[7]

Alexia seguía de camino hacia su hogar. Era totalmente de noche, así que no vería casi nada si sus ojos no se hubiesen encendido como un faro de luz azul. Decidió parar, así que se metió en una cueva seguida de Dharma. Iba pensando en el trayecto de ida, y de repente recordó la criatura alargada que vio en la lejanía. No la distinguió muy buen, pero ese momento hizo que la recorriera un escalofrío. Cerró los ojos y dejó de pensar en eso.

Dejó su bolsa en una esquina y empezó a observar la cueva. El suelo era de un color extraño, entre verdoso y azul. Las paredes no tenían nada más que roca, y el techo era lo suficientemente alto como para saltar. Entrecerró los ojos, parecía que la cueva seguía hasta un punto más lejano. Le dirigió una mirada al cangrejo y se adentró por aquella parte. Las paredes rocosas se iban estrechando a cada paso que daba, y, aunque no lo tenía claro, le daba la sensación de que el techo también se iba acercando cada vez más a su cabeza.

Estuvo rondando la idea de darse la vuelta por su cabeza, pero un extraño brillo en el fondo la echó para atrás. Pasó como pudo por un estrecho camino por el que tenía que ir de lado, y un enorme espacio se abrió a sus ojos. El techo volvía a ser de una altura normal, no tanto como el de la entrada, pero lo suficiente como para erguirse con normalidad. Estaba en una parte con forma redonda, y la luz se veía con muchísima más claridad.

Se acercó al lugar y vio que el brillo estaba en el fondo de un estrecho y fino agujero, era imposible que metiese la mano por allí. Suspiró y miró a Dharma, que había estado a su lado todo el rato.

Parecía que intentaba comunicarse con ella. No es que entendiera a los animales acuáticos ni nada por el estilo, pero con el tiempo podía saber lo que querían comunicarle. El cangrejo la miró un momento a los ojos, y Alexia asintió. Su animal de compañía se acercó al hueco y se metió, no parecía muy hondo, así que no tardó mucho en llegar al fondo.




Alexia miró por el agujero, la luz seguía brillando tanto que no podía ver nada más. Esperó pacientemente y, por fin, Dharma salió de allí. Llevaba lo que producía el brillo en las pinzas. Era una especie de piedra. Alexia la cogió, y al instante, sus ojos resplandecieron aún más. La soltó mientras retrocedía, dejando que cayese lentamente al suelo.

Un brillo blanco cruzó su vista.

Las imágenes cruzaban rápidamente sus ojos, pero cada una duraba apenas segundos. Por un momento, solo vio una de las escenas. En la lejanía se veían dos resplandores amarillos con un toque naranja, pero por más que intentaba ver más allá, no lo conseguía. ¿Qué era eso? Todo empezó a ponerse negro, y los brillos se fueron apagando hasta que desaparecieron...

Abrió los ojos, pensando en qué momento los había cerrado. La piedra azul seguía en el suelo, pero brillaba en todo momento. Movió la cabeza a los lados, intentado sacarse las dos luces amarillas de la mente y centrándose en lo que tenía delante. Cogió la piedra con miedo a que volviera a pasar lo de antes, pero por suerte, no fue así.

Recorrió todo el camino de antes, y volvió a la entrada. Cogió su bolso, metió la piedra ahí y salieron. El paso del tiempo parecía haberse adelantado, ya era de día de nuevo, y podía seguir su camino.

Al rato llegaron a la cueva en la que vivían. Desde que había encontrado la piedra, no podía dejar de pensar en eso. Con la luz del sol, su brillo azul se había aclarado. Y esos puntos amarillos... No sabía qué la tenía más preocupada: la piedra o lo que le había enseñado.

Suspiró y dejó sus cosas por allí. Miró a Dharma de reojo e intentó pensar en qué haría a continuación.

Erik tenía la piedra azul encima de la mesa, y la miraba sin entender nada. Bajó la vista y abrió la mente, no podía perderse ningún detalle.

Había ido a bucear, como de costumbre. Decidió pasar por una nueva zona, en la que las algas tapaban toda su visión por lo altas que eran. Hubo un momento en el que solo vio los verdes y azules de las plantas acuáticas. Se estaba haciendo un poco tarde, podía ver el reflejo de la luna sobre su cabeza en el agua. Siguió avanzando como pudo y se encontró con una luz azul cegadora que le hizo apartar la vista. La cogió interesado, pero de repente soltó un chispazo tan fuerte que retrocedió con la mano dolorida. Asombrado, la agarró como pudo y se la llevó.

Eso había pasado hacía un día, precisamente justo antes de la reunión en la que el comandante les juntó. Lo que le parecía extraño, era que esa mañana, Daniel miraba todo el rato a su bolsillo. ¿Acaso le habría visto...? No, era imposible, ¿verdad? Las preocupaciones empezaron a formarse en su cabeza, pero se levantó y se sentó en la silla que había frente a la mesa en la que estaba aquella cosa. Apoyó las manos en la mesa y acercó un poco la cara para ver cualquier detalle en la piedra.

Momentos más tarde, Erik escuchó como la puerta se abría. Se giró rápidamente y sin pensando mucho, cogió la piedra y la escondió entre los muchos papeles que adornaban la mesa. Se agarró la mano intentando disimular el chispazo y miró a la puerta.

—¿Qué te pasa? —le preguntó su madre, que había asomado la cabeza por la puerta y había acabado de entrar.

—Nada —dijo levantándose de la silla como si nada.

—Lo que tú digas... —dijo sin creerle del todo—. Bueno, era para decirte que un compañero tuyo está abajo.

Erik no recordaba haber quedado con nadie, así que miró extrañado a su madre, que le devolvió el gesto.

—Le dejo pasar y cuando quieras bajas —Su madre se volvió hacia la puerta de nuevo—. Pero no tardes mucho.

El chico asintió y, cuando su madre se fue, se asomó a la ventana, que daba a la puerta de entrada. Se pegó al cristal todo lo que pudo, pero apenas pudo distinguir unos mechones de pelo entre rubios y castaños. Cerró la ventana y, formando algunas ideas en su mente, guardó la piedra dentro del armario y ordenó un poco la mesa, donde ni él mismo sabía encontrar el orden.

Pasó por la puerta que su madre había dejado abierta y bajó las escaleras de madera sin saber todavía quién había abajo. Miró hacia la izquierda para ver al invitado y la sonrisa nerviosa que tenía se evaporó.

Azul contra verde, verde contra azul...


¿Qué os ha parecido?

¿Alguna idea de qué pueden ser los dos puntos amarillos?

¿Y la persona que ha ido a ver a Erik?

🍄🌱❤️


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