six


Un largo suspiro abandonó sus labios apenas dejó el edificio, un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando el helado clima chocó contra su abrigado cuerpo.

Había aprobado y finalizado sus exámenes, por lo que estaba más que preparado para tirarse en su cama y dormir por, al menos, tres días. De tan solo pensarlo un bostezo escapaba de su boca y la fatiga intentaba invadir su sistema mientras se aproximaba a la acera y pedía un Uber.

Salió de aquella aplicación para ingresar al chat de YoonGi, memorizando el nombre de la cafetería en la que iban a encontrarse. Guardó el teléfono al sentir sus dedos congelarse conforme pasaba el tiempo, decidido a esperar el automóvil mientras observaba a su alrededor y se abrazaba a sí mismo, intentando mantener su cuerpo caliente.

El clima en Seúl cada día era peor, le sorprendía que aún no haya nevado.

Un puchero decoró su rostro al ver su reflejo en la ventana de un auto; sus labios estaban resecos y su cabello algo despeinado por las ventiscas de aquel día. Durante las últimas dos semanas había olvidado por completo su rutina de cuidado personal, dejando de lado las cremas, exfoliantes y demás para enfocarse en su estudio.

« Necesito urgente un baño con sales. Ah, extraño tanto eso. »

Apenas ingresó al Uber, JiMin tuvo otro escalofrío por el cálido cambio de temperatura, gracias al cielo la calefacción estaba encendida. Después de decirle a donde debían ir el omega se dispuso a acomodarse el cabello y humectar su boca, ya que no quería terminar sangrando por tener labios parchudos.

Además de que no podría llenar de besitos a YoonGi, y JiMin de verdad quería comerse a besitos al alfa.

En mitad del viaje, cambió el sweater que tenía por un saco grueso que guardaba en su mochila ya que el abrigo que traía antes le provocaba una leve comezón en una pequeña parte del cuello. Conectó sus auriculares al celular y se mantuvo escuchando música durante los siguientes treinta minutos.

Para cuando llegó a la cafetería su estómago estaba comenzando a exigir comida, después de todo, unas galletas no habían sido suficiente durante lo que llevaba despierto. Salió del vehículo después de pagar y se acercó a la vidriera del local, pensando en contactar a su novio para saber cuándo iba a llegar.

Sin embargo, aquella idea fue descartada al sentir como unos fuertes brazos lo envolvían, el intenso aroma a frambuesas invadió la nariz del menor, reconociendo al alfa de inmediato.

—Hola, Minnie —saludó el pelirrojo, susurrando sobre el oído del omega. Dejó un beso sobre la gordita mejilla antes de separarse y caminar hasta quedar frente a JiMin.

—¡Yoon! —exclamó, abrazando el cuello del pálido, sintiendo como este se aferraba a su cintura. Unieron sus labios en un suave beso, durando apenas unos segundos al estar en público, detalle que avergonzaba a ambos.

Luego de alejarse sus narices se mantuvieron cerca, rozando entre sí y creando los famosos besos esquimales.

—¿Vamos? —invitó YoonGi, entrelazando sus largos dedos con los regordetes del omega.

JiMin asintió a ojos cerrados, recibiendo un corto beso en la boca antes de ingresar a la cafetería, siendo llevado por YoonGi y sonriendo como bobo.

Después de pedir sus bebidas fueron a buscar algún lugar para sentarse, encontrando el sitio perfecto en un sofá con vista hacia el frío exterior.

—Jiminnie —llamó, acariciando la mejilla del mencionado para obtener su atención.

—¿Mmm? —el omega lo miró, colocando su mano sobre la del mayor.

—En dos semanas cumplimos otro mes de novios —comenzó, desviando la mirada al sentir sus cachetes comenzando a sonrojarse.

JiMin sonrió con dulzura al notar eso, dejando un besito sobre el dorso de la mano contraria.

—Lo sé —susurró en respuesta, esperando a que el pálido continúe.

—Entonces, yo, eh... —se detuvo un momento—. Quería saber si podías faltar a tus clases ese día.

—¿Ese día? —el rubio elevó una ceja—. Creo que sí, podría dar una excusa —se mantuvo unos segundos pensativo, jugando ahora con los dedos del pálido.

El alfa asintió, suspirando con nerviosismo al recordar lo que había planeado, un tanto preocupado por saber si al omega le gustaría lo que había estado preparando.

JiMin se acercó más al pelirrojo, colocando su cabeza sobre el hombro del contrario mientras este lo abrazaba por la espalda.

Cerró los ojos durante unos segundos, sintiendo un leve ardor en estos causados por las pocas horas de sueño. La dulce y ácida fragancia de YoonGi relajó su cuerpo al instante, soltando un bostezo involuntario cuando el sueño comenzó a llegar, nublando su mente.

« Paz, al fin ».

—Mimi... —habló con suavidad llamándolo por el apodo que solo ellos conocían, acariciando el brazo del mencionado—. Debo ir por las bebidas, ¿Si? —avisó, muriendo de ternura al oír la pequeña queja susurrada por el omega.

Con un puchero se separó del pálido, recibiendo un beso en el cachete y oyendo la risa del pelirrojo.

Pasó sus manos por el rostro, frotando sus ojos para quitar la somnolencia de estos. No había pasado ni un minuto cuando YoonGi estuvo nuevamente a su lado, colocando un chocolate caliente acompañado de un muffin frente a él.

—Gracias —murmuró, el cansancio aún se reflejaba en su rostro.

YoonGi era consciente de eso, después de todo, el omega siempre le mandaba mensajes por la madrugada, en ocasiones llorando al verse consumido por el estrés que le causaba no entender cierto tema. El pelirrojo respondía casi siempre, ya que a veces estaba en horario laboral y allí el uso de celulares obviamente se permitía solo en los descansos.

Por lo poco que había conversado con su novio durante la última semana y las cosas que recuerda le había comentado, deducía que JiMin había dormido menos de veinte horas en seis días.

Notando eso se sintió tan estúpido al invitarlo después de sus exámenes, el cansancio obviamente estaba arrasando con el rubio apenas este se liberó del estrés que era la semana de evaluaciones.

«Jodido imbécil » insultó el alfa, con evidencia molestia.

Molesto con él mismo observó a JiMin, cambiando su estado de ánimo al ver el bigote de chocolate en el labio superior del omega. Sonrió con ternura y un poco de pena mientras tomaba una servilleta y le quitaba los restos de la bebida, su sonrisa se agrandó cuando el sonrojo cubrió el rostro del menor.

«Tan precioso.»

—Olvidé preguntarte, ¿Por qué quieres que falte a clases el próximo viernes? —cuestionó apenas el rosado de sus mejillas desvaneció.

—Bueno, es sorpresa —respondió, encogiendo sus hombros, aparentando no darle importancia.

—¿Sorpresa? —la curiosidad invadió al rubio.

YoonGi se mostró arrepentido de sus palabras apenas escuchó la emoción nada discreta del menor. Tendría que buscar alguna forma de persuadirlo.

—Uh... —miró a JiMin mientras pensaba cómo distraerlo—. Sí, aunque creo que deberíamos hablar sobre los detalles en privado. Ya sabes... —dijo sin captar el doble sentido de la oración.

JiMin entrecerró sus ojos, una sonrisa ladina se extendió en su precioso rostro, dispuesto a obtener más información.

—¿En privado? Uh, interesante —habló, acariciando la mano derecha de YoonGi.

—Uhm —los mimos de este subieron poco a poco por su brazo—, JiMin —murmuró, llamando la atención del menor.

—No hice nada —se defendió sonriente, llegando al hombro y continuando por el pecho, acción que tensó a YoonGi.

—¿No me dirás nada ahora? —su voz sonó más aguda—. Solo dame una pequeña pista —pidió, abrazando el torso del mayor.

El alfa se relajó al notar que no habría nada indecente en los mimos del más bajo, decidido a terminar su café mientras ignoraba como el omega hacía pucheros y observaba con ojitos brillosos.

—¿Por favor? —rogó, alargando la última vocal y soltando feromonas dulces solo para el mayor, tratando de persuadirlo.

—Eso es trampa —dijo indignado, encontrándose afectado por el potente aroma que lo rodeó y las inmensas ganas de undir su nariz en el cuello del omega.

—¿Ahora me dices? —preguntó con falsa inocencia, siendo ignorado nuevamente—,
¡Yah! Qué aburrido —se quejó, volviendo a hacer pucheros.

—Necesito una cama —gimoteó apenas ingresaron al departamento del mayor, un bostezo escapó de sus labios cuando se sentó en el sofá, recostándose en este con toda intención de dormir una semana.

Las ganas de insistirle al alfa se drenaron de su cuerpo, solo queriendo perderse en sueños durante mucho tiempo.

—Jiminnie, ¿No quieres darte una ducha para estar más fresco? Luego ve a mi cama así estás más cómodo —ofreció YoonGi, hablando suave, inclinándose y acariciando los mechones del omega.

—Mmm —pasaron unos segundos para que el rubio conteste, el pálido creyó por un momento que ya se había dormido—, ahora voy. No acaricies mi cabello, eso me da más sueño —la somnolencia estaba presente en cada sílaba, provocando una risita en el alfa.

—Bien, iré a buscarte ropa cómoda —avisó,  antes de retirarse.

Suspirando se levantó del sofá, tomándose un momento para estabilizarse y espabilarse un poco. Otro bostezo escapó de sus labios mientras caminaba perezosamente hacia el baño, lugar en donde se encontraba YoonGi dejando una toalla y la ropa que iba a utilizar.

Una vez que el mayor salió del cuarto, el rubio comenzó a desvestirse, teniendo las repentinas ganas de darse una buena ducha. Encendió la regadera y se tomó unos veinte minutos bajo la lluvia artificial, relajando sus músculos y disfrutando del agua caliente.

Su mente se dispersó apenas sintió su cuerpo laxo, teniendo ganas de ser mimado por su alfa apenas saliera de aquella lluvia artificial. Con ese pensamiento presente salió de la ducha, tomó una gran toalla blanca y secó su cuerpo con la misma.

Suspiró profundamente antes de comenzar a vestirse, agradeció que la ropa del mayor le quede holgada, para mayor comodidad. Secó su cabellera con toda la paciencia del mundo, tomándose varios minutos en ello.

Salió del baño y se dirigió al lavarropas, colocando las prendas usadas allí, luego buscó a su novio.

—¿Yoon? —llamó, caminando descalzo hacia el cuarto. Ahí estaba el alfa.

—Aquí, Jiminnie —avisó, terminando de acomodar uno de los tantos edredones.

El omega apagó la luz y cerró la puerta, acercando al alfa y tirándose sobre él apenas estuvo centímetros cerca. YoonGi lo atrapó con cuidado, tomando al menor por la cintura y recostandolo sobre el colchón.

—Quiero dormir —murmuró nuevamente, abrazando al pelirrojo del cuello.

—Lo sé, lo dijiste muchas veces, Minnie —el pálido se movió un poco para poder observar el rostro de su novio, notando algo inusual en él a pesar de  estar en penumbras—, ¿Estás bien, amor? —preguntó con suavidad.

JiMin frunció el ceño levemente para después asentir.

—Sí, bueno, aún quiero saber qué vas a hacerme en San Valentín —respondió.

—¿Qué? ¿Y eso que tiene que ver con lo que te pregunté? —contestó nervioso, malpensando las palabras del rubio.

—No sé, pero dijiste que me lo ibas a contar en privado —explicó, acariciando el hombro de YoonGi—. Y según yo ahora estamos en privado.

—Eh, bueno... —bajó la cabeza al sentir sus mejillas sonrojar, evitando el contacto visual con el omega—. No creo que sea una gran idea decírtelo ahora. Es decir, mejor lo hablamos cuando te encuentres bien descansado.

—Pero... —hizo un mohín—, por favor —gimoteó, alargando la última vocal.

YoonGi negó riendo son suavidad antes de besar los rellenos labios repetidas veces, impidiendo que el menor continúe insistiendo, variando después entre la boca y mandíbula del menor.

Viéndose resignado a no poder sacarle más información, JiMin no permitió que el pálido se alejara —aunque este no había dado señales de querer hacerlo—, colocó ambas manos sobre los cachetes del mayor, dispuesto a mantenerlo cerca con el único fin de atrapar la suave y húmeda boca del alfa entre sus propios belfos.

Movieron las mantas a ciegas para acomodarse mejor, sin querer separarse. YoonGi se posicionó entre las piernas de JiMin, apresando la cadera de este con una de sus grandes y huesudas manos —ascendiendo de forma pausada por debajo de la ropa, palpando la tierna piel debajo suyo— mientras la otra sostenía el delicado rostro del menor. El rubio se encontraba cautivado por las caricias del alfa, dejándose llevar ante la tenue mezcla de aromas que comenzaba a invadir la habitación.

JiMin acariciaba la nuca del alfa en tanto el contrario lo aprisionaba más, uniendo sus labios nuevamente en un calmoso ósculo, provocando ligeros chasquidos al terminar un beso e iniciar otro. Sus lenguas no tardaron en sumarse a la húmeda escena, sumergiéndose en la boca contraria y explorando todo con cada roce.

Las piernas del omega temblaron al ser apretado aún más contra las sábanas, sentía los dedos de YoonGi tantear su abdomen, acariciando cerca de su ombligo, acción la cual provocó que un escalofrío recorra su cuerpo y un bajo gemido escape de sus labios. Una pequeña alarma se encendió en su cabeza apenas fue consciente que comenzaba a emocionarse de más.

Un suspiro escapó de su boca cuando tomaron distancia del otro, se miraron jadeando, sus rostros sonrojados a causa de la falta de aire.

—Yoon —llamó con la respiración agitada, acariciando el brazo del mayor.

El pelirrojo asintió, comprendiendo sin la necesidad de más palabras.

Era suficiente.

—Yo en serio quiero hacer... Eso —dijo, cerrando los ojos—. Pero, aún no es el momento ¿Sabes? No sé, no me siento preparado.

—Lo sé, Minnie —comprendió, acariciando la pomposa mejilla—. Todo a su tiempo, ¿Si? No te presiones a hacer algo si no quieres.

—¡Pero sí quiero hacerlo! —exclamó, sorprendiendo a YoonGi—. De verdad, me encantaría hacer el amor contigo —ambos se ruborizaron—. Es solo que no sé qué hacer ni cómo moverme... Sé que antes, en el auto y en nuestro cumple mes, parecía saber lo que hacía, pero la realidad es que tenía miedo de cagarla o lastimarte o-

—Jiminnie —interrumpió, sonriendo con calma—. Entiendo cómo te sientes, yo tampoco sé qué hacer. Simplemente me dejo llevar, a veces mi lobo contribuye en la situación —confesó, alejándose un poco y acostándose a un lado del menor—. Incluso me puse a investigar sobre los lugares que debía tocar o cómo debía besarte —añadió rascando su nuca, más avergonzado que antes.

El omega rió, mirando con ternura al alfa.

—Bueno, yo llamé a mamá y me explicó con lujo de detalles como hacer sexo oral —dijo, recordando aquel penoso día—. Incluso me hizo una videollamada sobre la forma en la que debía mover la lengua... Fue tan raro como perturbador.

YoonGi rió con fuerza, creyendo que la señora Park era bastante capaz de hacer eso.

—¡No es gracioso! Fue totalmente incómodo —reprochó sonriendo.

—Ya, ya... No puedo ni siquiera imaginar que hubiera respondido mi madre si le preguntaba algo así —se observaron unos segundos antes de desviar la mirada con un escalofrío—. Si te hace sentir mejor, cuando estaba investigando me aparecieron varias poses del Kamasutra —JiMin lo miró intrigado.

—¿Y? ¿Cómo eran? —su pregunta estaba cargada de curiosidad.

—Vaya, ¿Acaso quieres que hagamos una? —molestó, Park abrió la boca sin creer lo que YoonGi acababa de decir, dándole un manotazo—. ¡Ay! Bueno, bueno. Te voy a contar, pero te aviso que debes estirarte mucho y las poses no son muy cómodas.

—Obviamente no, en la India se la pasan meditando y cosas así. Su flexibilidad es superior a la nuestra —dijo obvio, girando los ojos.

—Ay, pues perdón señor sabelotodo —se mofó, estirando su brazo y apretando la mejilla del menor.

—Bobo —insultó, alejando la pálida mano.

YoonGi le sacó la lengua como niño pequeño.

—¿No querías dormir? —le recordó, acomodándose a un lado del menor, abrazándolo por la espalda.

—Uhm... Cierto—respondió, moviéndose un poco para estar más cómodo. Un suspiro abandonó su boca al sentir ligeros besos en su nuca.

Terminaron abrazados y tapados por las gruesas mantas, el omega siendo mimado por el alfa hasta caer en el mundo de los sueños.


Inhala, exhala, inhala, exhala, inhala.

La puerta del auto abriéndose interrumpió su intento de controlarse.

—Kook, ¿Todo bien? —el bicolor se arrodilló frente al vehículo, colocando su mano sobre la rodilla del menor.

Habían llegado a la casa del matrimonio Kim, y los nervios que no aparecieron durante toda la mañana se presentaron con bastante fuerza apenas vislumbró el hogar de sus suegras.

Sentía un cosquilleo en las manos que creía llegaba hasta sus venas, era algo horrible que siempre ocurría cuando los nervios eran demasiado para él.

—Sí, sí. Estoy bien —suspiró, TaeHyung se preocupó al ver cómo las manos de Jeon temblaban—. Solo necesito un minuto para calmarme, no te preocupes —murmuró lo último, observando el rostro de su novio.

Tae acarició la mejilla del menor con suavidad, ambos se observaron fijamente, perdiéndose en los ojos del otro. JungKook siempre quedaba hipnotizado por los grisáceos orbes del mayor, creía con total firmeza que si Kim quisiera, podría tener a todo el mundo a sus pies con tan solo una mirada. O al menos ese fue el efecto que tuvo en él.

Pasados unos minutos, el de mechones cereza logró regular su respiración, aún así continuaron mirándose, memorizando cada detalle del rostro ajeno. Algo que solían hacer a menudo. TaeHyung aún no podía creer que un ser tan hermoso como Jeon este a su lado, amándolo sin duda alguna. Todavía recuerda cuando se la pasaba mirándolo a escondidas, apreciando de lejos.

Desde sus grandes y brillantes ojos hasta el bonito lunar debajo de sus labios, Kim confirmaba que su novio era la octava maravilla del mundo.

—Te amo —murmuró, inclinándose hasta rozar su nariz con la contraria.

JungKook sonrió antes de unir sus labios en un suave beso.

—Te amo aún más —respondió después de separarse, a milímetros de la boca ajena.

Ambos se observaron una vez más antes de salir al fin del vehículo. Caminaron hasta la puerta de la casa con las manos entrelazadas, Jeon memorizaba las palabras de SeokJin mientras TaeHyung tocaba el timbre.

«Actuar normal, ser yo mismo. Todo saldrá bien, sí»

La puerta se abrió, dejando ver a una preciosa mujer pelinegra y de baja estatura.

—¡Mamá! —gritó el bicolor, corriendo a los brazos de su progenitora.

—¡TaeHyungie! —respondió la alfa, abrazando con fuerza a su hijo—, ¡HyeJin, ya llegó nuestro osito! —llamó a su esposa.

JungKook se mantenía al margen, observando el reencuentro de los Kim con una ligera sonrisa, sonrisa que tambaleó cuando los oscuros ojos de la pelinegra dieron con los propios.

—Pero mira nada más —habló, separándose del beta para enfrentar a Jeon—. Al fin nos conocemos, JungKook —sonrió.

—B-buenas tardes, señora Kim —soltó nervioso, sacándole una leve risa en la mujer.

—Cariño, puedes llamarme YongSun —dijo, acercándose para abrazar al menor.

Una vez se separaron ingresaron a la casa, siendo recibidos por un delicioso aroma a comida.

—¿Dónde está mami? —preguntó Tae, buscando con la mirada algún rastro de su madre.

—¡Aquí! —llamó la atención una omega, terminando de bajar las escaleras—, ¡TaeTae! —exclamó, apretando al menor entre sus brazos.

—Mamá... Me asfixias —murmuró, tratando de alejar el pequeño cuerpo de la castaña y pidiendo ayuda a la mayor con la mirada.

—No me importa, hace meses no vienes a visitarnos —reprochó, alejándose finalmente para acariciar la gordita mejilla del bicolor, para después apretar su cachete con violencia—  Ya no harás eso, ¿Verdad Taehyungie? —amenazó con voz melosa.

—Ay, no. Claro que no, mami —lloriqueó, observando a su novio—. ¡Mira, JungKook al fin se dignó a venir! —acusó, provocando que el menor abra la boca indignado.

—Oh, oh —susurró Jeon, YongSun se rió al ver la expresión de miedo en el beta cuando su esposa lo observó.

Sería una larga pero entretenida tarde.


Jaja, hola.

pasaron como 8 meses desde la última vez que actualice ajsjajaj y este ff tiene más de NOVECIENTAS VIEWS QUÉ VERGA LES PASA MAN, NO LO PUEDO CREER AOJDBDKW POR QUÉ CÓMO CUANDO EN QUÉ MOMENTO.

Sooo, perdón por no actualizar, mi inspiración se fue de vacaciones por un buen rato y ya volvió (espero)

Y bueno gente, gracias por leer. Voten y comenten así sé que esta cosa los entretiene al menos, si no siento que se burlan de mí😫

Dato: yo soy jk cuando me pongo nerviosa, la diferencia es que no tengo a taehyung para que me calme 😭😭😭

Eso es todo, nos vemos en el 2022 🤪 besitos, besitos chau chau

Bae

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