Capítulo 22

Maksym desapareció de la vida de Alice como ella lo pidió. Ese efecto duró tres días y dieciocho horas. Con total cautela ella se fue llenando de los guardaespaldas del polaco. Fueron las peores tres semanas para ambos. El mafioso no se pudo acercar más a ella porque debía intentar dejar de ser un dictador de su país. Hasta el mismo presidente le pedía misericordia por ellos. Ninguno había visto o tenido contacto con la princesa, pero el solo hecho de que ella abandonara el país sin ser vista, era una abominación para él.

¿Cómo era posible que alguien siendo princesa pase desapercibida? Cualquier persona perteneciente a la realeza, siempre era captada en cámara. ¿Por qué Alice no?

Esa eran una de las miles de preguntas que tenía. Si ella no hubiese aparecido en Polonia, jamás la notaria. Todo el mundo conoce a los monarcas, pero a ella nadie la ha visto. ¿Por qué? ¿Por qué nadie la tomó en cuenta?

—No hemos encontrado absolutamente nada sobre la princesa. Se sabe que es de la realeza, pero sus apariciones y fotos son escasas. Ella no solía relucir en eventos de la alta sociedad, pero encontramos algunas fotos en orfanato y organizaciones benéficas —le informó, su mano derecha.

—¿Y en esos lugares no hay información de ella?

—Nada. Solo esas fotos y que venía de Finlandia. Siempre viajaba con una señora mayor, pero la hemos estado buscando y tampoco la conseguimos —le explicó, Maksym suspiró y miró la pantalla de su laptop.

Estaba en su oficina terminando de quitar el toque de queda en Polonia. Viajaría a Alemania para ver a Alice. La emperatriz Amaya le explicó la situación y aunque él quería ser parte de todo el proceso, se le negó la entrada al país hasta que Alice tuviera los resultados del laboratorio.

—Debe ser Pame... pero ella está en Finlandia y justamente en el palacio... otro lugar a donde no puedo entrar —tragó grueso—. Obsesionado con una rubia que es un fantasma frente a la gente. No sé nada sobre ella y muero por tenerla. ¿Cómo le hago entender que ella es todo para mí? Hago lo que me pide, pero nada de eso es correcto... con ella siempre sacó lo peor de mí.

—Me casé hace poco, pero mi esposa siempre intenta ser lo más normal posible. Nos dejamos ser y siempre hablamos de lo que sea. Yo soy más cerrado, pero aprendimos a darnos el espacio que necesitamos. Le dije que la amaba como algo simbólico al proponerle matrimonio y fácilmente al pasar el tiempo se lo digo con más naturalidad y simplemente porque me nace. Muchas veces se lo demuestro con acciones, pero entendió que soy mafioso con escasos recursos de afecto. Le demuestro que significa para mí, pero poco a poco hemos ido creando ese lazo y esa confianza para que yo pueda entender como quererla y poder hacerla entender lo que significa para mí.

—Eso es lo que intento...

—Entonces no lo estás haciendo muy fuertemente, jefe. Háblale y explícale siempre hasta que ella te crea que eres sincero.

Maksym le escribía casi todos los días y le explicaba como había sido su día y todo lo que hacía. Él intentaba crear un vínculo con ella aunque no le respondiera, pero le enviaba todo. Alice se hizo muy amiga de Aysel y hablaban muchísimo. Fabrizio le daba tips y trataba de hacerlo entender de que no tenía que ser tan cerrado con lo que sea que quería con ella.

***

Alice, por otro lado, no esperaba nada de Maksym. Ella no lo volvió a ver y el celular que la emperatriz le había dado, empezó a recibir mensajes extraños qué después de un tiempo supo que era el polaco. Quería verlo, lo extrañaba, quería abrazarlo y decirle tantas cosas, pero a la vez no sabía si sería recíproco. Maksym no la quería de la misma manera que él y ahí, lamentablemente, no se puede hacer nada. Era una situación triste y dolorosa para ella.

—Alice... —la voz que anhelaba escuchar, resonó en la habitación.

—Te dije que me dejaras sola y pensé por un momento que habías cumplido tu palabra —el orgullo no le permitía preguntarle directamente las cosas. No lo miró a la cara por miedo.

Ella tenía miedo de seguirlo queriendo y sí, también tenía miedo de que su cuerpo la traicionara. Ella no quería ser tocada por él si sus deseos no iban más allá del sexo. Una vez se lo permitió. Se permitió tenerlo de la única manera que Maksym quería y no lo haría nuevamente.

Esa vez dolió y siempre lo haría. Ella no era mala mujer y tenía el pensamiento de que merecía amor. No sabía si estaba pagando un Karma con Maksym. Pero era tan caprichosa, que al único hombre que también quería, era al mafioso. No aceptaría a más nadie en su vida y sí, al parecer no era una buena elección.

—Respeté tu decisión tres días —dijo con simpleza, viéndola desde lejos. Ella estaba un poco más delgada desde la última vez que se vieron—. Siempre he estado aquí, solo que no te diste cuenta.

Ella asintió y él caminó hasta quedar frente a ella. Ambos corazones latieron con fuerza y el anhelo de los dos era grande.

¿Se amaban? Quién sabe, pero la presencia en la vida de los dos había cambiado. Necesitaban estar juntos y la amargura se transformaba en felicidad.

—¿Polonia?

—En orden. Ya todo está controlado y libre. He encontrado un lugar seguro para que puedas vivir. Es en una de las mejores partes de la ciudad. Tendrás la libertad que deseas, pero debo cuidarte. Tendrás guardaespaldas...

Ella suspiró, pero estaba bien. Era libre con condiciones. Típico de la realeza y ya no veía problema. Podía escuchar la honestidad de Maksym y no su mandato.

—Estoy tratando de leer la prueba de embarazo que me hice ayer... debía esperar un tiempo antes de saber algo. Usaba el método anticonceptivo por mi padre, pero se venció hace un tiempo... entonces...

—Estoy aquí, Alice... para ustedes estoy aquí. No me voy a ir. Nunca te dejaré.

—A mí no me estés amenazando —ambos se rieron, aligerando el ambiente—. Tengo miedo, Maksym.

—Está bien si tú no me quieres creer. Siempre respetaré tu decisión, pero aunque no pueda poner en palabras muchas cosas porque soy un bruto de la época de las cavernas. Alice, yo lo entendí. Te amo más que a mi vida. Eres la dueña de todo mi ser. No sabes lo que significa tenerme en tus manos. Puedes destruirme cuando quieras y me dejaría. Eres mi inicio y mi final. No hay fecha de caducidad y puedes matarme cuando quieras...

—Yo no quiero matarte... pero no quiero ser solo sexo contigo —respondió, con voz temblorosa.

—Lo que quiero decir, Alice, es que eres la única persona en este mundo que puede matarme y a la única que dejaría hacerlo. Tal vez no lo entiendes, pero esa es mi manera de demostrarte amor. Y viajar a una nación que no tengo permitido por ser mafioso para lograr verte. Solo hoy me dieron permiso por unas cuantas horas y no podía desaprovecharla.

—De verdad que eres un bruto, Maksym —se volvieron a reír—. Tenía la esperanza de que vinieras. Aquí tengo los resultados y...

—¿Me dejas darte un beso? —ella frunció el ceño—. Uno muy pequeñito...

Cuatro palabras tontas y ella caía. Aysel se lo había explicado y aunque en su momento no le creyó, ahora sí. El amor en la mafia no es normal y sí, era más un extraño y obsesivo amor.

Lo iba a aceptar sin importar los resultados.

—Pero uno muy pequeñito —le advirtió. Él arrimó una silla y la puso frente a ella para sentarse cerca de la cama. Puso los labios sobre los de Alice y todo su cuerpo se relajó. Un suspiro salió por parte de él, haciéndola sonreír.

Una droga perfecta.

—Gracias... —besó su frente—. ¿Estás lista? —señaló el papel.

—Lo más lista que puedo estar ahora —suspiró y desdobló la hoja, leyó el contenido y miró a Maksym con ojos llorosos—. El médico había dicho que no era posible...

—No entiendo... —tomó el papel y lo leyó también. Su corazón latió y se llenó de una nueva emoción. La felicidad no le cabía en su pecho y sus ojos se llenaron de lágrimas—. Seremos papás, mi amor. Vamos a tener un hijo.

—Mak, pero...

—No importa. Mi mundo serán ustedes dos desde ahora. Serás cuidada y protegida como lo desees. Mi bebé y tú lo son todo. Por favor, Alice, no me alejes. Déjame ser parte de la vida de ustedes.

Ella lo abrazó con fuerza y rompió en llanto. Iban a tener un bebé. Alice no sabía nada de su padre y mucho menos del hombre con el que se casaría.

¿Estaba bien ser feliz y permitirse tener una familia?

***

Quiero pedir una disculpa por el retraso en la subida de los capítulos. Soy de Venezuela, específicamente de una ciudad que se ha visto un poco fuerte en estos últimos días y el internet es nulo. No puedo decir más. Solo gracias por la espera a los pocos lectores que me han de quedar. Mil disculpas y que sepan que los quiero.

Sra De Taker. 💜

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