Clase de Historia: La llegada de los opuestos.


Con la formación de la princesa dando inicio, los dioses se dieron cuenta que esto no solucionaría el problema de los humanos. Un nuevo debate comenzó, ¿qué es lo que harían mientras esperaban el nacimiento de su reina?

Mientras tanto, la Diosa de la Maldad, Maléfica; planeaba un nuevo plan para sembrar el caos en ese mundo. Extrayendo un gramo de su poder, se lo otorgó a los hombres elegidos por ella, esperando quién sería el indicado que podría sobrevivir y encima controlar su enorme poder; el poder de la oscuridad.

Uno tan poderoso que sólo la luz podía hacerle frente.

Furiosos, varios Dioses del Orden sin consultar nada con sus compañeros dieron una semilla del poder de la luz a varios humanos, en su mayoría bebés todavía en el vientre de sus madres.

Y mientras que los dioses discutían sobre qué hacer con su nueva situación, la mayor parte de los problemas cayeron en el Dios de la Facción del Orden que eligió a la reina. Él, sin quedarle de otra, aceptó la tarea que se le encomendó con tal de mantener el orden en la Tierra.

Su nombre era Mickey y es el Dios del Poder.

Él eligió el lugar adecuado para establecerse y adueñándose de la mitad del continente, erigió un reino protegido por una barrera donde estarían todas las criaturas mágicas o con poderes más allá de lo normal.

Esa fue la decisión de los Dioses; los humanos no estaban listos para semejante poder.

Buscó por todo el mundo; dragones, sirenas, ogros, unicornios; cualquier criatura mitológica que entrara en sus mentes y con ellos, humanos con el don de la magia. Ellos tendrían el privilegio de aprender a controlarla y si no, lo perderían todo.

El poder de Mickey consistía en poder adueñarse de casi todo lo que quisiera, así consiguió sus objetivos con el mínimo esfuerzo. Con ese mismo poder, él le quitaría la magia a esos humanos fracasados junto con los recuerdos de cualquier magia existente.

Así hizo con todo el mundo, convirtió en sus mentes a la magia y los seres mitológicos como nada más que metas leyendas y cuentos. Ese fue el mandato de los Dioses.

Mientras tanto, cuando los otros Dioses se dieron cuenta de los planes de Maléfica, consideraron que era muy tarde para detenerla. No les importó, pensaron que nadie sería capaz de sobrevivir y mucho menos controlar semejante poder.

Pobres de ellos cuando no fue así.

Un hombre, sólo uno de ellos fue capaz de burlarse de todos los Dioses al poder hacer lo que nadie creería que sucediera.

Ese hombre que logró dominar el poder de la oscuridad como si fuera el aire que respira, se llama Xehanort.

Mickey estaba tan ocupado en sus cosas que no había notado nada de lo que ocurría de no ser porque sus compañeros le notificaron la situación. Esa fue una de las pocas veces que se le vio molesto.

Salió a encontrarse con aquel joven hambriento de conocimiento, el cual lo único que hacía era concentrarse en investigar y aprender, sea por los métodos que sea, sin importar lo inmundos y siniestros que sean. Al verlo, pese a que aquel hombre destilaba un aura tan ominosa, su corazón fue incapaz de hacerle algún daño; al menos no ahora que no había hecho algo terrible.

Todavía.

Mickey lo convenció de que voluntariamente abandonara sus poderes, más el hombre se negó, extasiado de este gran y absoluto poder el cual estudiar.

Esto llevó a muchas disputas entre ambos, llegando a peleas intensas y duraderas por días, todo con tal de demostrar que Xehanort ya no era un simple humano al cual podía quitarle su poder así como si nada.

De todas formas, Mickey no podía quitárselo con su poder, él rechazaba la oscuridad. La única forma de quitarle ese poder sería matándolo y él no quería llegar hasta ese punto.

El Dios le propuso un trato. Xehanort tendría que alejarse de la civilización como tal, crear un lugar sólo para él donde pudiera hacer casi todo lo que quisiera mientras no cruzara un límite que obligara a Mickey a eliminarlo.

Xehanort aceptó de inmediato, adueñándose de un gran terreno, el construyó una ciudad junto con los seguidores que había ganado con el pasar de los años, más los Sincorazones —producto del desastre que fue dotar a los humanos de magia, entre otras cosas— que como perros seguían su órdenes, esta sería apenas la entrada para lo que de verdad planeaba, una ciudad subterránea en donde él tendría todo el poder, sería su propio Dios.

Ahora él tenía la tarea de buscar a muchachos con el poder de la oscuridad y llevárselos con él, aparte de controlar el mal existente; asegurándose de que junto a Mickey, la balanza entre ambos mundos no sea desestabilizada.

Ambos eran tan diferentes, incluso en moralidad. Mickey era incapaz de acabar con la vida de alguien así como así, mientras que Xehanort veía a todos como sujetos de prueba para sus experimentos; en todo caso, juguetes para entretenimiento.

Esto se demostraba en la forma en que no dudaba en apoderarse del cuerpo se sus descendientes con tal de vivir para siempre.

A día de hoy, Mickey y Xehanort tienen una rara amistad. Aunque saben que en cualquier momento el Dios tendrá que acabar con la vida del humano.

Xehanort no es estúpido, sabe que no tiene oportunidad y que si sigue aquí es por la falta de carácter de aquel enano.

Por eso, haría todo lo posible para seguir viviendo, todo con tal de poder terminar de saciar todas sus dudas y su deseo de creación.

Mickey suspiró, desde el inicio hasta el fin de los tiempos, Xehanort nunca cambiaría.

¿Cuánto tiempo los Dioses o él mismo podrían permitirse hacer la vista gorda?

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