Niel


Hermione

Es un niño, quizás demasiado alto para su edad y de semblante tan serio que es mas propio de un adulto, pero al fin y al cabo es un niño de 10 años. Sus ojos me miran con una curiosidad que no puede disimular, pero también hay desconfianza como si esperara que de un momento a otro le saltaría encima.

El príncipe Niel, con el cabello oscuro como un cuervo y esos ojos vigilantes de un azul profundo no me perdieron de vista. Le acompañan dos asesores que no se apartan de su lado en ningún momento. Me hubiera gustado conocerlo, pero no puedo acercarme sin que piensen que mis intenciones son poco dignas.

Tengo que conformarme con sonreír las veces que le encuentro mirándome. Es curiosa la familiaridad en su mirada, quizás es cierto que la sangre llama, se asoma más allá de lo que vemos para dejar entre ver que hay lazos que no pueden borrarse del todo.

El joven príncipe es mi primo, tan distinto a mi en apariencia como el día y la noche. Y a pesar de la discordancia en el exterior hay un algo que me llama como la luz de las velas a las polillas.

No lo pienso al momento de las despedidas, me acerco con cautela pero firme, ignorando las miradas apáticas que me obsequian los dos hombres a sus costados.

Me inclino con respeto, tratándolo como un igual. Ignorando en el proceso al par de sanguijuelas que no se apartan.

-No tuve la oportunidad de saludarle antes Príncipe, me disculpo por ello y le deseo un buen viaje de vuelta.

-Princesa Granger. -Saludo con exquisita educación inclinándose como todo un caballero. -Prima, -Agrega al final haciéndome sonreír por los rostros consternados de su comitiva.

-Primo, -Repito sonriente.

-¡Retírense! -Ordena en tono autoritario a los hombres a su alrededor.

-Su alteza no lo creemos conveniente.

-No estoy preguntado si es conveniente o no. -No repite la orden, se limita a mirarlos con una fría mirada.

Sin mas remedio se alejan lo suficiente para concedernos un poco de privacidad.

-¿Quieres el trono de Scamail? -Pregunta directamente sin apartar sus ojos de los míos.

-No está en mis planes. -Contesto con sinceridad.

Su mirada me evalúa en silencio, como si tratara de definir si lo que digo es verdad.

-Puedes reclamar el trono.

-Puedo, -Admito. -No estoy interesada príncipe.

-Niel, llámame por mi nombre somos familia.

-Dudo mucho que eso complazca a su majestad la Reina Maela.

-Mi abuela no está aquí ahora. Que problema habría. -Explica con obviedad, como si yo fuera una niña y estuviera colmando su paciencia.

-Me agradas. Tienes razón Niel, por favor llámame, Hermione, aunque mis amigos mas cercanos me apodan Hermes.

-¿Quieres que seamos cercanos?

-Somos cercanos, eres mi primo menor, el único.

-Bien. -Parece complacido. -Espero verte pronto.

-En un par de semanas visitare Scamail, tu abuela muy amablemente me ha invitado.

Percibe el sarcasmo en mi voz, esta vez es el quien sonríe.

-También me agradas Hermes. Nos veremos pronto.

Nos despedimos con cortesía antes de que aborde el barco que lo llevara a su reino.

. . .

. .

.

"Llegará tu tiempo... Llegará el día en que tomaras el trono, en que el que el terror del Rey caerá con su espada. Quizás no será hoy, tal vez tendrás que seguir durmiendo con una daga bajo la almohada, siempre alerta, vigilante de cualquier movimiento sigiloso en la oscuridad de los rincones. Quizás parezca demasiado lejana la libertad que anhelas, así como el retorno de tus amadas aves al nido del que fueron despojadas. Pero llegara el día y espero estar para ver caer los muros y arder a todo aquel que causo con su avaricia tanto dolor y muerte."

Sus ojos grises leen las palabras escritas con fluides, el peso de cada silaba traspasa sus pensamientos arrebatando un sentimiento que no sabe como describir. Parece que esa insulsa princesa ilegitima de dos reinos a sido capaz de poner en papel las palabras justas que hicieron temblar su interior por la verdad expuesta.

Tendría que esperar por un momento mas propicio, para ver caer a Lucius. Muy a su pesar su pueblo le necesita, ni puede simplemente desentenderse de sus obligaciones y dejar bajo el mandato tirano el Reino de Glaonna.

Hace arder el papel después de leerlo, se toma el tiempo de verlo convertirse en cenizas y aun entonces cuando termino volviéndose poco mas que polvo oscuro en la chimenea se quedo observando el lugar en el que ardió con la rapidez de un suspiro.

Nott le acompaña su mirada curiosa y mente sagaz le hacen sonreír internamente. Nunca imagino que algún día vería ese lado del amigo de su infancia, su príncipe. Le concede un momento a solas para que pueda apaciguar los demonios que seguramente rondan en su cabeza. Cuando recibió la nota sabia bien que el no era el destinatario, se había limitado a entregarla, pero viendo lo visto, el contenido estaba sacudiendo a Draco con fuerza.

La princesa Hermione Granger le gustaba mucho. Tenía más que claro su lugar en el mundo, lo que no quería decir que fuera ciego a los encantos de la joven, la belleza discreta y femenina, la frescura de su sonrisa y el brillo intenso de sus ojos. Sin duda lo que más llamaba su interés es su inteligencia, el fuerte y decidido carácter que pocas veces ha visto en una dama. Ella no es superficial o sutil con sus deseos, es franca y directa, incluso rayando en lo altanero, pero es precisamente eso, la frescura de sus modos, lo fácil de tratarla como una mortal cualquiera y no una princesa lo que le tiene encantado.

Theodore Nott sabe su lugar en el mundo, no codicia cosas que sabe que no puede tener, sin embargo, le gusta la mujer, no la princesa. Se queda con ese sentimiento cuando ve una última vez a Draco perdido en sus propios pensamientos, viendo sin ver las llamas que siguen danzando en la chimenea.

La nota desapareció por completo, no así el mensaje que llego a sus ojos y permaneció en lo profundo de su ser como un mantra que repitió una y otra vez hasta que aprendió de memoria cada palabra.

"llegara el tiempo..."

Quizás no hoy, ni mañana, pero el día llegaría para cobrar venganza, para despojar a Lucius del trono y hacer que pague por la muerte de su hermano Canis. Tendrá que pagar con creses todo el daño causado a los suyos.

Sí, llegara el momento de tomar el trono para dirigir su pueblo de la manera correcta. Derrocaría a su padre, seria su espada la que cortaría su vida, así tuviera que morir en el intento.

Todavía recuerda cuanto le admiraba y quería, cuanto deseaba crecer para parecerse a Lucius. Quería alguna vez ser tan poderoso y feroz. No fue hasta que pudo comprender la oscuridad en su persona que todo deseo de parecerse a el se extinguió.

A la muerte de Canis todo empeoro, la que creyó era una familia feliz se rompió de manera inevitable. Dejando a la vista la verdad que Narcisa se había empeñado en ocultar. De la noche a la mañana pudo notar las marcas en la piel de la Reina, lo lentamente que desaparecían cuando ya había nuevas y frescas surcándole el cuerpo de tonos morados y rojizos.

La admiración pronto se vio sustituida por el miedo. La mirada gris ante indiferente se volvió terrorífica bajo la nueva luz, sin embargo, la gota que termino haciendo que se derraba el vaso fue escuchar con sus propios oídos que la muerte de Canis fue planeada y llevada a cabo bajo la orden de Lucius Malfoy.

El príncipe Canis podía llevar su sangre, ser el siguiente en la línea de sucesión, inteligente y uno de los guerreros mas fuertes de Glaonna, pero poseía tan pocos rasgos del Rey que poco podía influirlo en los momentos determinantes. Su fuerza era solo comparable con su mente brillante, hubiera sido un excelente Rey y era quizás ese el mas grande problema.

La gente le seguía, cualquiera que le conociera terminaba amándole, podía ser un guerrero feroz, pero era también un hombre justo. Fue mandado a la guerra cuando esta estaba en todo su apogeo. De manera equivocada Lucius pensó que pronto encontraría su fin entre los muchos enfrentamientos de sus tropas contra los elfos oscuros.

Contrario a los deseos de Rey logro sobrevivir, lentamente escalando, ganándose un puesto de respeto entre los soldados y el ducado que comenzó a apoyarle con mas fuerza en la corte. Con el tiempo se volvió un riesgo. La posibilidad de volver a casa con vida y arrebatarle el trono a su padre fue un tema recurrente que alerto al Rey, provocando que moviera los hilos para que le mataran.

Draco guardo silencio, ni siquiera se atrevió a contarle a su madre sus descubrimientos. Aunque no era necesario confirmar quien estaba tras la muerte repentina de Canis.

Hubo un antes y un después de ese día. La rebeldía se volvió evidente. El desafío en los ojos fieros de Drake tuvo también consecuencias. La Reyna fue tomada como rehén, al igual que su hermana menor. Narcisa y Adhara terminaron siendo su debilidad.

Los Reyes no debían tener ninguna, no habría nada mas importante que el poder y la fuerza, el afecto no formaba parte de su vocabulario porque amar significaba ser débil.

"llegará el día en que tomare el trono y Lucius caerá con su espada"

Se prometió mentalmente, repitiendo las palabras de la princesa.

La princesa, -Pensó- una sonrisa poco común se extendió en su rostro. Por primera vez pensando que la idea de Lucius de casarse con la princesa Hermione, ya no le parecía una idea tan descabellada. Aun es joven, quizás demasiado para su gusto, pero eso no era algo que no se pudiera solucionar con el tiempo.

. . .

. .

.

El Rey Lucius se marcho con su comitiva de vuelta a Glaonna. No menciono nada del asalto a su barco o la desaparición de la Reyna Narcisa y la princesa Aldhara. Siendo lo suficientemente inteligente no podía hacer acusaciones a la ligera, siendo que tendría que contestar a preguntas para las que no tenia respuestas convincentes.

Contuvo el humor infernal, para mostrarse ecuánime como el monarca que pretendía ser. Se despidió con ceremonias del Rey Beathan anfitrión de la reunión y la princesa Hermione

No había manera de justificar por qué dejo encerradas a su esposa e hija en el barco mientras se llevaba a cabo la reunión del gremio. Solicitar que se investigara el agravio en su contra seria tanto como admitir que había perdido la manera de chantajear a su hijo, si es que el no era el actor intelectual del suceso.

Lucius se inclinaba a pensar, en que el responsable tenia sangre Black, no le paso desapercibido el odio iracundo en los ojos grises de Lord Sirius cada que le miraba o la sonrisa incluso burlona que apareció en sus labios en cuanto la reunión termino, parecía incluso aliviado. Por otro lado, Drake permanecía con la actitud distante de siempre, frio y ecuánime, a excepción de los momentos en los que parecía intercambiar palabras con la joven princesa, su postura rígida y distante de siempre no variaba en mucho.

A pesar de la experta manera de ocultar las emociones de Drake, el seguía conociéndolo tan bien que podía notar cualquier cambio en su persona. El hecho de que siguiera mostrando interés en la insulsa princesa a pesar de sus deseos, dejaba en manifiesto que estaba dispuesto a cumplir con sus ordenes para cortejarla y propiciar un futuro compromiso.

No podía descartar una posible participación de Drake, sería demasiado estúpido no considerarlo, pero sin duda habia personas de mayor peso dispuestos a interferir en sus planes. Enemigos hechos a pulso que esperan cualquier error para atacarle.

El Rey Lucius se contuvo lo suficiente para no quedar en evidencia. Observando con ojos de serpiente a los presentes tratando de ver segundas o terceras intenciones que pudieran dar una pista del actor intelectual.

Drake se despidió casi al mismo tiempo, para abordar su propio barco. La solicitud de un permiso para visitar pronto a la princesa se realizo de manera formal para tratarse, fue concedido por el Rey Beathan sin ningún otra promesa, más que se conocieran, era recio para permitir que su única hija se comprometiera joven y mas con un hombre con los antecedentes del príncipe de Glaonna.

En un inicio estuvo despuesto a negarse a la petición del príncipe Drake, pero Hermione acepto una visita antes de que pudiera seguirse negando. Tuvo que contener la molestia ante su acto rebelde, no deseaba presionarla por miedo a perderla, la relación que les une aun es demasiado frágil para fracturarla. Le daría tiempo al tiempo para conocer las verdaderas intenciones del príncipe y sobre todo, si su hija guardaba sentimientos por el.

. . .

Hermione no aparta la mirada, sabe que todos esperan que se incline, aceptando cada una de las cosas dispuestas por el consejo. Que se formalice un compromiso matrimonial con el príncipe de otro reino para asegurar fuertes lazos que hagan prosperar al reino. Se atreven a barajear sus opciones de matrimonio como si ella no tuviera nada que opinar.

Los dejo hablar sin perder la calma, como si evaluara sus palabras huecas. Su padre el Rey es suficientemente inteligente como para no intervenir. Desde un principio dejo claro que no estaba de acuerdo. La sesión se estaba llevando acabo como una forma de zanjar completamente el asunto y dejaran de presionar.

Tiene que ser inteligente, mucho si quiere seguir manteniendo correspondencia con el príncipe Drake donde le hacía llegar información de la Reina Narcisa y su hija codificada. La justificación de dichas cartas no era otro que el preámbulo a un cortejo. Puede negarse a aceptar un compromiso formal y seguir por ese camino que insinúa que un compromiso matrimonial está gestándose lentamente, sin embargo, también hay una tercera persona que no estar para nada complacido si llegara a tornarse mas serio el asunto.

Harry, su amigo de toda la vida espera la respuesta a una solicitud hecha en días pasados. No esperaba una declaración de su parte, nunca le vio con otros ojos. La tomo completamente por sorpresa la confección de unos sentimientos que rezaba sentía desde hace ya mucho tiempo.

Le ofrece un reino, pero sobre todo le ofrece un corazón sincero que la ama.

No sabe como sentirse al respecto, esta segura que lo quiere, pero no de la forma correcta. Daria su vida por el sin pensarlo. podía sentir demasiadas cosas por ese hombre, pero entre ellas no había cabida para un amor que no fuera fraternal.

Cuando todos han terminado de hablar, se pronuncia en voz alta.

-No me comprometeré con nadie. No ahora. Mi Rey esta en lo correcto al decir que es demasiado pronto. El mejor convenio que puedo prometerles a estas alturas es concertar un compromiso dentro de 2 años, para mi cumpleaños 19. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top