~ Prólogo ~
En el Reino Blakewarth el Rey Magnus Blakewarth estaba a la espera de dar el anuncio del nacimiento de su primogénito varón, el orgulloso Rey siempre presumía que su primer hijo sería un niño idéntico a él, que heredará el reino entero y seguirá sus pasos hacia la gloria.
(Rey Magnus Blakewarth,
soberano del Reino Blakewarth)
La Reina por su parte estaba en su habitación pujando y siendo atendida por las criadas y las parteras reales, el sudor en su frente y cuerpo era limpiado por sus damas de honor, mientras las criadas traían paños y toallas limpias y humedecida en agua caliente.
- ¡Vamos, mi Reina puje, puje!- la alentaba la partera - ¡Ya casi, Reina Serena, ya casi podremos conocer a su Alteza!
-¡No puedo más, duele demasiado, algo no está bien!
(Reina Serena Blakewarth,
Reina de Blakewarth)
Y efectivamente algo estaba mal, la Reina estaba perdiendo muchísima sangre, había sufrido un desgarre interno, las parteras a pesar de ver la complicación y el malestar de la Reina seguían las órdenes dadas por el Rey justo antes de entrar a la habitación de su Alteza la Reina "La prioridad es mi hijo, si debe morir la Reina para que nazca que así sea".
Las criadas estaban llorando pero seguían su trabajo, por más que deseara poder ayudar a la Reina no debían ya que si por alguna razón salvaban a la Reina Serena y no a su Alteza por nacer terminaría muriendo medio Reino con la Reina incluida.
Después de un dolor inmenso y un sufrimiento y angustia pero que el de saber que posiblemente moriría sin poder conocer a su bebé la Reina Serena dió un último empujón y se escuchó el llanto de una criatura.
- ¡Su Alteza! ¡Su Alteza la Princesa ha nacido!- exclamó emocionada la partera.
La Reina Serena solo lloraba mientras escuchaba esas palabras a lo lejos, su sonrisa no se borraba y su vida se iba poco a poco mientras su sangrado no cesaba, las personas en el dormitorio de la Reina lloraban a mares, se sentían felices por el nacimiento de su nueva princesa pero sus corazones y almas dolían al ver como la Reina comenzaba a dejar está mundo.
La partera cuidó y limpió a la princesa con sumo cuidado pero cuando volteó para mostrarle su bebé a la Reina su rostro se puso pálido, tan pálido como el de la moribunda Reina. Con dolor en su ser se acercó y posó la bebé que no dejaba de llorar sobre el pecho de su madre para que pudiera darle su último adiós.
La Reina lloro más al sentir ese pequeño cuerpecito pesado sobre de ella, con ayuda de una dama de honor abrazo a su pequeña, la bebé dejo de llorar y solo daba pequeños sonidos de suspiros al calmar su llanto. Una lágrima de la Reina Serena brillo con una luz dorada y está se solidifico creando una Lágrima de Hada Dorada, una Lágrima de Felicidad.
- Sa... ra...- logró susurrar la Reina antes de que poco a poco todo se tornará oscuro a su alrededor.
La pequeña bebé de cabellos dorados comenzó a dormir sobre su madre pero en cuanto fue nombrada por la misma una gran cantidad de agua broto de su cuerpecito para rodear a la Reina Serena, el agua brillo y la herida interna de su madre fue sanada, la perdida de sangre parecía que jamás ocurrió y el color y vitalidad de su Alteza la Reina regreso de golpe.
Soltó un fuerte jadeo en cuanto el agua dejo de rodearla y fue curada y salvada de una muerte segura, se sentó sosteniendo con firmeza a su bebé que yacía dormida sobre de ella y solo la miro sin comprender lo que había ocurrido.
- Su... Su Alteza... La princesa salvo a la Reina...
Susurró alguien en la habitación, varias criadas tras unos minutos de estupor salieron corriendo a informar de lo ocurrido, llegaron hasta donde el Rey Magnus esperaba y aún sin poder recuperar el aliento se arrodillaron en el suelo para hacerle saber al Rey el nacimiento de su hija.
-Su Majestad...- jadeo una de ellas-... Ha nacido... La Princesa...
La expresión en el Rey era de indignación y enojo, tomó con violencia a la sirvienta del cuello y la levantó sobre sus pies.
- Repite lo- susurro en un gruñido amenazante - ¡Debes decir que ha nacido MI Príncipe! - arrojó con brusquedad a la mujer azotando la contra una pared- ¡¿Cómo es esto posible?!
- La... La... Reina Serena... Hiba a morir...- siguió informado otra criada que aún seguía de rodillas.
- ¡Se hubieran muerto las dos! - bramó el Rey.
- ¡La Princesa salvo la vida de la Reina! - grito una con desesperación.
- ¿Qué?- giró a verla el monarca.
- La... La... La Princesa... Salvo la vida de la Reina Serena, la sanó, recién nacida uso su magia de agua sanadora y salvo su vida, posee un don de sanación superior - la criada hablaba lo mejor que podía pero seguía temblando con miedo.
El Rey guardo silencio mirando a todos lados analizando sus palabras. Después de unos momentos comenzó a reír sonoramente, quién lo viera pensaría que perdió la razón... Y puede que así fuese.
- ¡No me dieron a mi varón pero me dieron una niña con gran poder! - seguía riendo, fue hasta la ventana y extendió los brazos al cielo mientras lo miraba aún en euforia - ¡Gracias, Dioses de los cielos! Ahora podré demostrar mi superioridad con esta... Herramienta...
Se me ocurrió mostrarles el pasado de mi Oc más usada :3 la trágica vida que siempre he imaginado para ella.
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