Capítulo 19
—¿Qué tal este?.
Isabell salió del probador vestida con un conjunto de color rosa con detalles blancos. Juvia la miro de la cabeza a los pies e hizo un gesto de negación provocando que la pelinegra suspirara molesta.
Llevaban alrededor de una hora dentro de aquella tienda de ropa y era la décima vez que Isabell salía del probador. Se había probado de todo tipo de ropa ¡hasta ropa interior!, pero parecía que nada convencía a la peli-azul e Isabell está comenzando a perder la paciencia.
La puerta del probador volvió a abrirse y esta vez Juvia sonrió con felicidad dando algunos saltitos.
—¡A Juvia le gusta ese conjunto!—Grito con felicidad la maga.
Isabell suspiro aliviada, por fin la peli-azul se había decidido .Aunque, ahora ella se sentía incomoda con lo que vestía.
—Me alegra saber que te gusta el conjunto, pero..—Juvia dejo de festejar y observo a su amiga—.La falda es un poco corta para mi gusto y me hace sentir incomoda.
El conjunto que traía la pelinegra consistía en un top de color turquesa con líneas de color negro, una falda corta de color negro que incluía un cinturón plateado con piedras negras, unas medias de color negro que le llagaban a mitad del muslo, sus típicas botas de color negro, un collar negro y unos guantes que empezaban antes de llegar a los hombros y terminaban en la muñeca, dichos guantes tenían el mismo diseño que el top.
—¡Tonterías! Juvia piensa que te vez bien.
Una pequeña sonrisa apareció en los labios de la pelinegra, sabía que sería inútil hacer cambiar de parecer a la peli-azul.
—Bueno, nos llevaremos este—Ante la decisión de la Dragon Slayer,Juvia volvió a celebrar.
(**)
Ya habían terminado de hacer las comprar y ambas magas se dirigían de vuelta al gremio llevando consigo varias bolsas que contenían ropa.
Al llegar al gremio,Natsu y los demás ya habían vuelto de su trabajo, por lo tanto, Juvia no dudo ni un segundo en lanzarse al mago de hielo.Isabell negó con la cabeza de manera divertida al ver aquello.
Se acercó a los demás y los recibió de manera correcta y amable, para después acercarse a cierto Dragon Slayer de ojos rojos que mostraba estar molesto.
—¡Hey!,¿Por qué la cara larga?—Pregunto divertida la de ojos negros.
Gajeel ignoro a la chica y ella arqueo una de sus cejas con confusión.
—¿Acaso no te divertiste en la misión?—Ignorada–¿Te peleaste con Natsu?—Ignorada—¿La paga no fue buena?—Otra vez ignorada.Isabell frunció el ceño molesta, su paciencia se había agotado.—¡¿Cuál es tu maldito problema?!,estoy siendo amable contigo y tú me estas ignorando,¡oh! Pero cuando tu necesites algo yo también te voy a ignorar y-
Gajeel cubrió la boca de la pelinegra con una de sus manos y la alejo del grupo para sacarla del gremio y comenzar a caminar "a no sé dónde".
"¿A dónde diablos me llevara?"—Pensó la Dragon Slayer.
Se sorprendió al ver que se encontraban delante de su casa, el de ojos rojos aparto la mano de la boca de la chica y la miro.Isabell lo miro con confusión y más cuando le extendió la mano.
—Dame las llaves—Ordeno.
—¿Eh?—La confusión aumento más en la maga.
—¿No escuchaste? Dame las llaves de la casa.
—¿Qué piensas ha-
—Olvídalo—Murmuro el pelinegro y sin previo aviso metió las manos en los bolsillos traseros del short de la Dragon Slayer.
El rostro de la pelinegra se tornó de color rojo, un rojo que competiría con el color de cabello de Erza al sentir las manos del pelinegro tocar, literalmente, su trasero.
Logro conseguir las llaves y abrió la puerta con ellas.Isabell entro después de él y se instalaron en el cuarto de la chica. Pasaron unos segundos hasta que ella logro salir de su trance, estaba a punto de gritarle al pelinegro pero este le extendió un sobre. La ojinegra lo tomo y lo admiro con cautela.
—¿Qué es esto?—Pregunto.
—Un sobre con una carta—Respondió con obviedad ganándose una mirada de odio por parte de la maga.
—Ya lose, idiota—Ahora fue el quien la miro mal.—A lo que me refiero es ¿Quién te lo dio?
—Tu amiga la loca de Kim.
—¡¿Kim?!—Grito sorprendida—¿Kim te dio esto?, pero ¿Cómo?
Gajeel se recostó en la cama de la pelinegra y observo el techo como si fuera lo más interesante del mundo.
—Hoy mismo me llego esa cosa, estaba clavada en la puerta de mi casa—Respondió.
La Dragon Slayer abrió el sobre y comenzó a leer lo que tenía escrito, a medida que lo iba leyendo, hacía una que otra mueca rara por tanta cursilería que venía escrita en la hoja de papel.
—¿Qué piensas respecto a eso?—Pregunto Gajeel al ver a la chica dejar la carta en la mesa de centro para después ver como ella guardaba algunas cosas en sus cajones y en su closet.
—Que ella se enamoró de ti—Respondió al finalizar de acomodar sus cosas.
—Creí que dirías que está loca.
—Pues pensaste mal, se ve que esta loquita por ti—Gajeel hizo una mueca—¿Esa es la razón por la cual estabas enojado?
Se sentó en la orilla de su cama y observo al Dragon Slayer. Él se incorporó y observo a la pelinegra con una pequeña sonrisa.
—Se diría que si—Respondió.
—Creí que era algo más grave, aunque en cierto punto lo es. Ahora ella sabe dónde vives.
—Si de por si esa loca había intentado matarnos, ahora resulta que está enamorada de mi—Isabell soltó una pequeña risita—Aunque eso se puede arreglar.
—¿Cómo?—Pregunto ella.
—Viniéndome a vivir contigo—Pasó su brazo por la cintura de la pelinegra y la atrajo a él sentándola en su regazo.
—Estás loco si crees que voy a dejar que vivas conmigo—Le dijo Isabell con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
El pelinegro soltó una carcajada divertido y beso una de las mejillas de las chica provocando que su sonrojo aumentara.
—No hagas eso—Murmuro apenada.
Era extraño como hace unos momentos se encontraban enojados y molestos para después terminar ahora hablándose con calma y dándose mimos.
—¿Acaso te da vergüenza?—Pregunto divertido.
La pelinegra soltó una pequeña risa, pero se cayó al ver como el ceño del pelinegro comenzaba a fruncirse.
—¿Qué sucede?—Pregunto confundida mirando hacia la misma dirección que el pelinegro.
Gajeel se acercó un poco más a ella, tomó su mentón e hizo que volteara hacia su lado derecho permitiéndole ver mejor su cuello.
"Dime que no es lo que yo creo, dime que no es lo que yo creo"—Se repetía mentalmente la pelinegra esperando que fuera otra cosa.
—¿Qué es esa marca que tienes ahí?
Mierda.
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