Capítulo 27

El mejor hospital de Irlanda fue tomado por el Sacerdocio. Prácticamente, toda la avenida. La tensión se sentía en el aire. Alice estaba internada y cuatro hombres amenazaron de muerte al director del hospital para que dejaran a Aysel intervenir. No era especialidad de la turca, pero sería los ojos de los mafiosos mientras ellos no estuviesen ahí.

Maksym tenía la sangre de Alice en su ropa. La preocupación estaba reflejada en los rostros de los hombres y cada uno oraba por la vida de ambos. Ellos tenían sentimientos y la familia lo era todo. Si ese bebé moría, era muy obvio lo que iba a suceder con Kassia. Su sentencia de muerte estaba escrita. El corazón del polaco estaba destrozado. Si él fue quien había recibido más golpes por parte de Kassia, ¿cómo es que ella lo odiaba? Siempre la defendió y aceptó todos sus caprichos, pero ella solo tomó la decisión de asesinar a la mujer inexistente de Kylian o a él.

Si hubiese sido por él, los salva a los tres. 

—Tenemos que arreglar esto —la voz de Nikolas llamó la atención de los tres mafiosos—. Estamos corriendo el riesgo de ser enemigos entre nosotros mismos. La familia pelea, pero tomamos un bando en la historia. 

—La misma mujer está jodiendo a dos de nosotros y nos vemos afectados en la situación. Yo ya tomé mi bando. Sasha sé qué estará con nosotros —intervino Fabrizio—. Sabemos que se quedó en casa porque le encanta causar temor. Todo lo quiere arreglar haciendo prácticas quirúrgicas con humanos —los cuatro rieron al recordar al ruso.

El tipo era el mejor neurocirujano de Europa, pero como asesino daba terror. Conseguirlo en tu camino era lo menos que deseabas.

—Yo no sé... yo no tengo a nadie. No sé de donde salió el rumor. He vivido para Kassia toda mi vida y he sufrido la misma desdicha que ella. Está con Jack y más de una vez le pedí que viniera conmigo. Aquí nada le faltaría y yo... ¿acaso no tengo suficiente poder? Soy bueno en lo que hago y dinero no me falta.

—Para ella nada es suficiente. No sabía que se pondría así. Le he perdonado más de lo que cualquier ser humano con un arma soportaría. Yo tampoco sé que quiere ella. Disfruta de la atención que le damos y el hacernos sufrir —admitió Mak.

—Se metió con Aysel —ambos mafiosos se miraron—. No lo voy a dejar pasar, Maksym. Nosotros tenemos un acuerdo y cree el Sacerdocio para que nuestra famiglia viviera libre y tranquila. Tú sabes lo difícil que ha sido para Aysel la vida sin su madre y mi mujer nunca se ha metido con ella.

—También amenazó el lugar de la mujer que esté al lado de Kylian. No importa que él no tenga ahora mismo a nadie, pero se supone que ese puesto es el más seguro para ellas. ¿Cómo es posible que sea amenazado por alguien que es familia? Yo me metí en esto porque no pude proteger a mi mujer y la vi morir frente a mí. No quiero que ninguno de ustedes pase por ese maldito dolor si se puede evitar —aseguró Nikolas.

—¿Van a matarla? —preguntó Kylian. Los tres hombres miraron a Mak. La última palabra la tenía él.

—Si Alice pierde al bebé... —cerró los ojos y se tragó el nudo que se le había formado en la garganta—. Kassia tendrá la muerte más dolorosa que pueda imaginar —abre los ojos y ve a los mafiosos—. Si mi hijo se salva... ella será enviada al extranjero.

—Mak, ella no se puede ir impune de aquí —le recordó Fabrizio.

—Lo sé... —suspiró y miró a Kylian—. Kassia no volverá a hablar.

—Tampoco podrá escribir entonces. De esa manera no se comunicará con nadie. El puesto de mi mujer estará a salvo para cuando aparezca y nuestras organizaciones se liberarán de ese problema dede la raíz.

—Bien... —Fabrizio los miró—. Superarán lo que está pasando. Kassia se buscó su propio castigo y nosotros cuidamos de los nuestros. Hablaremos con Sasha para que realice su respectivo trabajo y buscaremos el lugar más remoto en el mundo para que sea instalada allá.

—Le daré unos guardaespaldas para que por lo menos tenga a alguien a su lado. Mi mujer la quiso mucho de pequeña —dijo Nikolas.

Todo quedó en silencio en el pasillo. Tomaron la mejor decisión por las mujeres y la organización. Al polaco y al irlandés el corazón se les hacía pedazos, pero un inocente bebé corría el riesgo de morir por culpa de los caprichos y locuras de alguien que ya los había lastimado lo suficiente.

—¡Pero yo siempre vengo a esta hora! —gritaba una mujer el otro lado del pasillo—. He venido a ver a mi tía. Todos saben que estaba cuidando a Ezequiel.

Los cuatro mafiosos se giraron a ver el espectáculo realizado por una mujer con un acento divertido. Comenzó a golpear y a maldecir a los guardaespaldas de los hombres. Así que fueron a ver que sucedía con ella.

—¿Qué sucede, Jack? —el aludido empieza a explicar lo que ocurre mientras la mujer se cruza de brazos y los ve de mala manera.

—Mire, señor sangriento. He venido a ver a mi tía que está en la habitación 404. Pueden ir a verificar. Estaba tratando de que Ezequiel, Alberto y Esteban se quedaran quietos. No soy de aquí y me he perdido. Es la cuarta vez que me pierdo porque las calles son parecidas —les explicaba ofuscada—. En fin, eso no les importa. Solo déjenme ir con mi tía. Hoy me toca quedarme aquí porque mi tío no puede —miró a Kylian—. Te me pareces mucho a alguien...

—¿Son tus hijos? Quiero decir, las personas que nombraste antes —preguntó Fabrizio.

—Oh, no, no tengo hijos —se empezó a reír—. Ezequiel es mi avestruz, Alberto es mi pavo real y Esteban es mi pato —sonrió—. Bueno, Solo Ezequiel es mío, pero como mi tía está enferma me tocó hacerme cargo de ellos.

—¿Cómo puedes darle tanta información a extraños? —le preguntó Kylian, alzando una ceja.

—Es que la pinta de matones que se cargan me da terror. Entonces prefiero decirles todo para que vean que no soy una amenaza. Les daría mi dirección también, pero vivo en Escocia, así que no es muy relevante y aquí en Irlanda solo estoy en la granja de mis tíos hasta terminar mis vacaciones —admitió la pelirroja.

—¿Tienes nombre? —volvió a preguntar. Los tres mafiosos se rieron y dieron unos pasos hacia atrás.

—Soy Nicole —le extendió la mano—, vivo en Edimburgo y estoy en mi último año de universidad. ¿Me permiten ver a mi tía? —bajó su mano al ver que el hombre frente a ella no la tomaría.

—Sí, ve con tu tía —le dió permiso y él fue con los otros hombres. Aysel salió y los miró con interés al ver que una mujer muy risueña iba pasando por el lado de ellos.

—Tomen, están recién horneadas. Se las dejo a ustedes por dejarme pasar a ver a mi tía. Siempre las traigo para no aburrirme mientras veo alguna de mis series turcas —sacó de su bolso un frasco lleno de galletas y se las dió a Nikolas—. Es mi manera de agradecerles por no matarme.

Aysel llegó cuando escuchó eso y vió como la mujer casi salió corriendo para irse de ahí.

—¿Qué pasó? —les preguntó a los cuatro—. ¿Quién es la chica?

—Alguien muy valiente que nos juzgó con solo vernos y nos dió galletas por no matarla —bromeó Fabrizio.

—¿Cómo está Alice? —le preguntó Mak, pero sintió un poco de alivio al ver a la turca calmada.

—Alice estará en reposo por unos meses. La impresión por lo que sucedió casi le provoca un aborto. Por suerte todo fue muy rápido y el médico que ustedes amenazaron de muerte hizo un excelente trabajo —se rió—. Alice estaba bastante estable, pero un poco nerviosa. Le han suministrado un sedante y dormirá hasta la tarde. Ya es de madrugada, así que ustedes pueden ir a casa, tomar un baño y regresar.

—Yo no voy a...

—Me quedaré con ella hasta que vengas, Mak. Prometo no moverme de aquí, pero es necesario que tomes un baño porque tienes sangre en la ropa y no creo que a Alice le guste verte así cuando despierte —insistió la turca.

Él suspiró y asintió.

—Bien, pero quisiera verla antes de irme —ella le sonrió y le dió paso para que fuera a la habitación.

Maksym la vió dormida profundamente. Era su hermoso ángel. Ella y su bebé estaban a salvo. Se puso a su lado y le dió un casto beso en sus labios. Su más preciado tesoro. Alguien tan puro como ella no podía sufrir siempre. Él se encargaría de todo. Quien le quitara la paz a su mujer y a su hijo merecía la muerte.

—Mi amor, espera por mí. Voy a tomar un baño y a arreglar unos asuntos que tengo en casa pendiente. Vendré a ti cuando despiertes. Te amo más de lo que puedes sospechar y perdoname por quitarte a tu amiga. Prometo que tendrás a otras chicas a tu lado que aunque discutan, podrás seguir contando con ellas. No te dirán palabras hirientes. Kassia será borrada de tu vida. No puedo confiar en ella —besó sus labios y salió de la habitación.

Empezó a caminar con un solo fin en su mente. Kassia, su amada hermana. La mujer que tomó su vida y sentenció la de él. La mujer que con sus palabras hirió a mucha gente. La mujer que puso en peligro a Alice y a su hijo.

—Le daré una última oportunidad antes de tomar una decisión final —comentó Maksym—. Jack viene con nosotros.

—Te apoyamos —dijeron Nikolas y Fabrizio al unísono.

—Pienso igual que Mak. Creo que todavía queda algo de cordura en ella —dijo Kylian.

Castigaban a Kassia, o Irlanda y Polonia tendrían una guerra con Rusia, Italia y Grecia. Además, los sacarían del Sacerdocio y morirían en unos días. Era muy grave la situación aunque no se viera de esa manera. Meterse con la mujer de un capo, era considerado traición.

Kassia sentenció a muerte el lugar de la mujer del líder de la mafia irlandesa.

Prefirió la muerte de Maksym.

Se metió con la mujer del líder de la mafia italiana.

Ofendió, abofeteó y puso en riesgo a la mujer y al hijo del líder de la mafia polaca.

Kassia no se iba a salvar de lo que le venía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top