CAPÍTULO 9. Terror, susto o miedo

Natalia

—¿Y qué piensas sobre la excursión de fin de curso a Londres? —pregunto cuando vuelvo al salón donde dejé a David.

Después de clases algunos viernes solemos venir a casa a ver alguna película acompañada de palomitas. Conociéndole seguro que ha elegido un par de esas que me hagan tener pesadillas por las noches.

—¿Terror, susto o miedo? —cuestiona elevando las carcasas de las películas a la altura de mis ojos.

—¿No es lo mismo? —le pregunto.

—No —niega seguro de sí mismo—. Las he calificado según los sobresaltos que se encuentran en ellas.

—Muy inteligente por tú parte.

Dejo el cuenco de palomitas que acabo de preparar sobre la mesa de café que tenemos a los pies y me dejo caer en el sofá a su lado.

—Respecto a tú primera pregunta... No sé, creo que la excursión a Londres está bien —contesta encogiéndose de hombros—. Cuatro días fuera de casa, sin padres y con compañeros de clase nunca vienen mal. Es algo que nunca volveremos a repetir, y una experiencia única.

David se estira hacia delante y agarra el bol de palomitas que acabo de dejar hace apenas unos segundos sobre la mesa, coloca el cuenco en su regazo y comienza a comer como si estuviese verdaderamente hambriento. Es un puñado de palomitas detrás de otro de camino directo hacia su boca.

—¿Cuál es? ¿Terror, susto o miedo? —le pregunto deteniendo su movimiento antes de conseguir que le dé al play y comience a reproducirse.

—¿Cuál crees? —responde con otra pregunta sacando media sonrisa.

No hace falta que le pregunte más, con esa sonrisa me lo dice todo. Por su orden de sobresaltos y suponiendo que terror es la que tiene más de ellos seguramente haya escogido esa, la de terror.

—Muy bien, pero que sepas que te voy a matar —le dejo claro.

Cierro los puños para seguidamente golpearle unas cuantas veces sobre el pecho. Sé que no le hago absolutamente nada de daño, pero bueno la intención es lo que cuenta.

—Sh que empieza —chista para hacerme callar.

Me acurruco contra su pecho, pasando las manos alrededor de su cintura. Él hace lo mismo para ponerse más cómodo, pasando uno de sus brazos por encima de mis hombros. Entrecierro los ojos cuando comienza la película para evitar ver algo de lo que sale en la pantalla, aunque mi instinto masoquista me haga mirar muy de vez en cuando y hacer así que me aferre con fuerza al cuerpo de David mientras que él se dedica a reírse de mí. Al menos estar con él me reconforta un poco. Es un privilegio tenerle como amigo.

El teléfono móvil me vibra en el bolsillo trasero del pantalón y lo saco ágilmente evitando a toda costa mirar a la pantalla del televisor que tengo justo frente a mí.

Mensaje nuevo

De: Jorge

» Esta tarde voy a tu casa, cuando pasen un par de minutos para ser más exactos. Tengo algo para ti que seguro que te encanta.

Mensaje nuevo

De: Nat

» ¡De acuerdo!

—¡Ah! —grito dando un pequeño sobresalto en el sofá.

Al dejar el móvil esta vez sobre la mesa de café que tenemos a nuestros pies me he obligado yo sola a mirar hacia la televisión.

—Acaba de... De transformarse. Su cara tenía como... Y, y... —tartamudeo sin acabar por terminar ninguna de las frases que tenía en mente.

Trato de esconder rápidamente la cabeza hundiéndola en el hueco de su cuello y cerrando fuertemente los ojos.

—¡Mira ahora! ¡Ahora! —me anima empujándome para separarme de él y hacer así que mire la pantalla—. ¡Corre Nat!

—No, no, no —murmuro negando.

David logra sostenerme la cara entre sus dos manos para que mire al frente. Mantengo los ojos aún cerrados, pero en un momento determinado me obligo a abrirlos. Acabo dando el mayor grito que he dado en toda la vida.

Me lanzo encima de él, sentándome a horcajadas sobre su cuerpo y vuelvo a esconder la cabeza en el hueco de su cuello.

—Te voy a matar... —susurro.

Al amenazarle la voz me tiembla un poco.

Él sólo sabe reírse a carcajadas, cosa que sólo hace que me den ganas de golpearle. Me separo de él para enfrentarlo, dejando mi mirada fija en la suya pero entonces me pierdo en ella. Todo lo que iba a decirle parece esfumarse de mi mente por completo. David sonríe enseñando los dientes. Dios mío me encanta su sonrisa. Es hora de enfrentarme a mis propios demonios, es la hora de decirle toda la verdad. Acaricio su mata de cabello rubio y me acerco un poco más a su rostro. No tengo ni una mínima idea de cómo será todo después de esto, pero ha llegado el momento de decírselo. Siento que no puedo guardar más este secreto, cada vez me cuesta más trabajo estar a su lado sin poder besarle y saber qué es lo que se siente al hacerlo. Cada día aguanto menos. Este secreto tiene que salir a la luz y siento que ahora es la oportunidad apropiada para hacerlo, estoy segura de ello.

—David yo... —murmuro con la boca seca—. Yo... Tengo que decirte algo que llevo mucho tiempo queriéndote decir.

Me acerco un poco más a su boca, sin parar de dar caricias a su pelo. Estoy nerviosa.

—Dime —dice.

Puedo sentir el latido de mi corazón ir tan rápido que diría que quiere escapar del sitio donde se encuentra, el sitio donde debería quedarse. Siento miles de cosquillas en mi estómago en estos justo momentos. Cierro los ojos, esto va a ser una locura de la que me voy a arrepentir, lo sé. Me voy acercando hacia él poco a poco tratando de hacer los pocos centímetros que nos separan, nada.

Pero justo en ese momento suena el timbre de casa y lo estropea todo.

Disimuladamente le dejo un beso sobre la mejilla derecha, le doy un nuevo apretón y me levanto para dirigirme a abrir la puerta. Tras ella encuentro a un Jorge sonriente y el causante de haber detenido ese beso que tal vez hubiese sido un completo error.

—Tengo una idea que te va a encantar —anuncia entusiasmado.

—¡Sh! —coloco el dedo índice sobre mis labios, haciéndole saber que tiene que callarse.

—Nat, yo... Ya me voy, me acaba de llamar Vir —se excusa David al llegar hasta nosotros.

Fulmina con la mirada a Jorge, inspeccionándole detenidamente de pies a cabeza.

—Vale... —murmuro.

Se acerca para besar mi mejilla, y luego se aleja para marcharse.

—Vamos dentro —invito a Jorge pasar.

Él da un paso al frente y cuando voy a cerrar la puerta oigo la voz de David.

—Ah, una última cosa... —interrumpe—. Mañana daré una fiesta en casa, quiero verte allí —dice dirigiéndose hacia mí.

—¿Y tus padres? —le pregunto.

—Saldrán de viaje a pasar el fin de semana en casa de mis abuelos, ya sabes lo típico que hacen cada fin de semana —dice despreocupado.

—¿Puede venir Jorge? —sugiero preguntándole.

Dudo mucho que David me diga que no.

—Claro que... —se lo piensa lo que son unos segundos—. No —niega.

—¿Por qué? —pregunta Jorge fastidiado—. Ahora Nat y yo somos novios —busca con su mano la mía para así acabar entrelazándolas.

Dirijo la mirada hacia Jorge y él me hace una señal alzando las cejas, supongo que quiere que le siga la corriente.

—Sí, somos novios —le digo a David.

La cara de David ha cambiado por completo. Su rostro ha pasado de estar sonriente y burlándose de Jorge a estar confundido por completo. Se lleva una mano a la nuca y pensativo se rasca esta.

—Bueno pues... Que venga —dice al final no muy decidido—. Nos vemos mañana.

Se despide sacudiendo una de sus manos y por fin nos quedamos Jorge y yo a solas.

—Qué... ¿Qué estás haciendo? —le pregunto sin parar de dar vueltas de arriba a abajo—. ¡Así sólo lo empeoraremos más! —chillo desesperada echándome las manos a la cabeza.

—Calla Nat —me ordena—. Es un plan genial.

—¿Un plan genial? ¿Qué se supone que voy a conseguir así?

—Celos —dice.

—¿Celos? Jorge creo que has visto muchas películas... —le digo sin querer ofender.

Es un plan absurdo. No funcionará.

—¿Pero no has visto la cara que ha puesto David? —Jorge se ríe de la situación.

—Es la cara que pone David siempre —le explico—. Le conozco desde que éramos así... —trazo con una de mis manos una medida a la altura de mis caderas.

—¡Dios Nat! ¡Estás tan ciega! —me grita—. Escúchame, yo creo que David también siente cosas por ti.

—¿Cosas por mí?

—Créeme, mañana vamos a esa fiesta juntos y de la mano —dice convencido.

—No creo que funcione. De verdad Jorge muchas gracias pero...

—Escúchame —me pide antes de que siga hablando—. David estará con Vir y tú estarás conmigo. El caso es que ambos sentís algo. ¿Y si de repente nos ve tan juntos que nos interrumpe? ¿Y si se pone celoso? ¡Si se pone celoso ahí tienes la respuesta a todas tus preguntas! —grita dando fin a su explicación.

—Jorge no sé... ¿Y si no pasa nada de eso? —cuestiono insegura.

—Algo seguro que pasará...

—No sé... —murmuro—. Esto es una auténtica locura —me llevo las manos a la cabeza—. ¿Qué quieres a cambio?

—Nada... —se le ruborizan las mejillas.

Seguro que tiene algo planeado, ese rubor le delata.

—Jorge puedes confiar en mí.

—Hay una chica en mi vida, pero ella ahora está lejos y... —murmura—. Que más da.

Termina sin darle demasiado importancia al asunto.

—¿Esa misma chica es tu novia? —pregunto curiosa.

—La misma —afirma—. Entonces qué... ¿Jugamos a ser novios?








La historia está sin corregir. Encontraréis mil fallos, muchos diálogos y capítulos cortos, pero según vaya avanzando la novela notaréis mi evolución. Soy como un pokemón jaja

No olvides dejar tu voto y comentario, gracias

¿Alguien sabe que medidas son las justas para wattpad? Gracias.

Si tenéis dudas, alguna sugerencia o cualquier pregunta curiosa dejadlas aquí y os responderé encantada.

Os espero en el próximo, besos y una vez más gracias por leer.

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