Confianza
La temperatura de la habitación bajo tanto que los cristales del gran ventanal comenzaron a empañarse. El frio no es algo que le preocupara después de todo, ni siquiera le dio importancia cuando su aliento se convirtió en vaho en cada exhalación su resistente cuerpo puede soportar el más crudo invierno sin necesidad de un abrigo. En un elfo después de todo, sin embargo, sabe que el frio que le rodea en ese momento es debido a la magia y no al clima, podría ser peligroso en este caso.
Aun así no desiste de sus intenciones sus labios siguen moviéndose como si rezara aunque ningún sonido sale de su boca. Su interés crese conforme los minutos corren frente a el descansa un recipiente hecho de oro solido, el liquido vertido sobre este parece burbujear aun cuando no hay una llama que le caliente.
El contenido es un liquido rojo sangre tan espeso y oscuro que parece casi negro, podría ser sangre aunque no parece una sangre común. La sonrisa siniestra que habia tirado de las comisuras de sus labios parece haberte congelado cuando la magia oscura comenzó a parecer inestable.
¿Qué ocurre? -Se cuestiona con frustración.
Al principio parecía que seria una tarea sencilla convocar la magia de la piedra con magia oscura para hacerse con el control de la joven Luna, quería atraerla para recuperar a su mascota, tenia interés sobre la fuerza de esa rubia mujer que resulto mucho mas fuerte que cualquiera de sus sujetos de estudio.
No solo había resistido lo suficiente a los experimentos como para enviarla a una muerte segura, sino contrario a todo pronostico sobrevivió. Diluyendo con un poder increíble la mayoría de la magia oscura que había entrado en su sistema y durmiendo la ultima de las joyas con magia negra.
Tenia deseo de averiguar que tenia de especial, ¿Qué la hace especial? Ningún humano podría resistir por tanto tiempo la poderosa magia que yacía en su interior sin importar que estuviera aletargada por un poder desconocido.
El primer pensamiento que cruzo por su cabeza cuando la vio desaparecer por el portar era simplemente utilizarla para que cumpliera su objetivo inicial, que no era otro que explotara para que pudiera destruir a cualquier persona a su alrededor. Con su muerte es probable que lograra aniquilar incluso al príncipe Drake, sin embargo, un segundo después se replanteo su objetivo.
En cuanto todo se había estabilizados después del golpe de estado, lo primero que había hecho era preparase en soledad en lo que parecía ser una biblioteca privada del palacio, necesito poco tiempo par reunir todo lo que necesitaba, despues de todo es un experimentado elfo oscuro que ha pasado las ultimas décadas preparándose para magnificar la oscuridad de la magia, para causar un mayor daño posible.
Fue gracia a el que la tierra al norte de Glaonna fue maldecida, alimentada por un veneno que termino haciendo que ningún ser pudiera soportar estar en aquel bosque tenebroso antes de las cordilleras, enveneno la tierra y el agua con magia negra, los arboles se pudrieron desde las raíces y crecieron sobre estos, nuevos árboles tan rápido como fueron cayendo los primeros. Crecieron altos y robustos con ramas gruesas y largas de una madera oscura pero sin ningún tipo de follaje, parecían esqueletos torcidos con ramas desnudas que amenazan con atrapar a cualquier que se adentrara en el bosque. El agua se volvió tan acida que era imposible utilizarla sin correr el riesgo de morir envenenado, no había peces normales que sobrevivieran, en su lugar otro tipo de animales y bestias se adaptaron, lagartos de lenguas afiladas y venenosas, sapos de pieles escamosas y colores que advertían de su letalidad, sanguijuelas capaces de drenar hasta la última gota de sangre de cualquier pobre desgraciado que se adentrara en las aguas.
Si fue fácil inundar de magia oscura una tierra fértil, que tarea sencilla seria volver a envenenar el corazón débil de una joven para manipularla. Obligarla a volver a sus brazos. Seria un desperdicio hacerla simplemente explotar como un kamikase
No hay un fuego que alimente el calor del recipiente de oro, es la propia magia que mana del recipiente lo que mantiene el calor uniforme hacer hervir el espeso brebaje que despide un tufo intenso y nauseabundo.
Pensó que no se equivocada, fue sencillo despertar la magia. Podía sentir el poder en su propio cuerpo cuando la pudo hacer despertar, después de todo su sangre alimento la piedra al mismo tiempo que su magia, el hechizo que empleo era de su creación, perfeccionado a lo largo de los años y como resultado de demasiadas muertes al experimentar en sus víctimas.
Sonrió satisfecho cuando conecto con la mana de la joven, comenzó a llamarla primero como si solo susurrara su nombre en silencio. Las palabras vibraban en la habitación como si fuer aun eco que se repetía una y otra vez a la par que recitaba complejos hechizos.
Espera terminar de envenenar su corazón para después manipular su mente y hacerla traicionar a la resistencia y volver a la tierra de Glaonna. Podría utilizarla como espía mientras buscaba una manera de traerla de vuelta, a pesar de todo, una vez que pudo despertar la magia de la piedra enterrada en su pecho se enfrento a una fuerte voluntad.
La resistencia que mostro fue increíble. Motivado y maravillado a partes iguales no perdió entonces del todo la sonrisa. La ambición brillo con más fuerza, el interés creció al encontrarse a tan increíble criatura.
Día a día la llamo tratando de agrietar su resistencia y la sonrisa se fue desvaneciendo, llenándolo de frustración.
"Ven a mi pequeña" le llamaba incluso de manera cariñosa con una voz sedosa, incluso ocultando la frialdad de la orden. Pero no obtiene respuesta.
"No" incluso escucho a su vez una respuesta, haciéndolo sobresaltarse. Apretó los dientes furioso ante la determinación en la corta silaba.
Parecía una labor sencilla, pero se convirtió en un completo desafío que hizo que Dralaith se encerrara una semana completa en esa biblioteca sin comer o beber nada. Aferrado a la determinación de apoderarse de la pequeña e insignificante criatura que se atrevía a revelarse a su poder.
Esa noche pudo sentir que esta a punto de doblegarla, la magia de la joven comenzaba a flaquear. Parpadeante dejo que la magia oscura comenzara a expandirse, podía sentir bajo la piel, dentro de sus venas y en el latido de su oscuro corazón los latidos de otro corazón ajeno como si fuera un solo.
Luna también sabía que pronto perdería el control, demasiado cansada y adolorida para seguir resistiendo, hizo que Theodoro le hiciera una promesa.
"Atraviesa mi corazón cuando no sea yo"
. . .
. .
.
¿Debería dejarla? Soltar el agarre sobre el delgado cuerpo y escapar a sabiendas de gran peligro que corre al mantenerse a su lado. Pueden morir juntas en una explosión de magia negra, como lo hicieron tantas y tantas personas en el pasado.
Debería soltarla, pensando en todas las personas que dependen de ella, esta vez no es solo una niña cualquiera, ahora es una reina que tiene un pueblo que proteger.
Debería abrir los brazos para dejarla ir, pensando en el bien mayor, en el futuro de una nación y de todos los reinos circundantes. Ella es una reina que deberá llorar en silencio por la muerte de su hermana para sobrevivir e ir a la guerra y luchar para asegurar un futuro libre para el resto.
Debería pensar en el bien común, tragarse el dolor y darle la espalda. Soltar a Luna para que muera devorada por la oscuridad de la magia, mientras ella continua con su lucha, para asegurar que el resto tengan la oportunidad de un mañana.
Debería estar dispuesta a dejar a Luna, como estuvo dispuesta a dejar a Draco. Anteponer los intereses de la mayoría a los propios, hacer un lado sus sentimientos y deseos para mantenerse firme y ser una digna reina.
Hermione se debe a su reino, sin embargo, Hermes es fiel a su familia. Es una mala reina por pensar así, por permanecer abrazada a su delgado cuerpo y lo sabe, sabe las muchas cosas están en juego si muere. Pero una vez ya sostuvo la mano enferma de su madre sin poder hacer nada, la sostuvo hasta que exhalo su último aliento y sus ojos se apagaron. No está dispuesta a soltar a Luna, no al menos hasta dar todo de si para intentar salvarla.
Quizás es un deseo egoísta y sin sentido, intentar salvar una vida a costa de un riesgo que pondrá la vida de cientos más en juego, aun así, cierra los ojos y se entrega decidida a aceptar las consecuencias, confiada talvez no de lograr sobrevivir esa fría mañana, sino convencida que si perece ese día lo hará satisfecha, no como una digna reina, pero si como una leal hermana.
La magia fluye como fluye el agua, arremolinándose a su alrededor. Formando ondas que tiemblan y se expanden con la corriente del rio.
Con la bata de dormir mojada de Luna, la tela se transluce, permite ver las venas negras que parecen extenderse por el pecho baja la piel clara, desde el corazón hasta la clavícula y los hombros. Palpitan al ritmo de un corazón que parece agonizar. Ruega a cualquier dios que pueda escucharlos por una nueva oportunidad.
Sabe con seguridad que su comportamiento no es el de una Reina, que hay mucho que sacrificar por el bien común, por mantener la paz y el bienestar del reino. Pero en primer lugar ella nunca se vio como una reina, ella tiene cerebro, pero era más el peso de su corazón como para sostener una corona. Podía sacrificar su propia vida sin cuestionar, podía entregar su existencia en un parpadeo. Por eso acepto unirse a Dumbledore, embarcarse en esa odisea suicida y al mismo tiempo le parece inconcebible soltar a Luna sin importar el precio que tendrá que pagar.
La magia zumba a su alrededor haciendo que la corriente cambie de curso, girando en torno a ellas como si estuvieran en medio de un pequeño remolino. Abrazándola desde la espalda mantiene a Luna a flote.
El rostro pálido de Luna parece perder cualquier rastro de color, las oscuras ojeras acentúan mas la palidez de muerte, sus parpados cerrados parecen temblar.
-¡Luna lucha! -Suplica con la voz rota. -Te prohíbo dejarme, no puedes irte, no todavía.
La joven abre los ojos con pesades girando a penas el rostro para ver la determinación en Hermes.
La delgada y fría mano se levanta lentamente hasta acariciar la mejilla húmeda, la sombra de una sonrisa cuaja en los agrietados y resecos labios.
-Aquí estoy.
Hermione pone su mano sobre la de Luna manteniendo el contacto sobre su rostro.
Conforme el sol esta mas en alto los colores del arcoíris parecen reflejarse en las aguas cristalinas, parece que los rayos de luz hacen mas visibles los colores de la magia que se esta conjugando.
Con todos los sentidos puestos sobre su amiga no se percata del ruido de cascos. Draco y Theodore desmontan con agilidad, en segundos ya se encuentras en la orilla del rio. Cuando el agua alcanza a mojar las botas de Malfoy, Hermione se gira para mirarle directamente, como si hubiera sentido la magia de su cónyuge a través del agua.
-No te acerques es peligroso.
Una sonrisa sin humor es la respuesta.
-¡Que poco me conoces mujer! -Le dice sin detener su andar hasta ponerse a su lado. -Estaré donde este mi reina. Mi vida es una extensión de la tuya, pensé que había sido lo suficientemente claro cuando solicite tu mano.
El corazón de Hermione se calienta en agradecimiento.
-Deben marcharse. -Esta vez es Nott quien le pide tratando de arrebatarle el cuerpo de su esposa a Hermes.
Hermione no la suelta, pero permite que la sostengan entre los dos.
La joven castaña quiere decir algo, pero la suave voz de Luna la detiene.
-Es un hermoso amanecer. -El tono es débil pero las tres personas que la acompañan pueden escucharla completamente.
-Si es hermoso. -Admite Hermes con la voz rota, las lágrimas no paran de escapar de sus ojos mojando aun mas su rostro.
En la angustia y el dolor que experimentan, sobre el miedo y la desazón que atenaza sus corazones, la imagen que tienen frente a sus ojos les da un soplo de calma.
El sol se va alzando en el horizonte, entre las montañas parece dar los buenos días. El cielo a dejado de ser gris para mostrar suaves colores.
-Duele tanto y estoy tan cansada.
-Lo se y lo siento, pero no puedo dejarte, soy demasiado egoísta para permitir que me abandones de esta manera. Asi que toma mi fuerza y compartamos el dolor, la carga será mas ligera si la tomamos entre las dos.
-Bien. -Acepta con debilidad cerrando los ojos.
-Ayúdame a sujetarla Theo. -Le pide para quedar frente a frente con Luna.
Hermione toma el delgado y pálido rostro de su amiga entre sus manos, apoyando su frente sobre la suya.
Si antes la magia fluyo fuerte hasta cambiar la corriente del rio, esta vez la explosión se magnifico. Los vellos en la piel de Draco y Theodore se erizaron al percibir la fuerza que manaba del cuerpo de Hermione y se mezclaba con el de Luna. La magia de tierra, aire y agua se combinaba de manera armónica, pero con Draco ahí, sumergido con ellas en el rio, incluso la Magia de fuego se hizo presente.
Ahora la magia no fluia solo en el agua del rio, se podia ver el aire soplando alrededor de ellos, haciendo que los cabellos se movieran por su flujo, la tierra del lecho del rio parecía vibrar bajo sus pies y un calor envolvente de llamas azules les tocan la piel sin quemarlos.
Una de las manos de Hermione abandono el rostro de Luna para ponerla sobre su pecho, justo encima de su corazón. Los latidos eran irregulares bajo su tacto y curiosamente el frio que sintió al tocar esa zona la hizo estremecer.
Entonces lo escucho, escucho las voces que hasta ese momento solo Luna escuchaba. Cerro los ojos para concentrarse aun mas y la voz del elfo oscuro Dralaith retumbo en sus oídos.
"Ven a mi"
-Nunca ira. -Esta vez fue Hermione quien contesto en voz alta. haciendo que el elfo la escuchara tambien
"¿Quién eres tú insolente?" -Bramo una voz molesta en su cabeza.
-Quien soy no importa, lo único que debes de saber que nunca volverás a tocarla.
"Ella es mía, siempre lo fue"
Hermes se burlo sin humor, furiosa por la amenaza. Su magia vibro con su risa salvaje.
-Luna no pertenece a nadie, es demasiado valiosa incluso para que aspires a besar la punta de sus zapatos. No volverás a tocarla. -advirtió amenazante.
Hermione soltó a Luna lo suficiente para sacar de la pernera que llevaba una daga, llevándola al pecho de la rubia. Nott sujeto de inmediato su mano para evitar que cortara la piel de su esposa.
Los ojos dorados de la reina lo miraron con calma, aun sacudidos por la ira que sentía al escuchar las palabras del elfo que seguían reclamando la voluntad y el cuerpo de Luna.
-¿Confías en mi Nott? -Pregunto simplemente con los ojos puestos en los azules del hombre que tenia delante.
Esta vez la mano de Draco se puso sobre el hombro de Nott, haciendo que la mirada de Lord Nott se fijara en su amigo. No pronuncio palabra, no necesitaba hacerlo. Todo entre ellos estaba dicho, el confiaba con su vida en su príncipe y también en aquella princesa mestiza de dos reinos desde antes que el mismo Draco fuera capaz de reconocer su valía.
-Confió en mi reina. -La soltó determinado.
-Eso es bueno. Sujétala con fuerza debo hacer esto rápido.
Nott obedeció al instante tomando con cuidado a Luna para mantenerla inmóvil.
-Lo siento mucho Luna, tratare de ser rápida. Estarás bien hermana. -Prometió.
Hizo un corte sobre el pecho izquierdo, no demasiado grande, pero profundo.
Luna grito y trato de alejarse. Su esposo no lo permitió a pesar de que apretó los dientes.
Hermione corto la palma de su mano derecha, su instinto le decía que debe limpiar la sangre de Luna de cualquier cosa que hubiera puesto sobre ella aquel maldito elfo. Las venas negras que nacían desde su corazón fueron una alerta del lugar preciso donde yacía la macia negra, entonces debía limpiar con su propia sangre y saca el mal de ahí. Recordó la sustancia negra que fluyo en el agua de la gruta como si fuera tinta hace muchos años.
Se encargo de empapar con su sangre la herida antes de sumergirse un poco mas en el cause del rio.
Draco sujeto a Hermione desde la espalda de la misma manera que Theodore sujetaba a Luna, permitiendo que ambas mujeres se mantuvieran juntas a través de lo que solo podía ser descrito como un abrazo de vida.
Cuando Hermione volvió a cerrar los ojos, se concentro en visualizar la esencia de su amiga, la aura de su magia, el tenue calor de su cuerpo delgado y débil. permitió que sus magias se combinaran de nuevo, como se combina el agua, el aire, el fuego y la tierra. Cada elemento en la esencia del todo.
No se detuvo a pesar del dolor que comenzó también a atravesar su pecho y el frio helado de una magia negra le toco la piel y los sentidos. Siguió abrazada con fervor al amor y la lealtad que siempre sostuvo Luna en su corazón por ella.
Detuvo el miedo que erizo su piel, soporto el dolor y permitió que el frio helado la quemara y aun así no la soltó, nunca la solitaria. No importaba si fuera como la plebeya Hermes o como la Reina Hermione, no la dejaría ir.
. . .
En Glaonna los cristales de los amplios ventanales de la biblioteca se reventaron por la capa de hielo que se formo sobre ellos. La temperatura descendió tanto que se había formado escarcha en el largo pelo del elfo oscuro e incluso en sus pestañas.
La estaba perdiendo y no entendía como podía pasar algo como eso, ¿Quién era capaz de limitar su magia de esa manera?
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