Capítulo Cuatro

Kerttu estaba en el salón de música cuando los seleccionados llegaron, una semana después de ser anunciados.

Tenía la puerta abierta, así que podía escuchar las miles de voces que se escuchaban desde el recibidor del palacio.

Llevaba un rato tratando de pintar, pero los ruidos del castillo le impedían estar totalmente concentrada en sus cosas. No paraba de darle vueltas a lo mismo: ¿qué haría con aquella selección? ¿A quién elegiría?

Kerttu, en sus dieciocho años de vida, nunca se había enamorado de nadie. Siempre había tenido otras cosas en las que pensar como la  pintura o su familia, para estar comiéndose la cabeza por un chico. En esos momentos, se lamentaba de no haberlo hecho.

Aquella sería su primera y única oportunidad de encontrar al amor de su vida. Su familia no paraba de repetirle que todo saldría bien, que lo conseguiría, pero ella no tenía las cosas tan claras.

Decidió pues, que si iba a pasar las próximas semanas (o meses) con aquellos chicos, debía al menos conocerlos. Ella había pasado toda su vida memorizando los mapas de pasadizos secretos y bunkers, así que conocía los mejores lugares para espiar y enterarse de cosas.

Dejó su cuadro a medio pintar en la sala de Arte y corrió entre pasadizos hasta llegar a un pasillo al lado del recibidor. Por la rendija del conducto de ventilación, Kerttu podía ver lo que estaba pasando.

Se habían reunido varios chicos que acababan de llegar, debían ser los únicos que faltaban. Distinguió al primer seleccionado, Allen Evans, y supuso que los demás que iban con él debían de ser los seleccionados de las provincias del norte de Illéa, ya que Allen era de Whites.

Kerrtu debería haberse estudiado los nombres de cada uno, pero había encontrado algo mejor que hacer, como lo era pintar el atardecer desde el salón de música. A penas recordaba un par de nombres.

— Los sirvientes llevarán su equipaje a sus habitaciones, donde deben prepararse para la cena —les decía un mayordomo a los chicos.

Kerttu siguió a los chicos por los pasadizos, sin perderse detalle de sus conversaciones.

— ¡Todo esto es alucinante! —le decía un seleccionado a otro. Sus pasos resonaban en las escaleras de mármol.

— ¡Ya te digo! —respondió su compañero— ¡Y la cena...! ¡En palacio trabajan los mejores chefs de Illéa y del mundo entero! ¡No sabes las ganas que tengo de probar la cena!

¡La cena! Kerttu ahogó un grito. Quedaba poco más de media hora para la cena y debía arreglarse. Al fin y al cabo, aquella sería la primera vez que se encontraría con los Seleccionados.

Corrió hacia su habitación y se miró en el espejo. Tenía el pelo manchado de pintura y aún vestía con el peto vaquero que se ponía a veces para pintar.

No era lo que su madre llamaba "presentable".

Se recogió el pelo y se puso una diadema dorada, de forma que no se viera la mancha de pintura. Rebuscó entre su amplio armario lo que se pondría.

Escogió finalmente un vestido del mismo color que su diadema y se lo puso rápidamente. Cogió unos zapatos planos en la mano y salió corriendo descalza hacia el salón de la cena.

Se apoyó en la pared justo antes de llegar al salón para ponerse los zapatos y lograr respirar con normalidad.

Tomó aire y, armándose de valor, entró en el Salón.

Los treinta y cinco jóvenes que formaban parte de la selección estaban sentados en tres largas mesas en forma de U.

Al verla entrar, los chicos se levantaron y le hicieron una reverencia.

— Gracias por haber venido —se dirigió a ellos, con la calma fingida que formaba ya parte de ella, ya que la utilizaba en cada acto al que debía presentarse—. Sé que el viaje debe haber sido duro y que todos desearéis cenar rápido para poder descansar, así que seré breve.

Contempló uno por uno a los treinta y cinco chicos sentados allí. Se aseguró de mirarlos a los ojos, y alguno hasta bajó la mirada, intimidado. Kerttu no se consideraba para nada intimidatoria y aquel gesto le sorprendió.

— La Selección es más que un concurso de belleza en el que se eligen a los más bonitos o elegantes. La Selección determinará el futuro de nuestro país, ya que uno de vosotros se convertirá en el futuro rey consorte de Illéa. Todos vosotros podríais llegar a gobernar algún día, sí, pero sólo uno lo hará. Debéis comprender que para mí también supone un cambio radical. Cuando acabe la Selección, estaré casada. No creo que deba ser una decisión que deba tomarse a la ligera —comentó lo último en un tono más informal, que se parecía más a su tono habitual y la mayoría de los Seleccionados se rieron—. Pero estoy segura de que ya sabéis todo esto y que os lo dirán aún más veces, así que vayamos a lo importante: ¡a cenar!

Los cocineros entraron entonces y sirvieron a los seleccionados, que empezaron a comer y a hablar entre ellos. La princesa retrocedió y fue a sentarse con su familia, en una mesa separada de los recién llegados.

— Buenas noches —les saludó.

Su abuela le besó en la mejilla.

— Estás muy guapa.

— Lo sé —respondió Kerttu, haciendo que America riera.

— Hija de tu madre tenías que ser —murmuró.

La princesa sonrió y empezó a degustar su cena.

— Humm... esto está buenísimo —comentó con la boca llena de comida.

— ¡Kerttu! —le riñó su madre.

Todos rieron, conociendo la tendencia de la princesa de no seguir las reglas y comportarse demasiado libremente, pero la reina Eadlyn no había terminado.

— Espero que la Selección te ayude a corregir tu carácter, hija. No puedes seguir comportándote así y menos cuando estés ante todo el país.

Kerttu se limitó a poner los ojos en blanco pero para su sorpresa, fue su abuela la que salió a defenderla.

— Cariño, Ker es una niña aún, déjala que disfrute de su juventud. Estoy segura de que madurará cuando deba hacerlo.

Le envió una sonrisa de agradecimiento a America y siguió comiendo. Al terminar la cena y después de que su madre diera un discurso de agradecimiento a los seleccionados, se escabulló lo más rápido que pudo a su habitación.

No se molestó en quitarse el vestido, porque nada más su cuerpo tocó la almohada, la princesa cayó dormida al instante.

Sus últimos pensamientos fueron para el día siguiente, que sin duda, sería largo.

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