06: El Baile de Otoño [Parte 1/?]

El día del Baile de Otoño había llegado, y todo el pueblo de Knighton estaba ansioso. Los trabajadores del palacio ya estaban arreglando el salón del trono y el jardín para la fiesta, mientras que los reyes estaban en el muelle recibiendo a todos aquellos invitados provenientes de reinos lejanos.

En cambio, cierta princesa se encontraba en su habitación esperando a que las sirvientas del palacio le llevaran su vestido y esas cosas, al igual que esperaba que Lena se dignara a aparecer.

–¿Y ahora dónde se metió?– murmuró, enrollando un mechón de su largo cabello rojo en su dedo.

Justo pasaron como diez segundos, cuando escuchó un pequeño escándalo en el pasillo. Reconoció a dos de las voces como las de las sirvientas que siempre la ayudaban en ocasiones así, por lo que escondió su cabello bajo la capucha de su suéter; claro estaba que la tercera voz era de Lena, quien les insistía a las dos mujeres que le dejaran todo a ella.

Y al parecer su insistenciafuncionó, puesto que unos minutos después entró a la habitación de su mejoramiga, con una gran bolsa blanca donde seguramente estaba el vestido para elbaile, y otro bolso donde seguramente estaban las cosas para arreglarle elcabello y el maquillaje.

–No sé qué sería de tu vida si no me tuvieras, Macy– dijo Lena, dejando las cosas en algún lugar de la habitación.

–Pues no tendría a alguien tan insistente encima mío– contestó Macy, con cierto tono gracioso.

Pero no pudo evitar reír a carcajadas al ver la expresión de Lena.

–¡Retráctate, Macy!

–¡Tranquilízate!

Durante el rato en el que Lena ayudó a Macy a entrar en su faceta de "Amanda", estuvieron hablando de cualquier bobada y riendo como si estuvieran solas en el mundo. Por suerte con todo el escándalo que había en el palacio, no se escuchaban ni a dos metros de la puerta de la habitación.

Las únicas ventajas de los bailes reales.

Claro que Macy casi que salía corriendo al ver el vestido que sus padres le mandaron para la ocasión, pero no le quedó de otra más que ponérselo y hacer todo lo posible para no caerse con los tacones que venían con el vestido.

–Bueno– Lena se paró frente a Macy, examinándola –Si fueras otra chica, te diría que te ves genial. Pero, eres Macy Halbert, y el vestido no te luce.

–Ni el vestido, ni la peluca, ni las lentillas, ni las joyas, ni estos malditos tacones que lo siento mucho pero me tengo que quitar– dijo Macy, y acto seguido se quitó los tacones de un tirón, pudiendo respirar tranquila ya que no estaba en peligro de caer –Así está mejor.

–Eres increíble, pelirroja.

–Lo sé, castaña.

Ambas volvieron a reír, antes de que Lena agarrara su bolso con el maquillaje y todo eso, dirigiéndose a la puerta de la habitación.

–¿Segura que puedes ponerte los zapatos tú sola?

–Sí, ya he lidiado con eso antes.

–Bien, ¡Nos vemos al rato, pelirroja!

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–¡Clay! ¿Has visto mis botas blancas?– le preguntó Celeste a su hermano, mientras caminaba por toda su casa descalza.

–¿Ya buscaste bajo tu cama?– preguntó Clay en respuesta, desde su habitación.

–Emm... Nop. ¡Gracias, hermanote, eres el mejor!

–Un momento, señorita– antes de que pudiera regresar a su habitación, su padre se paró frente a ella; este ya se encontraba con el "uniforme especial" que tenía que usar en cada evento que se realizara en el palacio, y todo por ser el caballero más reconocido del reino entero –Te recuerdo que vamos a ir a un baile real, no a una reunión familiar. No puedes usar tus botas en el palacio.

–¡Pero papá, sabes que a mí me incomodan mucho las zapatillas!– se quejó Celeste, pero al ver que el rostro serio de su padre no cambiaba, sólo suspiró y se dirigió a su habitación –Ya veo a quién salió Clay de necio.

–¡Escuché eso!– reclamó el hermano mayor.

Clay se encontraba en su habitación, terminando de acomodarse la chaqueta (saco) de su traje, para luego acercarse a su cama, sacando una caja de debajo de ésta. Sonrió un poco al ver la caja, puesto que ahí estaban guardadas todas las cosas que tenía referente a su madre: fotos, dibujos que habían hecho juntos cuando él estaba en primaria, los regalos que le había dado en sus cumpleaños.

Pero lo que más resaltaba era el anillo de halcón que estaba encima de todo lo demás.

Unos golpeteos en la puerta lo trajeron de regreso a la realidad.

–¿Clay, ya estás listo?– escuchó que le preguntó su padre.

–Ya casi– contestó. Sacó el anillo de la caja, luego volviendo a guardarla bajo la cama para que Celeste no la viera.

Se colocó el anillo, sintiendo cómo sus poderes eran bloqueados por lo que sea que tuviera éste, lo cual causó el típico mareo que le da cada vez que se lo colocaba. Ya estaba acostumbrado, así que fue como si no le hubiera pasado nada. Al terminar de arreglarse, salió de su habitación, yendo a la sala donde seguramente estaban su padre y su hermana menor.

Claro que cuando Celeste lo vio, frunció el ceño y miró a su padre.

–¡¿Y a él si lo dejas usarsus tenis, verdad?!

·····························

–Princesa Amanda, ya es hora de que salga– dijo alguna de las sirvientas del palacio, tocando la puerta de la habitación de Macy.

–Voy en un momento– respondió la pelirroja.

Logró colocarse los incómodos zapatos color plateado, y antes de salir de la habitación, se miró en el espejo de cuerpo completo que estaba en una esquina.

El vestido anaranjado, brillante y pomposo. Su cabello rojo cubierto por la peluca castaña y ahora rizada. Sus verdes ojos escondidos por las lentillas que cada día más incómodos. Y ni hablar de los tacones.

Esta no soy yo.


Por fin pude subir! Ya encontré la técnica para poder publicar sin que me salga que no tengo internet xD pos no sé qué decir, sólo sé que aquí les dejo otra querida actualización así que nos vemos luego :3

PD: No saben lo que se viene! XD 

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