quatre
—¡Odio estudiar! —gritó TaeHyung apenas ingreso al departamento de su amigo, los demás ya se encontraban allí, almorzando a excepción de dos personas.
Ninguno allí presente formuló palabra alguna, pues sabían que el moreno apenas empezaba a quejarse.
—Tengo seis ¡Seis! Exámenes seguidos la próxima semana ¡Seis! —comentó, lloriqueando mientras tomaba los palillos y comía una porción de tteokkbokki que robó de su novio—, ¡Delicioso y picante! —exclamó con la boca llena, tomando otra porción de la comida.
JungKook lo miraba indignado, el resto solo sonrío ante la expresión del menor.
—Tú también eres delicioso y picante, bebé —halagó el bicolor guiñando, logrando que el rostro de Jeon quede igual que su cabello.
—Si tienes que estudiar, ¿Por qué viniste? —preguntó confundido NamJoon.
—Quería darme un respiro, lo único que vi en la semana fueron libros, hojas e información que no me interesa pero ahora ya sé —explicó tomando una porción de arroz con kimchi—. Además, es la primera vez que los veo después de ocho días y así me reciben. Ni un "Hola, Tae ¿Cómo te fue?" Nada —agregó quejándose.
—¡Hola, TaeTae. Espero que hayas estudiado mucho así te graduas con honores! —habló JiMin apenas abriendo la puerta de su apartamento, tirándose sobre el beta cuando lo divisó, abrazándolo y desordenado su cabello.
—¡Jiminnie! —saludó correspondiendo el abrazo—. Que asco, apestas a YoonGi —murmuró, logrando que el rubio tenga las mejillas sonrojadas y dé un golpe en el brazo del más alto.
—Eso tiene explicación lógica, fue con YoonGi a comprar las bebidas y tardaron media hora, cuando la tienda de convivencia está a dos calles de aquí —reveló SeokJin, a nada de terminar el ramen frente a él.
—¡Oye! —exclamó el pelirrojo, dejando las botellas de soda encima de la mesa—. No puedes hacer reclamos después de lo que sucedió la semana pasada —advirtió el pálido señalando a Jin.
—Tienes razón, no diré más —reconoció mirándolo con ojos entrecerrados ante el vergonzoso recuerdo.
HoSeok, quien se mantenía al tanto de la misteriosa conversación, recibió un mensaje que lo distrajo. Una vez terminó de leer el mismo, sonrío tan grande que podría competir contra el sol y sencillamente ganarle.
—¿Qué pasa, Hope? —Gguk fue el primero en notar la deslumbrante sonrisa del castaño.
—¡Nos invitaron a una fiesta! —anunció, recibiendo atención de los seis restantes.
—¡Sí! ¡Al fin! —el Kim omega hizo un raro baile mientras robaba porciones de gimbap que pertenecían a su pareja.
—¿Quién nos invitó? —preguntó YoonGi luego de beber un poco de limonada.
—MiYeon, es una chica de tercer año. Hablé en varias ocasiones con ella y es simpática —respondió JiMin mirando el teléfono de su amigo, pues se encontraba sentado junto a Jung y en frente del mayor.
—Yo también, una vez me prestó dinero para comprar leche de plátano —mencionó el de mechones cereza.
—La fiesta comienza a las diez y la temática es neón, todos debemos ir vestidos completamente de blanco y en el lugar nos darán pintura, maquillaje, polvo y demás cosas para jugar y hacer tonterías —explicó el omega castaño leyendo en su celular—. A la una de la mañana se encienden las luces ultravioletas, y a las seis acaba la fiesta —terminó de relatar, mirando luego a sus amigos.
—Ya quiero estar ahí —dijo TaeHyung emocionado, pensando en las prendas blancas que tenía.
—Cinco horas solo viendo figuras neón, suena interesante —comentó YoonGi dando un vistazo al rubio ceniza, intentando pensar sanamente. Cosa que no logró cuando este le sonrió ladino.
Luego de discutir a qué hora irían todos y si se quedarían en casa de alguno, continuaron su almuerzo. Esperando ansiosos la fiesta que se haría horas después.
¿Qué es lo peor que podría pasar?
—¿Y qué tal este? —modeló el omega frente a ambas personas—, ¿Les gusta? —preguntó girando en su lugar, logrando que los chicos frente a él vean en todos los ángulos la ropa que traía.
—Se te ve bien, aunque el anterior era más ajustado —opinó HoSeok, cruzando las piernas y sosteniendo su rostro entre sus dedos índice y pulgar—. Esa camisa va perfecta, pero el pantalón anterior resaltaba más tus curvas.
JiMin asintió ante las palabras de su mejor amigo y tomó nota mentalmente, mirando después a su novio.
—¿Qué opinas, Yoon? —el tono de su voz automáticamente fue más dulce y tierno, esperando la aprobación del alfa.
—Cualquier cosa que te pongas va a quedarte de maravilla, amor —dijo, apretando levemente las piernas en el asiento—. Aunque opino igual que Hobi, el anterior era más... Lindo —susurró con mejillas un poco ruborizadas.
JiMin aguantó la sonrisa que quería escapar de sus labios, él sabía que a YoonGi le gustaba como se veía aquel pantalón blanco en su cuerpo, pues cuando lo usaba el alfa perdía cierta timidez y se animaba a tocarlo sutilmente.
El rubio asintió una vez más y caminó de regreso a su cuarto, cambiándose y apartando la ropa que usaría en unas horas.
—Sabes que puedes decir que JiMin se ve caliente sin intención de ser un perverso, ¿Verdad? —murmuró el castaño mientras jugaba en su celular.
—¿Qué?
—A ti te gusta como le queda aquella prenda ¿No? Se le ve de puta madre y además resalta su cadera y su trasero, es la verdad. Y no hay nada de malo en decirlo —aclaró, dando en el blanco cuando el pelirrojo abrió sus ojos de más.
Cuando YoonGi iba a responder JiMin apareció nuevamente en la pequeña sala de estar, utilizando ahora un pijama de gatitos que le había obsequiado el mayor. El rubio se tiró sin miramientos sobre el regazo del alfa, siendo atrapado por este de inmediato para impedir que se lastime o algo por el estilo.
—Hobi, ¿Tú irás a la fiesta en el auto de Kook o con nosotros? —preguntó, acomodándose sobre el pálido como si este fuera el propio sofá.
—No lo sé, me da igual la verdad. Con tal de que me lleven, soy feliz —sinceró, sonriendo y marcando sus hoyuelos al final—. De todas maneras, debemos encontrarnos en la tienda que está a dos cuadras ¿No? —la pareja asintió, luego Jung se despidió temporalmente de ellos ya que debía ir a su ensayo.
—Nos vemos luego, Hobi —saludó Park sonriente, luego cerró la puerta y se encaminó a la cocina del lugar, abrió la nevera y buscó por todas partes su jugo de kiwi, sin obtener resultado alguno.
«Estúpido Kim TaeHyung» maldijo en sus pensamientos.
—Yoon, voy a estudiar en el cuarto ¿Bien? —avisó colocando agua en la cafetera.
Bebería un café o seguramente se dormiría en lugar de estudiar.
—Está bien, bebé —murmuró el pelirrojo entrando en la cocina, besó los claros rizos de JiMin para después tomar otra taza y prepararse el clásico americano—. Probablemente me duerma en el sofá, hoy es mi último día de vagancia —se lamentó.
—¿En serio vas a ir al gimnasio con JungKook? —preguntó incrédulo, buscando el azúcar—. No aguantarás ni un día, amor —se burló, sonriendo gracioso.
—Sí aguantaré, y seré el alfa más fuerte de la ciudad —dijo caprichoso—. Aunque deberás darme un masaje después porque me dolerá todo —reconoció abriendo la nevera, sacando de ahí la caja de leche y pasándosela al omega.
—De todas formas no entiendo la necesidad de que vayas ahí, eres bastante fuerte por naturaleza —recordó, volteando para mirar al mayor de frente.
—Ya lo sé, pero no me importa. Igual voy a ir y tendré más músculos que JungKook —se mofó, sacando la lengua como niño pequeño.
JiMin rió negando con la cabeza.
—Podrías hacer otras cosas con esa lengua —comentó coqueto, pasando su propia lengua por el labio inferior, sonrojando al alfa.
—¡Park JiMin! —exclamó yendo por el omega, quién huyó apenas se percató de las intensiones del pálido.
Estaba a punto de llegar al cuarto y encerrarse, pero soltó un pequeño gritó apenas sintió como los largos brazos de Min atraparon su cintura, levantándolo y llevándolo a la cama—. Eres muy atrevido, Omega —le dijo, tirando al rubio en el inmueble.
—Gracias, es un don —murmuró observando al pelirrojo desde abajo, no tuvo que esperar mucho para sentir los delgados labios chocar contra los suyos, ambos sonrieron en medio del beso y lo profundizaron, ladeando sus rostros.
—Te amo —susurró sobre la boca ajena, sacando una sonrisa por parte del menor—. Mucho —besó la pequeña nariz de JiMin-, mucho, mucho —besó ambas mejillas—, mucho —besó cada parte del delicado rostro del rubio a medida que decía aquella palabra.
—Te amo más —compitió, dejando un beso sobre la barbilla del pálido, abrazando el cuello de este para impedir que se aleje
—Te amo mucho más —dijo nuevamente, dando besos desde el hombro del rubio hasta su oreja, provocando que pequeñas risitas salgan de los rellenos labios de JiMin. El alfa se alejó unos centímetros después, dispuesto a contemplar la belleza de su precioso novio.
Ambos se observaron, durante segundos tan largos que parecieron una eternidad, sus ojos brillaron con amor y no hicieron falta las palabras, pues sus miradas decían más que suficiente sin necesidad de hablar.
Volvieron a unir sus labios, jugando y dando caricias mutuas que duraron el tiempo que creyeron necesario, envolviéndose en su propia burbuja que nadie fue capaz de reventar.
Definitivamente matarían a Jin.
Todos se encontraban frente a la tienda, incluso los tres menores se compraron un ramen y los compartían entre ellos mientras esperaban al mayor del grupo, quién se excusó por mensajes diciendo que había olvidado el horario. Debían encontrarse a las diez y media y ya eran las once con quince minutos, aún no había rastros de Kim SeokJin.
—Siempre creí que el que más tardaba era JiMin —habló JungKook, recibiendo una mirada de odio por parte del primer mencionado—. Pero SeokJin acaba de romper un nuevo récord —musitó, mirando la hora en su celular.
—A las doce y media cierran las puertas y ya no nos dejaran entrar —recordó Jung—. El viaje hasta el lugar es de media hora, así que ve a buscar a tu novio o nos iremos sin él —advirtió mirando a NamJoon, quién mandaba mensajes y llamaba al rubio pero no obtenía respuesta.
—¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! —gritó un chico a lo lejos, el grupo de amigos volteó para ver al loco que llamaba la atención de los extraños.
Y sí, era Jin, venía corriendo y parecía un malvavisco.
—¿Qué traes puesto? —JiMin miró el conjunto que traía su amigo, el cual constaba de un buzo ancho color blanco y pantalones de algodón del mismo color.
—Fueron las únicas cosas que podían abrigarme, el resto era camisas y un short —explicó, tomando un momento para respirar pues había salido de su casa corriendo.
Con suerte se había acordado de agarrar su teléfono, llaves y algo de dinero.
—Hope, ¿Cómo vamos a entrar? —preguntó YoonGi, abrazando a JiMin por detrás.
—MiYeon dijo que simplemente debía mostrar la invitación que me mandó por mensaje al guardia y ya está —comenzó—, en la invitación están sus nombres así que no debería ocurrir ningún inconveniente —terminó de explicar, los demás asintieron entendiendo.
Luego de unos minutos, los mayores subieron al auto de YoonGi —porque sí, tenía uno, aunque lo usaba relativamente poco— mientras que los tres menores se fueron en el automóvil de los padres de TaeHyung, JungKook era el que mejor conducía, a pesar de tener impulsos de Toretto.
Llegaron al lugar a las doce menos diez, estacionaron a varias calles de la fiesta pero aún así ya podían ver luces de colores y sentir el vibrar de la música bajo sus pies. Ingresaron con facilidad, sólo bastó con mostrar el mensaje de la cumpleañera para que los dejaran entrar.
Una vez dentro, visualizaron varias mesas con todo tipo de accesorios neón, lugar en donde estaban la mayor parte de los invitados, eligiendo cosas para pintarse o mancharse a la hora de que enciendan las luces ultravioleta.
Primero fueron en busca de la cumpleañera, para saludarla y darle el obsequio que entre todos le compraron a duras penas.
Cuando la encontraron, ésta les ofreció una pequeña mesa rodeada de sillones, les indicó donde estaban los baños y el barman, diciéndoles que todo era gratis. Los chicos agradecieron y la omega les dedicó una simpática sonrisa.
—¡Voy a ir por bebidas, ¿Les traigo algo?! —exclamó HoSeok, todos hicieron su pedido y JiMin lo ayudó a traer cada trago.
—¿Deberíamos apostar por quién se emborracha primero? —preguntó NamJoon, sosteniendo la cintura de su omega con una mano y teniendo un vaso de bloody Mary en la otra.
—Yo creo que deberíamos apostar por quién hace el mayor ridículo —propuso JiMin, bebiendo su apple martini.
—Apuesto por HoSeok, es el primer borracho y seguramente hará alguna estupidez —inició YoonGi, dándole un trago a su martini sucio.
—No, seguro es JungKook. Cuando se aburre empieza a hacer tonterías o se escabulle en alguna parte —mencionó el Kim menor, tomando simplemente soda pues aún no quería beber alcohol—. Es como un niño pequeño.
—Lastimas mi ego, bebé —le dijo Jeon, con una mano en su pecho, TaeHyung rodó los ojos pero besó la mejilla del menor.
—Para mí va a ser Jin, cuando toma confianza enloquece —opinó el rubio ceniza, colocando la copa sobre la mesa frente a ellos.
—Yo diría NamJoon, puede parecer aburrido pero cuando se sale de control rompe cosas inconcientemente —recordó el omega del anterior nombrado, causando que las mejillas del alfa se ruboricen de vergüenza.
Continuaron hablando y bebiendo a medida que la esperada hora llegaba, cuando faltaban veinte minutos caminaron hasta la mesa con los productos fosforescentes. JungKook fue el primero en llegar, agarrando una botella color amarillo y varios paquetes de polvos fluorescentes. JiMin y TaeHyung pintaron sus labios de rosa y verde neón, también atacaron a Jin con el maquillaje mientras que YoonGi, NamJoon y HoSeok tomaban pinturas y escribían en la ropa del otro.
—¿Cómo me veo? —preguntó JiMin acercándose al pálido, tenía un perfecto delineado color blanco —obra del Kim rubio— y labios brillantes en un leve tono rosado que se vería más intenso bajo la luz negra.
—Precioso —murmuró YoonGi, atrapando la cintura del menor y manchando la nariz de este con pintura verde.
—¡Hey! —se quejó, tomando el delineador y obligando a que el alfa se quede quieto. Minutos después su blanquecino rostro tenía bigotes de gatito y un corazón en la nariz—. Venganza —musitó después de fotografiar a su novio, el mayor rodó los ojos sonriendo, acercándose al menor para besar sus labios.
—Chicos, ¿Han visto a JungKook? —TaeHyung apareció para interrumpir el beso, luciendo similar al omega pero en tonos verdes y amarillos. La pareja negó, buscando con la mirada al beta de cabello cereza.
Minutos después las luces de colores se apagaron, el volumen de la música acompañada de la inconciente emoción de los invitados aumentó. Y justo cuando la canción llego a su apogeo, las luces ultravioleta se encendieron y hubo una explosión de polvos neón, dándole un toque más divertido a la fiesta.
Los labios de NamJoon ya se encontraban neón, pero no porque su pareja los haya besado. Sino porque Jung le tiró pintura apenas la verdadera fiesta dió inicio, dejando la barbilla y labios de Kim en tonos naranjo.
El alfa lo miró sin expresión, provocando carcajadas en Hobi, luego el peligris se fue en busca de su novio, quien estaba tirando pintura fluorescente a cualquiera que pase.
JiMin se encontraba riendo ante la tierna imagen del mayor, pues lo único que resaltaba en su rostro eran los bigotes de gatito y un beso en su mejilla, obra del omega.
Sus ropas también brillaban, incluso si no tenían algún accesorio fosforescente.
YoonGi apagó la risa del omega al morder su esponjoso cachete, sorprendiendo al rubio. Y antes de que pueda decir algo el pelirrojo besó los labios del menor, abrazándolo por la cintura a la vez que realizaba la acción.
El roce duró lo suficiente como para que el alfa tenga una mancha rosa en la boca apenas se alejó.
—Te queda bien ese color —halagó sonriendo, volviendo a besar a su novio segundos después.
Unas exagerada la risas llamaron la atención de ambos, por lo cuál abrieron un ojo en medio del beso para ver qué sucedía.
El rubio no aguantó y se rió sobre la boca del pálido, largando carcajadas al ver tal escena.
JungKook apareció con calzones amarillo neón y todo el torso escrito con estupideces.
—Esto no tiene desperdicio —dijo YoonGi, sacando su celular y sacando fotos, igual que la mayoría.
«Nuevo ícono de grupo, desbloqueado.»
—¿Estas hermosas chicas conocen Saskatchewan? —habló citando una película, llegando hasta su grupo de amigos con una sonrisa ladeada y su ceja izquierda en alto, colocando las manos sobre su cintura.
—Por eso te amo —murmuró TaeHyung riendo mientras besaba la mejilla de Jeon, el resto asintió a lo dicho por el bicolor.
Varias personas se tomaron fotos con el beta, haciendo poses ridículas y grabando videos que posteriormente subirían a redes sociales.
Habían pasado unas cuantas horas de la madrugada, algunos estaban en la barra aprovechando el alcohol gratis —como era el caso de HoSeok—, otros estaban hablando tranquilamente en el área de descanso, lugar donde estaban los sofás. La mayoría se encontraba bailando, moviendo sus cuerpos de un lado a otro sin importar chocar contra otras personas. Algunas parejas estaban en la parte más oscura, besándose con pasión. También estaba el grupo de los fumadores, junto a las ventanas. Entre estos últimos se encontraban SeokJin y NamJoon, besándose y compartiendo un cigarro de marihuana.
Obviamente no hacían ambas cosas al mismo tiempo, aunque ganas de probar no faltaban.
JungKook y TaeHyung se encontraban jugando con la decoración, dibujando se estupideces y fotografiando las mismas, enviándolas después al grupo que tenían los siete.
En un determinado momento, la cumpleañera le pidió al DJ un específico género musical; reguetón.
Todos allí comenzaron a gritar, moviéndose e intentando perrear, claro que el alcohol en sus sistemas no permitía que lo hagan bien.
Jin hizo su fallido intento de twerk para NamJoon, riéndose a carcajadas a la mitad y sin poder respirar de la risa cuando vió el rostro confundido del alfa.
El que sí quedó sorprendido fue JiMin, al ver la manera en la que YoonGi movía su trasero.
—No sé si alentar a que siga o sentir envidia —le murmuró una chica a su lado—. Quisiera moverme de esa forma —el omega estuvo completamente de acuerdo con las palabras de la extraña.
«Nuevo fondo de pantalla, desbloqueado.» pensó, grabando un vídeo que se guardaría solamente para él.
Continuaron moviéndose al son de aquellas canciones que la mayoría no entendía pero eran bailables. JiMin se metió en una mini competencia de twerk junto a la chica con la que antes había hablado, descubriendo que ella era latina.
La chica le había enseñado los pasos básicos para perrear, pasos que el rubio no había entendido muy bien pero hizo lo que pudo. Ambos se enfrentaron contra dos chicas bajitas, estás habían empezado a moverse, pero no al ritmo de la canción sino que lo hacían más lento de lo que debían.
A pesar de ello, todos les aplaudían y ovacionaban.
—Incultos, no saben lo que es mover el culo de verdad —se quejó la castaña a su lado, JiMin se vió confundido.
«¿Acaso había una mejor forma para perrear?» el omega no creía en las palabras de la beta junto a él.
—Es nuestro momento de brillar —dijo la joven cantando, JiMin estaba un poco nervioso.
La canción cambió, y la chica — porque no, el rubio no sabía su nombre— comenzó a acercarse al centro moviendo sus caderas, había tomado la mano del omega para impedir que se vaya.
Varias personas estaban expectantes mirándolos, y cuando la castaña se dejó llevar el rubio se decidió por hacer lo mismo, sonriendo al percatarse de algo.
«YoonGi no deja de vernos.» dió a conocer su lobo, y JiMin se centro únicamente en él cuando comenzó a moverse de manera sensual.
Por más que quisiera, YoonGi no podía apartar la vista del cuerpo ajeno, siempre diría que el cuerpo de su novio estaba esculpido por los mismos dioses y eran su mayor pecado y tentación.
Cuando el rubio se agachó y colocó ambas manos sobre sus rodillas, la boca de YoonGi se secó.
«Oh por Dios copito.» el alfa pasó saliva, removiéndose en su lugar.
Todos allí gritaban eufóricos —porque sí, después de unos segundos, el pelirrojo comenzó a ovacionar a su novio—. Las miradas recaían tanto en la beta como en el rubio ceniza, era claro quienes serían los ganadores de aquella "competencia".
—¡Eso JiMin! ¡Mueve ese trasero que Dios te dió! —gritó TaeHyung saltando para todos lados.
—¡Así se hace mochi, demuestra quién manda! —JungKook también gritaba y silbaba.
El dúo ya había terminado, abrazándose cuando la canción cambió a pesar de ser extraños.
—¡Gané! —celebró el omega llegando junto al pelirrojo, en su mano tenía una caja con dos botellas —en realidad eran cuatro, pero las otras dos las recibió la extraña pero simpática chica—, una era de vodka y la otra de jugo natural. Ambas tenían diseños que resaltaban bajo la luz negra.
—¿En serio te dieron un premio por mover el trasero? —preguntó, tomando la caja con el alcohol para que el rubio no haga fuerza.
«Yo podría haber ganado si me hubieran dicho.» pensó el alfa frunciendo el ceño.
—Síp, ahora llévalas al auto y escondelas —YoonGi lo miró confundido— ¿Qué? No pienso compartir el premio con nadie más, es un vodka bastante caro.
Min rodó los ojos ante las palabras de su pareja, pero asintió de todas maneras.
—Ya regreso, Minnie —avisó, besando la naricita de JiMin antes de ir y guardar el premio.
Aprovechó sus segundos a solas para ir al baño, una vez hizo sus necesidades se acomodó el cabello y volvió a pintar sus labios, pues el lipstick había desaparecido casi por completo.
—¿Quieres un trago, precioso? —dijo una voz ronca junto al rubio apenas este salió del baño, este miró a su costado con el ceño fruncido.
Era HoSeok, meneando las cejas —que, cabe destacar, estaban color naranja—, y tendiendo una copa con algo amarillo.
—¿Qué es eso? —preguntó, mirando el trago.
—Caipirinha, ¿Quieres? —ofreció, acercando el cóctel hacia el más bajo. Este asintió y tomó la bebida, ambos se encaminaron al área de los sofás, habían pasado unas tres horas desde que estuvieron allí—. Estoy tan sudado que podría hacer jugo de Hope —comentó al azar.
—Qué asco, Hobi —entre risas dijo, dando un sorbo a su cóctel después.
—Si fuera famoso, morirían por obtener jugo esperanza. Créeme, sería un total éxito —siguió jugando, vaciando la copa en su mano de un sorbo. Continuaron diciendo estupideces hasta que el omega alto vió a su otro amigo— ¿Y a ese qué carajos le pasó?
JiMin miró hacia el mismo lugar que el castaño, descubriendo a su hermoso novio acercándose a ellos, pero con la mitad de su cuerpo color neón.
—¿Qué te pasó? —murmuró Park, conteniendo la risa.
—SeokJin y JungKook, eso pasó —respondió, sacudiendo su ropa para quitar gran parte de los polvos rosados y amarillos.
HoSeok se rió del pálido, levantándose y caminando hacia el tumulto de personas, perdiéndose entre ellas.
YoonGi tomó asiento junto al omega, robando el trago de este y bebiendo todo.
—¡Eso era mío! —se quejó sonriendo, siendo abrazado segundos después por el alfa, quién escondió su rostro en el cuello del menor—, ¿Qué pasa, Yoon?
—Tengo sueñito —susurró contra el oído de JiMin—. Y tú hueles rico —dijo para después inhalar y marearse con el dulce aroma a vainilla que desprendía el rubio—, muy rico —repitió, frotando su nariz sobre la tibia piel.
—Podemos ir a casa, si quieres —ofreció, acariciando los rojizos mechones del mayor.
—No, sólo quiero... Mhm —el omega no comprendió lo último dicho por el pálido, pero antes de preguntar, sintió un leve cosquilleo producido por pequeños y besos sobre su hombro que iban subiendo lentamente por su cuello.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando las manos del mayor se afianzaron en su cintura, apretándola hasta sacarle un pequeño jadeo. Sus manos fueron directo a los hombros de YoonGi, quedándose allí.
«Las cosas se pusieron interesantes al fin.» murmuró el lobo del menor, expectante a lo próximo.
El aire que soltó el alfa por la nariz, le provocó un leve cosquilleo en su mejilla, sintiendo los delgados labios de este sobre su mandíbula.
Bastó un mínimo movimiento por parte del menor para que sus labios se encontraran al fin, uniéndose en una lenta succión, logrando sentir la suavidad de los labios ajenos. JiMin suspiró ante el roce, acción la cual animó a que YoonGi se atreviese a profundizar y prolongar el beso, volviéndolo más intenso con el pase de los segundos.
Se dedicó a saborear los dulces labios contrarios, tentado en morder la tierna carne y jalar el labio inferior, haciéndolo cuando el menor abrió su boca en busca de oxígeno. Los brazos de JiMin se afianzaron alrededor del cuello de mayor, quedándose, allí apretando y jalando entre sus dedos los cortos mechones rojos ubicados en la nuca del pálido.
El alfa se encontraba parcialmente sobre el omega, atrapando a este contra el respaldo del sofá, lamiendo aquellos húmedos y gorditos labios que encantaban cada parte de su cuerpo. La falta de oxígeno comenzó a asfixiar al rubio, viéndose obligado a alejarse de la pecaminosa boca ajena.
La sangre de YoonGi hirvió en éxtasis cuando se alejó temporalmente del chico bajo su cuerpo, admirando la obra de arte que era su novio.
Sus labios comenzaban a verse hinchados, estaban rojos y mojados con leves marcas del labial anteriormente puesto. Su cabello estaba despeinado y la forma tan candente en la que aquellos ojos miel lo tentaban a pecar estaban aumentado la densa temperatura que sentían ambos cuerpos.
Las pupilas de YoonGi se agrandaron mientras observaba al omega tomar bocanadas de aire en busca de regular su respiración, viéndose totalmente caliente a ojos del mayor.
En un rápido movimiento, el pálido se sentó correctamente, llevando al menor con él y dejándolo sobre su regazo. JiMin cerró sus ojos expectante cuando vió al pelirrojo acercar su rostro, mas no obtuvo el roce de labios que esperaba. En cambio, sintió la tibia lengua del alfa delinear su labio inferior de una manera tan lenta que lo impacientó al punto de intentar volver a besar a su novio, recibiendo un fuerte apretón sobre su cadera que le sacó un jadeo lastimero.
—Quieto, omega. —murmuró YoonGi utilizando la voz de mando, la cual se escuchó tan ronca que el rubio gimió bajo, acatando la orden de su alfa.
Son contadas las veces que tuvo la oportunidad de oír la voz de mando propia del mayor, y cada vez que la escuchaba se volvía completamente sumiso. Además de que comenzaba a lubricar inconcientemente. Esta vez no fue la excepción, sintió la espesa sustancia humedecer levemente su pantalón mientras YoonGi chupaba con ahínco sus labios, metiendo lentamente su lengua entre estos hasta encontrarse con la de JiMin, enredándose en un acalorado beso.
Movían su cabeza de un lado a otro para más profundidad, JiMin no podía dejar de chupar, lamer e inclusive morder aquellos expertos labios que lo volvían loco y reclamaban con vehemencia.
Por momentos se alejaban para recuperar aire, volviendo segundos después para derretirse en un desordenado y ardiente beso nuevamente. Succionó y destrozó lo más que pudo de la boca ajena, comenzando a descender para dejar besos por la mandíbula de Min, dejó un chupetón bajo la barbilla del mismo y lamió la nuez de Adán del alfa. Bajó la intensidad de sus besos cuando pudo sentir como las manos del mayor pasaban de estar en su cintura a quedar en su espalda baja, casi sobre su trasero.
«¡Sí, sí, sí, sí. Hazlo maldita sea!» ambos lobos rogaban para que YoonGi cumpla sus deseos, chillando cuando el pálido lo hizo. Dejó sus grandes y venosas manos sobre el trasero de JiMin, empujándolo hacia su boca para continuar con el beso. Sus lenguas volvieron a encontrarse, jugueteando y explorando todo el interior bucal del contrario. El pálido apretó con fuerza el suave culo del omega, provocando que este se deshaga en gemidos al sentir las manos del alfa amasar sus glúteos sin intención de separarse.
Con el pasar de los minutos sus manos comenzaron a recorrer el cuerpo ajeno, acariciando y frotando la caliente piel de su pareja. JiMin había iniciado un imperceptible movimiento de cadera sobre el mayor, y también había metido una de sus manos bajo la remera blanca del pelirrojo en tanto este continuaba dando apretones en su tierna carne.
Ambos eran conscientes de que aquella situación iba a incrementar la tensión sexual en sus cuerpos hasta llegar al punto en donde sería la densa que podría cortarse con tijeras. Ellos solo querrían más y más, pero estaban en una maldita fiesta de universitarios chismosos y estúpidos, si alguien los veía así probablemente serían el chisme de la semana; mucho más siendo conscientes de lo que aparentaban ante los demás.
El dulce YoonGi nunca sabría complacer a su pareja, era muy tímido e introvertido para saber cómo hacerlo. Y JiMin era demasiado salvaje para dejar que lo dominen, eso estaba en contra de su ADN.
Con aquel pensamiento resonando en sus cabezas, detuvieron sus caricias y besos con mucho pesar. El omega se levantó del alfa con algo de dificultad pues este no parecía querer soltar su cintura.
«mío, mío, mío.» el lobo del mayor no pretendía separarse del menor, le importaba tres hectáreas de mierda si los veían follando en aquel extenso sofá, por lo que aún se mantenía sujetando la cadera de este, apretando el agarre cuando ambos estuvieron de pie.
Antes de irse, JiMin envío un mensaje al grupo que tenía con los demás, avisando que YoonGi se sentía mal.
Cuestión obviamente falsa.
El pelirrojo rió al ver el mensaje, abrazando al rubio por detrás y besando el hombro de este en tanto caminaban a la salida, logrando huir con éxito al no encontrarse con ningunos de sus amigos.
Bien, el plan era ir al departamento del mayor y continuar con la diversión allí, pero las cosas no salieron de esa manera.
Ni bien entraron en el automóvil JiMin se subió encima del pálido, dejando sus piernas a cada lado del mayor y sentándose sobre el miembro del alfa, el cual comenzaba a despertar. YoonGi metió sus frías manos dentro de la camisa blanca y manchada del rubio, acariciando la tibia piel de este y subiendo poco a poco, dibujando círculos imaginarios con la yema de sus dedos por el área de las costillas, acercándose a los pezones del menor.
La hinchada boca del pelirrojo fue directo al cuello del omega, pasando su lengua por toda la zona para después besar y chupar la piel. Mordió suavemente el lugar cerca de las glándulas aromáticas del menor, tratando de mantener el control al ser atacado con un intenso aroma a dulce y exquisita vainilla. JiMin sólo atinó a dejar caer su cabeza hacia atrás para darle acceso al mayor mientras cerraba sus ojitos, sosteniéndose de los hombros del pálido.
El omega soltaba agudos gemidos al sentir la húmeda lengua explorar el área de su cuello y bajar hacia el hombro y clavículas, lugar en donde el mayor se encargó de dejar múltiples marcas en tonos carmín que seguramente se volverían moradas al día siguiente. Se concentró únicamente en los labios del alfa, sin percatarse de que este comenzó a desprender los botones de su camisa poco a poco.
—YoonGi... —gimoteó en una queja cuando el contrario detuvo los besos sobre su piel. Abrió los ojos para ver qué sucedía y se encontró con el pelirrojo mirando su pecho.
Sin entender miró hacia el mismo lugar, viéndose confundido al no saber en qué momento el alfa desprendió su camisa y la bajó hasta casi sus codos. JiMin pudo notar como las pupilas de YoonGi se agrandaron, queriendo decir algo al respecto pero quebrando sé en un gemido cuando el pálido acarició uno de sus pezones, apenas rozando y pretendiendo no darse cuenta de los estragos que provocaba en el omega.
—Mier-mierda, YoonGi. Esp-espera... Ah, ah, Dios detente —jadeó sin querés realmente que el mayor parase de estimularlo. Los dedos del menor apretaron los hombros del alfa con una fuerza tal que sus yemas se volvieron blancas al sentir como el pelirrojo jugueteaba con sus erectos botones.
Y es que Min se encontraba bastante entretenido apretando, presionando y jalando levemente los rosados pezones del rubio, siendo consciente en realidad de que el menor estaba desfalleciendo bajo su toque.
—¿Quieres que me detenga, Minnie? —preguntó con voz más grave de lo usual, frotando el pezón derecho con su dedo índice—, ¿En serio quieres que lo haga? —volvió a decir, mirando la expresión del menor, sintiendo su pene endurecerse aún más al ver como el omega intentaba contestar entre gemidos y jadeos.
Soltó una ronca risa cuando JiMin negó con la cabeza varias veces al no poder gesticular palabra.
—Está bien, está bien. Entonces ¿No te molestará que haga esto? —murmuró antes de lamer el pezón del rubio, arrancándole un alto gemido a la vez que arqueaba la espalda—, ¿Te gusta, bebé?
JiMin asintió desesperado por sentir la lengua del alfa sobre su pecho, volviéndose un desastre cuando el mayor lo tomó y succionó.
—Oh Dios, Dios, Dios... YoonGi. Más... Ah, más —pidió con voz aguda, mojando sus labios con su lengua.
El pelirrojo acato las órdenes del menor, sintiendo la erecta carne bajo su cálida lengua, soltó el pezón provocando un pequeño chasquido antes de tomar el otro.
Gracias a todos los santos habían estacionado en una parte completamente oscura y libre de personas. Lo único que alumbraba allí era la luna y la tenue luz del estéreo, el cual reproducía canciones a un volumen bastante bajo.
JiMin retomó el movimiento en su cadera, formando círculos sobre la notable erección del mayor. También había desprendido sus jeans, pues la presión en su miembro era tanta que comenzaba a doler.
«Ni quiero imaginar cómo se encuentra YoonGi.» murmuró para su lobo.
«¿Y si le sacamos el pantalón y el boxer? Ya sabes, para que no sufra.» respondió el omega dentro del menor.
YoonGi llevó sus pálidas manos a las caderas del menor, metiéndolas dentro del pantalón desprendido del rubio. Sus labios aún estaban sobre el pecho de JiMin, dando lamidas a ambos pezones de vez en vez mientras se deleitaba con los gimoteos que intentaba reprimir el omega, mordiendo sus nudillos.
Volvió a subir sus besos por el cuello del menor, dejando un camino de mordidas hasta el mentón de este, lugar en donde se detuvo y dejó un beso, repitiendo lo mismo en las esponjosas y sonrojados mejillas, en la respingada naricita para finalizar en la comisura labial del rubio.
JiMin abrió un poco los ojos —porque sí, los había vuelto a cerrar—, y miró al alfa con el ceño fruncido.
Se encontraba un poco sedado por el intenso aroma a frambuesas del pálido, pero aún así quedó confundido cuando el mayor bajó la intensidad de sus caricias.
—¿Qué pasa, Yoon? —preguntó, alejándose un poco para ver el rostro del pelirrojo, el cual había sacado sus manos de los jeans del omega y las colocó en su cintura, sobre la camisa.
Sonrió con ternura al ver que las mejillas de su novio estaban sonrojadas de vergüenza, y miraba hacia un costado.
«YoonGibu ha vuelto.» pensó intentando que el otro lo mire directamente a los ojos.
—¿Sucede algo? —volvió a preguntar, moviéndose levemente sin intención. El cuerpo del alfa se mantuvo tenso ante el roce.
—Es que... Uhm, pues —habló con timidez, acomodando la camisa del rubio en el lugar correspondiente—, no sé si tú quieres qu-que yo...
—¿Que tú qué? —JiMin acarició los mechones rojizos del mayor, viéndolo después para que siga—, ¿Qué ocurre, Yoon? ¿Qué quieres?
—Quiero... Des-desnudart-te —reveló, esquivando la mirada del menor, sintiendo hasta sus orejas calientes debido a la vergüenza de decir aquello en voz alta.
«¿Es normal que me haga lubricar si habla tierno?» preguntó con inocencia el omega.
«¡Silencio, Diminnie!» su lobo era el más inoportuno en todo momento.
—Bebé... —dijo con dulzura, abrazando al pálido mientras una tierna sonrisa se formaba en sus maltratados labios—. Es raro que me hables tan dulce y tímido cuando aún puedo sentir tu erección bajo mí trasero —susurró sobre el oído del blanquecino.
—¡JiMin! —la suave risa del mencionado resonó en el automóvil, luego este frotó su nariz contra el cuello del alfa, formando una malvada sonrisa ante la idea que cruzó por su mente.
—¿No te parece injusto que yo esté casi desnudo mientras que tú aún tienes tu ropa bien acomodada? —cuestionó, alejándose un poco para apreciar el torso del mayor. Apoyó sus diez dedos sobre el abdomen del pálido, descendiendo hasta llegar al borde de las camiseta manga corta que traía.
Ambos mantuvieron la vista fija en la mirada del otro, aún si las mejillas de YoonGi se colorearon al sentir las manos de JiMin levantar su ropa, no desvío sus oscuros ojos de los brillantes orbes que poseía el menor. El pelirrojo se encargó que quitarse aquella tela de encima aún con algo de pena, fue consciente de como las manos del omega se posaron totalmente en su pecho luego de quitar la prenda. El rubio se acercó para besar los delgados labios del mayor, provocando que este cierre los ojos ante el toque.
Acarició sus belfos con parsimonia, deteniéndose un momento para descender, besando la mandíbula del alfa, continuó bajando hasta su cuello, repartiendo nada más que besos por todo el cuello hasta llegar al hombro.
Ahí sí lo mordió hasta dejar marca, pero en lugar de ser doloroso, sólo ocasionó que un fantástico escalofrío recorra la espalda de YoonGi. JiMin continuó con las mordidas, siendo estás suaves pero dejando varias marcas en la blanca piel contraria.
Su lengua hizo un lento y encantador recorrido desde el pecho, pasando por la nuez de Adán hasta llegar a la boca del alfa, momento en donde el pelirrojo tomó dominio y volvió a tener el control, perdiendo poco a poco la vergüenza que lo había atacado momentos atrás.
Con maestría el omega desabrochó los jeans del alfa, agarrando su erección y masajeando el glande con su pulgar. Un gutural gemido resonó en el auto, proveniente del alfa, quien se encontró bastante ocupado en hundir su lengua dentro del menor, quitando la camisa de este a ciegas con un solo movimiento. El rubio se había levantado un poco mas no se quitó del regazo ajeno, acunó el rostro del mayor entre su mano mientras continuaba masajeando el pene de YoonGi, en tanto el alfa bajaba el respaldo del asiento, dejándolo de forma horizontal.
El omega sintió las palmas de YoonGi moldear su trasero, sin querer comenzando a bajar el pantalón del menor.
«"Sin querer" uy ajá, sí seguro.» el lobo reía en su interior.
«Silencio, Agust.»
—YoonGi... Yoon —balbuceaba el rubio, JiMin estaba sintiendo demasiadas cosas al mismo tiempo, los labios de YoonGi se ubicaban en la sensible piel de su cuello, succionando hasta dejar chupones mientras que las enormes y venosas manos amasaban su trasero. Esto más la incesante cantidad de lubricante que liberaba cada cierto tiempo lo mantenían en una nube de éxtasis que aumentaba cada vez más con el pasar de los minutos.
Son notarlo había soltado la erección del pelirrojo, centrándose en cada toque que este le hacía.
El pálido bajó lo más que pudo el pantalón del menor, tocando al instante los húmedos bóxers del omega.
«Mierda, mierda, mierda.» YoonGi maldijo en mil idiomas cuando sintió la espesa sustancia al frotar sus dedos índice y pulgar.
Pasó su mano derecha debajo de Park, entre los rellenos muslos de este. Y apretó, presionó suavemente sobre el mojado agujero de JiMin.
—¡YoonGi! —jadeó agudo, apoyando su frente contra el hombro del mayor, sintiendo como este frotaba su dedo contra la tela que impedía su total contacto—, ¡Joder, joder! YoonGi... Por favor, por favor —rogó, su voz se volvió quebradiza y solo salían jadeos de sus labios.
—¿Qué pasa, bebé? ¿Qué quieres? Dime —la maldita voz de YoonGi solo provocaba que se caliente más.
«¿¡Por qué carajos tenía que nacer con esa voz tan gruesa!? Podría tener un orgasmo simplemente escuchándolo decirme cosas sucias.» cosas que piensan los omegas excitados, que se le va a hacer.
—Yoon... Yoon, más... Más —se quejó cuando los dedos del mayor se alejaron de su entrada, haciendo un puchero mientras se movía para poder observar al pálido a los ojos.
—Dime qué quieres, Minnie —las manos del alfa se hallaban jugando con el borde del bóxer—, dilo.
—Follam-
—No —interrumpió antes de que termine de hablar.
—¿Por qué no? —el puchero se volvió más pronunciado, YoonGi no resistió y mordió el gordito labio inferior del omega—, ¡Por favor! —parecía un niño berrinchudo.
—No, quiero que nuestra primera vez sea especial —comentó, un tanto ruborizado—. Así que, te haré otra cosa —mencionó, misterioso.
JiMin se mostró confundido, pero rápidamente comprendió cuando el alfa volvió a besarlo pero menos intenso, arqueando su espalda cuando el pelirrojo colocó su mano sobre las costillas del rubio y con el dedo pulgar masajeaba el pezón de este.
Su otra mano comenzó a bajar la ropa interior del menor, apretando uno de los suaves glúteos cuando los bóxer quedaron casi a la altura de las rodillas. YoonGi pasó nuevamente su mano debajo del menor, llevándola directo al rosado agujero y empapándose con lubricante de aroma a durazno.
—Minnie... Escucha —murmuró sobre la boca ajena, su nariz rozaba con la rosada mejilla del menor—. Si te duele mucho o no quieres más, me lo dices ¿Okay? —el omega asintió distraídamente—. Bebé, necesito que respondas bien ¿Oíste lo que te dije?
—Sí, sí YoonGi, te escuché —gimoteó sintiendo el dedo medio masajear su perineo, su respiración se volvió más pesada—. Por favor, hazlo Yoonie...
Y así lo hizo, sostuvo a JiMin por la cintura e introdujo con mucho cuidado el primer dedo, haciéndolo lentamente mientras miraba atento las expresiones del menor.
—Primero vas a sentir ardor, pero después va a calmarse ¿Sí? —dijo, recordando las miles de páginas que había leído, preparándose para este momento.
Luego de segundos movió su dedo lentamente dentro de las calientes paredes, formando círculos cuando el omega le pidió que comience. Pequeños gemidos salían del rubio, quien tenía los ojitos cerrados y tomaba aire lentamente.
—Ya... Ya puedes meter el, el otro —susurró contra los delgados labios de Min, pues este se encontraba repartiendo besos en todo el rostro para calmar un poco al rubio.
Un segundo dedo se metió en JiMin, iniciando movimientos de tijeras que provocaron espasmos en el esbelto cuerpo del omega.
—Por Dios... Ah, m-mierda —su espalda se arqueó nuevamente, ambas manos se apoyaron en los hombros de YoonGi para no perder el equilibrio.
Con su mano izquierda tomó uno de los glúteos, separándolo para tener más acceso a la húmeda entrada.
Rasguño el cálido interior, sacándole un sonoro gemido al omega, lo que dio pie para que YoonGi introduzca el tercer dedo.
La boca del menor formó una perfecta "o", cuando lentas embestidas arremetieron contra su cuerpo.
Un gruñido escapó del alfa una vez el omega tomó nuevamente su erección, provocando que aumente la velocidad de sus dedos.
—Carajo, bebé —gimió cuando el otro comenzó a masturbarlo. De una rara forma logró voltearlos, quedando JiMin contra el asiento del piloto y YoonGi sobre él, su mano volvió al sexo del otro, siendo más brusco esta vez.
—YoonGi más... Más rápido —pidió, abriendo más las piernas y otorgándole una maravillosa vista al alfa de cómo sus dedos desaparecían en el interior del rubio con más velocidad, torció parcialmente los dedos, tocando aquella glándula dentro del omega— ¡Ah! Dios, Dios, ahí. Otra vez, ahí —los ojos de Park se cristalizaron del placer apenas el pálido rozó su punto—, ¡Sí, sí! Dios YoonGi, sigue ¡Ah, más rápido!
El pelirrojo sonrío cuando el omega empezó a retorcerse y después abrir aún más las piernas, entregándose a él. Siguió acariciando su próstata incontables veces, logrando que Park mantenga su boca abierta, soltando gemidos y balbuceando incoherencias hasta llegar al orgasmo, manchando su abdomen y el del alfa.
Lo único que se escuchaba eran sus agitadas respiraciones, la mente del menor se había apagado por segundos después de venirse, reaccionando cuando el alfa se escondió en su cuello.
—Yoon... Tú, tú no has ah, ah... —el mayor estaba sacando lentamente sus dedos, interrumpiendo al omega.
—Lo hice, después de ti —reveló, sonrojándose pues no hizo falta que el rubio ceniza lo tocase demasiado para que haya tenido un orgasmo.
Entonces se dió cuenta, su muslo derecho estaba bañado de un esperma que no era suyo.
—¿Estás bien? —consultó el pálido tragando saliva, saliendo de su escondite y mirando fijamente a su amado. Con una sonrisa JiMin asintió—. Y, ¿Te gustó? —preguntó con timidez.
—Claro que sí, Yoon —respondió acariciando la rosada mejilla de Min—. Me encantó, fue fantástico —agregó.
—¿De verdad?
—Sí, ¿Lo hacemos otra vez? —preguntó en broma, moviendo las cejas y aumentando el sonrojo en el mayor—. Bebé, no tienes por qué avergonzarte. Estuvo muy bien para ser la primera vez, nuestra primera vez.
Y eso bastó para que YoonGi sonría con dulzura, siendo correspondido por otra sonrisa del rubio.
Bae
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