sept
—Mimi —llamó, moviendo el hombro del menor—. Bebé, despierta —susurró, dejando un beso sobre el perfumado cuello del omega.
Este simplemente suspiró, volviendo a acomodarse sin intención alguna de despertar. YoonGi rió antes de destaparlo por completo, dejando que el tibio cuerpo se exponga al frío mañanero.
JiMin gruñó ante el cambio de temperaturas, despertando al fin. El omega miraba con el ceño fruncido al pelirrojo, tratando de lucir enojado pero siendo la cosita más tierna a ojos de YoonGi.
—Buenos días, bello durmiente —se burló, observando encantado los gorditos cachetes del menor en conjunto con sus somnolientos ojos.
—¿Cómo que buenos días? —susurró confundido, frotando sus párpados—, ¿Todavía no anocheció? —preguntó inocente, bostezando después.
—Jiminnie, amor. Es otro día, son las diez de la mañana —explicó, sosteniendo la tibia mejilla con suavidad.
«¿Cómo?»
—¿Es en serio? —observó con sorpresa al mayor, quien asintió a sus palabras—, ¡Debiste despertarme! —se quejó, sentándose y estirando sus brazos.
—Lucías muy cansado y no quise hacerlo. Además, no dormiste bien durante los últimos días —explicó, levantándose de la cama—. Voy a terminar de preparar el desayuno —avisó, dejando un beso sobre la frente del rubio antes de salir.
JiMin bostezó, observando los alrededores, buscando de forma inconsciente sus hojas de estudio. Suspiró al recordar que no habría necesidad de estudiar por el momento, levantándose y estirando sus extremidades, caminando con letargia hacia el baño.
Una vez allí tomó una pequeña caja guardada en las gavetas bajo el lavabo, hallando dentro múltiples productos de cuidado personal. Una pequeña sonrisa decoró su rostro, antes de retomar la rutina que había pospuesto durante varias semanas, tomándose todo el tiempo del mundo en exfoliar, limpiar y embellecer aún más su cuerpo.
Después de secar su piel arropó su cuerpo con toallas, tomando cremas para humectar sus piernas. También depiló algunas zonas de su rostro, haciendo muecas de dolor en ocasiones.
—¿Cómo pude andar por la vida así? Qué horror —murmuró, soltando un quejido al sacar los vellos sobrantes de su entrecejo.
Luego de unos minutos observando sus cejas para verificar si estaban parejas, volteó en busca de su ropa, suspirando al no hallarla.
—Mierda —susurró, recordando que no había tomado ninguna prenda antes de ingresar. Ajustó la toalla que cubría su cuerpo antes de salir, deteniéndose un paso antes.
«¿Y si las dejo caer?» se cuestionó, observando sus manos.
Mordió su labio antes de negar, abriendo la puerta y entrando a la habitación, decidiendo mantener la puerta del cuarto entre abierta, buscando ropa interior que estaba seguro había olvidado en algún momento allí. Ya con las prendas elegidas, volvió a observar la tela que lo cubría, sintiéndose nervioso y emocionado al pensar que YoonGi podría entrar en cualquier instante y mirar su cuerpo totalmente desnudo.
«Y si entra, ¿Qué van a hacer? ¿Follar? Ja, claro claro sí» burló su omega. «¿Por qué mejor no vas a la cocina y le haces un baile sensual? Seguro así por lo menos recibes sexo oral, yo creo que nos hace falta. » siguió, avergonzado a JiMin.
«Calla, no puedo hacer eso ¡Puede asustarse! Además tampoco sé cómo hacerlo. Deja de burlarte, tú tampoco tuviste sexo, así que no hables» intentó defenderse, iniciando una pequeña discusión con su lobo.
YoonGi solo observaba al menor desde la entrada, confundido.
¿Qué hacía parado en el medio del cuarto frunciendo el ceño?
—¿Jiminnie? —lo llamó, asustando al omega.
La toalla se soltó, cayendo al suelo y dejándolo expuesto frente al alfa, ambos se observaron con sorpresa.
«Mira, se te cumplió el sueño ¡Ya pueden follar!»
—¡Lo siento! —exclamó el mayor, volteando a otro lado mientras el rubio se colocaba su ropa interior con las mejillas completamente rojas—, y-yo quería decirte que, que el desayuno está listo. Sí, eso, me voy —avisó, saliendo con rapidez, tratando de alejar los sucios pensamientos que tuvo al apreciar el exquisito cuerpo de su novio.
JiMin sonrió avergonzado, de todas las posibilidades en su mente, esa no era la reacción que esperaba. Sin embargo, fue la que mayor ternura le causó.
JiMin mantenía un pequeño rosado en sus mejillas mientras bebía de su té y comía el par de waffles frente a él, mientras que el alfa continuaba disculpandose por lo acontecido.
—Yoonie ya basta, no pasa nada —le dijo, sujetando la gran mano de este.
—Lo siento, de verdad —repitió, sin poder ver al omega directamente. Este entornó sus ojos.
—YoonGi —advirtió, tomando el mentón del contrario para enfocar su vista en los gatunos ojos—. Basta, está bien. No te preocupes —le dijo, sonriendo.
—Pero... —la mirada del omega bastó para que cierre la boca.
Continuaron comiendo y tomando las infusiones, entrando en un cómodo silencio que el lobo del menor se encargó de arruinar.
«Dile que querías que te viera hasta el alma. Dile, dile»
JiMin carraspeó antes de dar un bocado al dulce, ignorando a su lobo.
—Con respecto a lo de ayer... —habló el pelirrojo, captando la atención del menor—. Cuando te pregunté si podías faltar a clases la semana próxima, era porque hice una reservación por nuestro cumplemes —explicó, rascando su nuca.
—Oh, está bien —asintió, limpiando la comisura de sus labios—, ¿Y a qué hora saldremos? —preguntó curioso.
—Ah, pues... —se quedó en silencio un momento—, yo diría que a eso de las ocho saldríamos para llegar sin prisa a las once, que es el horario en donde podemos ingresar al lugar —respondió con tranquilidad.
—Oh, entiendo—murmuró, levantándose para posarse en el regazo del alfa—, ¿Debemos llevar mucha ropa? —cuestionó, sonriendo con picardía cuando sucias ideas atravesaron su mente a raíz de la inocente pregunta. Apoyó su rostro sobre el hombro del pálido, deleitándose de su aroma mientras esperaba una respuesta.
—Sí, es decir... Uh, a-abrigos y demás p-porque en esos días va a, a nevar —dijo nervioso, carraspeando antes de envolver al rubio en un abrazo.
—¿Y no te gustaría verme desnudo? —murmuró, frotando su naricita por el suave cuello, queriendo reír al notar el sonrojo del mayor llegarle hasta el cuello.
—Y-yo...
—Como hace un rato, Gigi ¿No te gustaría verme en ropa interior, o quitármela? Ya sabes, poder tocarme en todas partes —propuso, hablando en un tono meloso sobre el oído del alfa, soltando feromonas que extasiaban a sus lobos.
—¿T-tocarte? —preguntó, su rostro aún caliente mientras las palabras del omega se repetían como un disco rayado en su mente.
—Sí, tocarme y besarme por todos lados mientras yo hago lo mismo en tu cuerpo, ¿No te agrada la idea? —siguió, acercándose a la boca ajena con una sonrisa.
—Yo... Sí, sí quiero, me agrada, quiero—balbuceó, uniendo sus labios en una leve succión.
Ambos suspiraron entre el beso, iniciando una lenta danza, JiMin sostenía las pálidas mejillas entre sus manos mientras que YoonGi paseaba la yema de sus dedos por los costados del rubio, dibujando formas imaginarias. Alfa y omega se sumergieron en un beso calmo y húmedo, bebiendo de la boca ajena con delicadeza.
—Mhm —JiMin suspiró cuando se alejaron unos centímetros del otro, saboreando el reciente beso.
YoonGi observó embelesado a su novio, comparándolo al instante con un precioso ángel. Relamió sus labios ante la vista, volviendo a atacar los rellenos belfos.
Park envolvió sus brazos en el pálido cuello, profundizando el beso al mismo tiempo, sus lenguas rozaron y pequeños chasquidos se comenzaron a oír. JiMin adoró cuando YoonGi tomó el control de la situación, adueñándose de su boca entre lamidas y succiones mientras sus fuertes y venosas manos recorrían su cuerpo con el fin de mimarlo y hacerlo sentir cómodo con cada toque. JiMin sonreía durante el beso, totalmente perdido y enamorado, disfrutando cada segundo que parecía llevarlo a las nubes por la suavidad de cada movimiento, sentía las fuertes manos del pálido sostenerlo sin intención de dejarlo ir a la vez que acariciaba sus labios con los propios, moviéndose con delicadeza y estudiando cada parte de su boca con la lengua.
Continuaron besándose de esa forma durante varios minutos, terminando en perezosos besitos, sin querer separarse.
—Yoon —llamó suave, sonriendo cuando el alfa siguió repartiendo besos pero ahora en su mandíbula.
—¿Qué pasa? —murmuró, continuando con los toques.
JiMin se mantuvo en silencio, mordiendo su labio antes de hablar.
—Creo que deberíamos intentarlo —dijo, confundiendo al mayor.
—¿Intentar qué? —fijó sus orbes en los de JiMin.
—No lo sé, algo sexual —soltó.
—¿Q-qué? —el omega rió por los nervios del mayor—. Minnie no sé, y-yo...
—Hey, hey. Tranquilo, solo decía —calmó, intentando besar la mejilla del alfa, fallando cuando YoonGi movió su rostro para chocar sus labios otra vez—. Hoy andamos cariñosos, ¿Eh? —molestó, riendo cuando recibió más besos como respuesta.
—Mhm, no nos vimos durante muchos días —comenzó, acariciando la cintura del omega—. Así que estoy dándote las caricias y besos atrasados de la última semana —explicó, rozando su nariz contra el cuello ajeno, inhalando el dulce aroma a vainilla mezclado con durazno.
La piel de JiMin se erizó cuando el cálido aliento chocó contra la sensible zona.
—Entonces, ¿Hoy me darás un combo de mimos? —jugó, suspirando cuando los delgados labios besaron su erógena epidermis.
—Por supuesto, besaré cada parte de ti —murmuró, sobre el oído del menor—. Si me lo permites, claro —añadió.
JiMin casi tiembla al oír la gruesa voz, mientras un par de palabras retumbaban en su mente.
"Besaré cada parte de ti."
«Mierda, sí. Y ojalá que sea con lengua.» malpensó, sonriendo en tanto el pálido lo acariciaba.
—¿Quieres que te ayude? —consultó Min, observando al omega.
—No, Yoonie. Gracias —repondió, terminando de acomodar las tazas en sus respectivos lugares—, ya acab-
De forma casi instantánea, el alfa rodeó el pequeño cuerpo con sus brazos.
—Entonces, ¿Mimos? —preguntó con timidez, interrumpiendo.
JiMin sonrió.
Después del desayuno hablaron durante un largo rato, el rubio había logrado liberarse del mimoso alfa cuando tuvo ganas de ir al baño, burlándose de él cuando notó el pronunciado puchero que había hecho al levantarse de su regazo.
Juntos comenzaron a ordenar el lugar, hasta que el hambre hizo presencia, acordando ordenar el almuerzo al no tener ganas de prepararlo por cuenta propia. YoonGi acomodaba el cuarto mientras JiMin limpiaba los utensilios que utilizaron en el desayuno, tarareando alguna canción del momento. Una vez el alfa terminó con la habitación, caminó en busca de su omega, intentando no pegarse a él para sentir su dulce aroma.
Se mantuvo en la entrada de la cocina mientras observaba al rubio ordenar, sonriendo cuando lo veía pararse de puntillas para guardar la vajilla previamente usada. Cabe destacar que cada vez que el omega realizaba esa acción, su mirada bajaba de forma instantánea al trasero de este, apartando la mirada al observar por mucho tiempo pero volviéndolo a hacer cada tanto. Relamió sus labios al recordar la fiesta, tratando de distraerse cuando las imágenes de un JiMin gimiendo mientras sus largos dedos lo penetraban invadieron su cerebro.
Y el tener al menor en sus brazos minutos después solo empeoró la situación, ya que sin notarlo su pelvis chocó contra la espalda baja del omega. Abrió los ojos con sorpresa, mordiendo su labio y esperando que el menor no haya prestado real atención a eso.
Para su fortuna, o tal vez no, JiMin no se inmutó ni dijo nada al respecto.
—¿Cuánto falta para que llegue nuestro almuerzo? —preguntó Park, caminando con el alfa abrazando su espalda y olfateando su olor.
—Un par de minutos, supongo —respondió suave, separándose del rubio antes de llegar al sofá.
El menor asintió para luego tirarse en el mueble, acariciando la oscura cabellera del pálido cuando este se acostó sobre su cuerpo, apoyando su cabeza en el pecho del omega.
Ambos se quedaron en un cómodo silencio, sumiéndose en sus propios pensamientos. YoonGi continuaba pensando en las palabras de JiMin, dudando en cumplir el deseo de su novio en tener un nuevo encuentro sexual. La realidad era que él quería volver a sentir el intenso placer en compañía del rubio, las veces anteriores había disfrutado demasiado, descubrir que gozaba de tocar y ser tocado fue como subir un nuevo escalón hacia la gloria. Aún recordaba la cálida boca recorrer su pene, tanto como podía recordar sus dedos estirando el húmedo y viscoso esfínter.
Días después de la fiesta tuvo incontables erecciones por aquel momento, sus fantasías sexuales habían aumentado desde que supo cómo se sentía el interior de JiMin, y eso lo hacía sentir mal, imaginar a su novio en distintas posiciones mientras él le metía los dedos, ¡Hasta soñó que le metía la lengua! ¿Qué tan morboso se podía ser?
De todas maneras, el pensar en poder tomar el majestuoso cuerpo de JiMin le fascinaba y asustaba. Es decir, ¿Qué se supone que haría? ¿Cumplir una de sus fantasías, como la de meterle la lengua? Todavía era inexperto, no sabía cómo y dónde tocar para complacer al rubio, tal vez tocaba algo que no debía y-
—¡YoonGi! —llamó por quinta vez, tirando de un rojizo mechón.
—¡Ay! —lloriqueó, quitándose de encima—, ¡Deja de hacer eso! —puchereó, sobando la zona.
—El repartidor ya llegó, te llamé varias veces pero estabas en tu mundo —explicó con ternura, dejando un beso sobre la regordeta mejilla a modo de disculpa antes de levantarse y abrir la puerta—. Aquí está —musitó, colocando las bolsas sobre la mesa frente a ellos.
Con tranquilidad comieron, riéndose del otro cuando la salsa picante ensuciaba sus rostros.
—Ah, tengo sueño —murmuró el mayor, cerrando los ojos.
JiMin lo observó curioso, ya que cualquier rastro de cansancio se había drenado de su cuerpo.
—Yo no —respondió, acercando su mano para limpiar los restos de salsa en la comisura de los finos labios del alfa—, YoonGi~ no te duermas —se quejó, bufando cuando su novio no dió indicios de hacerle caso—. Yoonie, Yoon, bebé~, amooor —llamó, sin obtener respuesta.
Min intentó con todas sus fuerzas no sonreír al escuchar el mini berrinche del omega, fallando.
—¿De qué te ríes? —preguntó, Min sabía que tenía el ceño fruncido y un puchero en sus labios.
YoonGi abrió los ojos, estirando su brazo hasta poder sostener la cintura del menor, atrayendolo hasta que quedó parcialmente sobre su regazo.
—Pareces un bebé —se burló, acercándose para besar con suavidad los esponjosos belfos.
Las mejillas del omega adquirieron un leve rosado, sonriendo en medio del beso.
—Vamos al cuarto —pidió YoonGi, bostezando segundos después.
JiMin pensó decir alguna broma sexual, olvidando esa idea al ver como el alfa bostezaba otra vez y mantenía los ojitos entrecerrados, viéndose cristalinos por el sueño.
«Que lindo es el malparido»
Sonrió sin mostrar sus dientes antes de asentir, levantándose y tomando la gran mano para ayudar al mayor. Ambos caminaron hasta el cuarto abrazados, el omega abrazando la cintura del alfa desde la espalda mientras buscaba más calidez corporal de su parte.
Se le apetecía una ronda de mimos.
—Gigi... ¡Ah! —el menor gritó cuando el pelirrojo se acostó sobre él, sin dejarlo escapar, ni respirar.
YoonGi reía en silencio, al llegar había volteado para quedar de espaldas a la cama y aprovechando que JiMin estaba distraído abrazándolo, tuvo la maravillosa de aplastarlo.
—¡Jesús, por qué demonios eres tan pesado! —lloriqueó, tratando de sacarse al alfa de encima—, ¡Quítate, quítate!
—Ay ya, que llorón —se burló, volteando hasta quedar boca abajo, entre las piernas del omega—. Ah, pero así no te quejas ¿Verdad? —siguió, riendo aún más por el sonrojo del rubio.
—No eres gracioso —murmuró Park, frunciendo la nariz.
—Ni iris griciisi —imitó, mordiendo después la mejilla derecha del menor.
—Mhm, ¿Ahora eres caníbal? —molestó, dramático.
YoonGi lo miró extrañado, siguiéndole el juego segundos después. El alfa continuó mordiendo sin fuerza sus mejillas, sacando risas y sobreactuados quejidos del menor hasta llegar al cuello de este.
«Oh, espera. Eso se siente bien»
Aunque quisiera, no pudo mantener su papel de víctima devorada. Olvidó el juego apenas sintió la boca ajena explorando su cuello, dejando pequeñas marcas hasta acercarse a su glándula aromática.
JiMin se mantuvo expectante a lo que haría el mayor, reprimiendo un gemido cuando este mordisqueó la zona.
«Y se supone que quería dormir»
—Uh... Y-Yoonie —llamó, sin tener respuesta pues la lengua del alfa se hallaba ocupada lamiendo la unión de su cuello y hombro.
Aquello estaba siendo más placentero de lo que debería, mordió su labio con fuerza cuando sintió la mano del pelirrojo apretar su cintura.
—Minnie... —susurró a los segundos, alejándose para observar los bonitos ojos del omega.
JiMin tragó saliva lentamente, notando las pupilas del mayor agrandarse.
—¿Yoon? —preguntó, volviendo a morder su labio de forma inconsciente.
La piel de JiMin ardió al sentir los ébanos ojos examinando cada rincón de su cuerpo, pasando saliva al compararse con un animal a punto de ser cazado. Su omega interior comenzaba a impacientarse, soltando un aroma más dulzón de lo normal para atraer al alfa. YoonGi gruñó, salivando en demasía mientras la fragancia del omega se expandía por toda la habitación, invadiendo sus fosas nasales de manera deliciosa.
—Bebé... —y todo rastro de seducción se vió opacado por la timidez que lo rodeó.
—Dilo, Yoon, sin miedo al éxito —alentó el rubio, tratando de guiñarle, terminando por cerrar ambos ojos. YoonGi rió, pasando saliva antes de hablar.
—Quiero... quiero comerte, JiMin ¿Puedo? —preguntó, sorprendiendo al omega.
—Tú, yo... ¡Claro, sí, cómeme! —accedió, jadeando cuando YoonGi tomó y succionó su labio inferior, inclinándose aún más sobre su cuerpo.
A diferencia de sus anteriores besos, este fue más pasional, más ardiente, sus lenguas se unieron rápidamente, enredándose y degustando cada parte de la boca ajena. El omega intentó tomar el control de la situación, sorprendiéndose cuando no pudo, YoonGi lamió y mordió su labio inferior, dejándolo aún más rojizo. JiMin chilló cuando el alfa metió su mano dentro de su ropa, tocando la piel de su espalda con su helada palma.
En un acto reflejo arqueó su espalda ante el frío contraste, chocando su pecho con el del mayor. YoonGi aprovechó eso para mover su mano sobre su piel, pasando las yemas por los hoyuelos en su espalda baja hasta rozar su ropa interior.
—Y-yoon... —gimoteó sobre la pequeña boca, sintiendo al alfa apretarlo contra las mantas y tocando su nivea piel con, a diferencia de los besos, mucho cuidado—. Esp-espera... —pidió.
«Mhm, como que la ropa estorba»
—¿Qué pasa? ¿No te gusta? ¿Te duele algo? ¿Te estoy aplastando? —preguntó alejándose, dejando de apretar su cintura y tocar su espalda.
YoonGi lo observó preocupado, tratando de quitarse de encima, sin poder hacerlo cuando las largas piernas del menor envolvieron su cintura.
—No, no. Yoon, estoy bien ¿Sí? —respondió tranquilo—. Solo... ¿Vamos de a poco, sí? No hay prisa.
—Oh, sí. Lo siento —dijo apenado, tratando de esquivar la mirada del omega.
—Ya, no pasa nada —murmuró con suavidad—, solo vayamos con calma ¿Está bien?
—Sí, sí... Dios perdón, bebé —repitió.
—Está bien, Yoonie.
—Bien... —el pelirrojo mordió su labio inferior, desviando la mirada.
—¿Qué sucede, Yoon? —preguntó curioso, posando su mano sobre el cachete del alfa.
—Antes... L-lo que dijiste sobre hacer algo, uhm, lo de... Ya sabes —balbuceó, sin poder decirlo.
—¿Lo de...?
—Cuan-cuando dijiste que querías hacer algo, uhm.
—¿Quieres tocarme? —preguntó, sonriendo cuando el alfa asintió—, ¿Y qué más? Cuéntame, amor —pidió, acomodándose mejor.
—Quiero t-tocarte y... Joder —el menor carcajeó.
—¿Quieres joder? Wow, más despacio velocista —bromeó, riendo al ver cómo los ojos del mayor se abrían y negaba efusivamente—. Solo dilo, Yoon. ¡Dilo de una vez, con fuerza!
—¡Quiero besarte! —gritó, cerrando los ojos.
—¿¡En dónde!?
—¡E-en todos lados! ¡En la boca, en el cuello, en tus pezones, no lo sé! —respondió.
—¡Pues hazlo!
—¡Pues quítate la ropa!
—¡Hazlo tú!
—¡Bien! —exclamó, abriendo los ojos para encontrarse con los orbes cafés del menor.
—He de admitir que tus palabras, me calentaron —sinceró el omega, mordiendo su labio inferior—. Pues, adelante. Min YoonGi, quiero que me desnudes.
El pelirrojo asintió varias veces nervioso y emocionado, besando con rapidez los rojizos labios antes de sacar la camiseta del rubio con cuidado, repitiendo el mismo proceso con los pantalones y la ropa interior mientras el omega se dejaba llevar.
Una vez terminó de sacar las prendas se quedó parado frente a la cama, admirando el increíble cuerpo del rubio, volviendo su boca un río cuando este abrió las piernas, incitando a que lo toque.
—¿Te gusta la vista? —preguntó un sonrojado JiMin, un poco tímido por estar tan expuesto ante su novio y que su brillante mirada se encuentre apreciando su cuerpo con tanta devoción.
YoonGi asintió embobado antes de inclinarse entre las piernas del menor, inhalando el adictivo aroma a lubricante, queriendo enterrar su cabeza allí. Pero antes de siquiera intentarlo, las puertas del paraíso se cerraron.
—¡Oye! —se quejó JiMin, sabiendo lo que el mayor quería hacer. Recibió un gruñido como respuesta —. A mi no me gruñas, lobo estúpido —insultó, sentándose sobre las mantas.
—¡Pero Minnie! —refunfuñó, observando al omega con el ceño fruncido.
—¿Es en serio, Min? ¿Un berrinche porque no dejé que me comas el culo? Madura —giró, los ojos, colocándose sobre sus rodillas frente a YoonGi.
—¡Eso no-! —el menor lo interrumpió quitándole la camiseta que llevaba, tirando a algún lugar del cuarto.
—Shh, ahora recuéstate —ordenó, levantándose del inmueble, el alfa lo seguía con la mirada, pasando saliva a cada momento—. Vaya, en serio te gusta lo que ves —repitió, complacido con las miradas nada sutiles del pálido.
Antes de que YoonGi pudiera formular una respuesta, fue empujado, quedando de espaldas contra las mantas mientras JiMin le quitaba las prendas inferiores, silvando al ver su cuerpo desnudo.
—Bueno... La idea de cojer no me parece tan apresurada ahora —habló, antes de pasar la lengua por sus labios, saboreandosé ante la excelente vista; el torso del mayor, ancho y apenas marcado, siguiendo por su velluda pelvis y su semi erecto pene, finalizando en las fuertes y blanquecinas piernas.
Si bien ya lo había visto desnudo de la cintura para abajo, nunca se tomó el tiempo de apreciar el espectacular cuerpo del alfa.
JiMin jamás diría en voz alta que se imaginó a YoonGi sosteniéndolo con fuerza mientras follaban como salvajes contra el ventanal de la habitación, no, jamás.
—¿De qué hablas? —la voz de YoonGi sonaba nerviosa.
—Bueno, como que ahora lo único que pienso es usar tu verga como trampolín. Ya sabes, saltar encima una y otra vez —aclaró, subiéndose otra vez a la cama para observar el rostro del mayor.
—¡JiMin! —se quejó, cubriéndose con vergüenza.
—Ay, por favor YoonGi. Apenas abrí las piernas sacaste la lengua como un perro para chuparme todo, no te hagas el tímido ahora —reclamó, risueño.
—¡No digas esas cosas! —reprendió alterado, sentándose junto al menor.
—Bueno, bueno —giró los ojos—, ¿Te puedo masturbar? —preguntó, observando fijo al pálido en busca de una respuesta.
Después de unos segundos YoonGi asintió, el omega sonrió y se acercó a la boca del mayor, besándolo con suavidad mientras su mano derecha buscaba la gorda erección, comenzando a subir y bajar, desde la base hasta los testículos, lugar en donde apretaba mientras su dedo medio tocaba el perineo, dando toques exactos al lugar que hacían al alfa gemir alto.
—Mhm, JiMin, JiMin —jadeaba, tratando de devolver el beso con lengua sin éxito, concentrando su atención a la mano del menor tocando lugares que no creía se sentirían tan bien.
La mano izquierda del omega se paseaba por el vientre del mayor, debajo de su ombligo y en el comienzo de su pelvis, enviando corrientes eléctricas al rojizo miembro del alfa, quién tuvo que colocar sus manos sobre el colchón para estabilizarse. Continuó jadeando cuando JiMin bajó los besos por la mandíbula del mayor, dejando pequeñas marcas rojizas que formaron un camino hasta el cuello del pálido, lugar que el omega marcó de su propiedad al llegar a la manzana de Adán, decorando la zona con un gran chupón mientras sentía como YoonGi pasaba saliva y su garganta vibraba por los gemidos.
Su mano aún masajeaba la dura verga del alfa, apretando el falo y tanteando el glande mientras el líquido preseminal se esparcía por sus dedos y por la longitud del pelirrojo. La piel de YoonGi se hallaba brillosa de sudor, pegando mechones a su frente y luciendo condenadamente sexi a ojos de JiMin, quién se había alejado para apreciar la obra de arte sobre el pecho del mayor mientras llevaba dos dedos empapados de presemen a sus labios, probando y degustando el espeso líquido.
—¿Te puedo comer? —preguntó con voz melosa, acariciando la hinchada extensión con más rapidez gracias a la lubricación del presemen, sus ojos contemplando la acuosa mirada de YoonGi, sintiendo su cuerpo arder cuando este no podía contestar debido a los quebrados gemidos que salían sin control.
—Y-yo debería comer-comerte a ti —respondió, tirando su cabeza hacia atrás cuando sintió que estaba cerca.
—Mhm, hazlo después de venirte en mi boca —propuso, colocándose entre las pálidas piernas antes de acercarse a besar los muslos del alfa, jadeando con excitación al ser golpeado por la intensidad de aromas en aquel lugar.
—Mierda —gruñó YoonGi, sintiendo la larga lengua recorrer la parte interna de sus muslos hasta llegar a sus bolas, lugar donde el omega chupó y dió lengüetazos, provocando fuertes gruñidos por parte del alfa.
Como si de una paleta se tratase, JiMin lamió toda la longitud hasta llegar a la base, metiendo el caliente glande en su boca, moviendo la lengua en forma de círculos y tomando cada gota del líquido preseminal. Sintió los dedos del mayor enredándose en sus rubios mechones, cosa que calentó al omega, ocasionando que meta lo más que podía en su boca, ahuecando las mejillas, notando que YoonGi movía las caderas al mismo tiempo que él, embistiendo hasta que el glande tocaba su garganta.
Básicamente le estaba follando la boca.
El movimiento del alfa comenzó a volverse errático, rozando la desesperación al estar a nada del clímax.
—¡Dios! ¡JiMin! —YoonGi se vino dentro del menor cuando este intentó hablar, haciendo que su garganta vibre contra la erección y varios mililitros de semen rellenen sus mejillas—. Ah, mierda —jadeó, soltando los claros mechones y recostando su torso, intentando regular su respiración.
El omega, por otro lado, sacó con cuidado el pene de su boca, tragando la esencia del pelirrojo. Sentía un ligero dolor en su garganta, debido a las arcadas que tuvo cuando YoonGi se movió con fuerza en su boca y golpeó varias veces la parte blanda de su paladar.
¿Se arrepentía? No, ¿Quería repetirlo? Sí, pero antes debería tomarse un té con miel.
—¿Minnie? —llamó YoonGi, observando al menor aún de rodillas entre sus piernas—, ¿Estás bien, amor? —la preocupación se reflejaba en su voz.
—Sí —susurró antes de carraspear, sonriendo antes de arrojarse sobre el cuerpo del alfa—, ¿Y tú, te gustó?
—Uh, sí —contestó, abrazando la cintura del rubio—. Si no me hubiese gustado no me habría venido en tu boca —dijo obvio, aún con preocupación—. JiMin, en serio ¿Estás bien? ¿Te lastimé o algo? —insistió.
—Estoy bien, Yoonie —aseguró, antes de besar la nariz de su novio y acomodar su barbilla sobre el pecho del mencionado—. Me duele un poco la garganta, pero-
—¡Dios, Park JiMin! —reprochó, acariciando la suave mejilla del menor.
—Ya~, no te enojes, Gigi —puchereó—. Luego me sermoneas, ¿Sí? Ahora quiero que me des besitos —pidió, haciéndole ojitos al pelirrojo.
—¿Besitos? ¿En donde quieres que te dé besitos? —preguntó, acariciando la desnuda piel del menor con la yema de sus dedos, recorriendo le la espalda hasta la curvatura del pomposo trasero, ida y vuelta.
—Uhm, bueno... —fingió pensar—, en todas partes —respondió, comenzando a mencionar los lugares—, en el rostro, en el cuello, en mi pecho, en mis pezones, mi vientre, mis caderas, mi cintura, mis musl- ¡Ah!
Jadeó en sorpresa cuando YoonGi los volteó, cambiando de posiciones.
—¿En todas partes?
—En todas partes, y si es con lengua mejor —agregó, suspirando al sentir los besos en su vientre.
Era una zona realmente íntima para los omegas, sin embargo JiMin sentía tan correcto el tacto de YoonGi en aquel lugar, lo único que inundaba su mente era gusto y calidez, sabiendo que el alfa tomaba cada porción de piel con sumo cuidado, consciente del lugar en donde se hallaba, dejando múltiples beso y pesadas lamidas, sobre todo al rededor de su ombligo, zona que lo hacía ver estrellas.
—¿Se siente bien? —ronroneó el mayor, complacido al oír una afirmación.
Comenzó a subir con lentitud, recorriendo con su boca la cintura de JiMin, tomando con sus grandes manos las caderas del omega mientras se acomodaba entre las piernas de este, sin dejar de besar la cálida piel hasta llegar al pecho del rubio, percibiendo los latidos de su corazón. Continuó dando besos por cada lugar, rodeando los sensibles pezones sin tocarlos por completo, haciendo al omega suspirar.
Llevó sus labios hasta las clavículas, dejando lamidas que se acercaban a la fuente aromática del menor, deleitándose del adictivo aroma mientras lamía cada rincón. Dejó un par de besos antes de invadir la sensible piel del suave cuello con mordidas, decorando la perfumada zona con marcas rosadas que oscurecerian con el tiempo.
—Mhm, Dios... YoonGi —murmuraba entre jadeos, buscando los labios del pálido antes de unirlos, besándolo con avidez.
Intercambian besos, dejándose llevar hasta que el alfa se encarga de la situación, llevándolos a un beso lento y profundo, lánguido y tan duradero que no parecía tener fin, ninguno quería ponerle fin. El omega accede a cada movimiento, encantado con la manera en la que YoonGi abarca su cavidad bucal con su ancha lengua, manteniéndolo en el cielo, adorando cuando las venosas manos se unen con fogosidad y armonizan a la perfección moldeando su cintura y tanteando la maravillosa curvatura en su trasero.
El pálido abandona sus labios con un sensual chasquido, besando la línea de su mandíbula antes de volver a bajar y apreciar la goteante erección, tomándola con su mano mientras su boca exploraba la tierna piel. Su boca succionó una porción de la blanda carne, ocasionando que la aguda voz del menor se rompa en un quebrado gemido, repitió aquello tantas veces como fue posible, hasta llegar al húmedo lugar que moría por probar.
Observó al menor una vez más, asegurándose que se encontraba bien y a gusto antes de proseguir.
Acercó su rostro al estrecho agujero, deleitándose al inhalar el gustoso aroma, notó que el rubio abrió las piernas aún más, jadeando al sentir la respiración del alfa sobre su mojada entrada.
YoonGi comenzó besando el sensible esfínter, tomándose su tiempo para oír los dulces gemidos de JiMin, decidiendo dar la primer lamida, saboreando también parte del lubricante.
—Oh... Yoon, Yoon... Sí, sigue —pidió el omega, abriéndose más y arqueando las espalda, soltando un fuerte gemido cuando la pesada lengua invadió su agujero, presionando para ingresar y volviendo sus piernas gelatina—, ¡Por favor, sí, sí YoonGi! ¡Ah, ah! —gimió agudo, lloriqueando cuando el húmedo músculo ingresó en su estrecha cavidad.
El alfa movió su lengua de arriba hacia abajo, estirando el interior de JiMin mientras este pedía más y más. Su mano izquierda se encontraba presionando el perineo, masajeando el lugar y volviendo al omega un desvarío de jadeos y gemidos. El rubio buscaba aferrarse a algo, tomando las mantas con fuerza al no saber cómo lidiar con el placer que arremetía contra su cuerpo.
YoonGi hundía cada vez más su rostro contra el apretado ano, dilatando la zona mientras su lengua tomaba cada gota del dulce y adictivo lubricante, escuchando fuerte y claro los balbuceos de su novio, encantado con su quebradiza voz que lo incitaba a continuar con sus profundos movimientos.
El sudor comenzaba a brillar sobre la tersa piel, avisando que el omega estaba al borde del paraíso. JiMin trató de modular alguna frase, soltando incoherencias al sentir como dos dedos invadía su angosto canal, entrando hasta llegar a los nudillos del alfa.
Lágrimas comenzaron a escapar, siendo muestra del delirante éxtasis al que era sometido, gimiendo en alto cuando los dedos y lengua del pálido comenzaron a embestir su entrada, buscando con esmero aquel punto que lo llevaría al paraíso una y otra vez, encontrándolo con facilidad.
—¡YoonGi! Carajo... —gritó, manchando su abdomen y la cama con su esencia, gimiendo bajo cuando su novio sacó su lengua y dedos de su esfínter, abrazándolo mientras trataba de regular su respiración—, Yoonie... —llamó, escondiéndose en el pecho del mayor.
—Bebé... —el pelirrojo besó la sudada frente, apretando al rubio contra su cuerpo—, ¿Estuvo bien? —preguntó, buscando con la mirada la caja de paños para limpiar al omega.
—Mhm —asintió—. Estuvo perfecto, amor —contestó, besando el pecho del mayor.
Soltó un quejido cuando el mencionado se alejó durante unos segundos, en busca de las toallitas húmedas. Apenas las encontró, limpió a JiMin con delicadeza, tapando a ambos con una de las tantas mantas después.
—Yoon —llamó, sosteniendo la mejilla del pálido—, te amo —musitó, sus cachetes tintados de un suave rosa.
—Te amo más —respondió al instante, acercándose hasta rozar sus narices.
JiMin suspiró enamorado antes de acomodarse cerca de Min, frotando su nariz en la perfumada zona. Un cómodo silencio los invadió por largos minutos, relajando al rubio, queriendo hablar, sin poder hacerlo cuando un ronquido lo interrumpió.
«Bueno, al final sí durmió.»
eh, hola 👉🏻👈🏻
Se acuerdan que dije que mi inspiración había vuelto? jaja bueno... Mentí 🤪
Pero ey, ahora fueron 3 meses, algo es algo
Aviso que avisa que ni siquiera empecé a escribir el siguiente capítulo porque esta historia me tiene bloqueada intensamente. así que yo espero volver en septiembre u octubre (tengo ideas para otras cosas así que mi focus va a estar en otra parte)
Y eso es todo gente, voten, comenten, síganme si no lo hacen. Nos vemos cuando nos veamos.
Besitos, besitos, chau, chau
bae
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