Capítulo 30

Suspiré mas calmada, estar acostada entre los brazos de Hunter, quien acariciaba mi espalda con ternura me hizo sentir mejor. Levanté la cabeza para encontrar su mirada pensativa, con el ceño fruncido.

-Ya, di lo que quieres decir -dije escondiendo mi rostro en su pecho.

-Tuve que golpear a ese tipo.

Sonreí levemente pero me mantuve con el rostro escondido, Hunter no deja de acariciar mi espalda.

-No te mereces nada de lo que tuviste que pasar -su mano agarra mi muñeca derecha y lleva mi mano hasta sus labios, besa la mayor parte de este, más por encima de las cicatrices que se formaron luego de esa vez con mi madre-. Eres mejor de lo que todos piensas, mejor de lo que piensas. Buscas complacer a los demás cuando a la única persona que debes complacer es a ti misma.

-Realmente no sé como hacer eso... siempre quiero que los demás me acepten, ¿y si a nadie le gusta como soy?

-¿A quién le importa? Que se jodan ellos -Hunter sujeta mi cintura con ambas manos-. A mi me encantas, pero a ti te debe de encantar aún más.

Aparté la mirada pero vuelve a hacerme verlo, besa mis labios con ternura volviendo a hacerme sentir inexperta y torpe.

Nos separamos a los pocos segundos, manteniendo el contacto visual, pero una pregunta se había formado en mi cabeza al recordar ese momento.

-Oye... cambiando de tema... -avisé y suspiré- ¿Por qué no te gusta hacer sexo oral?

Él me observa un segundo, quizás preguntándose como llegué a preguntarme yo algo como eso en un momento como este. Ni yo lo sabía pero la pregunta la tenía en la cabeza desde hace ya mucho tiempo.

-Como te dije, comparto la idea con ese personaje que mencionaste la otra vez... -menciona-. Me parece algo mucho más íntimo.

-¿Eso es todo? -pregunté un poco sorprendida.

-Sí.

Asentí comprendiendo y sin preguntar más nada, pero él suspira y me mira sonriendo.

-¿Y tú? ¿Por qué no te gusta ir por detrás? -me sonrojé un poco pero comencé a jugar con las sábanas.

-Pues... siempre me duele mucho, nadie supo como hacer para que no me doliera, terminaban lastimándome así que dejé de intentar.

Fue su turno de asentir para hacerme saber que lo había comprendido. En ese momento, escuchamos la puerta principal de abajo abrirse y nosotros miramos hacia la puerta por un momento.

-Tu hermana llegó -supuse levantándome.

-¿Puedes llevarle eso? -pregunta apuntando a la pastilla para la resaca sobre la mesa-. Yo iré al baño.

Asentí agarrando la pastilla y saliendo de la habitación arreglando un poco mi cabello. Bajé las escaleras pero estando casi a la mitad escuché pasos de tacón acercarse.

-¿Quién eres tú?

Me detuve de golpe, viendo a una pareja mayor que me miraban con el ceño fruncido y de forma despectiva solo llevar una remera de Hunter. La mujer parece asqueada y el hombre disgustado.

No puede ser, tienen demasiado parecido con Tesha y Hunter, no fue difícil saber que ambos son sus padres... ¡Mierda!

-Y..Yo... am... -estaba muy avergonzada porque esta primera impresión.

La mujer mira hacia atrás, a una de las sirvientas de la casa y hace que se acerque a nosotros.

-Sarah, por favor haz que esta chica deje nuestra casa, de inmediato -habla la mujer a la chica.

Sarah se inclina un poco hacia ella, aceptando las órdenes, se me acerca pidiendo disculpas con la mirada, pero antes de tomarme del brazo para sacarme de aquí escuchamos pasos arriba.

-¿Mamá? ¿Papá?

Todos miramos hasta donde estaba Hunter, venía casi corriendo al ver la situación en la que estaba metida.

-Hunter, ¿cuántas veces te hemos dicho sobre no meter a más chicas cualquieras a la casa? -le reprocha su padre.

Hice una mueca pero Hunter me toma por la cintura para acercarme a él.

-Padre, te pediré por favor que no la trates como a una cualquiera. Y madre, tampoco tienes porqué echarla de aquí -responde Hunter severamente-. Si nos disculpan, iremos arriba. Nos vemos después.

Los padres no dicen nada más ya que estaban muy sorprendidos por la actitud de Hunter al defenderne. Yo me sentía incómoda y sin saber que decir. Hunter me hace regresar hasta su habitación.

-Lamento eso -dice cerrando la puerta tras nosotros.

Yo negué para que no se preocupara y le sonreí.

-Descuida.

-Te traeré ropa de Tesha para que puedas cambiarte -comenta volviendo a salir de la habitación.

Yo suspiré y me abracé a mí misma, agarré mi teléfono y le mandé un mensaje a Tesha para decirle sobre que sus padres estaban en casa y así que tuviera cuidado si pensaba llevar a Zack de imprevisto. Hunter regresa y me tiende la ropa, yo sonreí agradecida y caminé hacia el baño.

-Oye, oye, ¿por qué no te cambias aquí? -cuestiona Hunter sonriendo con picardía. Sonreí de igual forma y divertida.

-Porque no quiero correr el riesgo de que tú no puedas controlarte y tus padres nos terminen escuchando -respondí y él bufa.

Entré al baño riendo y me cambié rápidamente, me arreglé mirándome al espejo y al estar lista salí para ver a Hunter usando su celular; aunque, al escucharme voltea a verme sonriendo y camina hacia mí.

-Creo que será mejor que me vaya -mencioné.

-Hm... -se queja haciéndome reír pero luego suspira-. Te llevo.

-Puedo pedirle a Louis que venga por mi, no te preocupes.

-Vamos, no me cuesta nada -responde tomando mi mano y jalándome leve para salir de la habitación.

Bajamos las escaleras nuevamente y pasamos frente al salón donde estaban sus padres, me disculpé con la mirada antes de que Hunter me sacara de la casa.

-No les hagas caso, solo no quieren que seas una caza fortunas.

-Ni siquiera lo necesito.

-Yo lo sé, pero ellos no. Cuando te conozcan y sepas cuánto vales para mí... te tratarán mejor -sonríe besando mi frente y abriendo la puerta de su auto.

Asentí sonrojada y entrando a su auto. Él lo rodea para subirse del otro lado y arrancarlo. Puse música para el camino y al parecer le había gustado a Hunter porque hasta se las sabía.

Nosotros estábamos tranquilos, hablando y cantando todo el camino, pero en cuanto llegamos a mi casa nuestras sonrisas desaparecieron al ver a mi madre en el jardín delantero leyendo una revista con sus lentes puestos.

Era una gran sorpresa verla aquí. Creí que estaría trabajando, como siempre.

-Hm, nos vemos Hunter -dije sonriendo mientras me quitaba el cinturón de seguridad.

-¿No hay beso de despedida? -menciona sonriendo.

Me reí un poco pero abrí la puerta para salir.

-Ni que fuéramos novios -comenté saliendo del auto.

Pero él sale junto a mí para correr hasta mi lado y así acorralarme contra su auto para besarme intensamente.

-No lo somos pero debes de admitir que sí te encantan nuestros besos y más cuando implica estar sin ropa y dentro de ti... -me sonrojé pero no le deja pensar en nada más cuando vuelve a besarme.

Uno más intenso que me terminó por sacar todo el aliento, muerde y jala de mi labio inferior, me deja jadeando. Ríe por mi rostro sonrojado y sin aliento, me besa de nuevo, más corto y suave.

-Nos vemos, princesa -dice al separarse.

Noté como miraba por encima de su hombro, seguí su mirada hasta mi madre quien nos veía con seriedad.

-Llámame por cualquier cosa, ¿está bien?

-Sí, no te preocupes. Lo haré.

-Bien. Nos vemos.

-Nos vemos, Hunter.

Él besa mi frente mientras acaricia mi mejilla. Se separa de mí para advertir con la mirada a mi madre antes de rodear el auto y meterse en este. No se va hasta que yo crucé el jardín delantero, evitando la mirada de mamá en todo momento, y entrando a casa.

-Camila... ¿Por qué mi mamá está aquí? -pregunté al entrar.

-No lo sé, señorita. Ayer vino más temprano de lo normal y hoy no fue a trabajar... estuvo allí todo el día.

-Es extraño -comenté por lo bajo.

Decidí dejarlo pasar y fui a mi habitación para encerrarme allí. Caminé hasta mi cama y me senté, pero no tardé mucho en sentir que mi celular vibra por una notificación.

Hunter:
Hablaba en serio sobre que me llames por cualquier cosa, princesa. Aún estoy cerca, pero aunque no fuera así, lo mismo iría a buscarte.

Sonreí inevitablemente, su manera de preocuparse por mí derretía mi corazón de tal forma que cada vez estaba más segura de que sí... me gusta Hunter Baker. Le respondí de manera rápida para dejar mi celular a un lado y sentarme en mi escritorio.

Saqué mis cosas de dibujo y comencé a ilustrar cualquier cosa que aparecía en mi mente mientras escuchaba música. Dibujar era uno de mis pasatiempos favoritos, me encantaba hacerlo.

Sonreía mientras lo hacía y cantaba hasta que le di los últimos toques a mi dibujo y lo levanté para verlo mejor; estaba satisfecha con el resultado, lo guardé y me incliné en mi silla, comencé a jugar con mi lápiz mientras pensaba.

Mi vista pasó a las cicatrices en mi brazo derecho. Pasé mis dedos por cada una de ellas pero suspiré y dejé de mirar mi brazo, me levanté para salir de mi habitación pero en ese momento mi mamá pasa por en frente de mí y se detiene un segundo.

-Zaira... ¿ya haz comido?

Me desconcertó escucharla preguntar algo como eso que tardé en responder.

-Sí... -murmuré.

Ella se queda en silencio por poco tiempo antes de asentir.

-Bien... -dice sin más y se aleja hacia su habitación.


La vi alejarse, no podía creer que me dijera algo y no fuera para criticarme. Fue totalmente extraño.

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