cinq

—SeokJin por favor, debes ayudarme —un pronunciado puchero adorno sus labios.

—Ya te dije que no, no molestes con tus tonterías —el omega hablaba sin apartar la vista de la gran pantalla, donde jugaba a Mario Kart—, ¡Sí! ¡Toma eso estúpido Luigi! —exclamó, alzando los brazos apenas cruzó la meta, siendo ganador de la carrera.

—¡Hyung! —JungKook tomó el brazo derecho del rubio, sacudiendo este para obtener atención.

—¡Ya, ya! Deja de hacer eso —el ceño del mayor se frunció, con brusquedad quitó a Jeon de encima—. Duele, tarado.

—Bueno, perdón —el de cabellos cerezas se acomodó nuevamente a un lado del omega, tomando un puñado de palomitas y metiéndose todo a la boca, después de tragar hablo;—, ¿Por qué no estás con NamJoon Hyung? Pensaba que irían al cine.

—Sí, ese era el plan pero la hermana de Nam vino a visitarlo junto a su esposo e hijos—Kim explicaba mientras elegía algún personaje, JungKook iba a jugar con él esta vez—. Quería darles un tiempo en familia, ya que Nammie adora pasar tiempo con sus sobrinos y hace mucho no se ven.

—Oh —murmuró JK concentrado en la pantalla, asintiendo después como signo de comprensión—, entiendo —añadió luego de superar a su mayor.

—Y... ¿Para qué querías mi ayuda? —recordó, comenzando la segunda vuelta de la carrera.

—Eh, es que Tae quiere que vayamos a cenar con sus madres, y... Tengo un poco de miedo —habló.

—Entonces, ¿Quieres consejos sobre cómo dar una buena primera impresión? —preguntó, sonriendo levemente sin apartar sus ojos del juego.

«JungKookie es tan adorable.»

—Podría decirse que sí, tú ya pasaste por esa etap- ¡Mierda! —su ceño se frunció al ver que había caído al agua y quedado en penúltimo lugar—. Como decía, tú pasaste por esto y tal vez tenías alguna técnica para agradarles a los padres de Joonie Hyung.

—Bueno, el consejo principal sería comportarse bien —comenzó—. No digo que te vuelvas un caballero con todos los modales, sé tú mismo pero no faltes el respeto —agregó, siendo consciente de la actitud un tanto infantil que poseía el menor.

—Entiendo...

—Intenta mostrar una de tus lindas sonrisas de conejito, con eso seguramente te ganas hasta al miembro más intimidante de la casa —siguió hablando, ahora comiendo una de las papas frente a él—. Responde con tranquilidad a las preguntas que te hagan, y siempre aprovecha alguna oportunidad para adular la comida o a TaeHyung, entre otros —JungKook asentía a las palabras del omega mientras fijaba su vista en el suelo.

El juego había sido ganado nuevamente por SeokJin pero a ninguno pareció importarles.

—Y no lo sé, sé como eres. Estoy seguro de que les vas a encantar porque ¡Hey! Eres Jeon JungKook, no hay nadie que se resista a tu adorabilidad —el rubio codeó amistosamente al menor, sacándole una pequeña sonrisa que hizo un lindo conjunto con el rubor en sus mejillas.

—Ah... Solo espero no cagarla —habló en voz baja, dejando el joystick sobre la mesita de vidrio frente a él.

—No la vas a cagar, estúpido —regañó el mayor, levantándose para apagar la consola—. Estoy bastante seguro de que Tae se la pasa hablando de ti frente a sus madres, así que ya deben tener alguna impresión sobre lo que eres tú desde la enamorada perspectiva de TaeHyung —animó, caminando hasta el menor y dando suaves palmadas en el hombro de este.

—Pero...

—Pero nada, deja de ser tan negativo —SeokJin lo empujó levemente—. Entiendo tus nervios, he pasado por esa etapa con anterioridad y verás que cuando estés frente a la puerta de su casa querrás que la tierra te trague y escupa en las Bahamas o por ahí —dijo, logrando asustar al beta.

El omega rió al ver la expresión en el rostro de su menor.

—Solo necesitas calmarte, ya verás que en realidad, conocer a tus suegros, no es la gran cosa.


—Vayánse a un motel, asquerosos —amorosas fueron las palabras que el pálido dijo, apenas ingresó al cálido lugar y divisó a sus amigos.

El par de chicos que compartían un dulce beso se separaron del susto, mirando al alfa enfadados y avergonzados.

—Cállate, Min. Estás así de amargado porque tu Jiminnie no está aquí para darte amor —SeokJin habló después de morder su preciado sándwich, NamJoon, a su lado, asintió de acuerdo.

—Ni me lo recuerdes, Minnie está estudiando porque hoy comenzó su semana de exámenes —el puchero que adornaba el rostro de YoonGi hacia notar lo mucho que extrañaba a su tierno novio, aunque también estaba orgulloso de todo el empeño y dedicación que ponía el menor a la hora de estudiar.

—Hablando de exámenes, ¿Ustedes no tendrían que estar estudiando? —aquella pregunta fue dirigida hacia el par de betas, los cuales se encontraban en los asientos frente a la pareja mayor.

—Uh, sí. Estábamos estudiando y decidimos tomarnos un descanso —habló TaeHyung, bebiendo después su batido de fresa.

—Además, es el primer día que vemos otra cosa que no sean hojas y páginas web con información aburrida pero importante —le siguió JK, mirando al pálido tomar asiento en uno de los sofás.

YoonGi asintió, comprendiendo las palabras del menor, viendo a una camarera llegar para tomar su orden.

—Bueno, ¿Para qué querías que nos reuniéramos? —cuestionó el alfa mayor, llevando su mirada hacia el único omega presente.

—Bueno, aproveché que JiMin está en épocas estresantes para poder hablar sobre esto con tranquilidad —YoonGi lo miró alzando una ceja—. No lo tomes a mal, hablo de que así podremos planear tu cursi sorpresa sin estar tan alertas porque JiMin haga alguna sorpresiva aparición.

—¿Y qué te garantiza que no vendrá aquí? Es una de sus cafeterías favoritas y a veces viene a estudiar mientras come algún pastel —NamJoon habló, bebiendo su café importado después.

Incluso luego de almorzar con su familia el hambre aún seguía latente en su sistema.

—Uh, no lo creo. Antes de llegar me mandó un mensaje diciendo que iba a tomar una pequeña siesta —respondió el pelirrojo, agradeciendo con una imperceptible sonrisa a la camarera cuando esta trajo su pedido—. Además de que, conociéndolo, en estos días debe estar recorriendo toda la casa mientras tiene las hojas en la mano y una taza de té en la otra.

—¿Así de específico? —SeokJin tenía su codo sobre la mesa, su palma derecha le sostenía el rostro mientras miraba a YoonGi hablar.

—Sí, las pocas veces que lo vi estudiando era así, no podía quedarse quieto en ningún lugar porque se quedaba dormido.

«Jiminnie lo trae taaaaan bobo.» pensó, mirando la sonrisa mínima que decoró el pálido rostro de Min.

—Bueno, bueno —Tae llamó la atención de los demás—. Volviendo al tema principal, ¿A dónde irán aquel día?

—Pues, estaba pensando en llevarlo a su restaurante favorito —habló, mordiendo su mejilla interna.

—¿Y después? —los cuatro chicos tenían su mirada sobre el alfa de cabello rojizo, provocando cierta timidez en este al recibir la completa atención de los demás.

Con mejillas sonrosadas, respondió.

—Y después ir a mí departamento... —llevó su mano hacia los piercings en su oreja, jugando con los mismos—, y no sé qué más.

—¿Cómo que no sabes? —el entrecejo de Jeon se arrugó levemente, confundido y molesto—, ¿No vas a llenar el lugar con velas aromáticas? ¿No vas a tirar pétalos por el piso simulando un camino? ¿Vas a regalarle algo? ¿Solo comerán y tendrán sex- ¡Ah! ¡Ay, eso dolió!—el tirón en su oreja lo calló antes de terminar su pregunta.

—¡JungKook! YoonGi necesita nuestra ayuda, no un regaño —Tae sobaba la lastimada oreja, a pesar de que él había causado el tirón.

—Igualmente tiene razón, es decir, ¿Ese se supone que es tu plan? —Jin lucía indignado—. Ahora entiendo porqué necesitas nuestra ayuda.

YoonGi rodó los ojos al oír a su amigo, tomó un sorbo de su café para después mirar a SeokJin, encontrándose con la pantalla de un celular frente a sus ojos.

—Me tomé el tiempo de idear otro plan por si el tuyo era penoso y simple, y vaya que lo fue —explicó al ver el rostro confundido del pálido, el cual ahora lo veía ofendido—. Bien, esto lo ideamos con el resto de los chicos; pensamos en que la madre de Tae podría prestarles una de las suites que hay en su hotel, ya sabes, cosas de gente millonaria.

El chico bicolor giró los ojos ante las palabras con burla del mayor, mas asintió ante la idea principal de aquel plan.

—Como sabes, el hotel queda a las afueras de Seúl, a unas dos horas y media de aquí —continuó con su relato—. Pero la comida y la vista definitivamente lo valen.

—Las camas son king size y puedes pedir que te decoren con miles de cosas con rosas, con velas o con cualquier tipo de decoración para dar un toque más romántico.

—Parece que le hacen promoción al hotel —comentó JungKook, robando el batido de su novio y tomándolo.

—Pero, esperen. No me dejaron terminar —el alfa frunció levemente el ceño, interrumpiendo a sus amigos—. Eso no fue lo único que se me ocurrió...

El rubio lo observó detenidamente, esperando a que el pálido continúe.

—¿Entonces? ¡Habla! —JungKook no tenía mucha paciencia.

—No grites, todos nos voltean a ver —regañó Tae, mirando a los lados.

—Como decía... —Min volvió a hablar—. Unas semanas atrás, cuando estaba en el trabajo, descubrí que uno de los ancianos que cuidaba era dueño de un pequeño complejo de cabañas en Busan —explicó, revolviendo la bebida frente a él con una pequeña cuchara—, mientras le daba su medicamento me contó que el lugar estaba volviéndose muy famoso y las personas debían hacer una reserva con semanas de anticipación para poder alquilar una de las cabañas.

—¿Entonces...?

—Entonces le pregunté por el nombre del lugar, y cuando llegué a mi departamento después de trabajar lo busqué en internet e hice una reservación para el próximo viernes —terminó de explicar, bebiendo su café después.

Las cuatro personas frente a él se lo quedaron mirando, sin hablar.

—¿Qué? —preguntó, evadiendo las miradas de sus amigos.

—Me estás diciendo que el próximo viernes vas a irte con JiMin a Busan para pasar el día de los enamorados en una cabaña, habiendo grandes probabilidades de que ese día caiga nieve y que ustedes hagan el frutifántastico —repitió JungKook, añadiendo información de más—, ¿Es así, o entendí mal?

—Es así —respondió YoonGi, sintiendo sus mejillas calentarse ante la atrevida pero curiosa sinceridad de su amigo.

«Estúpido JungKook.»

—Quién lo diría... Al final resultaste ser todo un romántico —se burló NamJoon, apoyando sus antebrazos sobre la mesa.

—¿Vieron? Detrás de toda esa timidez se escondía un total Romeo —continuó TaeHyung—. Seguramente también le cantaras una serenata o harás comida italiana... Todo un cliché.

—¡Calla! —el alfa observó al menor avergonzado, amenazando con arrojarle uno de los sobrecitos de azúcar.

—¿Y qué vas a llevar? ¿Ya tienes los condones y lubricantes? Apuesto a que también llevarás un par de juguetes —Jeon movió sus cejas de arriba hacia abajo mientras sonreía, recibiendo como respuesta una servilleta en el rostro.

—Son detestables —se quejó, haciendo inconscientemente un puchero.


Unos 40 minutos más tarde, el grupo se había retirado de aquella cafetería, cada uno tomando un rumbo diferente.

Una de las parejas se dirigió a la parada de autobuses, en tanto esperaban que el bus llegué se sentaron en un banco que había allí, juntando sus manos y dejándolas reposar sobre el regazo del menor.

—¿Estás nervioso por el viernes? —el bicolor fue quién comenzó la conversación, Jeon lo miró confundido, sin comprender las palabras de TaeHyung—. El viernes iremos a almorzar a casa de mis madres, el viernes las conocerás —le recordó, acariciándole después el dorso de la mano con su dedo pulgar.

—Ah, s-sí sí, eso —los ojos del menor se abrieron al recordarlo, mordiendo después su boca interior.

—¿Y bien? ¿Te emociona por fin conocer a tus suegras? —preguntó moviendo sus cejas de arriba hacia abajo, siendo consciente de los nervios en el beta.

—Bueno... Sinceramente, creo que cuando llegue voy a cagarme los pantalones —susurró, mirando de reojo como una señora mayor llegaba a la parada junto a una niña que supuso sería su nieta.

Tae soltó una pequeña risita ante las palabras de su novio.

—Ay Kook, no te preocupes. Estoy seguro de que mis madres te adorarán —aseguró, mirando a JK con ojos enamorados.

—Pero... ¿Y si no? —dudó—. No me molestaría luchar hasta contra leones para que podamos estar juntos, pero según YoonGi y NamJoon Hyung, a veces dan miedo y siempre que te ven parece que quieren golpear tu rostro —añadió, recordando las palabras de los mayores.

—Nah, no son malas. Sólo son demasiado sobre protectoras, al principio podrán parecer malvadas pero en realidad son igual de cálidas que unas galletas recién horneadas —dijo, asintiendo calmadamente.

—¿Qué clase de comparación fue esa? —ah, TaeTae era extraño a veces.

—Una deliciosa, y ahora tengo hambre —se quejó, soltando el agarre de sus manos y sobando su estómago con exageración.

—Hace unos pocos minutos te comiste las galletas que Jin compró para llevar a su casa, ¿Cómo es posible que sigas hambriento?

—Yo no dije que quería ese tipo de galletas —aclaró, acercándose al rostro de Jeon—, ¿Tú no tienes hambre —la gran mano del beta se metió entre las piernas del menor, apretando el muslo interior de este con suavidad— ... Jungkookie?

El pastel red velvet que había comido tiempo atrás perdía completamente contra el intenso rojo que adquirieron las mejillas del chico cereza.

—Kim TaeHyung, quita esa mano de ahí o...—

—¿O qué? —lo interrumpió, alzando una ceja y mirando lo de aquella forma.

—O voy a golpear tu maldito rostro, estúpido —"amenazó", viéndose para nada creíble pues él jamás seguía capaz de golpear a su novio, bajo ningún motivo. Kim solo rodó los ojos, subiendo su mano aún más, acercándose a la entrepierna del contrario—. Tae basta, hay más gente —murmuró, mirando a las dos féminas a unos metros de ellos.

El bicolor miró a las desconocidas que le daban la espalda, y luego al menor, sonriendo inocentemente después.

—Ay, Kook ¿En serio me crees capaz de toquetearte tanto en público? Por favor, esas cosas no son de Dios.

«¿¡Entonces qué carajo fue lo que hiciste!?» Ah, JungKook tenía tantas ganas de gritarle, pero se contuvo, por respeto a las personas cerca de ellos.

Fingiendo demencia, Tae alejó su mano de los muslos ajenos, dejando un pequeño beso en la nariz de Jeon, parándose después al ver que su autobús estaba apunto de llegar.

Increíble, Kim TaeHyung era increíble.

Con un suspiro el pelirrojo cerró la puerta de su apartamento, quitándose las zapatillas y arrojando las llaves sobre la mesada que separaba la cocina del comedor. Ya descalzo caminó hasta hasta la cocina y agarró un vaso de vidrio, sirviéndose un poco de agua y bebiendo la de un solo trago.

Un bostezo salió de sus labios apenas pisó su habitación, se había despertado dos horas antes para ir a la universidad gracias a un próximo proyecto que les habían asignado, eso más las horas de trabajo que tuvo al salir de clases estaban consumiendo su mente.

Sacó su teléfono del bolsillo trasero en su pantalón y lo desbloqueó mientras se tiraba a la cama, revisó las notificaciones que tenía, apretando el icono de WhatsApp apenas ingresó en la aplicación y buscó un chat en específico, abriéndolo y enviando un par de mensajes. Una sonrisa decoró sus labios cuando salió de este e ingresó al de su tierno Jiminnie.

Vió que el menor le había enviado varias fotos, tanto de su rostro como de las cosas que debía estudiar, quejándose en la mayoría de ellos y diciéndole que lo extrañaba en los últimos mensajes.

Él le respondió con más cosas cursis, contándole su cansador día y hablando sobre el trabajo. El rubio conocía a algunos de los abuelos allí, pues siempre que podía iba a visitarlos.

Con emoción el omega le había preguntado cómo estaban los amables ancianos, y YoonGi respondía a cada pregunta con total interés. Un rato después el menor se despidió, diciendo que debía volver a estudiar. YoonGi le dijo que no se quede hasta tan tarde y que en un rato se vaya a dormir, luego simplemente se despidieron, siendo igual de cursis que siempre.

Con una pequeña sonrisa el alfa arrojó el celular junto a él, cerrando los ojos y quedándose profundamente dormido a los pocos minutos.

Tan sólo 15 minutos más tarde el teléfono comenzó a sonar estrepitosamente en la oscura habitación, despertando de golpe al pálido. Con enfado y cansancio agarró el móvil, viendo el nombre de una mujer brillando en la pantalla.

—¡Min YoonGi! —el grito al otro lado de la línea no se hizo esperar, el pelirrojo alejó unos centímetros el aparato—, ¿¡Cómo es eso de que tienes pareja!? Y aún peor, ¡Ya lo marcaste! ¿¡Cuándo pensabas decirlo!?

¿Qué? ¿Cómo?

—Mamá... Deja de gritar, acabas de despertarme y me duele la cabeza —se quejó, tapando sus ojos cerrados con el antebrazo izquierdo—. Y sí, te dije que tenía pareja. Lo conociste en primavera, después del cumpleaños de papá—le hizo acordar.

La mujer se quedó en silencio durante un par de segundos, YoonGi sonrió.

—Yo no recuerdo eso —se defendió.

—Tú nunca recuerdas nada —dijo, sin sonar grosero—. Además, ¿Quién te dijo que lo marqué? Fue SoYeon ¿Verdad? Ah, esa mocosa —sin notarlo, el alfa movió su cabeza en negación—, no me sorprende.

—No llames a tu hermana de esa forma —lo regañó sin enfado—. Y no respondiste mi pregunta, ¿Ya has marcado al pequeño... Al pequeño, uh...

—JiMin, mamá. Su nombre es JiMin —le recordó nuevamente.

—¡Sí! ¿Ya lo has hecho? —Chaerin se hallaba igual de emocionada que una adolescente.

—¡No! Por Dios, todavía no —aclaró el menor, el rubor había decorado sus mejillas tiernamente.

—Oh... —se la escuchaba levemente decepcionada—, ¿Por qué no? ¿Crees que no es el indicado o--

—No, no es eso. Creo firmemente que JiMin es mi persona ideal, mamá. Yo... Siento que quiero pasar toda mi vida junto a él —murmuró, sintiéndose un poco avergonzado al escuchar el "aw" por parte de la mayor. Sin embargo, continuó hablando—. Nunca había logrado tener este tipo de conexión con nadie más, y, y siempre pienso en él. Aunque no esté presente, siempre pienso en cómo está, o qué estará haciendo, o si ya terminó de hacer sus tareas para hablar con él y mimarlo de cualquier forma posible. JiMin... Siento que JiMin se convirtió en mí razón de ser, él es demasiado importante para mí, y creo firmemente que no podré amar a nadie como amo a JiMin y que nadie jamás podrá ocupar su lugar, porque él es mí todo —confesó, sin siquiera notar el rumbo al que la charla había llegado.

—Yoonie, me hace tan bien escuchar lo feliz que te hace ese chico, y estoy muy segura de que siente lo mismo por ti, porque eres una persona maravillosa con un corazón muy noble. Y también sé que te es complicado expresar tus sentimientos con facilidad o desenvolverte, así que, escuchar la forma en la que hablas sobre ese chico es tan extraordinario como hermoso —la mujer había con voz quebrada pero dulce—. Aún no puedo creer que mi dulce bebé haya crecido tanto, estoy tan orgullosa de la persona en que te convertiste. Me hace tan feliz oír que hijo ya encontró a su media naranja, a su destinado o como le quieras decir —Chaerin hizo una pausa—. Ah, creo que voy a llorar, es mejor que terminemos la llamada —habló, sorbiendo su vaya—. Ya es tarde y mañana debes ir a la universidad y a trabajar ¡A la universidad y a trabajar! Mí bebé está tan grande, por Dios... Bueno, bueno ya. Hasta luego hijo, te amo —se despidió.

—Hasta luego mamá, te amo más —saludó, antes de cortar la llamada.

—¡No, yo te amo más! —peleó la mujer, finalizando con la llamada de una vez por todas.

«Ah, Park JiMin. Mira lo que me has hecho.» pensó con gracia, mirando hacia el techo antes de cerrar los ojos, quedándose dormido nuevamente minutos más tarde.



un capítulo sin cosas sucias ni yoonmin pidan un deseo

el fanfic ya tiene 300 views gente omg voy a llorar 🥺🥺 gracias a todos 🤧🤧

Bae

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