[8]

Verde contra azul, azul contra verde...

Erik empezó a andar en dirección a Dani, que estaba hablando con la madre del primero. Estaba junto a la puerta, que aún estaba abierta, y seguía aguantándole la mirada.

—Ya está, mamá —dijo Erik sin quitarle los ojos de encima al invitado—. Ya puedes irte.

La mujer les sonrió a ambos y desapareció tras la puerta del salón. Erik esperó un momento y se acercó a Daniel.

—¿Qué quieres? —dijo directamente.

—Hola —contestó Dani poniéndose de brazos cruzados; Erik puso cara de impaciente—. Tengo que hablar contigo.

El chico de ojos azules miró a todos lados y le indicó con la mirada a Dani que le siguiera. Subió las escaleras que hacía un momento había bajado y se paró frente a la puerta de su cuarto. Dani entró, y acto seguido, Erik también. Inclinó la puerta y se giró hacia su compañero.

—Dime —dijo Erik pensando en qué podría decirle.

¿Sobre la piedra? A lo mejor sí que le había visto. ¿Y si era para terminar la conversación que habían tenido sobre escuchar detrás de las puertas? Esperó aguantando la respiración un momento, deseando que no fuera su primera opción.

—Tenemos que hacer equipo —dijo Dani escaneando la habitación con los ojos.

Erik frunció el ceño.

—¿Qué?

—Mi padre va a hacer una especie de competición o pruebas, como quieras llamarlo —empezó Dani—. Es en pareja, y nos ha juntado.

Mateo había convocado a un miembro de cada pareja hacía apenas unos minutos antes.

Por la rendija de la puerta se entrevio una figura negra, sería alguno de los padres de Erik.

Erik también se dio cuenta, pero lo dejó pasar con un suspiro.

—¿Por qué los dos juntos? —se quejó Erik—. Se nota a ocho kilómetros a la redonda que nos llevamos mal.

Erik lo dijo más alto de lo esperado, así que trás la puerta apareció de nuevo la sombra. Dani asintió.

—Aquí no podemos hablar... —dijo Erik y se acercó a la puerta, haciendo que aquella persona se fuese.

En el pasillo estaban tanto su padre como su madre, así que les avisó de que salían y bajó las escaleras. Dani les saludó y siguió rápidamente a su compañero, que ya había llegado junto a la puerta.

Salieron. Dani iba al lado de Erik sin mediar palabra, porque cada vez que lo intentaba el chico le pedía silencio. Cruzaron de acera y el hijo del comandante no pudo reprimir una pequeña risa al ver a los padres de Erik pegados a una ventana, siguiéndolos con la vista.

—¿Siempre son así? —Lo intentó de nuevo Dani al haberse alejado un poco.

Erik asintió.

—¿A dónde vamos? —preguntó de nuevo el chico de ojos verdes.

—A una cafetería de por aquí cerca —dijo Erik mirando a los dos lados se la carretera—. ¿Cómo sabes mi dirección?

Dani no esperaba esa pregunta, así que se quedó callado un momento bajo la mirada atenta del otro.

—Me la ha dado un compañero —dijo por fin, sabía que no le gustaba que compartieran dónde vivía.

En realidad se la había dado Paul, pero no quería meterlo en problemas.

Erik volvió su mirada al frente y asintió por segunda vez.

—Ha sido Paul —dijo sobresaltando a Dani—. ¿verdad?

Dani apretó los dientes y no contestó. Sabía que en el pasado Paul y él había sido muy amigos, pero no tenía muy claro qué los separó.

—De acuerdo —dijo Erik entre risa—. Pero que sepas que tu silencio me contesta.

Daniel siguió su instinto y le preguntó por su antigua amistad.

—Pregúntale a él —respondió simplemente.

Giraron a la izquierda en la esquina del supermercado y cruzaron un paso de cebra. Dani empezó a temer cuál era el lugar, y no le importaba, pero se preguntaba si Erik sabía lo que significaba para él. Pasaron frente a una cafetería con la fachada marrón, dándole la razón a los pensamientos del chico... Sí, era la cafetería. Tenía un arcoíris pintando con spray en un lado, un buzón amarillo de forma redondeada y una puerta de cristal. Se llamaba "Pastel Dream". Se paró en la puerta y tocó la huella de una mano que estaba rodeada de otras dos: una más grande y otra más pequeña. Erik se le quedó mirando, pero no preguntó.

Erik entró primero y luego Dani. El olor a café y bollos recién hechos activó sus olfatos. Dentro también tenía colores pastel, pero el principal era el marrón claro. El techo era de color gris casi blanco, rompiendo con la gama de colores. El suelo, por otra parte, estaba dividido en varias zonas. Era de un tono azul claro, pero bajo casa mesa había un cuadrado de colores diferentes. Habían columnas de color rosa y morado; y las cortinas eran de un tono amarillo que se reflejaba al darles el sol. Las mesas eran cuadradas, redondas o alargadas, según donde te sentases, pero todas eran de color verde. Los asientos eran acolchados, y estaba pegados a las paredes que habían puesto para separar mesa y mesa.

Erik avanzó hacia una mesa vacía y se sentó; Dani lo hizo justo enfrente. Este último sonreía para sorpresa de Erik.

—¿De qué te ríes? —le preguntó cuándo una risa casi inaudible salió de su garganta.

Dani dejó de mirar a la cocina, más exactamente a la puerta amarilla que los separaba de aquella zona.

—De nada —dijo Dani, pero Erik seguía serio—. Estaba pensando.

—Espero que sea sobre nuestro problema —Erik se echó para delante, apoyando los codos sobre la mesa—. ¿Alguna idea?

Pensaron un momento, pidieron unos batidos, que eran la especialidad de ese lugar, y Erik empezó a mirar por la ventana que tenía a la izquierda.

—¿Y si le convencemos? —preguntó de pronto, aún sin mirarle—. ¿Crees que nos dejará cambiar de compañero?

Esta vez sí se giró, mirándole fijamente con sus ojos azules.

—No creo...

—¿Por qué no? —preguntó Erik.

—Lo ha hecho a propósito —dijo Dani dándole un sorbo a su batido.

Erik le dedicó una mirada llena de confusión, ¿por qué haría eso?

Dani pareció leerle la mente, así que siguió:

—Intenta adivinar con quién está Paul, ¿con qué pareja le ves?

—En un principio contigo —respondió Erik—. Sino con Clara.

Se refería a una chica de pelo marrón claro que solía acompañar a su amigo.

—Pues le han asignado con Serena —Erik se sorprendió y puso los ojos como platos.

—¿Qué?

—Nos ha colocado con la persona con la que menos amistad tenemos, para unirnos, o eso parece —aclaró Dani.

Erik asintió.

Se quedaron en silencio, sin saber muy bien qué decir. Dani volvió de nuevo su vista a la puerta amarilla.

—¿Qué pasa allí dentro? ¿Por qué miras todo el rato para allá? —preguntó el chico de ojos azules sin entender nada.

Dani abrió la boca para contestar.

—No me digas que no es nada —le avisó Erik—. ¿Qué te pasa con este sitio? ¿Y qué es esa huella de la entrada?

Su compañero le miró sin saber muy bien cómo explicarse. Erik le indicó que hablara solo con una mirada.

—Solo me trae recuerdos, ya está —dijo Dani suspirando—. Deberíamos de estar pensando en qué hacer, lo siento.

—No me cambies de tema, ¿qué recuerdos?

La mente de Dani empezó a volar hacia el pasado, pero la retuvo en el presento como puedo.

—¿Qué es este sitio? —insistió Erik.

—Era el restaurante de mi madre, por eso miro a la puerta, porque siempre estaba allí —dijo de sopetón Dani—. ¿Ya podemos seguir?

Erik se quedó callado.

—Pero ya no es vuestro... ¿por qué lo vendísteis? —preguntó.

—Porqué lo vendió, yo no quería —Se echó para atrás en su asiento.

Decidieron caminar de tema, así que Erik preguntó sobre la relación con su padre.

—Ya lo escuchaste —dijo Dani sin ser consciente del golpe que había causado en Erik al instante.

—Ya, lo siento por eso —Bajó la cabeza.

Dani se giró de repente, ¿se había disculpado de verdad?

—¿Por qué lo hiciste?

—Competitividad —Se encogió de hombros—. No lo sé, no tiene sentido.

—¿Competitividad? Pero si le tienes ganado —dijo Dani.

—¿Por qué piensas eso? —preguntó Erik sin comprender.

—Está clarísimo.

—Pues yo no creo lo mismo —dijo Erik mirándolo directamente—. Es obvio que vas a ser el siguiente comandante.

Dani soltó una risa sin pizca de gracia.

—Qué va.

—Entonces... ¿tú crees que me prefiere a mí, y yo creo que te prefiere a ti? —Sonrió Erik sin creérselo.

Dani asintió.

—Tengo una idea —dijo Erik con una sonrisa ladeada.

—Te escucho —dijo su compañero.

—Hagamos un pacto, compitamos juntos y ganémonos el valor de tu padre.

Se miraron un momento a los ojos, volviendo a enfrentar verde contra azul y asintieron, tenían un plan.

¿Qué os ha parecido? ❤️🍄🌱

Os leo en comentarios.

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