Sucesión


.

. .

. . .


He dejado mi hogar atrás y el sentimiento de soledad se vuelve insoportable de tolerar. Aunque la verdad sea dicha, sabia con certeza que mi vida en aquel sitio siempre fue temporal. Mi querida madre fue clara desde siempre, algún día tendría que regresar a tomar el papel que por derecho me correspondía, ya sea que quisiera o no, la verdad me alcanzaría y no habría lugar donde esconderme.

Por mis venas corre la sangre de dos reinos. Poderosos y temibles reyes sin corazón para tener piedad con el producto de sus bajas pasiones. Primero mi abuela, después mi madre, fueron tomadas y luego abandonadas a su suerte.

Jensine, mi abuela vivió toda su vida en las tierras altas del Reyno de Scamail. El alto puesto de su marido Dhoire en la corte le trajo terribles consecuencias. Su belleza llamo la atención del Rey Cailean de Scamail, quien no dudo en tomarla en contra de su voluntad, a pesar de saberla casada. De nada valieron las suplicas y el llanto, mientras tomaba su cuerpo y saciaba en ella sus más oscuros deseos mando asesinar a su marido.

En pocos meses Jensine se volvió solo una sombra de lo que alguna vea había sido. Como concubina del Rey lentamente se fue consumiendo por el dolor y la tristeza al perder al amor de su vida por los infames deseos de Cailean. Era una de sus muchas amantes, sin embargo, por alguna razón ella termino siendo la predilecta para su horror.

Quedo embarazada en poco tiempo, murió al dar a luz a una niña a la que llamaron Ronnette. No sería la única hija del Rey Cailen por supuesto, pero si era la primogénita. La Reyna no había podido concebir para aquel entonces por lo que conservaron a mi madre en secreto hasta que no hubiera un heredero legitimo temiendo por la sucesión al trono.

No fue hasta que mi madre cumplió 3 años que la Reyna Maela trajo al mundo a la princesa Eppie quien termino dejando en el olvido a la que consideraron siempre la hija bastarda.

El dolor en mi pecho se intensifica, tengo que apartar esos recuerdos que me hacen daño en este momento necesito mantenerme en calma para afrontar lo que se viene encima.

El ruido de pasos acercándose me pone alerta. Observo por ultima vez la imagen que me devuelve el espejo y sonrió. No con la complacencia de quien encontró el camino de vuelta, sino con la satisfacción de que les hare pagar con creces a todos aquellos que se atrevieron a lastimar a mi madre.

No espero que toquen la puerta, cuando la abro afuera se encuentra quienes serán mis escoltas, tres hombres altos y evidentemente fuertes, tan distintos entre ellos como el día y la noche. Se inclinan con respeto al verme con rostros serios y ojos curiosos. La noticia de mi llegada debe haberse expandido con la rapidez de un incendio.

–Princesa, soy Nott su guardia personal a partir de ahora, ellos son Zabini y Goile, –El hombre frente a mi hace una profunda reverencia con una rodilla en el suelo de piedra y la mano derecha sobre el pecho contra el corazón, acción que imitan los otros dos hombre en sincronía perfecta.

Según se, es una vieja costumbre, una promesa de cuidarme con su vida. Inclino la cabeza en reconocimiento, tomándome el tiempo para observar cada rasgo de sus rostros.

–Un gusto conocerlos, –Inclino la cabeza con cortesía, sonriendo internamente al ver la sorpresa en tres pares de ojos que no esperan la ligereza educada en mi respuesta.

Se levantan cautos, poniéndose firmes.

–El consejo le espera. -Indica serio, al parecer sin ser capaz de decir otra cosa ante el azoramiento por la falta de displicencia de alguien con mi jerarquía.

Esperaban alguien altivo, indiferente o apático, alguien que los mirase sobre el hombre como si no valieran nada o quizás que simplemente les ignorara por completo al considerarlos demasiado poca cosa.

Si supieran mis guardias mis verdaderos orígenes, sobre donde he estado y a que me he dedicado los últimos años, posiblemente no lo creería.

-¡Guíame! –Ordeno tratando de mantener firme la voz. No es momento de mostrar mi nerviosismo.

Nott abre el camino, le sigo de cerca con los otros guardias cuidando mis costados un metro más atrás.

El pasillo es largo y bien iluminado. Las paredes adornadas con hermosas pinturas que ni siquiera note la primera vez que pase por ahí. Mi cabeza estaba demasiado revuelta para observar los detalles a mi alrededor. Ahora ese es un lujo que no puedo permitirme más, tengo que ser cauta en cada movimiento, cuidando y observando el entorno para evitar mi propia muerte.

Voy contando los pasos, los giros en esos interminables pasillos. Comenzando a formar un mapa mental por si requiero regresar sobre mis pasos sola.

-Es aquí, -Indica con seriedad.

Se bien que no podrán entrar conmigo.

-Gracias. -De nuevo la sorpresa se refleja en su semblante. Casi dejo escapar una sonrisa, más me limito a suspirar, entrando por fin al lugar donde me aguardan.

Cinco hombres se ponen de pie cuando entro, mismos que habían estado sentados en torno a una mesa redonda de roble oscuro. Hago una reverencia antes de acércame. No es necesario saludarles, se muy bien que no puedo pronunciar palabra hasta que sean ellos quienes hablen.

Permanezco de pie, manos juntas, espalda recta y rostro inmutable, tratando de mostrar tranquilidad mientras sus ojos me examinan. Parecen tratar de descubrir la mentira. No dicen nada, el silencio es abrumados, aun así, me mantengo serena con el rostro altivo y digno, en una de las muchas poses que me enseñaron. La máscara sobre mi rostro no muestra expresión alguna.

Quien debe ser el mago principal preside la audiencia, los otros hombres deben ser los representantes de los 4 reinos. Un puñado de personas se mantienen a los costados de la habitación curiosos e intrigados por resolver aquel enigma que nos ha traído aquí este día.

Sobre la mesa descansa el mapa de los reinos, el mismo mapa de vida que ha sido coloreado con sangre de las nobles familias de los reyes. Árboles genealógicos ligados con magia para que poder confirmar que las sucesiones a los tronos de los 4 reinos sean legitimas; Glaonna, Scamail,Talamh y Uisce.

No había sido usado por mas de 100 años, la sucesión del poder en los reinados no se tomaba a la ligera. Ya fueran hijos legítimos o ilegítimos, aquel que llevara en sus venas sangre real podía ocupar el trono si la línea de sucesión se lo permitía.

Así había sido y seguiría siendo de no ser porque la enfermedad golpeo con fuerza el reino de Talamh. Cuatro príncipes y seis princesas murieron en pocos meses, todos entre la edad de 3 y 17 años. Hijos de la Reina Eppie y de las 5 concubinas de su majestad Beathan.

A mi parecer demasiada casualidad que sucumbiera toda la realeza de Talamh. Considero que ha sido más que un atentado, pero quien soy yo para hacer notar su hipocresía y la sed de poder de personas viles.

El Rey Bearhan agoniza, su reina a fallecido apenas hace 3 días, sin un sucesor en puerta se ha tenido que convocar a una sesión extraordinaria para determinar si hubiera algún hijo o hija no reconocido que pudiera ascender al trono.

La magia del mapa de vida fue despertada, por lo poco que me han dicho, los lazos de magia que liga la sangre real se han enredado y desenredado como si se tratasen de delgados hilos de oro en la superficie del viejo pergamino tintando con sangre. Así me encontraron en las lejanas tierras de Uisce a donde escapo mi madre para salvarme la vida hace 16 años.

Necesitan mi sangre. No son amables al pedirla, no me sorprende en absoluto después de todo soy mujer y me consideran una farsante. Aun cuando a sido la magia del mapa la que me reconocía desde un inicio y por lo que mandaron traerme.

Cuando hacen un corte en mi dedo anular para verter sangre sobre el mapa ni siquiera se excusan. Displicentes me miran casi con muecas de asco en sus rostros, como si yo hubiera venido por voluntad propia o fuera mi idea tomar un poder que nunca he querido.

Al menos agradezco que toda esta ceremonia se realice en un reino neutral, el tiempo que me encuentre aquí, mi seguridad está a cargo del príncipe Drake de Glaonna quien pronto ascenderá a Rey. No dudo que mi guardia actual sea su propia guardia, no le sería conveniente que me lastimen en sus tierras, lo que no quiere decir que no sea uno más de los que aguarden por mi caída o incluso mi muerte.

Gotas de sangre cae sobre el papel amarillo y se disuelven casi de manera inmediata como si hubieran caído sobre agua transparente. Se forman ondas brillantes, círculos dorados que se expanden del centro a los bordes como si se tratase de un lago al cual han arrojado una roca.

Ante los ojos escépticos de todo el mundo mi cuerpo se suma a ese parpadeo dorado y brillante. Sobre el papel en dos reinos distintos hilos dorados aparecen tejiéndose hasta llegar a unirse conmigo atándose a la piel de mi muñeca izquierda y subiendo hasta el corazón.

-¡Declare quien es! -Exigen aun incrédulos y petulantes.

Levanto la barbilla antes de contestar por fin a las obviedades de la resiente confirmación.

-Soy nieta del Rey Cailean de Scamail e hija de del Rey Beathan de Talamh, por mis venas corre la sangre de dos poderosas líneas reales. Mi nombre es Hermione, soy una princesa ilegitima en dos reinos, sin un trono y ninguna patria.

Los cinco hombres en torno a la mesa palidecen con mis palabras. Los murmullos que dominaron hace pocos minutos el recito con indignación antes las suposiciones de que quiero usurpar un lugar en el trono de Talamh se callan. No tardan mucho en deducir que si quisiera podía bien ser princesa de dos reinos, tengo el derecho de exigirlo si ese fuera mi deseo.

Un hombre mayor de aspecto imponente, alto y cabellos platinados se acerca con calma hasta quedar a pocos pasos donde todavía me encuentro de pie esperando. Tengo que concederle que a sido el primero en reaccionar lo suficientemente rápido a la reciente confirmación de mi origen.

Tiene en el rostro una sonrisa de suficiente, sus ojos de un gris tormentoso brillan astutos. Puedo deducir que es inteligente su mente ya ha hecho los cálculos necesarios para adelantarse a los hechos.

-Un gusto conocerle Princesa Hermione. Soy el Rey Lucius de Glaonna, a sido un placer recibirla en mi reino. Me disculpo por no presentarme antes y darle la bienvenida que se merece, pero como comprenderá he tenido que guardar la distancia hasta terminar con los protocolos necesarios de su legitimación como nueva monarca, para evitar malentendidos.

Le saludo con una reverencia educada. El hombre toma mi mano en un ademan que pretende ser galante y besa el dorso de mi mano.

-Agradezco profundamente me recibiera con tanta premura, permitiendo que se realizara el consejo en sus territorios.

-A sido un completo placer.

Trato de sonreír cortes, mas no puedo evitar mi renuencia hay algo en su forma de mirarme que me causa un escalofrió.

El mago principal se acerca aun tratando de aceptar el hecho de que en realidad soy la heredera legitima de Talamh y posiblemente también de Scamail, siendo que el príncipe Niel, –Mi primo–Tiene apenas 10 años y su padre murió de manera prematura en combate el año anterior. Después de todo, un reino gobernado por un niño es débil y corre peligro.

-¿Princesa como desea proceder? -Pregunta inclinándose ante mí, por primera vez con respeto aun cuando este sea fingido.

-Considero conveniente ir de inmediato a Talamh a conocer a mi padre el Rey Beathan.

-¿Piensa reclamar el trono?

-Porque reclamaría algo que me corresponde legítimamente, ¿No es esto lo que querían? Creí que por esto fui obligada a partir de mi hogar sin derecho a opinar al respecto.

-No fue eso la intención princesa. -Se disculpo haciendo una profunda reverencia.

-Sus intenciones ya no me son relevantes, pero ya que estoy aquí y he probado mi procedencia, bien puedo reclamar los derechos de los que he sido privada en estos años.

-Por supuesto princesa. Sin fuera tan amable de concedernos una audiencia privada para establecer los detalles y partir de inmediato si así le parece.

Me gire hacia el Rey Lucius, quien parecía divertido por el intercambio que tenia con el mago principal.

-Su alteza seria tan amable de facilitarme el lugar adecuado para tratar lo más rápido posible estos asuntos. Después de todo mi padre se encuentra sumamente enfermo y deseo verle cuanto antes.

-Por supuesto princesa.

Pronto fui escoltada a una cámara mucho más pequeña que la anterior, bellamente decorada. Nos sirvieron te y algunos aperitivos. Frente a mi estaba solo 3 hombre de toda aquella multitud de la sala anterior.

Los representantes de Scamail y Talamh me observaban con detenimiento de manera nerviosa. El mago principal Caleb estaba también esperando por una resolución. Como si esperara que justificara mi sola existencia.

Mi madre estaría orgullosa si pudiera verme. Los reinos que una vez la pisotearon a ella y a mi abuela ahora estarían a mis pies. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top