✧ ₊‧ ⭒˚Aslan siendo molesto en una biblioteca₊ ⭒☾˚‧
Así comenzó nuestra rivalidad escolar.
Soy consciente de que es algo infantil pero por alguna razón cada vez que veía su sonrisilla hacía mí después de que le entregaran antes que a mí sus hojas con un diez escrito en tinta negra me enfadaba.
Algunas veces yo terminaba primero, cómo pasó en química, él me ganaba en matemáticas diciendo los resultados de los problemas que el maestro escribía sin hacer siquiera cuentas en sus hojas. Hace cálculo mentalmente y no se equivoca. Lo único que lo vi sacar de su bolso fue una pluma fuente dorada con un mango de detalles azules.
Desapareció sin que me diera cuenta en el almuerzo. Las señoritas solemos comer el almuerzo en el jardín en mesas redondas. El clima sigue siendo muy fresco. Está nublado pero en lugar de lucir gris todo parece con un filtro color azul. Estoy sentada con mis piernas juntas y mis manos en mi regazo, comiendo cerezas que traje para el almuerzo.
—¿Lo buscas? Se han estado peleando indirectamente todo el día, me sorprende que quieras verlo de nuevo — Minerva habló comiendo una manzana roja, me miró divertida—. Todos notamos la tensión de rivalidad que se tienen princesa.
No dije nada, cómo la conozco desde niña ella desarrolló poder leerme la mente.
—Es mi tutor de magia.
Casi se le cae la manzana.
—¿Qué? —es muy raro ver a Minerva sorprendida, pas apocas veces—, ¿Ese chico es un mago? ¿Qué edad tiene?
—Diecisiete, es un prodigio —suspiré —. No esperaba encontrármelo aquí, vino desde la tribu del aire, su tutor no es nadie más que Jean de Saint-Clair.
—No jodas — se dejó ir en la silla mirándome incrédula—. Puede que él sea el del rumor, ¿lo es?
—Quién sabe, también lo pensé pero no creo que sea peligroso—sabe que miento, lo sé por cómo me mira. Me levanté para irme antes de que empezaran a hacerme preguntas o que mi nuca ardiera por la mirada de Minerva—. Si me disculpas, hace algo de frío.
Solo alcancé a escuchar un "Ya huyó" de Minerva.
Escapé antes de que hiciera más preguntas. Caminé por el pasillo viendo a los estudiantes con sus libros de cuero en las manos, estamos en días de exámenes así que no es de extrañar ver a varios nobles estudiando en los pasillos y jardines.
Estaba frente a la biblioteca, al principio solo venía como una excusa para salir de ahí pero ahora no tenía a donde ir, no me quedaba de otra.
Es una puerta con detalles en cobre que mide lo doble que yo, entré. Es un paraíso para mí. Es incluso más grande que mi biblioteca personal en el palacio. Tiene libros de incluso hace siglos, hay tanta información reunida, libros reescritos por ser tan viejos, libros donde se escribía en tinta lo que veían en ese mismo instante. Meteoros, lluvias de estrellas, el nacimiento de dragones, de flores preciosas y con propiedades mágicas.
Subí por una escalera para poder observar los libros de arriba. Hasta ahora solo he visto a la encargada de la biblioteca y varios nobles que estudian para los exámenes.
De pronto algo tomó mi brazo jalándome hacia el interior de los pasillos con libros, inconscientemente lo detuve tomando su cuello, empujándolo al estante. Su mano está apretando la mía. Él me miró con un dedo en su boca, pidiendo mi silencio. Lo miré confundida y aunque lo solté este seguía sosteniendo mi muñeca.
Entonces se acercó a mi oído y habló en voz baja, en un susurro.
—Eres fuerte.
Respondí en el mismo tono— Tuve clases de defensa personal —mentí y lo voltee a ver—. ¿Porque susurramos?
Me miró al mismo tiempo que sus labios se empezaron a abrir con una pequeña sonrisa nerviosa.
—Verás...
Escuché gemidos, del otro lado del estante. A donde estaba apunto de entrar. Me separé de él y escondí mi cara con mi manga porque estoy segura que me puse roja. Nunca había escuchado semejantes sonidos.
Se inclinó, siguió susurrándome. No parece avergonzado, al contrario, parece que la situación le da gracia.
—No quería que vieras eso princesa.
Le dí la espalda, me quería ir— Adiós.
Me siguió en las escaleras y sentí su olor a tabaco y otra cosa. Huele dulce.
—Espera, ¿podemos hablar?
Me giré, está un escalón arriba que yo— ¿Sobre qué?
Vuelve a tener esa misteriosa sonrisa— Sobre mis clases princesa, quería conocerte antes.
—Ya nos conocemos, me diste un gran susto en mi cumpleaños.
Traducción: Cierra el pico y déjame ir ya.
Alzó una ceja y puso su mano en el barandal— Estás mal. ¿No recuerdas la primera vez que nos vimos? me siento ofendido.
Traducción: No te dejaré ir, quiero seguir molestando.
—Quizás no eres tan importante como crees —solté sonriente.
Sus ojos se afilaron— Estoy seguro de que soy muy memorable.
—Que ego más alto.
Siguió hablando, esta vez más cerca, un escalón arriba de mí, se inclinó. Puedo oler su colonia, huele familiar.
—Aunque tú lo fuiste más, nunca conocí a alguien que me pudiera amenazar con una espada.
Se me congeló el alma, sentí ganas de correr y tuve une escalofrío. Nunca nadie se enteró sin que yo le dijera primero. Esto está mal.
Él puede hacer lo que quiera con esa información.
Continuó hablando.
Aslan pasó una mano por mi brazo, solo tocó la tela de mi manga que ocultaba un corte en mi piel, solo uso ropa de manga larga por mis cicatrices.
—...Y menos correr por techos como tú —tiene una mirada oscura, me ha atrapado—. Por cierto, eres veloz.
Luce serio a pesar de sonreirme, me asusta pero me niego a mostrar mi reacción, me estoy controlando. Él puede tener doble cara, dos sonrisas distintas.
Tomé su muñeca para quitarla— Hablas bastante.
—Tu muy poco.
—¡Silencio en la biblioteca!
Nos interrumpió la anciana de lentes que cuida la biblioteca. Si ella supiera que hay gente haciendo cosas tan indecentes aquí...
Salí de ahí y el molesto de Aslan me siguió.
—Supongo que ya no es necesario verte en el bosque —le dije.
—¿Quién dice? Aún hay cosas que hablar, de hecho ahora son-
—Princesa Venus.
Lo interrumpieron y santo dios qué bueno que por fin cerró el pico.
Era el chismoso de Blake que nos miraba a ambos moviendo sus ojos de un lado a otro
—Me dijeron que me buscaba...¿Se conocen?
—No.
—Si.
Hablamos al mismo tiempo. Lo miré mal.
Él parecía otra persona.
—Solo hablábamos de la escuela. Soy nuevo y la princesa fué muy amable en ayudarme con las materias. Me retiro.
Aslan me giñó un ojo antes de irse.
Estando solos Blake soltó un suspiro— Santo cielo princesa, ¿Sabe usted quién es él?
Le sonreí amablemente— Siendo sincera te mentí sobre no conocerlo, es mi nuevo tutor de magia. Ya sé que es el hechicero real.
El negó— No sabe ni la mitad de lo que es. Él es el hechicero del rumor, del que le advertí. El hechicero Aslan no es cómo crees. Es peligroso, será mejor que se consiga un nuevo tutor. Porque él podría acabar con usted en un solo chasquido. Sus ojos lilas son la prueba.
—¿De qué hablas? — Solté incrédula, me olvidé de formalidades, este tipo está diciendo puras tonterías.
—Hablo de que él es un peligro para el reino. Tenga cuidado.
No le creía nada, a veces los chismes comienzan con algo pequeño y se convierten en algo enorme, dramático y exagerado. Justo como Aslan ahora que lo pienso.
De todas formas, Blake no mentía cuando me dijo eso.
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