Reconciliación


La mañana se hizo presente en la ventana de Shiori dejando entrar a los rayos del astro rey en toda su habitación. Abrió los ojos con una sonrisa en su rostro y rozo con la yema de sus dedos sus labios que aun sentían aquel cosquilleo tan placentero.

***flash back***

En medio de una hermosa noche estrellada, dos figuras perfectamente acopladas en un bello beso se separaron lentamente sin saber cuanto tiempo había durado en realidad aquel contacto, chocando con delicadeza sus frentes.

-Yo no...-pronuncio suave Hyoga apenas despegándose de los labios de la chica sin abrir los ojos.

-Esta bien-lo corto con una dulce sonrisa al entender los sentimientos del otro. Se soltó de su agarre ingreso al templo.

***fin del flash back***

Sonrío para si al evocar sus recuerdos pero fueron interrumpidos al sentir la presencia que acababa de ingresar al recinto.

Una enorme felicidad la invadió, reflejada en la gran sonrisa que iluminaba su rostro en aquel momento.

Sin más, se levanto y salió corriendo hacia la entrada principal pero a escasos metros de su objetivo se detuvo al ver como este acababa de dejar su maleta a un lado de la puerta y ahora la observaba a ella.

-Hola Shiori- dijo tranquilo Camus.

Shiori no contesto solo se lanzo a sus brazos abrazándolo por el cuello quedando en puntas de pie a causa de la diferencia de alturas.

Una cálida y agradable sensación se apodero del caballero de los hielos ante aquel recibimiento inesperado.

Sin darse cuenta, sus brazos se posaron alrededor de la cintura de la chica correspondiendo el gesto; provocando que ella se hundiera más entre el cuello y el hombro del caballero.

-Estaba muy preocupada por ti-admitió en un susurro sobre su oído.

-...lo siento-fue todo lo que su asombro le permitió articular.

No se dijeron una sola palabra más, solo permanecieron en completo silencio sin romper el contacto tan, inconscientemente, deseando.

Ambos se habían extrañado mucho y necesitaban verse porque, a pesar de todo, se habían acostumbrado a estar juntos en ciertos momentos del día y anhelaban la presencia del otro después de estos escasos días separados.

-¡¿Maestro?! Que gusto que haya regresado.-dijo entrando en escena y cortando el reencuentro después de un tiempo prudencial cuando los otros dos ya se habían separado-Shiori estaba muy preocupada por la tormenta.-confeso mirando a la nombrada.

- ¿Como supiste eso?-la observo algo extrañado.

-Internet-fue su única respuesta en un tono de voz casual. Él solo sonrío de forma disimulada en señal de respuesta.

El día trascurrió deprisa entre explicaciones del viaje por parte de Camus en la mañana y los últimos preparativos para el festival del día siguiente en la tarde hasta casi entrada la noche.

Shiori llego sumamente exhausta al templo de acuario. Solo quería acostarse y descansar pero por insistencia de

Milo retraso sus planes un poco para hacerse tiempo para cenar con los caballeros.

Una vez en su cuarto, Shiori se acostó y en cuanto cerró los ojos las imágenes en su mente comenzaron a hacerse presentes.

Al mismo tiempo Camus se había retirado a su habitación excusándose en un agotador viaje aun que en realidad no entendía porque se sentía tan cansado de repente.

Sin darse cuenta, cayó en los brazos de Morfeo comenzando a ver extrañas imágenes en su cabeza pero que parecían sumamente reales, al punto de que podría creerse que esa era la realidad:

Camus se hallaba parado en medio de una habitación blanca completamente vacía desprovista de vida alguna.

-Este es el cuarto de Shiori-reflexiono para si mismo en voz baja- pero... ¿Porque esta vacío?-se pregunto viendo a todos lados.

-Jijiiji-se escucho una peculiar risilla a sus espaldas. El caballero volteo sorprendido ante aquel sonido y aun más al encontrarse con que no había nadie detrás de el.

- Pero ¿Qué...?-antes de que pudiera terminar de preguntarse a si mismo, la misma risa se oía a lo dejos del pasillo que continuaba al cuarto.

Decidido, se adentro en aquel lugar que de repente le pareció más largo que de costumbre. Camino a paso firme y tranquilo por aquel pasaje mientras el eco se hacia cada vez más claro y fuerte; hasta que frente a él apareció una niña de unos 4 años de edad, tez blanca, extensa cabellera color aguamarina y ojos azules tan profundos como el mar; lucia un hermoso vestido totalmente blanco y un listón blanco con un moño en uno de sus costados sosteniéndole el cabello.

- ¿Shiori?-cuestiono sumamente sorprendido.

La niña solo le sonrío sin decir una palabra y dando media vuelta corrió al interior de la habitación contigua. Sin saber porque, siguió a la infanta hasta que esta se perdió en un umbral que irradiaba una enceguecedora luz blanca.

Una vez que atravesó aquella peculiar entrada ya no pudo ver a la niña pero a cambio diviso lo que ahora parecía ser un campo de batalla y dos personas luchando en el.

-Una persona con la armadura de acuario-se dijo a si mismo viendo a la derecha para después virar la vista en sentido opuesto-...Ese es Hyoga-articulo al reconocer una de las figuras- entonces ese soy yo-concluyo regresando la mirada a la primera posición que adopto.

No lo entendía: después de tantos años ¿Porque recién ahora revivía aquel momento de su vida? No le encontraba ningún sentido.

Fue entonces que los cuerpos hicieron contacto con el piso congelado y pudo notar que la niña no había desaparecido sino que en realidad había visto toda la batalla desde otra perspectiva.

En sus ojos, ahora se podía ver claramente la tristeza que se empezaba a apoderar de su ser al acercarse al cuerpo inerte de la persona revestida con la armadura dorada de acuario. A paso lento y dubitativo se acerco hasta aquel ser cubierto por una tenue capa de hielo; se arrodillo y al hacer contacto una de sus diminutas manitos con el rostro helado, la pequeña desapareció en forma de pequeñas lucecitas fundiéndose con en el aire.

El onceavo guardián del zodiaco observo toda la escena completamente absorto sin entender el significado de todo aquello.

Sin darse cuenta sus pasos lo condujeron a la inmóvil entidad que reposaba en el suelo. Se arrodillo para quedar a su altura y apoderado por una fuerza desconocida volteo delicadamente aquel rostro para poder verlo de frente. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y su respiración se volvió agitada al percatase de que no era su rostro el que veía si no el de...

- ¡Shiori!-articulo al tiempo que de un salto se incorporaba en la cama y aquella pesadilla lo abandonaba dejando una horrible sensación de desesperación en su pecho.

Sin importarle la hora o cualquier otro detalle, se dirigió a la habitación de su hija para corroborar que todo había sido solo un sueño y que ella estaba perfectamente bien.

Entro de golpe y la escena que lo recibió no fue nada reconfortante: Shiori estaba recostada totalmente pálida, su pecho subía y bajaba a gran velocidad a causa de la respiración agitada que poseía y de sus ojos caían gruesas lágrimas acompañadas de una expresión de gran angustia.

Camus se acerco de inmediato preso del miedo al ver a la joven en aquel estado; una vez junto a ella, noto que sudaba frío y la desesperación comenzaba a hacerse presente en él.

-¡Shiori!-la llamo meciéndola y corroborando que su piel estaba completamente congelada-¡Shiori!-continuo llamándola mientras la impotencia se apoderaba lentamente de él.

Shiori no contesto ninguno de los llamados de su padre le era imposible porque no los escuchaba.

El sueño o mejor dicho la pesadilla que ahora vivía como real se habían apoderado por completo de todos sus sentidos y su ser.

Esta había comenzado como siempre: con ella viendo la batalla en la casa de acuario entre Camus y Hyoga.

Al caer sobre el suelo helado el cuerpo inerte de Camus, Shiori se acerco y poniéndose de rodillas frente a él lo movió aun incrédula de lo que veía.

-Camus...-decía con voz quebrada sin dejar de moverlo con delicadeza-Camus despierta por favor, no me asustes.-las lagrimas se abrieron paso desde sus ojos, pasando por sus mejillas hasta chocarse con el hielo que cubría el piso del lugar.­ por favor no me dejes tu también prometo comportarme pero no te vallas no quiero que te vallas por favor.-cerró los ojos con fuerza como queriendo que esa escena desapareciera.

Una extraña sensación le obligo a abrirlos unos pocos segundos después notando un cambio de en escenario ahora todo se había vuelto obscuro: estaba sola en medio de la total obscuridad.

Se levanto de lo que parecía ser el suelo de aquel extraño lugar y secándose las lágrimas dio algunos pasos sin saber a donde se dirigía.

-¡Camus!... ¡Hyoga!... ¡Milo!...hola, ¿Hay alguien?-su rostro denotaba miedo mientras caminaba a paso lento por aquel escenario- ¿Donde estoy?-se pregunto con voz quebrada aun con rastros del llanto.

-Shiori.-se oyó una dulce voz femenina a sus espaldas.

-Abuelos-dijo suavemente con una sonrisa una vez que se volteo.

Las figuras que habían aparecido le sonrieron de modo dulce como inspirándole confianza.

-Princesa.-otra voz femenina a su derecha le llamo la atención.

-Mami-su sonrisa se ensancho y una enorme felicidad se reflejo a través de ella al ver aquella persona tan querida a su lado con un hermoso gesto de alegría.

-Shiori-se sintió nombrada repetidas veces más al tiempo que las figuras de sus hermanos, de Alex, de Camus, Milo y Hyoga se hacían presentes a su alrededor cerrándose en un circulo con ella en el centro.

Shiori miro a cada una de esas personas sintiéndose un poco más aliviada hasta que una a una fueron desapareciendo. Los primeros seis en el mismo orden en que fueron apareciendo.

La acuariana intento tocar cada figura antes de que se desvanezca pero al acercarse una nueva se iba dejándola de nuevo sumida en aquellas profundas tinieblas.

Al finalizar el círculo, solo Camus seguía de pie frente a ella observándola con una expresión tranquila. Ella tenía miedo de acercarse, no quería que se desvanezca también.

Aun así, sin que la chica moviera un músculo la figura del caballero desapareció ante sus ojos sumiéndola por completo en aquella obscuridad.

-¡No! ¡Camus espera!-estiro el brazo como queriendo agarrarlo mientras las lágrimas se agolparon en sus ojos-no te vallas... por favor-retrocedió su mano tomando el dije que le colgaba del cuello. Cayó de rodillas con la cabeza gacha llorando desconsoladamente al tiempo que un frío inmenso se apoderaba de su ser provocando que temblara y tuviera ligeros espasmos tanto por esta nueva sensación como por las lágrimas que derramaba.-no te vallas no me dejes tu también por favor. No quiero... no quiero estar sola... vuelvan por favor vuelvan.

Shiori tomo sus rodillas tratando de mitigar esa sensación de frío y desolación que la invadía sin poder percibir que todo aquello solo era una horrible pesadilla y que su padre estaba a su lado tratando de despertarla.

Después de varios minutos ya no podía más, sentía como si poco a poco todo su cuerpo se congelara dificultándole cualquier acción vital y aun así seguía viendo todo negro a su alrededor. Se pregunto porque no caía inconsciente y cuanto más debía soportar aquella horrible sensación para que se acabara de una vez por todas.

En la habitación, Camus estaba totalmente desesperado al ver a Shiori en aquel terrible estado. La piel de la chica era tan pálida y fría como la porcelana, sus labios estaban rojos en claro contraste con el resto de su cuerpo, temblaba y sudaba frío sin que los sollozos o su agitada respiración se detuvieran.

El caballero ya no sabia que hacer, la había llamado largo tiempo de todas las formas posibles sin embargo su estado empeoraba segundo a segundo.

Tenia miedo de hacer algo ya que tal vez su cosmos de hielo la afectara más que el quedarse sola. Pero al último ya no le importo más nada: delicadamente la corrió hacia el centro de la cama asiéndose un lugar y recostándose a su lado. La rodeo con sus brazos estrechándola contra su pecho para luego llamarla a través de su cosmos tratando de infundirle fuerza por medio de este.

Los minutos pasaron otra vez sin cambiar la situación en lo que Camus acrecentaba cada vez más su cosmos.
Finalmente, al sentir un extraño y leve calor que la llamaba, Shiori parpadeo un par de veces para luego abrir los ojos por completo y encontrarse con una prenda de color azul francia frente a ella.

Se alejo un poco para poder ver el rostro de quien la acunaba en esos momentos.

-Camus-dijo lanzándose sobre él para abrazarlo, llorando por primera vez en mucho tiempo de felicidad.

Camus solo la abrazó con fuerza mientras le acariciaba una y otra vez el cabello para consolarla reteniendo sus propias lágrimas.

-Shhh... tranquila ya esta, ya paso.-la alejo para mirarla y le seco las lágrimas-Solo fue un sueño que ya paso y que no se va a repetir. Te lo prometo.- concluyo regalándole una tenue sonrisa. Shiori asintió y le devolvió el gesto para después volver a acunarse en el pecho del caballero

-Te quedas conmigo por hoy... por favor-pidió con voz suave y dulce.

-Si tú quieres.

-Si quiero-agrego pasando el brazo izquierdo por la cintura del mayor acomodándose para volver adormir.-que descanses.

-Que duermas bien Shiori.-articulo con algo de extrañeza ante la acción de la joven.

-Descuida que ahora si lo haré-sentencio con una sonrisa y sin abrir los ojos tomo el brazo derecho del caballero y lo paso por su cintura cerrando aun más el abrazo que los unía.

Camus permaneció absorto en la cálida sensación que lo rodeaba al sentir el contacto con Shiori. Le acariciaba el cabello mientras la miraba con ternura para asegurarse de que las pesadillas no volvieran a hacerse presentes. Pronto noto que la respiración dela chica era calma y pausa a causa de que ya estaba profundamente dormida; el se acomodo mejor y cerró los ojos para intentar conciliar el sueño.

Ya estaba a punto de lograrlo cuando noto que Shiori, inconscientemente, se aferro más contra su pecho para estar cómoda y en un suspiro pronuncio:

-Papi.


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