Capítulo 11. El mal se aproxima
La princesa demonio no paraba de mirar la barriga que iba creciendo al pasar de las semanas. Esto es a causa de que su sangre es demoníaca y el estado se iba adelantando. Está tan sorprendida que no podía creerlo, incluso ___ notó que Sanemi se ha vuelto muy protector con ella. Siempre le pedía a las sirvientas que tuvieran cuidado a la hora de bañarla o los vestidos, no apretar su figura.
___ iba cada semana para que Shinobu chequeara su estado por si la sangre iba a afectar el feto. Hubo momentos en que la princesa no paraba de sangrar, pero eran leves. Esto preocupa demasiado a la princesa porque no quiere perder su primer hijo. Sanemi también. Shinobu le pedía que tuviera paciencia porque esto es normal y más aún que ella es híbrida. Le pedía que tomara ciertas pastillas que ayudarán al estado de la mujer. La Señora del Insecto ha estudiado con mucha cautela el cuerpo de ___ para comprobar que medicamentos son los más recomendados para su embarazo.
La joven se encuentra en la habitación observando detrás de las cortinas el atardecer. Le gustaba estar esos momentos de paz y estar a solas, mientras acariciaba su vientre con suavidad y cariño. De alguna manera, su sexto sentido le está diciendo algo, una advertencia. Ella no estaba segura si era algo bueno o malo. ___ cerró los ojos para empezar a imaginar una vida plena y pacífica con su familia.
Un susto se llevó cuando sintió los brazos de alguien agarrar su cintura y tocar su vientre. Su olfató no le advirtió ante la cercanía de su esposo. Sin embargo, se alegró muchísimo de tenerlo cerca y apoyar la cabeza en su hombro.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó.
—Un poco preocupada por lo que pueda pasar, pero estoy bien en general.
—No te preocupes. Todo saldrá bien.
Sí, Sanemi está mirando las cosas positivas en este embarazo. Para ___ demuestra que se siente seguro. Él sabe que no pasará nada. Una sonrisa se cierne en la princesa, mientras su nariz aspira el fuerte aroma del Señor del Viento. Es muy difícil de ignorar esa sensación exquisita que produce esta persona.
—Debo comunicarte que mañana partiré parauna misión —dijo Sanemi—. No sé cuando volveré, pero te aseguro que lo más pronto posible.
—Yo solo espero que te vaya bien en la misión —susurró la joven mirando de reojo a su pareja—. Yo te esperaré.
¿Quién iba a decir que Sanemi se había enamorado de un demonio? ___ es tan diferente al resto de su especie. Y no solo porque sea una híbrida, sino también por su belleza. Su piel blanca se ilumina ante la tenue luz de la luna. O sus (c/o) únicos e inigualables. El peli-blanco acarició sutilmente el rostro de su esposa.
—Le pedí a mi hermano Genya que fuera tu guardaespaldas, mientras yo estuviera fuera.
—... Me da un poco de miedo —se sinceró.
—Bueno, tiene la misma cara y las mismas cicatrices que yo. Así que pienso que soy yo, pero más alto y con el cabello negro.
—Yo no te cambiaría —dijo, dándose la vuelta para abrazar bien a Sanemi y esconder su rostro en su pecho.
—No es cambiarme, mujer —rio con suavidad—. Si no que piensa que es un familiar mío.
Eso lo sabe perfectamente la mujer demonio, pero el rostro duro de Genya le recordaba a él cuando se conocieron por primera vez. Un odio profundo hacia ella por ser lo que es. Ahora las cosas han cambiado y más aún cuando hay un bebé de por medio. Un beso recibe por parte de Sanemi, como una forma de tranquilizarla. Eso le gustó demasiado a ella que se aferró a su armadura como pudo.
Sanemi acariciaba con suavidad su cabello viendo cómo sus dedos se enredan en él. Olerlo le daba cierta satisfacción. Le gustaba demasiado ese olor a durazno. Los dos no se dieron cuenta del tiempo porque estuvieron abrazados por mucho tiempo y la primera en caer dormida fue ___.
A la mañana siguiente ella despertó dándose cuenta de que no estaba Sanemi. Ya partió en su misión. Lo iba a echar de menos. Abrazó como pudo sus piernas sintiendo una pequeña incomodidad en su vientre. El feto está en pleno crecimiento. Tendrá que tener mucha paciencia y aguantar todo el dolor posible. ___ se está tomando los medicamentos para aliviar esos síntomas, como le indicó Shinobu.
Las sirvientas la bañaron con mucho cuidado, aún sabiendo que el Señor del Viento no se encuentra en el castillo. A ninguna le gustaría recibir un sermón por su parte. Y ___ tampoco porque Sanemi tiene un comportamiento peligroso cuando se enfadaba. Ya bañada y vestida, salió de la habitación encontrándose con Shinazugawa Genya esperándola. Ella se sintió cohibida ante su presencia.
—B-Buenos días, Genya-san —saludó educadamente.
Silencio. Ese chico no iba a hablar. Está claro que no está con un buen humor por lo que la princesa decidió estar en silencio. ___ tomó la decisión de caminar hasta el comedor con él detrás. Está claro que a Genya no le gusta la idea de ser el guardaespaldas de un demonio y sigue sin comprender cómo su hermano se ha enamorado de ella. ¡Y ahora está embarazada!
Genya conoce bien a su hermano. Sanemi odia a los demonios por lo sucedido con su familia. El chico moreno nunca olvidará aquel suceso. Su madre convertida en esas criaturas y su hermano mayor la mató. Ahí Genya repudió a su hermano con toda su alma, pero a lo largo de los años comprendió la razón. Su madre no iba a ser la misma de antes. Fue ahí cuando decidió seguir los pasos de Sanemi convirtiéndose en un cazador de demonios.
Al enterarse de la noticia de que Sanemi se iba a casar con la hija de Kibutsuji Muzan, Genya presentía de que la princesa no iba a durar mucho. Sería asesinada por él. Es inaudito que ___ esté viva y embarazada. Si es cierto que escuchó que es un demonio raro y no siente maldad por los humanos. Todo lo contrario.
—¿Te embarazaste para que mi hermano no te matara?
Esa pregunta dejó sorprendida a ___.
—H-Hemos consagrado matrimonio y…
—Esto es una trampa tuya. De seguro que embaucaste a mi hermano. Él odia a los demonios 1escupió Genya.
—Él me contó lo sucedido y yo lamento de que hayais perdido a una gran familia —se disculpó.
—Ahórrate tus disculpas. No eres más que un demonio que le han ordenado conquistar estas tierras.
___ se detuvo en seco y Genya hizo lo mismo. La princesa giró para encarar al pelinegro porque no le estaba gustando el tono de voz que le está empleando. Sanemi le enseñó que no debe temer.
—Yo no deseé esto. Fue mi padre quien me vendió. ¿Y sabes qué? Me alegro que lo haya hecho porque tú no sabes mi pasado. Yo soy diferente al resto de demonios. Una princesa encarcelada en una torre no es felicidad. Desde que llegué aquí, sentí miedo, pero ya no porque me siento protegida por muchas personas. Además, soy como tú, pero mitad. Así que, si te parece, deja de ser mi guardaespaldas si te desagrada mi presencia.
Esa respuesta no se lo esperó para nada. Genya llegó a pensar que ___ tendría un comportamiento sumiso, pero ha demostrado todo lo contrario. Él se calló sintiendo una gota resbalar por su sien. Está claro que la princesa tiene garras. Ella continuó caminando y Genya no dudó en seguirla. Parece que la conversación ha funcionado, aunque hay que decir que ___ estaba temblando internamente por cualquier comentario que añadiera el pelinegro.
En el comedor todos los soldados están desayunando tranquilamente. La joven princesa decidió unirse con los Señores. Esto es habitual en ella por ser la esposa de uno de los Señores. La comida que habían preparado es exquisita porque el olor inundó sus fosas nasales. Sus ojos (c/o) se centran en los soldados que estaban discutiendo de quién iba a ser el mejor cazador. Tú sabes la respuesta.
—¿Cómo se encuentra, princesa? —preguntó Kyojuro, interrumpiendo los pensamientos de la joven.
—Bien, con un poco de malestar en el vientre.
—¿Te estás tomando los medicamentos que te receté?
—Sí, Shinobu-san.
—¿Por qué molestarse ante una criatura pequeña? —cuestionó Giyu.
—¡Ay! ¡Estoy ansiosa de ver al bebé! ¡Seguramente que saldrá guapo como su padre! —vociferó Mitsuri con un sonrojo en sus mejillas.
—O tal vez feo —comentó Iguro.
A ___ no le importaba el aspecto de su hijo. Solo desea que nazca repleto de salud. No paraba de acariciar su vientre estando ansiosa de saber como es. Aún queda para que nazca. Y otra vez esa sensación de mal augurio. ¿Por qué? ¿Tendrá que ver con su padre? Él tiene la capacidad de leer la mente de sus subordinados. Con ella es distinta porque su vínculo está casi roto, pero ___ sabe cuando está enfadado.
Tiene el presentimiento de que algo pasará con su bebé. Nunca entendió el motivo de Muzan de acostarse con una humana. ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? Esas preguntas surgieron a lo largo de las semanas cuando descubrió que es una híbrida. Un suspiro soltó y decidió comer con mucha tranquilidad sin preocuparse demasiado.
🌸🌸🌸🌸
Kibutsuji Muzan está sentado en su trono mirando a la nada, o más bien, a sus esbirros más leales. Las Seis Lunas Superiores están en frente de su señor porque saben que les mandará una misión muy importante. Ninguno ha dicho nada. Permanecen en silencio esperando alguna palabra.
—¿Alguna novedad acerca de la flor?
—Ninguna, Muzan-sama —respondió uno con tatuajes en su cuerpo—. Es un misterio.
—Tú eres el misterio, Akaza. No querer dañar y comer mujeres te hace extraño.
—Oh, no lo culpes, Gyokko-dono. Akaza-dono es muy caballeroso.
—¡Cierra el pico! ¡No quiero escuchar un comentario tuyo, escoria!
Muzan tiene que tener mucha paciencia con estos demonios porque no se llevan nada bien. Sin embargo, los considera los más fuertes de su raza. Él se levantó para caminar hacia uno de ellos. En este caso, una mujer demonio que adoraba con creces a su señor. Esta se sonrojó de golpe cuando él agarró su rostro.
—¿Y tú has averiguado algo, Daki?
—N-Ninguno, Muzan-sama.
—Tú y tu hermano os habéis esforzado mucho para ser una de las Lunas Superiores. Os felicito a ambos.
—Gracias, mi señor —contestaron al mismo tiempo.
—No solamente os he reunido para saber el paradero de la flor —dijo—. Como bien sabeis, mi hija, Kibutsuji ___ está en el reino de los humanos. Se casó con el Señor del Viento, uno de los soldados poderosos del rey Ubuyashiki.
—Oh, la bella ___. Solo la vi unos escasos segundos.
—¡Cállate, Douma!
—Y está embarazada.
Todos los esbirros se colapsaron ante aquella noticia.
—¿L-La princesa embarazada por un humano? ¡Imposible! —Gyokko no se lo creía.
—M-Muzan-sama, no parece disgustar la noticia.
—No, Hantengu. De hecho, esto es una buena noticia para mí. —Los esbirros no lo entendían—. Todos siempre os habéis preguntado quien es su madre. Siempre la tuve escondida porque la experimentaba. Una simple humana.
—¿Insinúa que la princesa es…?
—Así es, Gyutaro. Es una híbrida. Pero sus genes de demonio son superiores al del humano, por tanto, es capaz de resistir un poco a la luz. Solo unos escasos segundos —gruñó por lo bajo—. Si hubiera sido perfecta, la hubiera devorado sin creces y yo sería capaz de resistir a esa dichosa estrella iluminante.
—Y al estar embarazada de un humano, la posibilidad de que su nieto sea más humano que demonio, es de un novento por ciento —habló Kokushibo que analizaba la situación.
—¡Y por fin seré inmune! —exclamó—. Vuestra misión es secuestrar a mi hija y traerla aquí. No quiero que dañen su cuerpo. Ese bebé tiene que nacer en buenas condiciones. Como falléis, sabéis perfectamente de lo que soy capaz con vuestras cabezas.
Todos hicieron una reverencia ante el Rey de los Demonios. Enfadarlo no es una buena opción. Todos lo saben. Sin más preámbulo los siete demonios se esfumaron dejando a su rey en el trono. Sus ojos rojos se centraron en la ventana viendo la luna. Solo un poco más y podrá cumplir su objetivo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top