[22]
Alexia no encontraba las palabras adecuadas para explicarle a Mark, Sebastián y Verónica lo que acababa de ver. Quería decírselo, pero su mente no dejaba de dar vueltas, y no solo por las imágenes que el colgante al completo le acababa de desvelar. Tampoco podía dejar de pensar en que Sebastián tenía esa parte que faltaba, ¿por cuánto tiempo más se lo iba a esconder? Siempre había sido una persona sincera, de hecho, si le miraba directamente a los ojos aún podía pensar que no les hacían falta palabras para entenderse. A la chica le daba la sensación de que en la confianza que tenían se había abierto una fisura. Nunca se habían escondido cosas... Eso la hizo llegar a la conclusión de que entonces aquello era algo más importante de lo que creía, o que, por lo menos, escondía algo muy grande detrás.
Pasó su mirada de Sebastián a Mark, en sus ojos había la misma confusión y falta de respuestas que en los suyos. Él no sabía nada, pero Verónica y Sebastián sabían más de lo que decían, ¿verdad? Pensaba que reconstruir el colgante le resolvería todas las dudas, pero había sido al contrario. De todos modos, se obligó a recordar las imágenes. Dos puntitos amarillos, un camino ya completo, y una mezcla entre azul, amarillo y morado. Lo que no tenía claro era qué significaba eso último. Solo recordaba ver el azul y el amarillo mezclarse, y, justo después, aparecer el morado.
Intentó explicarles a los demás aquello, pero no descubrió en ellos la reacción que quería. Deseaba que, al decir lo que había visto, nadie supiera qué era. Sin embargo, una sombra había cruzado por los ojos de Verónica y Sebastián, que se miraron inconscientemente.
-¿No viste nada más? -preguntó Sebastián después de apartar su mirada de Verónica.
-No, ¿qué se suponía que tendría que haberme enseñado? -dijo con tono de reproche, aunque no sabía cómo debía sentirse tras esa pregunta.
¿Se sentía furiosa? No tenía ni idea.
Mark notó la tensión que se había formado entre padre e hija, así que evitó que aquello fuera más.
-¿Qué piensas hacer ahora? -preguntó Mark acercándose un poco a ella y le agarró la mano para que viese que la apoyaba-. Ya sabes todo el camino.
La nota de preocupación en la voz de Mark al decir la última frase no pasó desapercibida para Alexia. Eso significaba que se iría, ¿no? Esa era su verdadera pregunta. Sí, sabía el camino, pero no tenía claro a dónde llegaría. Aún así... ¿aquel lugar le daría las respuestas que llevaba buscando toda su vida? ¿Se arrepentiría luego si no fuera? Cerró los ojos con fuerza, intentando disipar todos esos pensamientos que se adelantaban a la realidad. Necesitaba saber quién era.
Decidió que no hacía falta darle más vueltas, así que deseó haber elegido correctamente. Apretó un poco más la mano de su hermano, y aún sabiendo la reacción que provocarían en él, dejó salir las palabras. Esperaba que no fuese de aquellas promesas vacías que se hacían a veces, aunque, en el fondo, la sintió como una despedida.
-Volveré, te lo prometo.
A veces, tomar decisiones puede ser difícil, sobretodo si sientes que podrían cambiarlo todo. A lo mejor provoca que dejes de hablar con alguien cercano o estropea todas tus ideas de futuro. Aún así, siempre se puede arreglar, ¿no?
Luca se repetía una y otra vez eso en la cabeza, pero era incapaz de convencerse de que la decisión que había tomado su padre tuviese alguna solución. Creía que se había apresurado, quería pensar que también tenía dudas, pero no podía olvidar la determinación que había en su mirada en ese momento. Deseaba poder estar tan seguro como él...
Se apoyó en el muro bajo que había al otro lado de la calle. Solo un trozo de acera y la carretera le separan de la que había sido su casa de la infancia. Recorrió de nuevo el borde de la puerta, delineándola con sus ojos amarillos. Ahora más que nunca, ese tono naranja que se podía distinguir a veces había desaparecido, ya que el sol le daba de frente. El edificio seguía igual por fuera, aunque las plantas de los maceteros habían crecido un poco y la piedra de la fachada había perdido color. ¿Seguiría como él recordaba por dentro?
Abrió los ojos, sin ser consciente de cuándo los había cerrado, y pudo verse a él mismo con Ander en la entrada. Luego, notó movimiento detrás de la ventana que daba al exterior, volvía a ser él. Estaba viendo imágenes del pasado, como si el fantasma de las personas que ambos fueron siguiera allí. Todas eran situaciones vividas que había guardado muy en el fondo de su memoria.
Cruzó la distancia que le separaba de la casa que, en ese momento, era solo de su padre, y se fijó en cada uno de los recuerdos. Se encontraba justo al lado de uno en el que él montaba un monopatín y su padre le agarraba de la mano para estabilizarle. Por aquel entonces tendría 9 años, era su cumpleaños, y su padre le acababa de regalar la tabla. Aún no se habían activado sus poderes, y sus ojos no se diferenciaban en nada con los de cualquier persona, pero ese tono amarillo sí estaba instalado en su mirada cuando el sol se proyectaba en sus iris. En esa época, aún era un niño normal, aunque Ander ya supiera que eso cambiaría. Nunca se enfadó con él por no contárselo desde un principio, más bien se lo agradecía, ya que de esa manera pudo disfrutar de su infancia sin preocupaciones. Sonrió de lado ante ese recuerdo y deseó volver a ese momento.
En la imágen que se veía a través de la ventana, se podía ver cómo Ander intentaba enseñarle a Luca cómo usar y controlar sus poderes. No había sido una tarea fácil, pero lo habían conseguido.
Habían pasado 8 años desde que se separaron, y no había dejado de pensar en su padre ni un día. Nunca le había preocupado que Ander no fuese su padre de sangre, pero cuando le dijeron que tendría que buscar a su hermana, sintió cómo ese pequeño hogar, que habían creado los dos solos, se rompía un poco. El tener que pensar constantemente en su otra familia, le obligaba a hacerse preguntas que nunca antes se había hecho. Por ejemplo, ¿por qué sus padres lo abandonaron? Suponía que también habían dejado a su hermana a su suerte... De todos modos, siempre que pensaba en el tema, solo cogía más odio hacia esas personas que deberían de haberlo hecho todo por él, como Ander. Por eso no tenía ninguna intención de encontrar a sus verdaderos padres, buscaría a su hermana y acabaría con todo ese lío que se había montado. Además, si fuese por él, nunca habría querido ser el protagonista de ninguna leyenda ni nada parecido. Si eso nunca hubiese pasado, podría seguir con la persona que, de verdad, sentía como su familia.
Se giró hacia el palacio, que se veía desde cualquier rincón de la ciudad, y le pidió a toda la suerte del mundo que su padre saliese del problema en el que le había metido.
Dylan andaba de un lado a otro de la habitación desde que había recibido la nueva información. El padre de Luca estaba en el palacio, ¿por qué? Luca no le había dicho nada al rey, ¿se había entregado solo? Nada tenía sentido. Tampoco entendía la gran importancia que le había dado su padre a saber quién era aquel hombre. No le serviría de nada, como mucho le pondría más presión encima a Luca, cosa que no valdría de mucho. Azariel ya sabía que no podía salir del pueblo, eso le sorprendió hasta tal punto que se preguntó qué más les estaría escondiendo... Aparte de engañarlos, claro.
Se sentía culpable de todo lo que le estaba pasando a Luca. ¿Por qué se dejó llevar así por la rabia? ¿Por qué no lo hablaron en vez de huir? No solía actuar así. Suponía que todo lo que habían oído hablar del darmado había influído en su reacción, pero debería de haberlo pensado mejor. Había confiado en él, no existían razones para tenerle miedo.
Se giró hacia la puerta, tenía que hablar con su hermana. Tenían que ayudar al padre de Luca, o, como mínimo, arreglar las cosas con el chico. Salió de la habitación y apenas tuvo que dar un par de pasos para llegar hasta la de Greta. Tocó a la puerta y abrió lentamente. No esperó a que su hermana dijese nada, pues siempre habían tenido esa costumbre.
-¿Qué quieres? -le dijo en tono cortante nada más verle aparecer.
Dylan cerró y se centró en ella. Estaba sentada en la silla de su escritorio con la pulsera que había utilizado su padre para espiarles en la mano.
-Sí, yo también me alegro mucho de verte -dijo cruzándose de brazos con una sonrisa.
Sabía que su hermana estaba estresada, así que no la culpaba por su respuesta, era su manera típica de reaccionar cuando no sabía qué hacer.
Ella le dedicó una mirada con la que le decía que no era un buen momento para hacer bromas. Él levantó las manos en señal de rendimiento y se acercó a su hermana.
-¿Qué haces? -preguntó el príncipe.
-Averiguar dónde está el micrófono -dijo después de suspirar-. No me puedo creer que esto sea mi culpa.
Dylan frunció el ceño.
-Querrás decir nuestra -aclaró Dylan apoyándose en el respaldo de la silla en la que estaba sentada Greta.
-La pulsera la llevaba yo, Dylan -dijo Greta girándose hacia él-. Podría no haberla llevado y no habría pasado nada de esto.
El chico pudo ver el rastro de la culpabilidad en los ojos azules de su hermana. ¿Ella también podría verlo en los suyos? Por su expresión pudo adivinar que sí.
-Ya no podemos hacer nada respecto a eso, el pasado no lo podemos cambiar, pero podemos ayudarle ahora, ¿no? -dijo Dylan intentando convencer a su hermana y a él mismo.
-¿Cómo lo haríamos? -dijo la princesa levantándose de su asiento y poniéndose delante de Dylan.
El chico sonrió.
-Podemos empezar por ayudar a su padre -dijo, aunque ya era consciente de que ella no tenía ni idea de que el padre de Luca estaba en el castillo.
-No sabemos ni quién es -le reprochó Greta con una mueca.
Le contó todo lo que sabía, desde que el hombre se había entregado hasta que estaba allí en ese mismo momento.
-¿Me ayudarás? -dijo tras exponerle sus intenciones de ayudar a Luca.
Dylan estiró su mano hacia ella, como siempre que estaban a punto de cerrar un trato. Solían hacer las cosas de esa manera, con tratos, porque así sentían una conexión que no querían perder. Al fin y al cabo, nunca habían tenido a nadie más exceptuando a Luca... Ella se mordió el labio, pensativa, pero con la mirada clavada en la de su hermano. Este último sonrió al ver que la mano de Greta se cerraba en torno a la suya, sellando el trato.
-Sabía que podía contar contigo -Sonrió más ampliamente el príncipe.
-¿Por dónde empezamos? -Le devolvió ella la sonrisa.
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¿Qué tal? Espero que os haya gustado el capítulo <3
¿Cuál es vuestro personaje favorito por ahora? Os leo.
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