trois
Era una fría mañana en la ciudad de seúl. La temperatura era menor a los 3°, un día perfecto para quedarse durante las 24 horas en la suavidad y calidez de la cama y entre las colchas sin querer moverse hacia otro lugar.
Era un sábado catorce de enero, día en el cual la pareja cumplía nueve meses de relación. Habían dado las diez de la mañana cuando el rubio omega comenzó a despertar, sintiéndose apresado por los brazos de su novio y detectando el aroma a frambuesa con limón mezclado con la dulzura de la vainilla y durazno que inundaban la habitación. JiMin abrió los ojos lentamente, pestañeando varias veces y pensando si volver a caer en el mundo de los sueños o despertar y prepararse algo para desayunar. Meditó durante unos minutos sobre qué debería hacer y optó por levantarse y preparar algo, pues ya podía escuchar los rugidos de su estómago pidiendo comida. Sin embargo, cuando intentó estirarse o siquiera hacer algún movimiento los brazos alrededor de su cintura tomaron más fuerza, devolviendo lo de regreso al colchón, sintiendo nuevamente el intenso aroma de su alfa. Con una sonrisa adornando sus labios, el rubio lentamente giró su cuerpo para quedar cara a cara con el pelirrojo.
Descubrió su pacífico rostro dormitando con una mueca que creía simular sonrisa y la boca entreabierta de la cual caía un fino hilo de baba que le causó ternura al menor. JiMin acarició con la yema de sus dedos la tersa piel del mayor en el área de las mejillas, pasando por el lunar que tenía en su pómulo derecho y finalizando en la barbilla. Subió nuevamente su mano y delineó la ceja del mayor, bajando y rozando levemente las pestañas negras de este. Continuó su camino tocando la refinada nariz de YoonGi, pasando también su dedo índice por el pequeño lunar en esa zona y bajó hacia el arco de Cupido. Finalizando, acarició suavemente los rosados y delgados labios de su alfa, viendo como este poco a poco comenzó a abrir sus ojos al sentir un leve cosquilleo de algo paseándose por su rostro.
Lo primero que el mayor pudo ver fue la esplendorosa sonrisa de su omega, dándole los buenos días. Cerró otra vez los ojos intentando dormirse pero algo impacto contra su mejilla, luego contra su nariz y finalizó en sus belfos.
—YoonGi... Despierta —susurró el menor sobre la oreja del pelirrojo, dejando un beso en el lóbulo y creando un camino hasta la mandíbula—. Felices nueve meses, amor —ronroneó sobre el oído ajeno.
El mencionado abrió su ojo izquierdo, encontrándose pronto con su precioso novio y con un beso tronado sobre su mejilla. De forma automática apretó su agarre para atraer a JiMin contra sí.
—Felices nueve meses, bebé —
respondió con voz gruesa para terminar besando los labios dulces del omega y acariciar su cintura por sobre la delgada tela del pijama.
Minutos más tarde se separaron muy a su pesar, pues querían continuar con su repentina sesión de besos y caricias inocentes que prometían mantenerse así.
Ambos se levantaron y estiraron sus extremidades, JiMin caminó letárgico hacia el baño mientras YoonGi iba a la cocina, acto seguido colocó la tetera sobre la estufa con agua para que esta hierva. Preparó dos tazas y les colocó dos pequeños infusores, colocando hebras de té blanco con frutos secos.
Minutos más tarde, ambas tazas se encontraban llenas con té humeante mientras un par de panes se tostaban. Fue el turno de YoonGi para asearse cuando el omega apareció en su campo visual. JiMin se encargó de preparar las tostadas con un poco de queso y jalea de fresa. Llevó todo a la pequeña sala de estar y esperó a su pareja en tanto buscaba algo que ver en la televisión.
Una vez estuvieron las tazas vacías y solo quedaban mijagas en los platos, la pareja se hallaba mirando una película abrazados junto al sofá.
Habían movido la mesita del centro y colocado una manta gruesa para acostarse allí, YoonGi tenía su espalda contra el sofá mientras JiMin estaba cómodamente sobre el pecho del pálido, ambos dando caricias inconscientes al otro.
A pesar de que YoonGi intentaba prestar atención a la cinta, no lo lograba. Y es que su mente sólo pensaba en las "lecciones" que le había dado SeokJin junto a JungKook.
Ambos le habían explicado cada punto sensible que podía hacer gozar a su pareja, sorprendiendo lo al conocer las tantas zonas erógenas que un omega podía tener. Y también debía admitir que tener conocimiento de todo lo que podía prender a JiMin, lo había encendido a él. Teniendo un serio problema en los pantalones la noche anterior al imaginarse a su novio gimiendo por causa suya.
Un gruñido se le escapó cuando sintió que tiraron de su cabello, miró al menor y lo encontró con el ceño fruncido.
—¿Por qué hiciste eso? —gimoteó sobándose la zona.
—Porque te he estado hablando desde hace cinco minutos y no respondes —murmuró para luego acariciar el área afectada—. ¿Qué te tenía tan en las nubes? —el alfa se sonrojó— ¿Estabas pensando en cosas sucias? Eso está muy mal, Min YoonGi —se carcajeó mirando como los cachetes del mayor se volvían más rojos.
—Calla —susurró avergonzando empujando levemente a JiMin.
—¡Ya, lo siento! —aferrándose al alfa se disculpó. Segundos después la curiosidad invadió al omega—. ¿En qué pensabas?
—En nada —esquivó la mirada inquisitiva de Park.
—¡Dime! —rogó el menor, pero el pelirrojo se negó—. Por favor —hizo ojitos y un precioso puchero que mataría de dulzura a cualquiera.
—No.
—Por favorcito —el alfa volvió a negar— Yoonie dime~, por favor, por favor, por favor —a pesar de que hizo ojitos el mayor continuó en negación, provocando un puchero más pronunciado en el menor.
Con indignación exagerada JiMin se levantó de su sitio, caminando hacia la habitación y encerrando se allí. Simplemente haciendo teatro.
Y obviamente, YoonGi fue tras él, abriendo la puerta y encontrándose con JiMin en el centro de la cama, en posición de loto y tecleando en su celular, tratando de simular la sonrisa y mantenerse en el papel de omega sensible y melodramático.
Aunque, él era todo eso pero mil veces peor cuando se enojaba de verdad. Pues quería todo a su disposición y más si era de parte de su alfa.
—Minnie —dijo mientras se acercaba al rubio, siendo ignorado—. Bebé... —susurró antes de quitar el celular de las manos pequeñas del omega, pudiendo ver la expresión de este y suspirando mientras lo atraía hacia él.
—¿Sabes? Sí fui exagerado, Yoon —habló bajito sintiendo el intenso aroma a frambuesas al recostar su cabeza contra el pecho del alfa—. Perdón por insistir.
—No te disculpes —YoonGi buscaba la manera en decirlo—. En realidad es algo que debemos hablar —el rubio levantó la cabeza, poniendo más atención a las palabras de sus novio.
—¿Qué pasa?
—Es que... —atrajo a JiMin hacia su regazo, cosas que pocas veces realizaba, sorprendiendo al mencionado—, he estado pensando y creo que ya es hora de, pues...
—¿De? -el omega comenzó a sentirse nervioso— ¿Qué sucede?
—De avanzar un poco más. Uh, ir un paso más adelante en nuestra relación, ¿Entiendes? —la cara del menor reveló la respuesta—, parece que no.
—¡Pero dime! No sientas vergüenza -insistió finalizando con una sonrisa—. De verdad, dilo sin filtro.
—Quiero que tengamos sexo —soltó.
El rubor invadió las mejillas de la pareja.
—¡Min YoonGi! —exclamó avergonzado Park, cubriéndose las mejillas con sus manos.
—¡Dijiste que lo diga sin filtro! —se excusó con voz trémula, JiMin suspiró.
—Tienes razón —dijo, mordiendo sus labios después—. ¿Entonces?
YoonGi se encogió de hombros y el omega giró los ojos, acercó al mayor tomando sus mejillas y unió sus labios en un suave beso.
Comenzaron una lenta danza, procurando sentir los belfos contrarios y disfrutando de las caricias ajenas. Las manos del pelirrojo se mantuvieron sobre la cintura del omega, acariciando la zona.
Sus cabezas se movían de un lado a otro, profundizando el roce. Terminaron el beso unos segundos después, provocando un pequeño chasquido. Mantuvieron una corta distancia, sus belfos aún rozaban, tentando al otro y jugueteando entre sí.
JiMin pensó por un momento en regresar al living, pero dicha idea fue descartada cuando sintió el colchón bajo su cuerpo y a su novio sobre él, atrapandolo y dejando un beso sobre su nariz, causando el eyesmile que traía locamente encantado a YoonGi.
Con todas las luces apagadas, la televisión solo alumbrando y aquella película romántica, los jóvenes siguieron mirando la película pero ahora en su habitación.
El omega se hallaba entre los brazos del alfa, este tenía la espalda contra la pared y mimaba de forma dulce al omega mas el toque se detuvo cuando la cinta tomó un rumbo erótico, tensando a ambos.
En un acto osado, YoonGi pasó su nariz sobre la piel tibia del cuello ajeno, pues JiMin se acomodó sobre su hombro y eso le dió fácil acceso al alfa, añadiendo también leves apretones en la cintura del rubio.
Pasados algunos minutos JiMin se volteó, colocando las piernas a cada lado de YoonGi y pasando sus brazos alrededor del cuello ajeno. Este no se quedó atrás, con una mano acarició los muslos contrarios mientras que con la otra tomó suavemente la barbilla del menor, atrayéndolo y juntando sus labios una vez más.
JiMin se atrevió a deslizar su lengua dentro de la boca opuesta, sin querer dando inicio a una erótica batalla llena de suspiros, mordidas y chupones. Se sorprendió cuando el alfa logró tomar su lengua entre sus labios y succionó, arrancándole un gemido que calentó la situación.
Con duda, YoonGi se debatía entre meter su mano o no bajo las prendas del omega, se exaltó cuando las manos de JiMin tomaron las propias, metiéndolas bajo el pijama y teniendo total acceso a la caliente piel del omega.
El alfa solo se limitó a acariciar la cintura contraria, percatándose del casi imperceptible movimiento de caderas que JiMin inició sobre su pelvis. La batalla de sus bocas fue ganada por JiMin, el cual descendió sus labios a la mejilla del mayor y después a la mandíbula de este. Continuó descendiendo hasta el área del cuello, besando, mordiendo y lamiendo la zona, ensimismado en ello hasta que se detuvo exabrupto, soltando un jadeo al sentir como las yemas de los dedos ajenos rozaban en torno a sus pezones, sin tocarlos correctamente pero dando caricias que producían escalofríos en el menor.
—Yoon-YoonGi... —balbuceaba sobre el hombro del otro, tirando de las hebras del mayor cuando este lamió el lóbulo de su oreja y lo apretó más contra sí.
Ambos cayeron de espaldas contra la cama debido a un mal movimiento de parte del mayor, aunque mucho no les importó.
El alfa quedó entre las piernas del omega, casi rozando aquel lugar tan prohibido y tentador a sus ojos. Se fundieron nuevamente en un roce de labios profundo y pasional, aprisionando cada vez más al rubio contra la colcha y acariciando su cintura sintiendo la caliente piel del menor, provocando que suspiros temblorosos escapen de los labios ajenos.
De manera inconsciente, el omega abrió aún más las piernas, sintiendo como la temperatura se elevaba con efervescencia y su omega aclamaba salir.
—Dios... YoonGi —llamó mientras sus ojos se volvían color miel, acercándose más contra el alfa, el cual perdía la batalla contra su lobo interior, este último presentándose y apoyando por completo su erección en el omega de manera brusca y agonizante de placer.
Ambos gimieron de puro gozo, regresando a beber de la boca contraria mientras sus manos pasaban por todos los lugares habidos y por haber. El mayor bajó sus labios al cuello del omega, pasando su lengua y dejando mordidas mientras sentía al menor mover sus caderas de forma automática contra su pelvis.
—Omega... —gruñó el pelirrojo directamente sobre la glándula aromática del mencionado, bajando hasta llegar al área de los pezones y pasando la lengua por sobre la tela, empapando sus receptores nerviosos de saliva.
—Alfa... —gemía tembloroso al sentir las manos opuestas masajeando su trasero, apretando sus glúteos en tanto él arqueaba la espalda.
Las manos del omega se dirigieron a los lados de su cabeza, tomando entre sus dedos la manta en tanto sentía las manos del mayor subir bajo la tela y apretar sus pezones, sacándole un gemido quebrado.
—Alfa... —volvió a llamar, ambos se miraron. Negro contra dorado observándose con la lujuria a flor de piel—, desnúdame.
Aquel tono meloso y atrevido provocó un tirón en su parte baja, sientiendo su miembro endurecerse y vibrar sobre el menudo cuerpo del rubio. El pelirrojo comenzó a subir la camisa de pijama que traía el menor, quitándola del cuerpo contrario mientras llevaba una mano al pantalón, bajándolo y llevándose con el la ropa interior del omega.
Su boca comenzó a babear al ver por primera vez el cuerpo totalmente desnudo de su pareja. Acarició los lados con la yema de los dedos, provocando que un exquisito escalofrío arquee la espalda del menor, en tanto el pelirrojo bajaba sus manos por la cadera hacia la pelvis y se movía hasta los muslos internos, dejando un delicioso camino que enchinó la piel del omega.
Repitió el recorrido observando las expresiones contrarias, como este abría la boca dejando escapar un gemido mientras su cabeza iba hacia atrás, se atrevió a bajar de a poco la mirada. Desde aquellos pezones completamente erectos, la estrecha cintura, el abdomen -lugar donde pudo percibir una fragancia más dulce de vainilla-, hasta llegar al miembro del menor, observó la erección palpitante comenzando a cubrirse de pre-semen y sus testículos, terminando su recorrido en aquel lugar que lo dejó hipnotizado.
Contempló de forma estática como el hinchado agujero del rubio se contraía cada cierto tiempo y liberaba una pequeña cantidad de líquido viscoso con aroma a duraznos, viéndose tentado a tocar y probar el lugar que prometía ser maravillosamente delicioso. Sin embargo, se vió confundido cuando el rubio cerró sus temblorosas piernas.
En un rápido movimiento el omega logró darlos vuelta, quedando sobre el regazo del alfa, mojando el pantalón contrario con su lubricante natural.
YoonGi se sintió extasiado al sentir la pequeña cintura de su novio entre sus grandes manos y también cuando la traviesa mano opuesta se metió bajo la tela de su ropa, acariciando la extensión del mayor de manera directa.
Gruñendo, el pálido se dejó hacer, un bajo gemido escapó de sus labios cuando su erección quedó expuesta y fue acariciada por las pequeñas manos de JiMin. Soltó al omega sin notarlo y tiró la cabeza hacia atrás.
Las manos del menor se movían lento de arriba hacia abajo por el falo, para luego masajear el glande con el dedo pulgar y presionar la uretra de vez en vez. Su mano izquierda bajo a los testículos del pelirrojo, acariciándolos y acunándolos en tanto el dedo índice de su derecha se metía muy delicadamente por debajo del prepucio con movimientos circulares.
Todo esto mientras la mirada de Park se mantenía fija en las expresiones de YoonGi, viéndolo gruñir y gemir con el ceño fruncido y la respiración errática. El torso del mayor se encontraba sobre la colcha, abierto de piernas pues JiMin se encontraba en posición de loto entre ellas, intercalando miradas entre su labor y el rostro del otro, dudando en si ir más allá o no.
A su lobo se le había ocurrido irse en la mejor parte, dejando a un inexperto JiMin que, a pesar que se veía a leguas el disfrute del mayor, una vocecita en su cabeza le hacía creer que no iba a hacerlo bien.
Intentando no dar atención a sus demonios, notó como el pre-semen cubría toda la base. Tragando saliva una morbosa idea atravesó su mente, y mordiendo sus labios la llevo a cabo.
La respiración del alfa se cortó al sentir la tibia lengua de su omega limpiar el pre-semen que goteaba de su pene, dando lamidas como si de un helado se tratase.
Maldiciendo en mil idiomas, YoonGi mantenía la mirada en el techo del cuarto pues no era capaz de mirar como su tierno novio le estaba chupando la polla de una manera tan deliciosa. Su lado irracional estaba tentado a tomar los cabellos del menor y hacer que se trague su pene de una maldita vez, pero su lado cuerdo le decía que una vez aquello termine estaría tan abochornado que no sería capaz de mirar nuevamente a su novio.
Pero, contrario a sus pensamientos, dió una mirada a la labor que hacía JiMin, calentándose aún más cuando lo descubrió chupando la base de su miembro con los ojos cerrados mientras sus manos subían y bajaban por toda la extensión.
Volvió a tirar su cabeza hacia atrás, cubriendo sus ojos con su antebrazo al sentir como la boca ajena tragaba toda su polla, o lo más que podía.
YoonGi abrió la boca sin poder decir nada al sentir la repentina calidez bucal. Por inercia movió sus caderas contra la lujuriosa boca del omega, pudiendo soltar aquel gemido ronco mientras se rendía, mirando como JiMin se tragaba su verga.
Apoyándose con sus codos siguió viendo atento como el rubio subía y bajaba, manteniendo la boca abierta el mayor jadeaba y gruñía, sintiendo la saliva escurrir de sus labios.
Estaba a nada de acabar, de llegar al punto máximo de su excitación y JiMin lo sabía, por lo cual comenzó a chupar y succionar la punta mientras sus ojos se abrían y vislumbraban a un pelirrojo que también lo miraba.
Sus miradas jamás se separaron, sintiendo el orgasmo llegar JiMin se separó del cuerpo ajeno, viendo cómo tiras de semen salían en cualquier dirección, salpicando su rostro y cayendo en el abdomen contrario.
Lo único que se oía eran los créditos de la película y los jadeos que el alfa dejaba escapar.
El rubio se acercó a su pareja, tomando sus mejillas y uniendo los en un corto beso.
Cuando cortaron el mismo solo se separaron un milímetro, sus narices rozaban -tal como un beso esquimal- mientras mantenían los ojos cerrados.
—¿Todo bien, Yoon? —Park preguntó, alejándose un poco y acariciando la mejilla del mayor, la cual estaba levemente sonrojada.
Como respuesta YoonGi asintió un poco tímido, para luego volver a acercar al omega tomándolo de la cintura y escondiéndose en su cuello, sacándole una sonrisa al más bajo.
—Estoy... Cansado —murmuró sobre el cuello ajeno.
—¿Quieres que tomemos una siesta? —ofreció JiMin hablando suave, recibiendo un monosílabo afirmativo como respuesta.
Con pereza se dirigieron al baño para asearse, y fue ahí en donde YoonGi notó que su pareja no disfruto tanto como él, haciéndolo sentir un mal novio.
—Minnie —llamó, llevando a cabo la idea en su cabeza, el nombrado lo miró bajo la ducha caliente.
Quedó sorprendido cuando el alfa se metió con él, lo alzó tomando sus muslos y su boca fue directo a la suya, dando inicio a un fogoso beso francés.
Las manos de JiMin se mantenían en las pálidas mejillas del pelirrojo, mientras que las del alfa hacían todo un recorrido por la piel desnuda del omega, encendiendolos y volviendo a despertar a sus lobos.
Aquel día parecía pasar rápido, pero apenas eran las seis de la tarde.
Bae
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top