15 de noviembre

Un día común en el santuario de la diosa Athena, lo único extraño era la incesante lluvia que caía desde la madruga. O al menos eso creía Milo mientras subía las escaleras al templo de acuario para desayunar con todos los habitantes de ese templo como todas las mañanas. Pero al llegar solo Camus y Hyoga lo recibieron.

- ¿Y Shiori?-pregunto ni bien entro en la cocina.

-No quiere salir de su cuarto. ­Respondió rápidamente el rubio

- ¡¿Que?! ¿Porque?-cuestiono un tanto asustado.

Hyoga negó con la cabeza.

-No lo se. Fui por ella hace un rato y me dijo que no iba a salir, que no tenía hambre.

- ¿Le habrá ocurrido algo?

-Ella solo necesita estar sola-dijo Camus tranquilo para calmar a su amigo.

-Si tú lo dices.

Las palabras de Camus no convencían de todo al escorpión pero sabía que por algo lo decía.

En el cuarto, Shiori estaba despierta hacia ya varias horas, de hecho desde las 12 am. Cuando había comenzado a llover.

Lo que la despertó no fue la lluvia exactamente si no otra cosa: sus sueños. Ella se había acostado temprano esa noche, no por alguna razón en particular si no porque se sentía sumamente cansada sin motivo.

En cuanto se acomodo en el lecho los sueños se hicieron presentes: primero hermosos recuerdos de su niñez: momentos con su madre, con sus abuelos y todos sus seres queridos pero de apoco los sueños se volvieron pesadillas cuando revivió la muerte de sus abuelos, de su madre y el sueño que tenia a menudo en el Camus y Hyoga morían. Había querido despertar en varias ocasiones pero le era imposible; gritaba y lloraba en sus sueños pero no se despertaba a pesar del inmenso dolor que sentía al recordar esos horribles momentos.

Finalmente volvió a llorar junto al cuerpo inerte de Camus cuando todo se volvió obscuro y un frío inmenso que le helo hasta el alma la azoto de repente. Su llanto se hizo más potente y recién en ese momento pudo abrir los ojos. Se sentó en la cama de golpe, sudaba frío, aun lloraba y temblaba.

Aquellas imágenes lograban desestabilizarla por completo: se sentía sola, vulnerable y asustada, como si fuera una niña pequeña.

Afuera, una tormenta se desato con gran fuerza; lo que provoco que Shiori viera la ventana abierta por inercia.

El agua no entraba, así que no la cerro solo continuo con la mirada perdida en el cristalino liquido que caía tanto de sus ojos como del cielo.

Al mismo tiempo, Camus despertó con una extraña opresión en el pecho a la cual no le encontraba explicación. Recordaba haber soñado cosas extrañas pero en cuanto abrió los ojos todas las imágenes se volvieron borrosas e imposibles de distinguir.

-¿Pero que es esto? ...siento una enorme tristeza en mi pecho. Pero ¿Porque, porque la siento ahora?-una lagrima rodó lentamente por su mejilla-¿Como? ¿Ahora también lloro? Pero ¿Que me pasa?-se quito aquella solitaria gota salada y salió del cuarto directo al de Shiori.

Cuando llego, entreabrió ligeramente la puerta solo para ver si la joven estaba bien.

La encontró sentada en el alféizar de la ventana viendo hacia fuera. En ese instante sintió una punzada en el pecho, iba a entrar pero no lo hizo no sabia que iba a decirle ni como hacerla sentir mejor. Por lo que la dejo sola pensando que era lo mejor.

Al llegar la mañana, volvió a verla en la misma posición y de nuevo ese dolor se presentado en su ser. Sabia perfectamente porque Shiori estaba así, sabia que fecha era pero no entro.

Cuando los caballeros ya se disponían a irse, Chris y Na llagaron como otras veces a buscar a Shiori,

-Buenos días.-saludo de lo más natural la chica

-Buenas-dijo Chris

-Hola chicos. Que raro verlos aquí con semejante día. No ha parado de llover desde la madrugada.-contesto el de escorpio

-Si es cierto parece que el cielo va a caerse pero no podíamos dejar sola a Shiori justamente hoy.

-Apropósito ¿Donde esta ella?-cuestiono Chris viendo a todos lados

-En su cuarto, no quiso salir ni a desayunar.-contesto Hyoga

-Ya veo.-miro a su acompañante y esta asintió.-Si nos disculpan iremos a verla. Con permiso.

-Oigan esperen ¿Que tiene de especial este día?-cuestiono Milo

- ¿Como?, ¿No lo saben?-pregunto incrédula la única chica en la sala.

- ¿Que cosa?

-Hoy seria el cumpleaños de Sophia.-concluyo Christian

El caballero de Escorpio y el de Cygnus se quedaron completamente estáticos ante aquella repuesta a diferencia del caballero de acuario que sabía perfectamente la fecha.

-Eso lo explica-dijo Milo en un tono casi inaudible.

- ¿Que cosa?-cuestiono preocupada Na.

El peliazul miro a su mejor amigo y este asintió al tiempo que se levantaba, gesto que imitaron los otros dos caballeros.

-Vengan.

Los cinco caminaron en completo silencio a través del pasillo de las habitaciones. Se asomaran entreabriendo la puerta de Shiori.

Dentro se la veía a ella sentada en la ventana que daba a los templos anteriores llorando sin consuelo, vestida totalmente de negro y con música apenas audible pero muy triste de fondo.

Los recién llegados fijaron la vista en su hermana: parecía una muñeca de porcelana pálida e inerte solo se sabía que estaba viva por su tenue respiración, las lágrimas que brotaban de sus ya enrojecidos ojos y el apenas audible susurro que emitían sus labios al cantar débilmente.

-Shiori-dijo con voz casi quebrada la peliazul.

-Tiene que superarlo-dijo fríamente el caballero de acuario.

- ¿Como puede decir eso? Es su hija y esta sufriendo por la mujer que se supone usted alguna vez amo. ¿Que acaso no tiene ningún sentimiento?-prácticamente le grito y lo miro con furia en sus ojos.

Camus no respondió de hecho solo miro por unos instantes a la de cabellos añiles

-No se merecía a la señorita Sophia ni tampoco merece a Shiori como hija-dijo aun más molesta con claras intenciones de lastimarlo con sus palabras.

Sin esperar más, se adentro en la habitación seguida por el castaño quien cerró la puerta por completo tras él. Shiori se precipito al oírla puerta y enfoco la vista en aquel lugar.

-Hermanos-dijo en tono apagado al tiempo que solo una lagrima recorría su mejilla

Ninguno de los dos resistió más al ver la tristeza en los ojos de la menor y corrieron a abrazarla.

-Discúlpanos por no llegar antes. -Chris después de unos momentos se aparto un poco y le limpio el rostro.

-Porque lloras de esta manera, sabes que eso no esta bien.

-Anoche soñé con ella. Recordé todos los momentos felices de mi vida y de repente la veía tirada en la cama muerta-lloraba desconsolada en los brazos de sus hermanos.

-Shiori cálmate sabes que a tu mamá no le gustaba verte llorar.

-Y a nosotros tampoco.-replico su hermana. Chris la miro y volvió a secarle las lágrimas

-Por favor sonríe princesa.

-No estoy de ánimos.

-Por favor Shiori.

Shiori negó con la cabeza y la bajo; entonces Chris tomo ambas manos de la chica y la condujo un par de pasos atrás. Se sentó donde ella estaba antes y la acomodo para que se acunara en sus brazos. Na se arrodillo a su lado y comenzó a acariciarle el cabello en completo silencio. Solo se oía la incesante lluvia caer que parecía no querer parar si no que cada vez llovía con más intensidad.

-Shiori estas helada-dijo Chris en un tono afligido después de unos momentos de mutismo.

-No tengo frío-contesto en tono neutro.

-Tampoco has comido, Milo nos lo dijo.

-Tampoco tengo hambre-emitió en el mismo tono para después agregar-chicos no les molesta si les pido estar un momento sola.-les solicitó viéndolos con ojos brillantes.

- ¿Segura?-cuestiono preocupada Na.

-No te preocupes, esta bien-dijo Chris viendo a Na-mientras te preparamos algo de comer, aunque no quieras. ¿Te parece?-ahora miro a la menor y le acaricio el pelo.

-... esta bien, gracias.

Los mayores salieron del cuarto tranquilos, yendo directamente a la cocina. Al pasar por allí, se cruzaron con los caballeros pero solo les dijeron que Shiori estaba así porque había soñado con su madre.

En tanto, Shiori se había quedado sentada en la ventana unos momentos; después salió por la otra ventana, que daba hacia el jardín de rosas de Piscis.

Hace unos días ella le había pedido a Afrodita su consentimiento para cortar algunas rosas y el acepto sin preguntarle el por que o para que, solo le dijo que tuviera cuidado.

Una vez que las hubo obtenido, bajo rápidamente por el camino alterno esperando que nadie se percatara de nada.

Al ver que el tiempo pasaba y todo estaba muy tranquilo, Chris volvió a entrar al cuarto y de inmediato salió corriendo

-¡Señor Camus! ¡Milo! Shiori no esta.

- ¿Como que no esta?-pregunto alarmado Milo.

-No, no esta. Supongo que salió por la ventana.

-Tenemos que ir a buscarla afuera hay un gran temporal.-se asusto la chica

- ¿Pero donde?

-Vamos a los otros templos alguien tiene que haberla visto.-Milo se oía muy alarmado.

-Hyoga ve con Christian a ver a Athena. Tal vez fue con ella.-expresó en tono autoritario que sonó casi como una orden hacia su discípulo.

-Si. Vamos-agrego viendo al castaño y ambos salieron del templo.

Milo, Camus y Na salieron en dirección a capricornio, en tanto que Chris y Hyoga subían a Piscis. Allí Afrodita estaba sentado muy cómodo en el sofá de su sala leyendo un libro.

Al entrar preguntaron de inmediato por la joven.

-Hola Hyoga, Christian ¿Qué hacen por aquí?

-Hola, estamos buscando a Shiori-contesto el rubio- ¿De casualidad no la has visto?

-La verdad si hace un rato estuvo cortando rosas pero volvió a bajar. ¿Porque hizo algo?

- ¿Rosas?-cuestiono pensativo-... Hyoga ya se donde esta vamos tenemos que alcanzarla.

Sin decir nada más, volvieron a bajar dejando al santo de los peces con una expresión de total sorpresa y sin entender nada.

En el camino se llevaron consigo a los otros tres. Chris le dijo a Camus que tomara un auto que sabia donde estaba Shiori.

- ¿A donde vamos?-pregunto impaciente Milo en lo que Camus llego.

-A las afueras de la ciudad por Shiori. Se donde esta-decía al tiempo que subía en la parte de atrás con Na e Hyoga.

-Pues deja de hacerte el interesante y dinos de una vez­ emitió algo alterada la chica.

-Con Sophia, en el cementerio. ¿Donde más?-pregunto con un deje de tristeza.

- ¿Estas seguro que esta ahí?-Camus se oía tranquilo pero por dentro estaba realmente preocupado.

-Como que su segundo nombre es Quione.-contesto con total confianza en si mismo.

Camus asintió y condujo con tranquilidad ya que con la intensa lluvia que aun caía lo que menos quería es que ocurriera un accidente.

En cuanto bajaron del auto, entraron al tenebroso lugar. Desde el pórtico comenzaron a buscar con la mirada y de inmediato divisaron una figura vestida de negro y largos cabellos aguamarina; arrodillada frente a un ángel de piedra adornado con rosas en sus pies. La joven parecía estar rezando, absorta en si misma; con los ojos cerrados y totalmente inmóvil.

Hacia tanto que estaba bajo la incesante lluvia que ya no se distinguía si seguía llorando o era el agua del cielo lo que caía por su rostro.

Chris iba a ir por ella pero Milo lo detuvo y negó con la cabeza. El castaño lo miro extrañado pero no dijo nada. En ese momento Camus dio un paso al frente y comenzó a caminar despacio en dirección de Shiori. Los otros lo observaron por unos instantes pero finalmente regresaron al auto antes de que el acuariano llegara a su destino. Camus camino lentamente procurando hacer el menor ruido posible. Una vez junto a su hija, poso el paraguas sobre ella.

Shiori no se había percatado de nada, solo se dio cuenta de lo que pasaba cuando noto que la lluvia de repente había dejado de caer sobre ella. Abrió los ojos y comprobó que a unos centímetros de ella seguía cayendo aquel frío líquido. Elevo la vista asombrada por lo ocurrido y más por la mirada de quien estaba a su lado.

El caballero sostuvo el contacto visual por unos momentos, se arrodillo para quedar a su altura, observo por unos instantes la inscripción y cerró los ojos imitando el gesto de la menor.

Shiori lo observo extrañada pero después recupero su anterior posición.

Después de un tiempo, Camus volvió a ver la inscripción y sin dejar de verla indago:

-¿Ya te despediste?-emitió en tono neutro. Shiori solo asintió con la cabeza-Vamos entonces -se levanto-si te quedas mucho más te enfermaras.

-Aja-emitió en tono calmo. Se levanto, se santifico y siguió a su padre al auto donde los demás esperaban.

De regresó, Shiori viajo abrazada a sus hermanos, a quienes dejaron en sus respectivas casas porque ya era tarde y no veían que Shiori tuviera ganas ni predisposición para hablar.

El camino hasta acuario fue silencioso y lento. Nadie emitió sonido alguno hasta ya estar en el tempo.

- ¿Porque te fuiste sin avisar?-cuestiono en tono afectado Milo.

-Porque no me hubiesen dejado ir.-contesto tranquila y algo dolida.

-...mejor ve a cambiarte antes de que te resfríes.-sugirió su padre.

- Si, con permiso.

Shiori fue a su cuarto, se seco, cambio y estuvo un rato más viendo la lluvia por la ventana pero ya más tranquila.

Después de un tiempo tocaron levemente a la puerta.

-Esta abierto.-dijo desviando la vista hacia el lugar de donde provenía el ruido.

Hyoga se asomo a la puerta.

- ¿Puedo pasar?

-Si, adelante.

-¿Estas mejor?-cuestiono sentándose en la cama en lo que la chica volvió su vista en la ventana.

-Lo estaré mañana.

-Tal vez deberías dormir un poco.

Shiori miro nuevamente al rubio.

­ Gracias por preocuparte por mi pero no tengo sueño.

Se observaron unos instantes. Hyoga sabia perfectamente por lo que Shiori estaba pasando pero no quería recordarlo. Verla a los ojos era como ver sus propios ojos en un espejo.

Hyoga se levanto, se acerco a Shiori y se arrodillo quedando frente a ella.

-De acuerdo yo ya voy a acostarme pero si necesitas algo no dudes en despertarme.-por inercia corrió un mechón del rostro de Shiori y lo coloco detrás de su oreja-...Yo se por lo que estas pasando y se que es duro pero pasara te lo aseguro.-dejo su mano en la mejilla de la menor unos instantes mientras ambos se miraban intensamente a los ojos.

De repente Shiori se abalanzo sobre él abrazándolo con fuerza intentando no llorar de nuevo, el caballero le correspondió de inmediato quedando en esa posición por un largo rato.

Finalmente rompieron el contacto después de largos minutos que parecieron apenas unos escasos segundos para ambos.

-Bueno es mejor que me valla a dormir-decía al tiempo que ambos se soltaban y él se incorporaba.-y tu deberías hacer lo mismo.

-Lo voy a intentar. Que descanses.

­ Igualmente.­ beso su frente, provocado que un escalofrío recorriera la espalda de Shiori.

Después de este acto, Hyoga abandono la habitación y ella miro hacia el cielo: la lluvia había parado, las grises nubes se habían despejado y la luna brillaba intensamente. Recién entonces, desvío la vista hacia el reloj del buró.

-Ya son más de las 12 mejor me voy a dormir de veras es tarde...-se levanto y al dar unos pasos voltio hacia la puerta al escucharla abrirse.

-Deberías estar durmiendo-dijo algo sorprendido Camus al entrar en el cuarto.

-No deberías entrar al cuarto de alguien sin tocar y menos de una adolescente.

-Ya son más de las 12-agrego ignorando su respuesta.

-Ya me acuesto.

- ¿Estas bien?

-Si

-Bien. Que descanses.

-Que tengas buenas noches.-Camus ya se iba cuando sintió que lo llamaban.-Ah Camus.

- ¿Si?

-Gracias.

-Cuando quieras. Descansa.

- igualmente.

Se vieron a los ojos unos momentos, no necesitaban decir nada se entendían perfectamente.

-Puedo quedarme si quieres.-dijo en un impulso.

Shiori pensó unos minutos su respuesta.

-... no, gracias pero no.

Camus asintió y emprendió su partida.

- Camus-volvió a llamarlo con voz suave, a lo que este volteo- tal vez la próxima.

-Claro-concedió en tono calmo y finalmente abandono la habitación dejando a su hija con una sensación de paz y tranquilidad en su interior.

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