Juramento

Hola a todos,

Estoy muy feliz, por lo que quiero compartir con ustedes mi felicidad. Este capitulo es especial trate de que fuera mas largo de lo que suelo hacerlos y trabaje tiempo extra para adelantarlo un par de días, así que espero disfruten su lectura tanto como yo disfrute escribirlo. 

Mi estado de euforia se debe a que mi historia "Inevitable" participa en la categoría de Fanfic de los premios Wattys 2022, lo que me tiene extasiada. La votación es cerrada, posiblemente no llegue a aparecer en la lista final en octubre, pero el simple hecho de ser parte de algo tan grande es un sueño hecho realidad. 

Recientemente llegue a los 2,580 seguidores, lo que también es fantástico, el sentimiento que experimento en estos momentos es difícil de explicar pero tratare de hacerlo lo mas simple posible. Amo escribir, uno de mis  sueños es algún día poder publicar un libro original de mi autoría y de alguna manera siento que me encuentro un paso mas cerca cuando me encuentro con un seguidor mas, cuando leo comentarios positivos que me alientan a seguir o me felicitas por mis fics, cuando me dicen que comenzaron a leerme por que sus amigos o familiares les recomendaron mis historias e incluso cuando mis lectores silenciosos se dejan ver en el conteo de visitas aunque no escriban comentarios.  

Este es un sueño, trabajo por el de manera lenta pero constante. Por eso agradezco infinitamente el apoyo que me han proporcionado hasta el momento, me encuentro aquí  gracias a ustedes. 

Si no es mucho pedir sigan conmigo como hasta ahora. Siguiendo mis historias, apoyándome con sus votos, comentarios y recomendando a otros mis fics, para seguir dando pasos que me lleven mas cerca de mi sueño.  

Abrazos a la distancia,


Helena Grand

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No la entiende en absoluto a pesar de escuchar cada palabra que escapa de su boca como un torrente sin fin, ha parloteado cosas sin sentido desde que esperan en ese lugar. Revoloteo por toda la habitación hasta terminar recostada sobre la pequeña cama en una esquina, no sin antes retirarse el cubretodo de su delgado cuerpo. Bajo la gruesa tela oscura que cubría su identidad lleva un vestido sencillo de color azul cielo.

Sus ojos le observan con cierta cautela, tiene la sospecha que esa mujer no esta del todo cuerda, aunque tiene que reconocer que es sumamente habilidosa como maga sanadora.

Recuerda con claridad el día que la conoció, en cuestión de minutos había entrado en las habitaciones donde prácticamente el Rey Beathan Granger agonizaba. Parecía tan joven y pequeña, pero tan sorprendente capaz y dueña de si misma. No tuvo miedo al enfrentarse a los consejos o al mago que atendían a su majestad. había revisado cada cosa de manera minuciosa, no solo al paciente sino todo a su alrededor, tocado, oliendo e incluso probando las medicinas cercanas, asi como el incensario que mantenía de manera constante un aroma a hierbas flotando en el ambiente.

No hizo preguntas, sus dedos delgados danzaron sobre el rostro del hombre inconsciente, revisando el color de la piel e hizo que abriera los ojos para observar sus pupilas, antes de checar sus signos vitales, el color de su lengua y hacer que su cabeza girara un poco para revisar la tensión de los músculos su cuello o cualquier indicio de su verdadero malestar. Poco después había tomado sus manos con una peculiar familiaridad antes de emitir su veredicto.

El rey estaba siendo envenenado. La declaración segura de la joven dama fue suficiente para la princesa para tomar cartas en el asunto, no dudo, tomo por verdad cada palabra como si fuera ley. La maga Luna no se equivocó, incluso detecto la combinación exacta de alimentos y hierbas que había desencadenado el envenenamiento del rey y seguramente la muerte de toda su familia en el palacio.

Quizás esa era la razón por la que no sabia como catalogar a la joven mujer, por un lado cuando trabajaba mezclando hierbas para sus posiciones o trataba a un paciente cualquiera parecía ganar un aire maduro, sus ojos adquirían una brillante determinación y su rostro infantil parecía incluso tan sereno y tranquilo como el de una hada, sin embargo, una vez que terminaba parecía que su mente se perdía, comenzando a divagar sobre cualquier tema o cosa aunque no tuviera ningún sentido o siguiera algún hilo la conversación.

No tenía claro si hablaba con el o si mantenía una conversación en voz alta consigo misma. Poco había tratado con la maga directamente mientras fue escolta de la princesa Hermione, pero sus peculiaridades fueron suficientes para tratar de evitarla en medida de lo posible, porque simplemente no sabia como tratarla. Como ahora, después de parlotear todo el tiempo, de repente había dejado de hablar, recostada de lado ahora se limitaba a mirarle fijamente sin una expresión particular en el rostro, solo le miraba con una intensidad inusitada, lo que de inmediato lo hizo sentir incomodo.

Lord Nott trato de contener su incomodidad, después de todo eso era una tontería. Luna no era mas que una chiquilla posiblemente desequilibrada, no tenia por que sentirse de esa manera.

-¿Ocurre algo? -Se atrevió a preguntar luego de varios minutos de silencio y un combate de miradas.

La joven rubia no contesto, volvió a acomodarse sobre su espalda como si no lo hubiera escuchado y miro el techo sobre ella sin emitir palabra alguna por largo rato.

Theodore resoplo por lo bajo frustrado, se había dado por vencido esperando una respuesta, por lo que lo sobresalto un poco escucharla hablar de nuevo de repente.

-Su padre no se encuentra bien. -Declaro más que pregunta, como si fuera un hecho seguro.

El tono de su afirmación incluso le sorprendió. Su expresión se congelo al instante como si le hubieran tirado agua helada encima.

-¿Qué sabes de mi padre? -Cuestiono Nott con un repentino interés.

-No mucho, a decir verdad, pero en ocasiones no saber deja a la vista muchas otras cosas.

-¿A qué te refieres?

-No se ve con regularidad en publico aun cuando su puesto como archiduque es de suma importancia.

-Simplemente es un hombre reservado ya mayor que disfruta de la calma.

-Si su intención fuera retirarse a estas alturas ya hubiera entregado el título a su único hijo. -Girando de nuevo sobre su costado le miro con obviedad.

Había algo en la mirada de la joven que le ponía nervioso, solía ver con una intensidad que le ponía los pelos en punta, era como si con solo mirarle pudiera desentrañar sus mas profundos secretos y por alguna razón le hacia sentir vulnerable en algún sentido.

-Aun viviendo más allá del mar, escuche historias del gran duque de Glaonna, con un poder casi tan grande como el del Rey Malfoy, a la par de riquezas y poder. Todo el mundo le conoce como el lobo negro que arraso en los campos de batalla con los elfos oscuro. Su mayor interés siempre fue la guerra, se decía que no estaba en sus planes casarse, sin embargo, en una de su última cruzada volvió a casa con una hermosa mujer que desposo de inmediato y con la que tuvo su primer y único hijo.

- Esa es una historia en la que no estoy interesado y te agradeceré que dejes de hablar de algo que no te interesa. -Dijo con brusquedad, con la tensión en casa musculo de su cuerpo.

Los puños de Nott estaban apretados con fuerza. En algún momento mientras la maga contaba aquella historia tan familiar tuvo que apartar la mirada.

-¿Aun extrañas a tu madre? -La pregunta hizo que Nott hiciera una mueca de dolor como si le hubiera golpeado con sus palabras.

Luna se levantó de la cama con la agilidad de una liebre, pero caminando lentamente se acercó hasta Lord Nott como si temiera asustarlo. Theodore no esperaba que la joven se pusiera de rodillas frente a el para poner sus pequeñas manos sobre sus puños temblorosos o que le miraría de aquella forma tan llena de algún sentimiento que no sabía como definir, pero tan lejano a la lastima que podía notar cuando se hablaba de la historia de sus padres.

Debería sentirse ofendido por la intrusión de una desconocida a su intimidad, la historia de su familia era muy delicada para el, sin embargo, había algo peculiar en su tono de voz y el aura que despedida la pequeña rubia que le alivio mas que molestar.

Por primera vez desde que entraron en aquella habitación para concederles a la princesa Hermione y al príncipe Draco un momento a solas, el silencio no resulto incomodo. La situación en si resultaba inverosímil, parecía que Luna le conociera desde hace mucho tiempo, como si ese encuentro fuera entre dos viejos amigos o un par de amantes.

La maga había recargado la frente sobre las manos ya relajadas de Nott en una acción demasiada intima. En esa posición, mientras Theodore podía disfrutar del aroma florar que desprendían sus largos cabellos rubios y el calor del pequeño cuerpo que se pegaba a sus piernas, casi como si fuera una frágil criatura que espera ser acariciada, se sintió en paz.

Le dio un consuelo que no buscaba o esperaba. Así en el silencio, sin acciones que fueran más allá de tomar sus manos y proporcionar un calor que derritiera el agobiante frio con el que vivía. Nadie sabe de los pesares del hijo del archiduque, nadie puede imaginar la fragilidad escondida bajo la fachada indiferente del poder de su familia.

-¿Me permitirías ver a tu padre? Quizás pueda ayudarle.

La pregunta la formulo con los ojos cerrados, casi sobre el regazo de Theodore, consolando la pena profunda de un hombre que a penas conoce, pero que de alguna manera sabe que sufre al igual que ella por la pronta partida de una madre de manera trágica.

Nott no podía negarse a esa petición, más sabiendo que tenía razón la maga para decir que su padre se encontraba enfermo. Dudaba en que su progenitor consintiera ser tratado, pero no deseaba rechazar las buenas intenciones de esa extraña joven.

Se sorprendió a si mismo aceptando el ofrecimiento, no había nada que perder a esas alturas.

No recuerda cuantas veces su padre, el archiduque Bastian Nott ha rechazado la ayuda de eminentes magos y curanderos, dejándose consumir en secreto bajo el resguardo de su fortaleza, volviéndose algo parecido a un fantasma que deambula entre las paredes de su propiedad, apenas asomándose por las ventanas.

Quería hacer un último intento. No sabía bien si su motivación es esta ocasión era por su padre o por que no sabia como negarse a la petición de Lady Luna, alguien que ofrecía su ayuda de manera desinteresada y tan de repente como si fuera algo que viniera pensando desde hacía mucho tiempo.

La princesa Hermione no se negaría en permitir que Luna se quedara un poco mas en las tierras de Glaonna, mientras nadie la viera o reconociera estaría segura. Quizás tendría que pedir un par de favores para hacer llegar a la princesa con seguridad a Talahm, pero confiaba en el apoyo del príncipe para lograrlo.

Nott no se equivoco en absoluto, la princesa ni siquiera pensó su respuesta. Acepto de inmediato sin más explicaciones, permitió que Luna a quien consideraba mas una amiga que un súbdito, hiciera lo que tenía pensado. Confiaba en la joven completamente, conociendo las peculiaridades de su carácter y la difícil historia que llevaba a cuentas, cualquier decisión que tomara siempre estaba encaminada a ayudar a los demás.

Cubriéndose de nuevo se despidieron. En ningún momento se hablo de un plazo para que la joven maga volviera a casa o de los medios con los que la protegerían en su estadía en tierras extranjeras. Tenia en muy buen concepto a Lord Nott, sabía que haría lo necesario para mantenerla a salvo y cuando acabara su nueva encomienda se aseguraría de que volviera a salvo a su lado.

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Un guardia esperaba a la princesa en el puerto, vestido como un simple pescador, no llevo una comitiva mas grande para no llamar la atención o alertar sobre su corta visita al reino vecino. La idea no le causo gracia al príncipe, mucho menos cuando descubrió quien era el soldado encargado del cuidado de Granger.

El alto hombre pelirrojo no es de su agrado. Es notorio que el sentimiento es mutuo cuando intercambian miradas hostiles. Es la presencia de la princesa lo único que los mantiene lo suficientemente tranquilos para no agravar la tensión que los envuelve.

Weasley se había adelantado para preparar todo y poder zarpar a la brevedad. Entre más rápido se marcharán evitarían ser descubiertos.

-Permíteme acompañarte. -Le pide tratando de persuadirla.

La mano del príncipe sostiene la delgada mano de la joven para ayudarla a subir al barco que la llevara de vuelta a su reino.

-No es necesario.

-Quizás no, pero me sentiría mas tranquilo. Además, puedo volver con rapidez mucho antes de que noten mi ausencia.

-Príncipe, creo que no es momento de ser descuidados, agradezco mucho tu precaución, pero no creo conveniente correr riesgos innecesarios.

Draco no parecía complacido, se negaba a soltar la mano que mantenía firmemente envuelta en la suya. La conversación que tuvieron horas antes no hacia mas que agitar más su interior manteniéndolo en un estado de confusión y desazón con lo que no sabia como lidiar.

-Por esta vez te dejare ganar. -sonrió de manera torcida. -Mas no prometo que sea así la próxima vez que te vea.

-No espero menos de su alteza. -Se burlo la joven.

La sonrisa que cuajo en el rostro de la princesa fue dulce al parecer de Draco. Nunca le había obsequiado hasta el momento un gesto como ese. Estaba acostumbrado a una actitud siempre desafiante y combativa, a una sagacidad feroz e inteligente, pero no a esa mirada dorada brillante como estrellas o el rubor complacido en sus mejillas, no a la forma en que las comisuras de sus labios se levantan haciendo que sus labios rellenos cobren vida.

Se mueve llevado por una necesidad mas que un deseo. Con agilidad de un pequeño salto para subir a la pasarela del barco. En ningún momento a soltado su mano, la poca distancia que les separaba se ha vuelto escasa.

No la toca de ninguna manera indebida, más allá de mirarla con la intensidad naciente de un sentimiento, tan cerca que puede sentir el aliento chocar con la piel sensibilizada de su rostro.

Ni siquiera piensa en lo inapropiado del acercamiento. No teme a la posibilidad de ser vistos. En ese momento no hay un pensamiento racional que le controle, simplemente se deja llevar por que no concibe no hacerlo. Tan alto como es se inclina para estar mas cerca, aspira el aire con profundidad para deleitarse con el fresco aroma de la princesa, disfrutando en ese silencio que les rodea del candor rojizo que se enciende con mas fuerza en sus mejillas.

Le parece hermosa, esta vez lo admite sin el resquemor del pasado o la obligación de tratarla para seguir el plan de su padre. Por primera vez se permite verla realmente. Se encuentra de repente con la versión que siempre le detallo Nott, como la mujer completamente fuera de todo esquema, con una belleza genuina, no como la princesa Granger de Talamh, sino como una persona real.

Levanta su mano libre para posarla en su barbilla, haciendo que eleve un poco más el rostro. No lleva en la cara la algarabía de un maquillaje, su piel sedosa está limpia y fresca con las graciosas pecas salpicando casi de manera descuidada el puente de su pequeña nariz y sus mejillas.

Respira con calma, dejando que su aroma se asiente profundamente en su interior hasta casi dejar una huella.

Quiere besarla, beber de sus labios, sentir con los suyos la suavidad y sabor que promete esa tentadora boca.

No hay rechazo en su mirada, sus labios se entreabren casi como una invitación. Acaricia de manera audaz la piel de su barbilla hasta llegar a sus labios con el pulgar, imaginando que es su boca la que hace el sinuoso camino.

-¿Me rechazaras de nuevo? -Cuestiona con suavidad, la voz con una nota más profunda de lo habitual, afectada quizás por la cercanía y el calor embriagador que trasmite.

La pregunta llega a la joven princesa confusa, como si fuera una lejana voz la que la llama. En ese instante no puede pensar con claridad, no cuando tiene tan cerca al príncipe como para notar la turbia oscuridad que acecha en sus pupilas dilatadas.

¿Podrá rechazarlo? -Se pregunta en esa neblina confusa, cuando desea ser ella la que corte la escasa separación de sus labios.

No hay respuesta, al menos ninguna que pueda mencionarse en voz alta. Lo que no se traduce en una negativa, o al menos, así lo interpreta Draco mientras se cierne despacio hasta posar los labios sobre los suyos.

Sus labios apenas se tocan, las chispas encienden sus sentidos como una explosión demoledora. Los bellos se erizan, contienen el aliento percibiendo la energía que provoca el suave roce de labio a labio.

Quizás es que la raíz de su magia es distinta, pero se siente de la misma manera en que la electricidad inunda el ambiente antes de una tormenta.

El jadeo que escapa después los sorprende a ambos, mas aun cuando no tienen claro quien a dejado escapar el sonido de sus gargantas. Mas la sorpresa no los detiene, como tampoco la sensación que hormiguea en su piel como si una marabunta de insectos caminara por ellos.

El contacto es tímido, incluso torpe, siendo el primer beso de la princesa. No le puede importar menos la inexperiencia a Draco, no puede pensar en nada más que el sentimiento que comienza a abrirse camino en su interior.

La besa lento, tratando de apaciguar el temblor que lo sacude. No a soltado la mano de Hermione, la tiene presionada contra su pecho por lo que la joven puede sentir los latidos apresurados de su corazón. Hunde la otra mano libre en los risos largos y suaves de color castaño, disfrutando de su suavidad y textura, mientras acuna su nuca para sentirla aun mas cerca.

Un sonido cercano los alerta sobresaltándolos. Logran separarse a tiempo antes de que Sir William Weasley los encuentre en la situación comprometedora de besarse como si no hubiera un mañana.

-Este todo listo para marcharnos. -Avisa sin percibir el azoramiento en los príncipes.

-Gracias, –Se aclara la voz antes de contestar la princesa.

La respuesta de la princesa fue inmediata dando un paso hacia atrás para alejarse del príncipe que no deja de mirarla con una sonrisa de lado, antes de saltar de la pasarela del barco. Siente el rostro arder por la vergüenza de casi ser descubierta besando al príncipe Draco, aun así, se obliga a sostener su mirada mientras se alejan del puerto.

El príncipe no se mueve del lugar hasta que el pequeño barco desaparece en el horizonte. Aun cuando no es visible se queda un rato mas con la vista perdida en el lugar por el que se ha ido la princesa.

Sus últimas acciones le sorprenden y frustran a partes igual. Jamás se había sentido de esa manera. Quizás es estúpido, pero se siente como un adolescente que no sabe como controlarse. Pasa con exasperación sus manos por el cabello tratando de apaciguar sus emociones, pero no importa cuánto trate, la sensación que aun hormiguea en su piel y sus labios sigue ahí presente para recordarle el suave tacto de una boca y el persistente aroma que ahora se aferra con fuerza a sus pulmones.

Se dice una y otra vez que eso no significa nada. Fue un simple beso, uno cualquiera. Ni siquiera fue tan bueno cuando no pudo ahondar más, cuando el roce de sus labios fue tan efímero y sus lenguas no se saludaron.

Repite una y mil veces que no a sido nada, pero en la soledad de su alcoba con la vista fija en el techo y el silencio de la madrugada, todavía acaricia sus labios recordando la electricidad que corrió por su cuerpo y el dulce sabor de su boca. Se niega a admitir que fue mas un sentimiento que un deseo lo que despertaron sus labios.

¿Cómo un casto beso podía sacudirlo de esa manera?

Ni siquiera recuerda cuantas bocas a besado, cuantos cuerpos a poseído con el deleite de pasiones incendiarias. Mujeres de todos los niveles y estratos sociales, de todos los estilos; nobles y plebeyas, doncellas castas y meretrices, rubias de piel de porcelana, mulatas, castañas y pelirrojas, jóvenes doncellas y damas que le han doblado la edad.

Entre toda esa marea femenina no hay un rostro o un cuerpo que recuerde. Ningunos labios que le hayan hecho sentir lo que un tímido, pero demasiado intimo beso de la princesa Hermione despertó en él.

Con el pensamiento más lógico del que es capaz, se aferra a creer que es la magia que despertó en ellos con el beso. Que su raíz mágica es fuego y la de ella es aire ¿Acaso no es el aire el que aviva al fuego? Debe ser la naturaleza de su magia lo que les hizo sentir de esa manera, que el placer que despertó el contacto desencadeno una reacción intempestiva que le hizo vibrar más allá de lo posible.

Son contrarios, pero de un modo extraño complementarios. La magia de la princesa Hermione es distinta a la suya por eso casi salieron chispas al besarse, por eso no puede quitarse esa sensación del cuerpo... Eso debía ser, lo demás era demasiado absurdo incluso para considerarse.

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La conduce con calma por el interior de la mansión ancestral de los Nott, el frio ambiente que les abraza a penas entrar no pasa desapercibido para la joven maga que camina en silencio siendo escoltada casi codo a codo por un nervioso hombre.

Ya era tarde cuando llegaron al lugar, la poca servidumbre que cuida de la mansión ya duerme, no han querido despertarles. A pesar de la hora Lady Luna insistió en ver al archiduque de inmediato. No tuvo manera de negarse la resolución de la joven por alguna razón le desarmaba.

Hace meses que Theodore no visitaba a su padre. Le resulta demasiado amargo no poder ayudar a mejor la salud de su padre, verlo apagarse lentamente sin poder hacer nada lo llenaba de impotencia. Por lo que, prefería quedarse en otra propiedad mas pequeña cerca del palacio de los Malfoy.

Suben las escaleras de piedra hasta llegar a un ancho pasillo a penas iluminado por los candelabros, la luz parece no ser suficiente para alejar por completo las sombras de los rincones. Al fondo esta una puerta de madera oscura que se apresura a tocar Theodore. No se escucha nadie conceder el paso, aun así, hace girar el pomo de la puerta, entrando primero para asegurar que es seguro que Luna entre.

El aire esta enrarecido como si esa habitación no hubiera sido ventilada en demasiado tiempo, lo que debe ser verdad. La oscuridad es casi total, solo una lampara alumbra tenuemente en una mesa de caoba frente a un largo sillón de terciopelo oscuro.

Parece que no hay nadie en el lugar, solo parece.

No es hasta que Luna se acerca a la lampara que descansa en la mesa, dispuesta a tomarla para alumbrar mejor que un fuerte jadeo se deja escuchar, haciendo que Theodore se ponga a alerta y en el tiempo que se lleva una exhalación ya estuviera cubriéndola con su propio.

Entonces lo ven. Encogido en un sillón como si fuera solo un monto de huesos bajo la delgada y pálida piel enferma. Sus ojos azules empañados abiertos desmesuradamente con una expresión de sorpresa. Mueve los labios como intentando formular palabras que no terminan de salir de su garganta. Con un grito ahogado levanta la mano como si quisiera tocar a la joven que está demasiado lejos.

-¡Padre soy Theodore! -Exclama con cuidado, temiendo que no lo reconozca e intente atacarles.

-¡Theo! -Pronuncia su nombre en un jadeo. -Ella... ella es como tu madre. -Alcanza a decir con un intento de sonrisa antes de echarse a llorar como si fuera un niño.

Desconcertado no puede apartar los ojos de su padre, no entiende lo que dice o porque menciona a su madre en ese momento, "Ella es como tu madre" a dicho con una voz temblorosa pero tan segura, como si fuera la verdad mas absoluta. No comprende a que se refiere, quizás no recuerde con completa claridad a su difunta madre porque aun era muy niño cuando murio, pero el ultimo retrato que pintaran aun se mantiene en el salón principal y no se parece en nada a Lady Luna.

Nuria Nott era una mujer sumamente hermosa, con una abundante cabellera oscura, larga y lacia, su rostro un ovalo perfecto con grandes ojos verde esmeralda, su piel blanca parecía resplandecer, siempre sonreía, sus labios rellenos en forma de corazón de un rico color rosa. Alta y esbelta con una figura armoniosa. Lady Luna es bonita, pero a su lado saltan a simple vista las diferencias, la joven es una mujer mas bien pequeña, no demasiado alta y delgada, rubia y de ojos azules, de rostro afilado y curvas discretas, quizás lo único comparable es la piel nívea, pero fuera de eso son como el día y la noche, tan distintas.

Aun así su padre le mira embelesado, con el rostro húmedo por las lagrimas que siguen corriendo por sus ojos. No recuerda haberlo visto antes llorar, ni siquiera cuando murió su amada Nuria. Congelado en su lugar, sin saber que hace se limita a mirarlo tratando de desifrara las razones de esa reacción.

No es hasta que Luna toca su brazo haciendo que se mueva un poco, que reacciona un poco. Se aparta lentamente para hacerle espacio, permitiendo que se acerque al hombre que sigue con los brazos extendidos buscando tacarla.

Con cautela no se aleja demasiado, quizás invadiendo el espacio personal de la joven rubia, pegado a su espalda caminan a la par como si fueran la extensión de un mismo cuerpo. Cuando Luna toca la mano del hombre este jadea, sollozando con mas fuerza, incluso parece que el aire le falta.

La maga sanadora no parece impactada, una sonrisa tranquilizadora se entiende en su rostro como si fuera de todos los días presenciar la crisis nerviosa de un hombre enfermo que parece fuera de sus cabales.

-Soy como ella. -Afirma suavemente, dando suaves palmaditas a las manos a manera de consuelo.

El hombre sonríe ante la afirmación, parpadeando una y otra vez como si quisiera que su vista se aclarara para verla mejor. Lentamente parece calmarse, las lagrimas que humedecieron su rostro comienza a secarse. En ningún momento suelta las pequeñas manos, su toque parece mantener en calma su cordura.

-Ella es Lady Luna. -Explica Theodore, tratando de rellenar el silencio que le esta poniendo cada vez mas nervioso.

-Luna. -Repite el nombre, alargando la palabra haciéndolo sonar como una canción de cuna. -Mi esposa se llamaba Nuria.

-Eso me han contado Lord Nott.

-Ella es como tú, era tan dulce, tan hermosa. -La voz se quiebra, nuevas lagrimas brotan de sus ojos.

La rubia saca un pañuelo de sus ropas, como si fuera un niño pequeño comienza a limpiarle el rostro para secarlo.

-Podrías por favor traerle un poco de agua. -Girando un poco el rostro le pide a Theodore que esta casi con el rostro pegado al suyo.

Obedece a regañadientes no queriendo separarse de Luna, temiendo que su padre pueda sin querer lastimarla si perdía de nuevo los nervios.

-Estaremos bien. -Le dice como si adivinara su inquietud.

Sobre una cómoda encuentra una jarra con agua y un vaso que llena al tope para acercarlo a donde se encuentran ya sentados más cómodamente su padre y Luna.

El joven le ofrece el vaso directamente a su padre, quien haciendo un gesto lo rechaza de inmediato. Luna lo toma en su lugar sosteniéndolo en su mano y mirando directamente al hombre con paciencia.

-Puedes beber un poco de agua por mí.

No espera respuesta, acercando el vaso con agua le hace beber lentamente hasta que lo termina por completo. Conforme Luna vuelve a sonreír, sus ojos azules se iluminan de manera curiosa haciendo que incluso sus mejillas adquieran un tono tenue de color rosa.

Después Luna simplemente habla, su voz aligera el ambiente, manteniendo su mano sobre las del archiduque le cuenta historias sorprendentes de lugares lejanos en Uisce, cuentos de bosques encantados de árboles altos, tan frondosos que apenas permiten que la luz del sol toque la tierra, describe a detalle cómo es cada árbol, la textura de su corteza rugosa, las raíces nudosas que van tejiéndose bajo el suelo como redes de vida, habla de las criaturas mágicas que en el habitan, sus formas, tamaños y sus peculiares dones, detalla los colores vivos de las flores silvestres, lo dulce de las frutos rojos y las fresas que crecen salvajes en cierta estación del año, el aroma a tierra mojada y a sol las tardes de verano.

Mientras habla Bastian y Theodore Nott pueden imaginar con tanta claridad lo que describe, que incluso creen que si cierran los ojos pueden estar en el reino de Uisce, viendo todo a través de los ojos de Luna, sintiendo en sus rostros el fresco aire salino de las costas o refrescando sus pies en los riachuelos y ríos de aguas dulces que corren por las laderas hasta las cuevas subterráneas en la que puedes gritar y escuchar la replica del eco.

La mañana llego sorprendentemente rápido, la habitación se ilumino con la luz de la mañana que se coló por los enormes ventanales cuando recorrió las pesadas y gruesas cortinas, abriéndolas de par en par para ventilar. No pidió permiso para hacerlo, en algún momento había soltado la mano del archiduque y sin dejar de hablar comenzó a moverse en el enorme espacio como si fuera suyo.

Para cuando el mayordomo y el ama de llaves llegaron no podían creer lo que ocurría. Luna seguía parloteando y sonriendo, dedicando miras brillantes a dos hombres de apellido Nott que no podía apartar la vista de ella. Cautivados por el aura de luz que la envolvía.

Pidió que llevaran el desayuno para tres, especialmente comida ligera, fruta y jugos naturales. En poco tiempo acomodaron las ricas viandas sobre una mesa baja frente a los sillones donde descansa el archiduque Nott con Luna y Theodore a sus costados.

El joven heredero comió por su cuenta mientras observaba como su padre es alimentado con cuidado por la delgada rubia con trozos pequeños de fruta que acerca a la boca del archiduque, quien de manera distraída casi como bajo un encanto abre los labios sin chistar antes de masticar lentamente y tragar.

Mas tarde cuando pidió que prepararan el baño para que ayudaran al archiduque a lavarse la situación se volvió tensa.

Theodore estaba dispuesto a presionar, pero de nuevo no fue necesario.

-Me encantaría salir en su compañía a los jardines Lord Nott, le parece que le espere a que termine de asease para poder hacerlo. Si prefiere algo más tranquilo puedo preparar algunas viandas para tomar un almuerzo en la terraza. -Le tentó.

-El almuerzo en la terraza me parece mejor. -Admitió después de largos minutos.

-Bien, estoy segura de que le gustara mi pastel de naranja con el té de flores.

La sonrisa que le dedico hizo suspirar con nostalgia al archiduque. Se requirió la ayuda de dos personas para ayudarle a ponerse de pie, y de dos más para ayudarle a asearse estaba tan débil que fue difícil, aun así, lograron su objetivo.

Después del almuerzo prometido se quedo profundamente dormido, Luna le cubrió bien con la manta antes de salir de la habitación en compañía de Theodore. Cuando se quedaron de nuevo solos no sabia como preguntar sobre el mal que aquejaba a su padre o a que se refería sobre que ella era igual a su madre. Al final no fue necesario preguntar, la joven maga le miro adivinando sus dudas y comenzó a hablarle con la misma ligereza de siempre.

-Sabes que tu madre tenia sangre de élfica al igual que yo.

-¿Sangre élfica? ¡Eso no puede ser!

-Pero lo es, no es tan complicado de entender, pero hay una historia demasiado trágica detrás. Los elfos oscuros no solo atacaron los reinos humanos, durante la guerra arrasaron con todo a su paso, pero antes que eso, quizás dos décadas antes del apogeo de la guerra entre los elfos oscuros y los humanos, pueblos completos de elfos de luz fueron aniquilados casi hasta el exterminio, los pocos sobrevivientes fueron esclavizados, algunos fueron vendidos o intercambiados en el mercado negro por armas o piedras mágicas. Las historias de mi pueblo no son contadas o recordadas en la historia de sus reinos, éramos poco mas que bestias. Tu madre debió ser mestiza, físicamente no tenía todos los rasgos de los elfos, pero su magia debía seguir siendo fuerte por su sangre.

Theodore estaba aturdido por tanta información, pero creía completamente las palabras de Luna.

-Fue rescatada por tu padre, debieron amarse profundamente, tanto que se afianzo un vínculo mágico que transcendió aun después de su muerte. En realidad, tu padre no esta enfermo, al menos no es algo que aqueje su cuerpo físicamente, fue la muerte repentina de tu madre, quizás las circunstancias en torno a su fallecimiento lo que lo han llevado a lo largo de los años a esto. Es el dolor emocional lo que tiene enfermo su corazón y su alma.

-¿Por qué se muestra diferente contigo? Nunca a tolerado que nadie se acerque demasiado o lo toque, ¿Ve a mi madre en ti?

-Sabe bien que no soy ella, comprende que Nuria ya no está en este plano, de otra manera no le resultaría tan doloroso. Creo que más bien es el vínculo mágico que aún permanece en él, lo que lo hace sensible para percibir la naturaleza de mi origen, de alguna manera mi magia lo llama y lo tranquiliza.

-¿Podrá curarse?

-Su deterioro físico se debe a que no come o descansa como es debido, sumido en su depresión de alguna manera inconsciente se a estado castigando por la muerte de tu madre todos estos años. Si comienza a llevar una dieta balanceada, toma pociones reconstituyentes y vitamínicas mejorara rápidamente su estado físico, sin embargo, es su psique lo que me preocupa, la parte mental-emocional será sin duda complicado mientras el vínculo mágico permanezca.

-¿Qué debemos hacer entonces?

-Hacer que gane fuerzas, mientras busco alguna manera de equilibrar la magia de su vínculo roto para aligerar la carga emocional. No olvidara a tu madre, el dolor de su perdida persistirá, pero de una manera distinta que no lo martirice hasta tenerlo al borde de la locura. No voy a mentirte en este momento su estabilidad es frágil, pero tengo esperanza de que con paciencia mejorara, pero llevara tiempo.

-Si tu presencia le ayuda ¿Podrías quedarte aquí? ¡Te daré lo que me pidas! -Suplico tomando sus manos.

Esta era la primera vez que veía a su padre reaccionar de buena manera a otra persona. Ni siquiera podía recordar haberlo visto sonreír antes de ese día. Siempre le había parecido que tenía la apariencia sombría de un hombre muerto en vida y ahora gracias a Luna parecía que volvía de esa oscuridad. Seria capaz de darle cualquier cosa con tal de salvar a su padre.

-Me quedare el tiempo necesario hasta que mejore. Le escribiré a Hermes para que este tranquila y no necesitas darme nada, tengo todo lo que puedo desear. Como tu padre dijo, yo soy como tu madre, una mestiza, nuestra sangre es fuerte y sigue fluyendo a pesar de las adversidades. No tengo un pueblo al cual volver, pertenezco a una raza casi extinta, pero he encontrado en mi camino personas que se han vuelto mi familia, Hermes salvo mi vida, yo salve a su padre, tu padre salvo a Nuria, tu madre a través de mi tiene que salvarlo. Todo se trata de equilibrio Theodore en algún momento tendrás en tus manos la oportunidad de pagar la deuda, quizás no a mí, pero si a alguien que necesite ser salvado.

Theodore Nott había creído que Lady Luna no está del todo cuerda, que era infantil y seguramente estaba un tanto desequilibrada, sin embargo, acabada de darse cuenta de que contario a lo que había creído la joven maga no solo es sumamente habilidosa en las artes curativas, tiene una naturaleza noble, es inteligente, compasiva, con un alto sentido de lealtad, tiene una manera de peculiar de ver la vida, pero su claridad mental está por encima de los más letrados eruditos. Se prometió ese día cuidarla, si algo distinguía a los Nott es su lealtad y firmeza para protegían a los suyos. Si Luna consideraba familia a su padre por los lazos de sangre élfica que la unían de alguna manera a su madre y el vínculo mágico que entre ellos se formó, ella seria tratada y protegida como familia.

-Prometo pagar mi deuda. -Juro frente a Luna apoyando su rodilla izquierda contra el piso, la mano derecha sobre su corazón.

No había juramento mas sagrado que el de un caballero.

. . . 



Hola de nuevo,


Por fin llego el tan esperado beso entre Draco y Hermione, me costo un poco de trabajo escribirlo por que quería que fuera trascendental para el mujeriego de Malfoy,  ojala el momento fuera de su agrado, espero ansiosa sus comentarios. 

Les aviso que posiblemente en el próximo capitulo se definirá de manera mas clara quien tendrá el corazón de la princesa Hermione. Hagan sus votaciones. 

Besos,

Helena Grand





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