✧ ₊‧ La asesina y el guardián₊ ⭒☾˚‧
Sus ojos me ven fijamente, lucen cansados.
¿Por qué no deja de verme?
En un movimiento me llevó al suelo y tomó mis brazos detrás de mi espalda.
—¿Cómo era? —dijo intentando recordar, encima de mí, completamente relajado con un rostro que intenta recordar, sin temerme ni un poco.
Luego sonrió, parece un niño que disfruta de un juego.
—Tienes el derecho de permanecer en silencio, todo lo que digas puede usarse en tu con-
—No te molestes —lo interrumpí. Cambié mi voz a una más grave, sigue siendo de chica, pero no es la misma que la mía— desapareceré antes de que termines de decirme mis derechos.
— ¿Eh? —sonó burlón mientras me amarraba las manos—, tienes agallas para decir eso estando en esta posición —se inclinó y me apuntó con mi propio cuchillo, no me dí cuenta cuando lo sacó de mí—. Quieta.
Entrecerré los ojos, lo observé, su cabello está amarrado en un chongo bajo, es oscuro, su cuerpo parece entrenado. Hay algo misterioso en él, tiene una falsa sonrisa, lo sé porque llevo años mostrando una también. Él tiene un secreto.
Igual que yo.
—Soy una asesina —afirmé con media cara pegada al suelo. Fué entonces cuando voltee nuestros cuerpo y él terminó debajo en un golpe, su cara se veía más sorprendida al ver que me desaté de su amarre que de haberlo vencido. Tomé sus brazos cruzados en su espalda, es fuerte pero no se resistió. Hablé apuntándole con una de mis largas y finas espadas que saqué de mi espalda, siempre tengo dos en forma de"x" ahí.
Seguí hablando.
—Sé cuando alguien está dispuesto a matar y tú no podrías.
Mostré mi dominio, si yo estaba antes en el suelo era porque quería, siempre pude haberlo detenido. Es solo que hay algo curioso en él que hizo que quisiera hablarle.
Sus ojos son lilas.
Se rió sin dejar de verme mostrando una blanca dentadura— Que astuta eres encanto— no me agrada su apodo, sus ojos se afilaron— ¿Trabajas para un cazador de hadas?
Contesté al instante— Intento capturarlos.
Sus cejas se alzaron viendo el suelo, incrédulo— ¿Debería creerte? —habló en un tono bajo consigo mismo.
Apreté su agarre y se tensó— No me interesa.
Sus ojos volvieron a ser los mismos de antes— Quisiera que fuera verdad — casi susurró. Entonces dijo algo inesperado—. Porque seríamos un buen equipo.
Estaba confundida— ¿Cómo?
—Tú quieres capturar al cazador igual que yo. Piénsalo, los guardianes nunca lo atraparán, esto es algo que no se resuelve legalmente.
Tenía razón, es por ello que yo hacía el trabajo sucio, porque lo presencié esa noche.
La realidad.
Siguió hablando— Te necesito y tú a mí. Si trabajamos juntos sería otra cosa, hay cosas que yo sé gracias a mi puesto y cosas que solo tú sabes gracias a tu.. — dudó un segundo— trabajo. Pienso que seríamos un buen equipo.
Solté un bufido y me aguanté rodarle los ojos, el tipo cree que es tan sencillo— Tonterías, ni siquiera puedes ganarme luchando. Además de que no es tan fácil te atraparán en un instante, no te ofendas pero no me arriesgaría con un principiante.
Me respondió con indignación falsa— Sonó ofensivo, conmigo seria distinto — habla con confianza— ..y puede que te haya dejado ganar.
—Excusas.
Entonces algo me impulsó hacía atrás, contra la pared del callejón. Estoy luchando contra unas cosas oscuras que cubren mis extremidades, me impiden moverme incluso si lucho y tal parece que mientras más lo hago menos puedo moverme. Son sombras.
El chico se levantó del suelo y se acercó hacia mí. Radiante, con una sonrisa tanto encantadora cómo diabólica.
Usa magia oscura. Prohibida.
—De todas formas este trato solo sería cumplido si fuera verdad, no me puedo arriesgar a creerte. Aunque sí que quiero — estamos cara a cara, huele a cigarro, es alto y delgado, algunos mechones caen por su frente, es listo, lo subestimé—. Necesito una prueba.
Hubo un pequeño silencio donde no paró de verme y yo me puse a pensar.
Un trato con un militar. Hay cosas que yo no logró saber, cosas que solo un guardián sabe, él tiene información, tiene fuerza, magia. Me necesita porque yo conozco el mundo de abajo y él el de arriba. Quiere mi información y experiencia.
Era un buen trato y estaba lo suficientemente desesperada.
—Lo pensaré —dije finalmente. Admito que no tengo idea de cómo probarlo pero pensaré en algo.
Parecía buscar algo en mis ojos, lo único que podía ver de mí. Es algo serio. No sé qué vio pero me dejó ir de esa oscuridad que me retenía.
—Nos vemos en el bosque de las hadas frente al gran árbol. Si apareces consideraré ser tu mascota, lo hablaremos bien— el sonido de pisadas y un grito sonaron, los guardianes nos alcanzaron, el tipo sonrió de lado —. Será mejor que te vayas asesina, no quiero morir tan joven—bromeó.
Después de mirarlo con desagrado me fui.
Quién diría que lo volvería a ver tan rápido.
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