Elfos
Los elfos oscuros atacaron los 4 reinos hasta casi exterminarlos. Aliados con seres de la noche se hicieron paso a base de muerte y destrucción. Los años en aquellos tiempos fueron demasiado oscuros y violentos.
El olor a muerte estaba impregnado en todas partes.
La magia oscura consumía la energía vital contaminando todo a su paso. Hordas de rebeldes saqueaban cada pueblo o ciudad a su paso hasta dejar todo reducido a cenizas. Familias completas fueron exterminadas como si fueran menos que alimañas que debían ser acabados.
Fue gracias al gran mago Dumbledor y las alianzas entre los reinos que los ejércitos de guerreros y magos pudieron sofocar poco a poco los ataques, hasta que los hicieron replegarse y después desaparecer. Al menos eso es lo que se creía.
La paz se ha mantenido por los últimos 5 años, aunque eso no ha evitado que haya algunos alistamientos y ataques de rebeldes que eventualmente han saqueado los poblados mas alejados de los reinos. La magia negra seguía latente en las profundidades de los bosques de Glaonna. Al norte de ese reino cruzando las montañas se encontraban tierras inexploradas que se decía estaban malditas después de que se derramara la sangre de Feanor, el elfo oscuro que comando los ataques contra los humanos.
En algún tiempo se buscó purificar las tierras haciendo uso de la magia y el poder espiritual de los sacerdotes de los cuatro reinos, pero los riesgos eran elevados considerando que cada vez que se intentaba realizar el ritual para limpiar las maldiciones de aquel lugar. El volcán que permanecía aparente inactivo comenzaba a lanzar fumarolas de humo y cenizas como si amenazara con despertar. Poco después desistieron de cualquier intento de adentrarse siquiera en el bosque circundante a las faldas del volcán e incluso traspasar la gruesa franja de montañas que le rodeaban, como también entrar en ese territorio hostil desde el agua, dado que los acantilados de las costas y las fuertes mareas que ahí acontecían hubieran hecho naufragar a cualquier embarcación que intentara acercarse a tierra desde cualquier punto de la zona norte.
Podía ser que el Reino de Glaonna fuera el mas grande en cuanto a territorio en comparación con los otros reinos, siendo casi el doble del tamaño de Talamh, sin embargo, la zona habitable y de la cual podía sacar algún beneficio el Rey Lucius Malfoy era de la mitad de la totalidad del territorio.
Pasando el rio Eru, existían extensiones de tierras fértiles y prados, hasta llegar a la cadena de montañas de Idril donde se encontraban algunas minas con yacimientos de piedras preciosas. Pero eso era todo, mas al norte estaban las tierras malditas e impenetrables, los bosques de Malekith.
El Rey Lucius no está satisfecho mientras observa con ojo critico el mapa que se extiende sobre la mesa de roble. Toma uno de los mejores licores de su cava en una copa de oro con incrustaciones de esmeraldas, pero por los gestos en su rostro parece que lo que toma es la mas amarga hiel.
Sus ojos grises son codiciosas, todo en el clama por poseer aquello que no le pertenece, lo que parece fuera de su alcance. Estira los dedos para acariciar el mapa, sobre los brillantes trazos que delimitan el reino de Talamh. La sonrisa que se pinta en sus labios es siniestra.
Su plan inicial era que Drake se desposara con la princesa Granger de Talamh. Era una buena manera de hacerse con beneficios de aquellas tierras ricas en minerales y bastos recursos naturales. Un contrato matrimonial aseguraría el apoyo del reino vecino lo que beneficiaria en muchos sentidos, aunque existían muchos inconvenientes en el plan. Tomando en cuenta las resistencias de su hijo por desposar a la princesa bastarda y lo voluble que podía ser este dado que las amenazas sobre la vida de Narcisa y Aldhara se estaban volviendo cada vez mas desgastantes.
Sabia con certeza que Drake estaba tras el paradero de su madre y hermana, lo que no hacia mas que divertirlo debido a que las tenías bien ocultas con magia indetectable, además de que estaba aisladas y demasiado cerca para que cualquier pudiera sospechar esos lugares que estaban tan a la vista de todo el mundo.
Ante las variables de su plan inicial comenzaba a sopesar nuevas opciones, en las cuales pudiera tomar por si mismo lo que tanto deseaba. Para lograrlo había de enviudar en poco tiempo y ser lo suficientemente astuto para convencer al Rey Beathan que pese a la gran diferencia de edades entre el y la princesa, este podía ser el mejor partido que pudiera tener. Después de todo no es un plan demasiado descabellado no sería el primer matrimonio arreglado entre un Rey que le doblaba la edad a la novia.
Impulsado por congraciarse con el Rey Beathan, accedió de buena gana presentarse en la reunió que sería convocada al día siguiente de la celebración por el cumpleaños numero 17 de la princesa Hermione.
Representantes de los cuatro reinos estarían presentes en la reunión, en su caso, decidió ir personalmente para poder entrevistarse con el Rey Beathan Granger para sentar las bases para futuros compromisos. Arrojaría la insinuación de su interés, incluso podría mencionar una enfermedad mortal que aquejara a Narcisa, de esa manera una muerte repentina no seria una sorpresa y al mismo tiempo prepararía el terreno para lograr sus fines.
. . .
El príncipe esperaba por el momento preciso para actuar. Tratado de aplacar la ansiedad que le carcome las entrañas, regula la respiración lo suficiente mantenerse estable bajo la mascara negra que le cubre buena parte del rostro.
No se encuentra solo en la larga espera, sus tres mejores guardias lo acompañas. Escondidos en diferentes puntos del puerto.
El enorme barco de Glaonna desembarco en el puerto de Talamh a primera hora de la mañana. Curiosamente solo la mitad de la guardia real bajo a tierra junto con el Rey, un movimiento extraño si se considera que debían estar custodiando algo valioso dentro del barco sino habían escoltado a Lucius hasta la reunión. Parecía que las palabras de la princesa eran ciertas. Drake no pudo evitar sonreír de medio lado al recordar a la joven que consideraba de alguna manera repelente, quizás se debía al aire de suficiencia que siempre mostraba o la manera en que si dirigía a el como si fueran iguales.
Aparto sus pensamientos de la princesa para estar enfocado, debían ser cautelosos si querían subir al barco sin ser detectados. Si su madre y hermana estaban en aquel barco, quizás esta sería una oportunidad única para rescatarla y quitarle a Lucius la ventaja.
A la distancia en la que se encontraba pudo ver como Theodore ya subía por el lateral del barco, con la agilidad de un felino trepo y termino escabulléndose sin hacer ningún ruido. Zabini ingreso desde atrás saltando de una embarcación a otra.
Drake estaba por unírsele cuando alguien le corto el paso.
-¡Apártate! -Ordeno con los dientes apretados.
Era la primera vez que hablaban, pero conocía al hombre que le miraba con cierta diversión en el rostro.
-No puedo. -Dijo simplemente encogiéndose de hombros.
El rubio bajo la mascara estaba a punto de perder la paciencia con el estúpido Potter. Tenia los puños tan apretados que sus nudillos se tornaron blancos. El hombre que tenia delante era tan alto como el.
-Hermes me pidió que le escoltara.
Malfoy recordó que Hermes era como llamaban a la princesa Granger en Uisce, era normal que sus aliados no mencionasen su nombre para que no se viera involucrada.
-Quizás más tarde.
-Dijo que diría eso. También dijo que si es usted quien intenta recuperar las joyas de la corona de Glaonna ocasionara muchos más problemas de los necesarios. Hay 10 de los nuestros esperando una orden arriba de ese barco y 3 de los suyos, además de una promesa de un lugar seguro donde nadie podrá tocarlas.
-¿Por qué debería de confiar en ustedes?
-Hermes dio su palabra.
-Para mi no significa nada la palabra de su señora.
Esta vez fue el turno del pelinegro de ponerse furioso. Apretó la mandíbula hasta que rechinaron sus dientes fijando su mirada de ojos verdes de manera retadora.
-Tenga cuidado con sus palabras príncipe, -Escupió las palabras con desdén, acercando su rostro al del rubio de manera amenazante. -No hay mayor garantía que la palabra de Hermes, es del tipo de personas que moriría antes de incumplir lo que ha prometido. Además, no es que tenga demasiadas opciones príncipe, -Se burlo -Si hace un escándalo pondrá en riesgo el rescate y dudo mucho que vuelva a tener una oportunidad tan buena como esta.
Sin decir nada más Potter se giró, comenzando a alejarse del puerto.
Drake miro una última vez en dirección al barco, no tenía demasiadas opciones y si en algo llevaban razón era que un escandalo en ese momento complicaría el rescate. A regañadientes siguió a Potter por los callejones que rodeaban la ciudadela al pie del puerto.
Llegaron hasta una calle angosta donde les esperaba un carruaje.
El pelinegro le indico con la mano que subiera. Con elegantes movimientos termino entrando a pesar de sus reservas.
-Buen día príncipe. -Saludo con una inclinación de cabeza Hermione. -Podemos marcharnos. -Indico a la doncella quien se asomo por la ventana para avisar que era momento de irse.
-Me quiere decir ¿Qué significa esto?
El mal humor era mas que evidente en Malfoy. Sus ojos grises translucían una frialdad que hubiera congelado a cualquiera, pero no así a la princesa que incluso parecía divertida con su rabieta.
-¿Qué no es obvio? Soy su coartada su majestad. Pero no se equivoque, esto no es por usted.
-¡Explíquese! -Exigió.
-Mi maestro y su madre son primos. Lord Black quiere garantizar la seguridad de su familia.
Todo cobro sentido para Drake, había esperanzas para su madre y hermana si los Black estaban dispuestos a protegerlas. Sabia de buena fuente que la relación entre Lord Sirius y Narcisa era buena hasta que fue comprometida con el príncipe heredero de Glaonna, Lucius Malfoy y tuvo que abandonar Uisce.
El aire dentro del carruaje es opresivo e incómodo. Drake aun asimilaba la nueva información, no sabia si debía confiar realmente en la princesa, pero no había demasiadas alternativas. Tanto si el plan de rescate fallaba como si tenía éxito debía ocuparse de cubrir los rastros, para evitar riesgos innecesarios para su familia. Esconderla en Glaonna no seria seguro, pero si encontraban algún lugar en Talamh o incluso en Uisce podía ser beneficioso.
Aunque Lucius sospechara de su implicación, no podría probarlo y siempre podría utilizarlo a su favor.
Cuando el carruaje se detuvo. Por inercia el príncipe se bajo primero, teniendo la mano para ayudar a bajar a la joven dama que le acompañaba.
La doncella de la princesa le había entregado una capa para cambiar el sobretodo negro que llevaba para ocultar su identidad. Dejando también atrás la mascara con la que había cubierto su rostro.
-Gracias. -Soltó con exquisita dulzura la princesa jugando de maravilla su papel de dama.
Tomo la varonil mano que le ofrecía, sonriendo.
En la estabilidad del piso, Hermione le tomo del brazo mientras caminaban por las calles empedrades del centro, con dirección a una de las muchas tiendas que ahí había. Sin prisa se detuvieron en los aparadores de algunas tiendas, intercambiando algunas palabras.
Las personas se detenían a mirarlos con curiosidad antes de retomar sus caminos, murmurando sobre la princesa Hermione y el príncipe heredero del reino vecino.
Visto desde afuera parecían una pareja de novios.
La princesa vestía de manera sencilla, aun así, el vestido azul claro es hermoso, se amoldaba a la perfección a su cuerpo, el ruedo estaba bordado de manera preciosa con hilo dorado formando patrones de flores, casi rosando el suelo. Esa mañana llevaba el cabello suelto, estaba tan largo que le llegaba hasta las caderas, sus rizos danzaban con el movimiento de cada paso que daban. Su piel oliva parecía brillar, radiante por la brisa matutina, sus mejillas sonrojadas y una sonrisa ligera mientras se dirigía a su acompañante. Sus ojos dorados se mostraban evasivos, casi tímidos lo que le daba una imagen mucho más soñadora.
Las manos femeninas tomaban con suavidad el brazo que le ofreció galantemente el príncipe, quien siguiendo el papel se mostró encantador, varonil y resuelto. Alto y fornido como era guiaba el camino con paso decidido, incluso se atrevió a tomar la confianza de poner su mano libre sobre las de la princesa mostrando una camaradería y familiar que realmente no tenía.
Hermione se abstuvo de bufar, se limitó a levantar la vista y sonreír.
-Creo que no somos tan cercanos. -Indico sin retirar sus manos.
-Me limito a seguir el plan que a trazado con tanto esmero. -Sonrió de manera brillante.
-Parece disfrutar de mi incomodidad.
-Es de los pocos placeres de la vida. Contrariar al resto del mundo es uno de mis pasatiempos favoritos.
-Lo se bien.
El rubio levanto la ceja con intriga ante su afirmación.
A pocos pasos de ellos Potter y otro guardia les seguían como escolta. No parecía complacido de la cercanía que mostraban. Aun así, les seguía obedientemente.
Entraron a descansar poco después en una casa de te de la avenida principal.
Para ese momento le era difícil a Drake controlar su inquietud. Hermione le miro con cuidado mientras llevaba la taza a sus labios.
No le agradaba demasiado el príncipe, pero a pesar de todo no podía evitar sentir cierta empatía por el hombre que tenia delante. Conocía demasiado bien la fama de Don Juan que poseía, además de las historias escandalosas con sus múltiples amantes era un secreto a voces que a sus 20 años tenía varias concubinas fijas, incluyendo la hija de un duque. Y con todo, la vulnerabilidad que intentaba ocultar por la preocupación por su madre y hermana, lo hacían parecer demasiado humano para su gusto.
Suspiro largamente, atrapada por el peso de sus propias emociones. comprendiendo el significado de temer por el bienestar de la familia.
Esperaba que pronto llegar noticias. El tiempo parecía correr terriblemente lento mientras intentaban guardar las apariencias y el príncipe parecía estar a punto de perder completamente los nervios.
Sus suplicas fueron escuchadas cuando Harry le dedico una mirada significativa inclinando la cabeza.
No necesito de palabras para saber que había ocurrido.
-Príncipe seria tan amable de acompañarme a hacer una ultima visita antes de regresar al castillo.
El rubio bufo con fastidio.
-Se que le encanta mi compañía, -Se burlo- pero le aseguro que esta será nuestra última parada, después podrá seguir disfrutando en soledad.
A regañadientes se encaminaron a una tienda a pocas calles de donde se encontraban. Los aparadores de cristal mostraban ropa elegante para dama y caballero.
La encargada de la tienda se acerco en cuando los vio traspasar la puerta. Se inclino respetuosamente y sin decir palabra les guio dentro hasta los vestidores de la tienda.
-Su majestad pro que no entra aprobarse esta camisa, el color le queda perfecto.
-Estoy bien así, gracias.
-Insisto. -Repitió Hermione empujándolo al ultimo vestidor. -Le esperare aquí, por favor tome su tiempo.
El rubio estuvo a punto de replicar cuando una mano tiro de el haciendo que terminara de entrar en la habitación. Cuando se giro molesto para ver quien se había atrevido a tocarle, se quedo por un momento sin aliento.
La mujer que sostenía su brazo no era otra que su madre y tras de ella se escondía Aldhara.
-¡Hijo! -Exclamo Narcisa ahogando un sollozo.
La elegante mujer abrió los brazos de manera maternal, pronto el príncipe se acerco para abrazarle.
Habían pasado años desde la ultima vez que la veía y la pudo tener así, entre sus brazos.
-¿Están bien? -Pregunto separándose demasiado pronto, llevando su mirada de su madre a su hermana buscando cualquier herida visible.
-Estamos bien -Recombino, -Me atrevo a decir que incluso no han notado nuestra ausencia.
-Bien, -Fue lo único capaz de decir por largos minutos.
Todavía no podía creer que la tenía a su lado.
-Mi dragón, no sabes lo mucho que te he extrañado. -Lagrimas rodaron por los ojos azules de Narcisa.
Drake tomando las manos de su madre las beso.
Escuchar el apodo de dragón le trajo recuerdos demasiado amargos. Lucius se empeño en llamarle Drake como una manera de hacerlo menos, el significado no era otra que "pato" era tanto como decir que era uno del monto, un pato de la parvada que no significaba nada.
Su nombre, el real. El que Narcisa había escogido para el desde que estaba en su vientre era Draco "Dragón" un dragón capaz de traer el cambio, fuerte, feroz y único. No pudo enfrentar a Lucius en aquel entonces, pero su madre se encargo de llamarle de esa manera siempre que pudo.
La rebelión contra su padre empezó por Narcisa, por la fuerza de ese nombre que solo sus labios pronunciaron. Llegaría el momento que desterraría el nombre de Drake para tomar el nombre que siempre le había correspondido Draco. Sería el dragón que destruía el maldito legado de su padre.
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