05: Anillo de Halcón

Clay llegó a la plaza de la ciudad, yendo al lugar donde él y Macy habían quedado en encontrarse, el cual era la fuente de la plaza. Fue ahí donde ella se había ido misteriosamente antes de la medianoche de la noche anterior, así que le pareció buena idea que se encontraran ahí de nuevo.

Llegó a la fuente y se sentó en la banca que había frente a esta, esperando. A los pocos minutos vio a alguien acercarse a donde estaba, y sonrió al verla acercándose a donde estaba.

–Hola, Clay– lo saludó ella, con esa hermosa sonrisa en su rostro.

–Hola, Macy– Clay la saludó con un beso en la mejilla, el cual causó un pequeño sonrojo en las mejillas de la pelirroja –Te ves preciosa.

–Gracias– dijo Macy, aun sonrojada.

–¿Vamos?

Él le ofreció su mano, a lo que ella lo miró y sin dudar agarró su mano.

–Sip.

Y con eso, ambos comenzaron a caminar por las calles de Knightonia, yendo a la heladería por la que habían pasado la noche anterior. Hablaron de cualquier cosa que se les viniera a la mente, y en ningún momento las sonrisas desaparecieron de sus rostros.

Cuando llegaron al lugar, pidieron sus helados y luego se sentaron en una mesa exterior, puesto que ahí se sentían más cómodos. Siguieron hablando por un rato mientras comían sus helados, hasta que Macy, por alguna razón en particular, volteó hacia el interior, encontrándose con el pelirrojo amigo de Clay.

–¿Ese no es Aaron?– preguntó Macy una vez se terminó su helado.

Clay dirigió la mirada en la misma dirección que ella.

–Rayos, había olvidado que hoy trabajaba de noche– murmuró Clay, no tan bajo como para que Macy no lo escuchara.

–¿Trabaja aquí?– ella lo miró algo sorprendida.

Él asintió.

–Sí, es para ayudar a su familia– contestó –A veces trabaja de día, otras veces de noche. Él jamás especifica.

Fue ahí que Macy recordó algo que Lena le había contado una vez, sobre esos amigos que había conocido en el club al que iba todo el tiempo.

<<¿Recuerdas esa zona de la ciudad donde vive la gente de bajos recursos? Ahí vive uno de ellos con sus padres y sus hermanos menores. Desde hace bastante tiempo dejó la escuela para trabajar y ayudarlos a pesar de que sus padres le insistan que no debía hacerlo; pero ajá, tiene 12 hermanos mayores y ninguno se digna a ayudarlos, ¿Qué más se puede hacer?>>

Con que se refería a él, pensó Macy.

–Oye, ¿qué te parece si vamos a otro lado?– dijo Clay, trayéndola de regreso a la realidad –En algún momento se va a dar cuenta que estamos aquí, y en definitiva no quieres verlo cuando se pone de fastidioso.

Macy rió un poco –Está bien.

Como ya Clay, por lo necio que es, ya había pagado los helados, se fueron directo de ahí.

El silencio que había entre los dos no era incómodo, sino más bien uno de los que te sientes bien por alguna razón en particular. Lo único que se escuchaba eran sus pisadas contra las hojas en tonos rojizos que aun caían de los árboles. Pronto sería invierno, una de las épocas favoritas de Macy.

De algo que ella se había dado cuenta, era que Clay le daba vueltas al anillo que traía puesto en su dedo anular. Éste tenía una particular forma de halcón, que se le hizo bastante conocido, más no sabía de dónde.

–Macy– le llamó Clay, a lo que ella lo miró.

–¿Sí?

–Yo, bueno... Quiero mostrarte algo– dijo, algo inseguro.

–Ah... B-bueno– Macy asintió.

Sintió a Clay agarrar su mano de nuevo.

–Ven conmigo.

Cambiaron de dirección, ésta vez yendo hacia el bosque que quedaba casi a las afueras de la ciudad. Macy no sabía por qué estaban yendo a ese lugar en específico, más confiaba en Clay, por lo que se mantuvo tranquila en todo el trayecto.

Una vez estuvieron en el bosque, Clay le señaló a Macy que se quedara parada en cierto lugar, luego alejándose un poco de ella.

–Cierra los ojos– dijo Clay, haciendo que Macy lo mirara con una mueca. Él sonrió algo divertido por la situación –Tranquila, no voy a hacer nada extraño.

–Más te vale– Macy rió, y luego cerró los ojos.

Pasaron unos minutos en los que Macy no escuchó ni un sonido. Sintió a Clay acercarse un poco a ella, y luego algo muy brillante en medio de los dos.

–Ya puedes abrirlos.

Abrió los ojos, sorprendiéndose al instante. Clay tenía entre sus manos una especie de aura amarilla brillante, a la cual le dio forma de una esfera de luz. Sabía que la magia existía, más nunca la había visto con sus propios ojos por culpa de sus padres que le tenían un miedo excesivo.

Luego miró a Clay, quien tenía una mueca nerviosa en su rostro por quién sabe qué razón. Éste suspiró antes de hablar.

–Sé que vas a decir que estos poderes son como una maldición...– dijo antes de que Macy lo interrumpiera.

–¿Estás hablando en serio?– cuestionó ella, mirándolo con una sonrisa divertida –¡Clay, eso es lo más genial que he visto en mi vida!

Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.

–¿De verdad?

–¡Sí! Aunque...– murmuró, haciendo que Clay cambiara de expresión. Pero su sonrisa se convirtió en una burlona –¡Dijiste que no ibas a hacer nada extraño!

Tras decir eso, ambos comenzaron a reír a carcajadas.

Cuando Macy volvió a ver a Clay, fue cuando se dio cuenta que éste ya no llevaba puesto el anillo que traía hacía un rato.

–¿Y tú anillo?– preguntó Macy, llamando la atención de Clay.

–Ah, bueno, ese es un cuento diferente– dijo Clay, y sacó el dichoso anillo del bolsillo de su chaqueta –Yo aun no puedo controlar bien mis "poderes" entonces desde chico uso este anillo que los mantiene a raya. Ni siquiera me deja usarlos cuando lo tengo puesto– explicó, colocándose el anillo.

–¿Alguien más lo sabe?

–Sólo Aaron, y eso porque es como mi hermano; ese típico fastidioso y más inquieto que yo no sé qué– dijo Clay, haciendo reír a la pelirroja –Oye, pero... ¿Podrías guardar el secreto? No quiero que nadie más se entere de estos poderes, mucho menos alguien dentro del palacio– soltó un suspiro mientras veía su anillo –Esa es una de las cosas que me dan más miedo.

Macy se quedó pensando por un momento, y su mente hizo click al darse cuenta de la razón de aquello último. Luego, miró a Clay con cierta sorpresa en sus ojos.

<<Entonces, significa que su madre...>>

–¡No te preocupes! Te prometo que no le diré nada a nadie– aseguró Macy, mirando a Clay con una sonrisa.

Acción a la que él respondió haciendo lo mismo.

–Gracias– dijo.

Al ver la hora que era, ambos decidieron ir al parque de nuevo para luego irse cada quien a su casa. Resulta que, por causa del Baile de Otoño, no iban a poder verse los siguientes dos días, lo cual no fue problema para Macy porque igual no se le iba a hacer fácil escaparse. Se despidieron y cada uno se fue por su camino.

Pero había algo que a Macy aun no lograba entrarle a la cabeza.

<<Sería lo más lógico. Recuerdo que cuando era niña vi a mis padres dándole ese anillo a uno de los soldados del palacio para su hijo, no recuerdo porqué razón. Pero ahora, uniendo todas las piezas...>>

–¿Cómo es posible que Clay sea hijo de esa mujer?

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