba para luchar. Siempre hace lo que quiere.
—¿Dónde estabas?
Volví en mí al escuchar la voz del nuevo rey.
Se parece a Venus en su cabello y algunos razgos como la nariz, noté que su mirada ha cambiado. Es una mirada parecida a la de ella, una cansada que conoce la realidad de este mundo.
Está sentado con una armadura frente a una mesa llena de estrategias.
Decidí ser directo. No había nada que perder.
—Siendo sincero su majestad, estuve con su hermana.
Tanto él como el consejero real me miraron atónitos.
—¿Perdona?
—No me malinterprete.
Me acerqué y él parece tener esa msima actitus que Venus, no se deja intimidar, me mira retador. En verdad se parecen.
—La ayudé a escapar de la explosión que hubo.
Me mira con odio— Que atrevido es al venir aquí en medio de una guerra y mentir tan descaradamente... Mi hermana es una chica muy lista y delicada por lo que no comprendo porque tendría que ver con ello. Si no luchará en esta batalla será mejor que me diga si es un enemigo de una ves.
Ah que molesto, quiero escupirle en la cara.
—Pues esa chica delicada como dice está luchando justo ahora —señalé sonriente detras mío con el pulgar—. Deberían temer, justo ahora no escucha muy bien por lo que puede que no lo oiga si le pide que regrese. Esta sumida dentro de ella misma pensando en lo que mejor sabe hacer.
Recordé sus besos y pensé en que eso no era lo mejor que sabe hacer.
—Bueno, en una de las cosas que mejor sabe hacer.
El gemelo malo se paró al instante con cara de lunático. La verdad, si me dió miedito su cara pero me quedé ahí sin quitar mi expresión.
Creí que me haría algo pero solo salió de ahí sin hacer caso a los reclamos y advertencias de sus sirvientes.
Me golpeó con el hombro al pasar a mi lado.
—Si es que mientes te juro que cortaré tu cabeza, no me importan los rumores de ti.
—Creo que la subestima su alteza.
Quiero gritar quién es en realidad, pero eso debe hacerlo ella.
Después de mirarme mal salió de la camparta. Lo seguí por el camino donde ya no habían pancartas y solo estaba la lucha.
Incluso yo me sorprendí al ver lo mismo que él vió.
Rostros horrorizados llenos de sangre.
—¡UN DEMONIO!
—¡EL ANTIGUO GENERAL ESTÁ AQUÍ!
—¡EL ASESINO DE EDRIELLE!
Pude ver su cabello blanco con sangre, su rostro aún oculto en su máscara, solo se ven sus ojos y cabello amarrado en una coleta. Detrás de ella hay un señor de cabello balnco y ojos azules, tiene un cuerpo muy entrenado y es alto.
Venus lucha tan rápido y asesina a cualquiera que se cruce en su camino, en un momento se quedó parada viendo el piso, con solo dos dagas en las manos viendo el piso con una mitad feroz. Nadie se le quería acercar, hay más de un metro de personas que se aleajaron de ella a rastras.
Y ese tipo...
—Carajo lo sabía. Siempre pensé que ella era tan sospechosa.
Me giré al notar a un tipo moreno alto de ojos verdes, alguna ves lo ví... ah es el guardia del rey Damián. Es el único que no parece sorprendido, creo que hasta le causa gracia.
Por otro lado...
—Louis — su voz es enigmática, su cara está pálida, incrédula— ¿Esa que está manchando a mis hombres de sangre del enemigo.... es mi hermana?
—Y su abuelo muerto su alteza —su franqueza me hace sonreir—. Si me permite decirlo, pelea mejor que usted.
—¿Cuál de los dos?
—Oh, los dos.
El tipo ni si quiera parpadeó ni rechistó. Quisiera haber observado más pero noté como los rebeldes se acercaban al rey.
Mis sombras y la espada del moreno dieron al hombre al mismo tiempo. Fue casualidad pero terminamos congelandole el alma de miedo al hombre que nos mira desde el piso.
—Su alteza, quizás quiera sacar esa bonita espada que lleva en su cadera si no quiere salir de aquí muerto—le dije burlón.
El tal Louis me miró serio— ¿Eres el hechicero real Aslan?
—El único.
Alzó una ceja.
—Me molestan los tipos como tú, pero justo ahora tienes una misión —tiene la mirada en la batalla, observa a los demás—.Te ordeno que cuides a su alteza.
—Créame no es mi intención desobedecer a la corona pero tengo responsabilidad con su alteza la princesa... izquierda.
Un tipo estaba por cortar su cuello pero fué más rápido e hizo un corte limpio en el brazo de este para derribarlo y clavar su espada. Después de todo es el guardia del rey.
Me miró— Hablaba de ella.
Solo me reí.
Me fuí. Ahora que soy libre me toca luchar como le dije a Venus.
Esta ves decidí no volar, sería divertido ganarle a estos tipos desde tierra. Corté el aire con mi brazo recto de frente y los que se acercaban cayeron al suelo, me apoyé listo para la carrera y agarrando impulso a una veloidad sobrehumana con los brazos extendidos exploté quien tocara. Fué bueno que los rebeldes usen máscaras. Hice muchas cosas mientras luchaba y quisiera dar detalles pero eso es un completo fastidio.
En palabras simples me vi genial matando de negro.
Cuando estaba confome con mi trabajo y sentí miradas de miedo me acerqué salpicando sangre a la tierra con mis pasos.
Venus está sentada con las piernas abiertas en un cuerpo muerto sosteniendo una de sus espadas. Mira el piso y por ello no le veo la cara.
Levantó su mirada al notarme y casi me derriba pero tomé su muñeca a tiempo.
—Hola princesa.
Su expresión es cansada, sus ojos brillan— ¿Esa no es tu sangre verdad? —se recargó con las manos detrás de su espalda, su mirada sin brillo de antes ahora resplandece.
Acaricié su mejilla— Y esa tampoco la tuya ¿verdad?
—A diferencia de ti soy humana, me hirieron pero no es nada serio.
—¿Ese es el tipo?
Esuché una voz grabe detrás de mí, estaba listo para atacar pensando que era un enemigo. Y lo hice, lo quería empujar con magia que podía derribarlo.
Inseperadamente me regresó el hechizo y ahora estoy con Venus contra la pared. Me recargué en esta y ella me empujó.
—Apestas a sangre —se quejó con la mano en la nariz.
—Tu novio es rudo Venus.
Que bonita palabra.... ¿pero quién es el?
—¿Tenías un tío que no conocía? —le pregunté a su lado intentando hechizarme para no apestar a sangre.
Ella tosió un poco— Es mi abuelo, te hablé antes de él.
No lo ví venir así que me quedé mudo unos segundos, luego me giré y le dí mi mejor cara.
Si no es con su padre, es con él.
—Un gusto señor —le intenté hablar cordialmente—. Una disculpa por mi rudeza.
Siento la mirada incrédula de Venus, nunca uso un tono como este.
—No lo hagas, fuiste uno de los más entretenidos aquí.— habla en un tono despreocupado— El otro hechicero era parecido a ti, pero no mejor.
El otro hechicero.
— Me temo que es un antiguo conocido mío.
—¿Amigo? espero que no porque... lo maté.
Ya vi de donde sacó lo directa Venus.
Sonreí con gracia— Lo era hasta que intentamos matarnos y yo gané.
Me alzó las cejas y sonrió de lado— Pero que humilde chico.
—Oigan, ¿ya terminó todo? ¿eso.... fué todo? ¿en serio?¿la guerra... fué eso?
La voz desepcionante de Venus interurmpió nuestra conversación. Está acostada en el piso, no le importa ensuciarse. Tiene una expresión cansada.
Me acerqué a ella— Pareces decepcionada corazón, ¿querías más?
Ella se puso un poco roja y me miró mal.
—Ah ella se queja igual que yo a su edad, en estos tiempos la gente es muy débil, antes entrenabas más duro, pero bueno Edrielle siempre fué pacífico en ese aspecto de las guerras —el anciano se incó frente a mi chica—. Te entrené demasiado bien pequeña, siempre podrás luchar conmigo.
—Si, pelea con él, si pelearas conmigo me contendría — le dije.
—Eres un egocéntrico —me dijo odiosa. Sabe que si es cuerpo a cuerpo ella me gana.
Doblé mi cuerpo hacia ella— Pues te gusta mucho este egocéntrico.
La sangre se le subió a la cabeza, seguramente porque estamos frente a su abuelo pero eso me importa poco.
—Tienes agallas chico, solo no te emociones de más —me dijo el anciano y no pude evitar sonreír.
—Como diga.
—Me duele el cuerpo —se quejó mi chica.
—Creí que querías más.
—Quería algo mejor, valoro calidad sobre cantidad.
Luego de eso la guerra había acabado.
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