CAPÍTULO 6. Estoy bien
Natalia
—¿Qué pasaría si te besase ahora? —pregunta a tan solo un par de centímetros de mis labios.
Su respiración se mezcla con la mía, sin embargo él actúa con normalidad mientras que yo estoy agitada al sentirle tan cerca.
No me lo puedo creer. No puedo creer que me haya preguntado tal cosa. Mi corazón parece querer huir, ya que no para de golpear con fuerza una y otra vez contra mi pecho. Está a punto de cumplirse eso que tanto tiempo creo que he ansiado.
David mantiene los ojos fijos sobre los míos, sin apartarlos ni un sólo momento de ellos. Es como un combate de miradas en la que ninguno de los dos decimos nada, sólo luchamos por ver quién de los dos se viene abajo primero. Él sonríe enseñando los dientes y se le achinan los ojos cuando lo hace a la vez que le aparecen un par de hoyuelos en cada una de sus mejillas. Me gusta mucho.
—Nat... —su voz tiembla al decirlo, al parecer él también está nervioso—. ¡Tienes que verte la cara! —anuncia.
Entonces cuando le escucho reírse a carcajadas me doy cuenta de que es una de sus muchas bromas pesadas. Me he ilusionado con algo que es absurdo, o más bien nunca surgirá.
David y yo sólo seremos amigos.
—Estás tan blanca como la pared y los ojos parece que se te van a salir de la cara —me informa aun riéndose.
Sus carcajadas resuenan dentro del pequeño cubículo en el que nos encontramos encerrados.
—Nos vemos luego —se despide.
Como de costumbre besa mi frente y desaparece de mi vista dejándome sola y más confundida de lo que ya lo estaba.
Salgo del pequeño cubículo del baño, encontrándome de frente con el espejo alargado que hay. Mi reflejo queda expuesto ante mis ojos. No estoy como él me ha descrito, blanca como la pared, más bien es todo lo contrario, estoy colorada y muerta de la vergüenza. Mis pelos son un desastre, están revueltos y enredados por culpa de David.
Suspiro mirando al techo y cepillo con los dedos mi cabello ondulado tratando de sacar cada uno de los enredos que se han formado por su culpa hace tan sólo cuestión de minutos. Me he hecho mis propias fantasías mentales mientras estábamos a solas, tan cerca, con sus labios a tan solo centímetros de los míos, pero sólo somos amigos no puedo pedir nada más.
El timbre que suena anuncia la salida al descanso y las chicas comienzan a entrar al baño.
—Te estaba buscando —dice Elena plantándose frente a mí—. Acabo de ver a David salir de aquí, ¿qué ha pasado? —pregunta extrañada frunciendo ceño.
Trago saliva antes de contestar y me encojo de hombros.
—A veces le odio... —confieso dando larga a un enorme suspiro—. Le quiero por encima de todo, pero a veces...
—Pero a veces hablas como si estuvieses enamorada de él... —me corta antes de que pueda seguir—. Pero como para no estarlo con el bombón que es.
—Todas estáis coladas por él... —digo sin pensar.
—Incluida tú bonita —espeta.
—¿Qué? ¿Yo? —exclamo llevándome una mano al pecho.
—Sí tú —afirma—. A mí me va más su amigo Yoel, ¿tiene novia? ¿Crees que tendría alguna posibilidad?
Elena sale del baño y yo la sigo.
—Dejando al macizo de Yoel a un lado, se te nota desde ocho mil kilómetros que estas que te mueres por él... —me dice bastante seria.
—¡Eso no es verdad! —me defiendo.
—¿Ah no? ¿Estás segura? —cruza los brazos sobre sus pechos y vacilante, eleva una ceja.
—Sí, estoy segura —le niego.
—Entonces... ¿Puedes mirar al frente y decirme que ves?
—Pues claro que puedo mirar... —al girar no puedo seguir hablando.
Veo a Vir en brazos de David. Los dos sonríen y se besan como una pareja de enamorados. Quiero salir de aquí, debo salir de aquí. Los ojos comienzan a escocerme, así que me los froto con los puños cerrados. Mi corazón parece haberse parado de repente.
—Dime que es lo que ves —la voz de Elena me saca de mi trance.
—Nada, yo... —balbuceo—. ¿Vamos a desayunar? —le pregunto cambiando de tema.
—Vale, te acompaño.
—¿Podemos ir por allí? No quiero que me vea —informo.
Suplico con la mirada que acepte mi propuesta.
—No, si no estás colada por él no tiene porqué dolerte eso —dice señalando hacia la pareja—. Además, es tu mejor amigo Nat —me recuerda.
Tiene razón, es mi amigo pero ahora lo único que pido es que no me vea. Acelero mis pasos a medida que nos vamos acercando a la salida. Soy tan idiota y me siento tan ridícula al sentirme atraída por mi mejor amigo. Lo peor de todo es que no sé cómo afrontarlo.
—¡Nat! —es su voz la que me llama.
Intento hacer como si nada.
—¡Mofletitos! —vuelve a llamarme con uno de sus ridículos motes—. ¡Pequeña saltamontes! —grita de nuevo.
Me giro hacia él girando sobre los talones. Que no siga gritando todo y cada uno de mis motes a los cuatro vientos por favor.
—¡Ven! —me grita haciendo un gesto con la mano.
—¿Te espero? —pregunta Elena.
—No creo que tarde mucho —le sonrío—. Sí, espérame.
Camino hacia él con paso decidido, pisando fuerte.
«David es mi amigo», pienso mientras me dirijo hacia él.
Trato de mentalizarme repitiendo lo mismo una y otra vez en mi cabeza.
«Los amigos están para apoyarse no para enamorarse», pienso.
Al llegar a su lado suelta a Vir, a quién tenía sujeta de la cintura, y esta vez enrolla sus manos en mi cuello para darme un abrazo enorme y un beso en la mejilla. Es tan cariñoso conmigo.
—Tengo que decirte algo —anuncia muy serio.
Su rostro carece de expresión. No tengo ni idea de que va a decir y creo que prefiero no saberlo.
—Tenemos —le corrige Vir entrelazando sus manos.
La bilis me sube por la garganta, que no sea lo que pienso.
—Lo he estado pensando, eso de ir tirándome cada fin de semana a una... —comienza su discurso.
—O dos —le suelto cortándole.
—Pues eso... —me da la razón y no lo discute, se quedaría sin argumentos en lo referente a ese tema— ¿Y sabes qué? Creo que ya es hora de sentar la cabeza con alguien que verdaderamente me guste de verdad —no puede ser verdad. Este que habla no es el David que yo conozco—. Y digo yo... ¿Por qué no con Vir? Ya llevo unas semanas un poco pesado con ella, tú lo sabes.
—Hemos comenzado a salir, oficialmente somos novios —me da la noticia ella con esa voz chillona.
Algo dentro de mí se rompe, algo que nunca había sentido y que por primera vez lo siento. Es como si mi corazón se partiese en partes desiguales, las cuales quedan esparcidas por cada rincón. Entiendo el dolor del que hablan esas personas que están enamoradas y un día le parten el corazón, ahora sí que lo entiendo y duele, mucho. La primera vez con mi mejor amigo.
—Nat di algo por favor —me dice David.
No sé que pretende que diga cuando ahora mismo estoy aturdida. Sólo tengo que apoyarle en ello, eso es lo que debería de hacer.
—Me alegro, espero que duréis —les deseo sonriente.
—Dios... —David suspira con alivio llevándose las manos al pecho—. Muchas gracias Nat sabía que te alegrarías. ¡Eres la mejor amiga del mundo! Te amo pequeña saltamontes.
Me envuelve entre sus brazos, en los que ahora mismo quiero empezar a sollozar odiándome a mi misma por estar ocultando mis sentimientos y ser incapaz de reaccionar a tiempo.
Doy un par de sacudidas para que me suelte y así lo hace, me suelta. No quiero que me toque. Giro sobre mis talones y comienzo a andar con paso desganado, pero su mano me detiene antes de que me aleje de él.
—Nat ¿estás bien? —pregunta preocupado colocando el índice y corazón sobre mi barbilla, obligándome a mirarle a los ojos.
Asiento un par de veces, aún así, él sigue no muy convencido ya que su ceño sigue fruncido.
—¿Segura? ¿Quieres que te lleve a casa? —pregunta seguido.
Niego con la cabeza sacudiéndola de lado a lado.
—Estás pálida, ¿seguro que estás bien? —pregunta de nuevo preocupado.
—Estoy bien —le aseguro.
Entonces es cuando con fuerza tira de mi brazo y me pega contra su pecho. Sus manos se ciernen sobre mi cintura apretándome con fuerza contra su cuerpo. Sabe que algo va mal pero no sabe el qué, y estoy segura de que nunca lo sabrá. Es aquí cuando comienzo a sollozar contra su pecho agarrando su camiseta con tanta fuerza que la arrugo entre mi puño cerrado. Sollozo silenciosamente entre sus brazos, sintiendo el vaivén de una de sus manos de arriba abajo dando caricias sobre mi espalda.
Para mis nuevos/as lectores/as he de deciros que está es mi primera novela. Tendré mil fallos, lo sé. Tengo que corregirlos, lo sé. Solo espero que os quedéis para ver mi evolución cual pokemón mientras avance la novela. También sé que la protagonista es débil, pero a lo largo de la novela veréis el cambio. Os aviso porque os puede llegar a desesperar en ciertos momentos. No sigo hablando que os hago spoiler yo sola. Espero que lo hayáis disfrutado.
Antes de que os alteréis quiero decir que aunque salga la frase que da título a la novela en este capítulo no os quedéis aquí por eso, porque es una primera vez de muchas *carita pornosa*
Me pasaré por el perfil de toda aquella peesonita sepsi que deje un mensaje aquí. Os dejaré un súper mensaje sepsi en el muro.
PD: ¿Qué os parecen las nuevas portadas?
Un beso
Os quiere;
Dreamy
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top