✧ ₊‧ Contrato de sangre₊ ⭒☾˚‧


Me había vestido en la sala mientras él lo hacía en su cuarto. Es la ropa que yo utilizo, no sé cómo me la trajo pero es lo de siempre. Botas negras, ropa que se adhiere a mi piel y me deja moverme libremente, el cuello me llega hasta la nariz tapando mi cara, solo quedan mis ojos. No siempre los cubro. Encima llevo una gabardina negra que me queda una talla más grande para aparentar otro cuerpo. Tengo una capucha que oculta mi cabello que está amarrado en una coleta

Aslan salió con ropa parecida.

—¿Qué tal? te dije que me veo guapo de negro.

Este tipo puede ser de todo menos humilde— Acércate.

Caminó con una sonrisilla— ¿No me digas que caíste en mis encantos? Vaya vaya princesa me-

Entonces lo jalé del cuello y corté la palma de su mano, hizo una mueca quejándose separándose de mí. Se hincó y tomó su mano con dolor. Que satisfactorio.

—¿¡Y a tí qué te pasa!?

—Como quisiera guardar este momento como recuerdo.

Su cara es de completa indignación.

Corté mi palma, usaría guantes por un tiempo. Se la tendí— Haremos un trato hechicero, levántate.

—¿Tu cuchillo estaba limpio verdad? Seguro has matado a docenas con eso...

Casi me sale humo de la cabeza— Pero claro que sí —le dije enojada—, cada noche la limpio si no se oxidará así que deja de ser una nena. Apúrate, no creo que te guste la sangre en la alfombra.

Se ve rendido— Bien.

Me tendió su mano y nuestras manos pegajosas por sangre se mezclaron. La sangre manchó el suelo.

—Tenemos un trato.

Apretó mi mano y me acercó, sonríe — Un gusto trabajar contigo princesa.




✧ ₊‧˚₊ ⭒☾˚‧




Corremos por el bosque.

—¿A dónde me llevas? —me preguntó.

—Quiero poner a prueba tus habilidades de pelea antes y no quiero que nadie nos vea en el bosque por casualidad. Tapa bien tu cara, no pueden vernos ni aquí ni en el pueblo.

Subió más su capucha— ¿No tuviste suficiente con lo de ayer? Creí que iríamos por Emerson.

—No hay que ser apresurados. Hay que planear antes las cosas.

Chasqueó la lengua.

Lo vi con gracia, corre detrás de mí— Después podrás jugar a los ninjas, por ahora ven conmigo.

Al llegar al pueblo le pedí que actuara normal. Se puso rígido, casi lo mato cuando bajamos las escaleras de un callejón. Al fondo hay una puerta de madera con varias cerraduras. Saqué mis llaves y entonces Aslan se rió burlándose de mí.

—Te imaginé llegando llena de heridas a tu humilde hogar intentando no desmayarte pero teniendo que abrir cada cerradura.

Lo miré mal de nuevo.

—Tienes suerte de tenerme desde ahora cariño —se acercó y de repente todas las cerraduras se abrieron igual que la puerta.

—Deberías enseñarme eso en las clases, sería muy útil.

Su sonrisa se fué cuando vió que hay otra puerta dentro.

Me miró incrédulo— No hablas en serio.

—Es por seguridad.

—Que paranoica, esto solo te hace sospechosa con los vecinos.

La abrió de nuevo y bajamos las escaleras, hay una antorcha que prendo antes de entrar en la pared, todo es oscuro aquí, la tomé y Aslan de nuevo me miró con esa sonrisa egocéntrica, me la quitó dejándola en su lugar y como si estuviera en una feria viendo un circo empezó a hacer malabares con bolas de fuego que no sé de dónde sacó.

—Como dije, tienes suerte de tenerme — caminó frente a mí.

Tenía ganas de ahorcarlo. Me mordí la lengua y caminé detrás de él— Ni siquiera sabes a dónde vas.

—No hay más que un camino.

—Quizás puse trampas.

Se detuvo de golpe, me miró completamente asustado. Luego vio cómo me aguantaba la risa— Ah qué mentirosa eres.

Llegamos al final.

—Primero las damas —se hizo a un lado y entré.

Al entrar Aslan hizo que todas las antorchas se prendieron. Es cómo la mitad de grande que mi cuarto que sigue siendo muy grande. Hay un centro con armas de todo tipo. En la paredes también. Un blanco lleno de cuchillos que lancé. También con flechas en lugares altos.

Estábamos en mi guarida. Dónde yo escapaba a entrenar o sanar heridas.

—Arriba es un bar, ahí me dan encargos para asesinar. Solo aceptó los que valen la pena — me senté en mi cama quitándome la molesta máscara.

Aslan no puede ocultar lo mucho que quiere ver mis cosas.

—Puedes tocar lo que quieras.

Tomé en el aire el cuchillo que me lanzó y lo miré sorprendida.

—Emm.. te emocionaste.

Tomó tres cuchillos en cada mano y me miró sonriente— Te sorprendería lo bueno que soy con los cuchillos.

Me levanté y caminé hacía él. Lo ataqué con el cuchillo que me lanzó— ¿Qué sabes sobre los cazadores? Solo me mencionaste la lista.

Lo esquivó— No mucho más que tú. Tiene un líder anónimo desde hace una década, deben tener lugares donde reproducen a las hadas para que no se extingan. Son los responsables por el incendio que hubo hace años en el distrito, llegó hasta al bosque.

Tuve un escalofrío y me defendí de su cuchillo. Empezamos a pelear mientras hablábamos.

—Para que el líder trabaje anónimamente debe tener personas que se encargan de la comunicación.

—Osea gente que lo conozca. Solo que deben ser personas igual de difíciles que él.

Esquivé su cuchillo de nuevo y bajó hasta el suelo listo para tirarme de una patada.

—¿Cuántos miembros hay? —brinqué esquivando su patada.

—Solo sé que bastantes —cayó al suelo.

—¿Qué más? No me creo que los guardianes no sepan tanto, seria decepcionante.

Me lanzó un cuchillo que esquivé, hubo otro frente a mí ya que había lanzado dos. Lo tomé a tiempo del mago pero me hice hacía atrás ya que me ataca con más.

—Han causado mucho caos no solo cazando hadas, además de que han terminado arruinándole la vida a la gente que meten, el día del incendio fué causado por una explosión que se dice estaban probando, fué la situación perfecta para ellos...

Su vista se nubló mientras hablaba.

—Hicieron experimentos usando las plantas de las hadas y quemaron la evidencia cuando los atraparon, quemaron todo y el incendio llegó al bosque. Hubo trescientos veintitrés muertos y más de cien desaparecidos..

Lo tomé del cuello y lo tiré al piso tomando su brazo y apuntándole con un cuchillo al cuello, me mira salido de su trance— No te despistes —lo miré desde arriba—. Concéntrate.

—Nada mal princesa, me desconcentré lo siento.

—Solo intenta no dormirte peleando con un asesino.

Sonrió— Te agradezco el consejo — su pierna se levantó debajo de mí tocando mi pierna, quiere tirarme—, pero deberías preocuparte por ti.

Detuve su pierna— No lo creo.

Tomó mi muñeca, enredó sus piernas en las mías y me giró quedando ahora yo debajo.

—Eso estuvo bien —lo halague.

Mechones de su cabello oscuro caen hacía abajo— Gracias lo disfruté bastante, es desestresante tener un buen contrincante. En fin, la lista que tengo me lleva tanto a sospechosos de estar involucrados en el experimentos como sospechosos de ser líderes de cazadores de hadas. También hay de nobles que compran la droga por placer o para vender.

—Muy bien levántate — yo hice lo mismo y aproveché para tirarlo de nuevo. AHora está tirado en el suelo.

Aslan apoyó sus palmas a los lados de su cabeza, hizo sus piernas hacía atrás e impulsándose hacía al frente intentó acuchillarlo de nuevo, falló.

—Bueno al menos tenemos nuestras versiones juntas, hablarlo contigo muestra más cosas. Las drogas, las vidas arruinadas, los asesinatos, explosiones, experimentos.. Al final dinero y poder es lo que quieren.

—Lo de las bombas me hace creer que quieren más que dinero.

Me dió una mirada seria. Sabe de que hablo.

—Pienso igual.

Me intentó dar una patada pero la detuve y en un movimiento me puse detrás de él. Le apunté con mi cuchillo en su cuello.

—Puede que quieran terminar con la jerarquía, he escuchado rumores de rebeldes. Por cierto estás muerto.

Me miró con una gran sonrisa— Creo que tendré que entrenar más desde ahora si quiero sobrevivir como tu compañero de crimen.

Lo miré cansada después de dejarlo ir— ¿Qué sabes del líder?

Caminó hacía mi cama— Lo he investigado y no he sacado nada de nada. Solo sé que planea demasiado todo. Puede que sea igual de paranoico que tú— se dio la vuelta— ¿Acaso asesinas solamente cazadores? Dijiste que aceptas pedidos.

—No, también a otros..

—¿Asesinar es tu gusto culposo?

Crucé mis brazos y me recargue en la pared— ¿Ser así de preguntón es el tuyo?

—Si hablamos de mis gustos culposos esta conversación durará bastante.

Ignoré su comentario y me dí cuenta de la hora.

—Se hace tarde llévanos a mi cuarto.

Una sonrisa se dibujó en su rostro— Pero que escandalosa princesa —exclamó con doble sentido.

—Mi guardia es puntual... —lo amenacé con mi cuchillo.

—Bien bien pero no me apuntes con eso —lo bajé y este me lo quitó, lo lanzó al blanco y dió justo en medio—. Llevaba que quería hacer eso — se giró hacía mí y me tendió su mano en una inclinación—. ¿Madam?

Se la dí de mala gana y nos teletransportamos a mi cuarto. Sostuvo mis hombros cuando casi caigo. Está detrás de mí.

—Si sigues sin acostumbrarte te vas a marear en cada misión princesa.

Cuando vi bien de nuevo caminé hacía mi sofá y me acosté.

—Asumamos que uno de los líderes de los cazadores son quienes conocen al líder. Hay que interrogar a los de tu lista. ¿Cómo dijiste que se llama ese noble?

Está parado frente a mí, recargado en la ventana, está viendo hacía afuera— Emerson. Tienes un lindo balcón.

—Si.. — llevaba tiempo sin ver por mi balcón ahora que lo pensaba—. Entonces mañana iremos a él. Investiga que hace de noche, sus horas de oficina y demás. Es mejor atacar de noche.

Me volteó a ver— ¿Porqué no esta noche? Conozco sus horarios.

—¿Y eso?

—Te dije que también investigo por mi propia cuenta.

Chasqueó sus dedos y nuestra ropa volvió a ser la misma de antes— Tu guardia está a punto de tocar.

Me asusta un poco que sepa eso— Bien, ¿entonces a qué hora te veo?

—Vendré por ti, tú estate preparada a partir de las doce. Dejé tu ropa en tu clóset.

Tocaron la puerta.

—¿Princesa?

Aslan me guiñó un ojo antes de desaparecer en el aire.

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