Mudanza

Finalmente llegaron al gran comedor. Se oía un gran barullo proveniente de aquel lugar que se silencio de inmediato al escuchar cómo se abría la enorme puerta dejando ver a las dos chicas.

Saori le indico a Shiori que la siguiera, ella asintió y camino a paso medio detrás de la diosa mientras era inspeccionada por todos los presentes, los cuales llegaron a más o menos la misma conclusión: contextura delgada y hasta se podría decir que se veía frágil, de alrededor de 1,70 m, tez blanca y rostro angelical adornado por hermosos ojos azules y una larga y ondulada cabellera aguamarina que incluso atada en una coleta alta, le legaba por debajo de los hombros.

Shiori se sentó a un lado de Saori al tiempo que dio un vistazo a la mesa en general, vio a 16 hombres de distintas edades entre los cuales no se encontraba Camus ya que había vuelto a su templo.

-Shiori-­ llamo la atención la diosa-­ ellos son mis santos: Mu de Aries, Aldebarán de Tauro, Saga y Kanon de Géminis, Mascara de muerte de Cáncer, Aioria de Leo, Ikki de Fénix, su hermano Shun de Andrómeda, Shaka de Virgo, Dohko de Libra, Shiryu de Dragón, Milo de Escorpio, Aioros de Sagitario, Seiya de Pegaso, Afrodita de Piscis y el patriarca Shion.

Cada caballero asintió con una la cabeza al sentirse nombrado por la diosa, algunos junto con una amable sonrisa como Milo, Aldebarán y Shun; mientras que otros como Ikki o Death Mask solo lo hicieron con desgana

-Gusto en conocerlos­ -dijo la menor en tono neutro mirando a todos a la vez mientras ladeaba la cabeza. Se sentía algo incomoda, intimidada y muy observada, aun así noto la ausencia de Camus.

-Camus fue a ver que tu cuarto estuviera en condiciones-­ pronuncio en tono bajo Saori al ver la duda en los ojos de la menor.

-Me da igual­ -pensó mientras permanecía en silencio.

El ambiente era bastante peculiar: todos querían preguntarle cosas pero ninguno se atrevía; hasta que finalmente...

-Y dinos Shiori ¿Cuántos años tienes?­ -interrogó Milo cortando de golpe el mutismo y viendo curiosamente a la joven.

-17 hasta el 10 de febrero.

-Eres acuariana, igual que Camus.­ -sonrió el caballero de escorpio

-Eso me dijeron.

El escorpión estaba sorprendido, era lo mismo que hablar con Camus cuando recién se conocieron. Hasta se percibía el mismo frío en su tono.

-¿Y donde vivías?­ era Afrodita quien hablaba ahora.

-En el pueblo bajando la montaña a dos cuadras de la playa.

-Está un poco lejos de aquí. Casi saliendo del pueblo. ¿Verdad?­ -pregunto el patriarca haciendo memoria geográfica.

-Si, se encuentra más cerca del centro que de aquí.

-Entonces iras con Camus en uno de los autos a buscar tus cosas esta tarde­ -hablo Saori­ -Milo ¿podrías acompañarlos?

-Seguro, si a Shiori no le importa­ dijo dirigiéndole una sonrisa a la aludida

-Mejor así no estoy sola con él.­ -negó con la cabeza

El desayuno termino pronto por lo que Milo espero a que Shiori fuera por su bolso para luego ir juntos hacia acuario.

-Y, cuéntame algo de ti.

-¿Como qué?­ pregunto indiferente

-Como. ¿Con quien vivías?

-Con mis abuelos y mi madre.

-¿Sabias que Camus era un caballero de Athena?

-Si

-¿Desde cuándo?

-Desde pequeña.

-Definitivamente es hija de Camus hasta el mismo tono usa­ -medito por unos instantes y luego agregó­ -¿tienes novio?

- ¿Por qué tantas preguntas?

-Porque quiero conocerte.­ sonrió ­ Tengo mucho que saber ti y mucho tiempo que recuperar­ -agrego ampliando mas la sonrisa.

-Pues no sé por qué se empeña en conocer a alguien que no vera por mucho tiempo­ -respondió en tono duro para luego acelerar el paso

-¡Espera!­ -exclamo para luego dándole alcance­- ¿a que te refieres?

-A que cuando tenga los 18 me largo de inmediato de aquí.

-Tienes en claro tus objetivos. ­-suspiro

La menor no respondió, solo se limito a observar en detalle la arquitectura de la que ahora sería su casa también, para después adentrarse en ella.

-Camus ya llegamos­ -anuncio Milo una vez adentro.

El dueño del templo los encontró cuando salía de una habitación

-Este será tu cuarto­ -dijo dirigiéndose a Shiori y señalando la puerta de donde había salido.

Shiori solo asintió y comenzó a caminar así allí.

Al notar el ambiente tan "cómodo" Milo decidió intervenir:

-Porque no vamos ahora a buscar tus cosas así te queda la tarde libre para acomodarte. -Shiori miro a Camus pero este no movió un músculo

-Si mejor-­ se limito a contestar ahora observando a Milo. Después se metió al cuarto, dejo su bolso sobre la amplia cama sin prestar atención a nada y volvió a salir­ -¿Vamos?

Ambos caballeros asintieron y se adelantaron unos pasos para guiar a la acuariana a través del camino oculto del santuario.

El viaje fue tranquilo y silencioso. Camus iba conduciendo y Milo en el asiento del acompañante, mientras Shiori observaba con nostalgia el paisaje desde el asiento trasero solo dando alguna indicación de vez en cuando.

Luego de unos minutos finalmente llegaron.

Aparcaron el auto en la acera frente al pequeño jardín delantero de la encantadora casa blanca que Shiori les indico.
Aunque no era necesario, Camus recordaba perfectamente cómo llegar y por lo que pudo apreciar la fachada no había cambiado.

*** Flash back ***


Hace más de 18 años se puede ver a dos adolescentes en la fachada de la misma casa. Una chica de casi quince años de cabello largo y azul y ojos violetas junto con un chico de quince años de ojos azules y cabello aguamarina.

-Puedes pasar, adelante­ indico la chica con una sonrisa.

-No es necesario.

-Claro que sí. Después de lo que hice lo mínimo que puedo hacer es curar tu herida. ¿No crees?­ le sonrío dulcemente y lo condujo al interior de la vivienda.

*** Fin de flash back ***

-Camus.­ llamo Shiori­ ¿piensas quedarte ahí parado?­ -pregunto luego de pararse frente a la puerta y notar que solo Milo la había seguido.

-¿Lo llamas Camus?

-Es su nombre, ¿O no?

-Si pero...

-Voy­ -corto a su compañero de tajo acercándose a los otros dos.

Al abrir la puerta y dar un par de pasos al interior de la vivienda unas pequeñas pisadas se oyeron bajar rápidamente por las escaleras que se veían al finalizar la sala, para luego detenerse a los pies de Shiori.

Esta miro hacia abajo y una casi imperceptible sonrisa, que los caballeros no vieron, se dibujo en su rostro aun que se esfumo tan rápido como llego.

-Quimey­ -se agachó y tomo entre sus brazos un pequeño perro de raza caniche toy de pelaje muy enrulado y color caramelo, el cual parecía encantado de verla. Inmediatamente deposito un besos en su pelo­ -¿Me extrañaste bonito?­ -ahora acariciaba al animalito y caminaba con dirección a la un gran ventanal desde donde se divisaba el patio de atrás de la casa-­ mejor te saco al menos un rato, ya debes estar arto de estar aquí adentro metido-­ abrió el mirador que se hallaba a la entrada del living y dejo al animal en el suelo para luego entrar de nuevo.

Indico a los caballeros que se adentraran un poco más a la vivienda, pasando al living.

-No piensas llevarlo, ¿verdad?­ -cuestiono el de escorpio

-Claro que no. Como a alguien se le va a cruzar tener un animal de casa entre tantas montañas.

-Solo decía.

-Pueden tomar asiento pero NO TOQUEN NADA. Enseguida bajo-­ pronuncio dirigiéndose hacia la escalera que estaba cruzando la sala.

-¿No sería mejor que te ayudemos? Así terminarías antes.

-Gracias pero detesto que toquen mis cosas.

Y sin decir más subió la escalera de madera para luego perderse dentro de la primera y única puerta que allí había.

Milo observo todo con detenimiento:

De la puerta de entrada hacia la derecha había un buró, delante se encontraba el living donde ahora estaban. Este mostraba un sillón grande en medio y dos más chicos a los costados en tonos beige. En la pared izquierda una gran ventana a solo unos pasos de la entrada y luego otro estante con varias fotografías sobre él. En la pared derecha un gran ventanal que llevaba al patio trasero y un espejo de cuerpo completo formaban parte del muro. Detrás de los sillones un pequeño barandal que mostraba que allí se encontraba un desnivel marcando la división entre la entrada y el living con un escalón. Un poco más atrás hacia la derecha se extendía un pasillo que apenas se veía por una puerta casi totalmente cerrada.

Siguiendo derecho, luego de bajar el escalón y al finalizar la sala, se hallaba una pared que obligaba a girar a la izquierda donde de seguro estaba la cocina o a la derecha donde había otra pequeña puerta.

Por último al cruzar el living se encontraba la escalera de madera por la que Shiori había ascendido. Desde abajo y en cierto ángulo podía verse la puerta cerrada de la habitación en donde la menor se había perdido y a la derecha una especie de estudio donde había un ordenador fijo, una mesa y un sillón de espaldas al barandal que delimitaba el final de aquella habitación con solo dos paredes: una que compartía con la habitación de Shiori y la otra con el final de la casa. Las otras dos que se suponía debía tener eran reemplazadas por dos barandales formados por cuatro madera que llegaban a la mitad de las paredes.

-Este lugar es bastante amplio­ -decía Milo mientras se acercaba a ver las fotos que reposaban sobre la estantería cercana a la escalera.-­ mmm...Shiori se parece mucho a su mamá­ -expreso pensativo al observar una imagen en particular. Ganándose la atención de su acompañante.

Camus se acerco también y contemplo el retrato. En él se veía a una Shiori de unos 15 años más o menos que lucía un vestido de patinaje sobre hielo de color azul y plateado con una gran sonrisa.

A su lado derecho había una mujer de largos cabellos azules y ojos violetas muy brillantes, que también sonreía mientras abrazaba a la menor. Ambas tenían mucha similitud en las facciones angelicales del rostro y en la fisonomía del cuerpo.
Al lado de la mujer, se hallaba un hombre más grande de ojos violetas y cabello ya blanco.

Del lado izquierdo de Shiori se encontraba una joven de más o menos la misma edad que ella, un poco más alta, cabello enrulado color añil y ojos azules del mismo tono de Shiori. Hasta podían pasar de hermanas.
A su lado una mujer más grande de cabello cortó color azul y ojos celestes oscuros.
Por ultimo detrás de Shiori y entre los dos mayores se mostraba un chico más alto que ella de cabello no muy largo ni corto lacio color castaño obscuro y ojos verdes. Que posaba una de sus manos en la cabeza de la menor.

Todos se veían muy felices por alguna causa.


En su habitación, Shiori había abierto la ventana que daba al patio de atrás para que se ventilara mientras buscaba los dos bolsos grandes de viaje con su ropa que ya estaban preparados en el placar.
Los saco y luego dio un vistazo general para ver que más llevaría. Tomo varias fotografías que había en un mueble lleno de adornos y libros junto con un la computadora portátil, y los puso en una caja blanca de cartón que por alguna razón estaba en su cuarto.
Seguía con su labor cuando paró en seco frente a la mesa de noche y observo fijamente la fotografía que allí había; en ella se veía a dos jóvenes: una chica de cabellos azules que sonreía sonrojada delante de un chico de cabellos aguamarina que la abrazaba por la cintura. Un poco más abajo habían pegado una fotografía de una bebita de cabellos también aguamarina.

***Flash back ***

Una pequeña de unos cinco años entraba a su casa, saludo a sus abuelos y subió a su cuarto para dejar su pequeña mochila. La dejo sobre la cama y fue a revisar bajo su almohada.

De pronto su mirada se ensancho y bajo tan rápido como pudo al tiempo que gritaba desesperada.

-¡MAMI...MAMI!

-Shiori que te he dicho de bajar las escaleras así te puedes lastimar­ -dijo en un tono de dulce reproche su madre.

-Pero mami mi foto no está­- le contesto con voz casi quebrada y los ojos ya cristalinos.

-Ah es por eso­ -la mayor sonrío y tomo un envoltorio que estaba sobre la mesa de la cocina­ pensaba dártelo esta noche pero eres muy impaciente­ se puso a su altura y le extendió el paquete

La pequeña la miro extrañada y tomo el envoltorio. Rápidamente lo desenvolvió y lo miro sorprendida

-Soy... soy yo

-Es nuestra familia. ¿Te gusta?

-Shiori asintió con una hermosa sonrisa

-Gracias mami.

*** Fin Flash back***


Shiori tomo el retrato y lo puso bocabajo. 

 -No pienso llevarlo.

-Se dio media vuelta y continuo buscando cosas. 

Descolgó tres llamadores de ángeles del techo: unos negro con gris que expresaba en símbolos los elementos, otro plateado y dorado con pequeños angelitos adornándolo y uno en forma de media luna de vidrio y en tonos entre azul y verde. Los cuales también guardo en la caja. Despego varios de los dibujos que adornaban las paredes blancas del cuarto y también los guardo.
Por último, resguardo el ordenador entre la ropa del bolso y en una mochila metió varios libros y otros tantos cuadernos.
Después se sentó en el colchón de su cama, ya que hasta el cubrecama había puesto en el equipaje, y tomo una carta que había encontrado en su lecho al entrar y la leyó:

"Querida Shiori:

Como no volviste a casa supongo que debes quedarte en el santuario. Disculpa que no te llame pero como sabes estaba sin crédito y por más que cargue el celular duermes hasta tarde y no quiero despertarte.

No te preocupes no es necesario que llames a mi trabajo, yo te llamo cuando salga y me cuentas.

Espero que te alcance la caja y no intentes llevarte TODO solo lo indispensable. Te deje la maleta que llevaste a casa a un lado de la ventana (aun que espero que no seas tan despistada y ya la hallas notado) para que no tengas que complicarte viniendo muy temprano o en la noche.

En cuanto a Quimey luego vemos si Na o yo lo cuidamos, hasta entonces te prometo ocuparme de él para que no te estés preocupando.

Cuando te llame arreglamos para vernos. Pórtate bien

Un beso, te quiere.

Chris"

Shiori negó con la cabeza al tiempo que sonreía y posaba su vista en la ventana de veras no la había visto.

***

-¿Quiénes son?­ pregunto finalmente el escorpión, luego de observar por un tiempo la imagen.

-La mujer de la derecha como dijiste es la madre de Shiori, Sophia. Y las dos personas mayores son los padres de ella. En cuanto a los otros dos supongo que han de ser amigo de Shiori.

-...porque dijiste que si?

Camus permaneció un instante en silencio pero cuando iba a pronunciar palabra la puerta de arriba se abrió y se pudo ver a Shiori que se asomaba con una gran caja en los brazos que no la dejaba ver nada más.

-Luego hablamos­- pronuncio en tono bajo. Milo asintió y luego miro a la menor

-¿Te ayudamos?

Shiori dejo la caja en el sillón del cuarto contiguo a la puerta

-Si, bajarías esto por favor. Pero ten cuidado que son cosas frágiles.

-Tranquila no pasara nada –sonrió mientras subía la escalera y Camus lo seguía.

Shiori regreso al interior de la habitación para sacar los dos bolsos grandes que Camus se llevo y ella bajo con el equipaje que Chris dejo y la mochila con libros. También, Camus la dejo llevarse la televisión, el DVD y el reproductor de música que estaba en su cuarto.

Ordenaron todo rápidamente en el auto y regresaron al santuario.

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