Capítulo 17

Escuché mi celular emitiendo aquel aviso de que me había llegado una notificación. Me acerqué hasta donde estaba y lo agarré, notando que el mensaje era de Hunter.

Hunter:
Hey, nos falta terminar la última parte del proyecto ¿quieres hacerla?

Zaira:
Bien. ¿Vienes tú o voy yo?

Hunter:
Mejor voy, hoy no es posible en mi casa.

Zaira:
okey.
Te espero.

Hunter:
Nos vemos, princesa ♡.

Rodé los ojos pero no pude ocultar la pequeña sonrisa que apareció en mi rostro. Lancé el celular a un lado en la cama y me levanté. Miré las lentillas sobre la mesa, junto al maquillaje y las extensiones.

Suspiré.


Me daba tanto cansancio maquillarme y ponerme hasta las lentillas esta vez, solté un bufido y me encogí de hombros.

-Nah, de igual forma ya me vió sin esas cosas -hablé conmigo misma moviendo mi mano como restándole importancia y me alejé.

Preparé las cosas en este tiempo en el que esperaba a que Hunter llegara. Me tomé mi momento para hacerlo hasta que Camila llama a la puerta y se asoma por esta.

-Señorita, el joven Hunter está en frente, ¿lo dejamos pasar?

-Sí, por favor -respondí sonriendo.

Ella asiente devolviéndome la sonrisa y se va, me senté en la silla frente al escritorio, encendiendo la computadora cuando, a los minutos, entra Hunter.

-Hola Prin... Oh wou -me mira como si se hubiera atontado- ¿A qué se debe el placer de verte casi al natural? -


Rodé los ojos divertida mientras él se acerca sin dejar de mirarme, o mejor dicho, apreciarme.

-Tenía mucha pereza como para ponerme todo eso encima, así que me quedé así.

-Pues entonces prefiero que seas una vaga por siempre. Si me vas a recibir así...

-Bien, ya déjate de bromas y terminemos con esto que nos falta muy poco -pedí aguantando la risa.

Asiente divertido. Se acerca y se sienta a mi lado, iba a empezar a revisar nuestro trabajo cuando él hace girar nuestras sillas, quedando frente a frente y me sujeta las piernas.

-Y luego de terminar con esto, ¿no quieres...? -sus manos suben por mis piernas acariciandolas hasta sujetar mi trasero.

Yo sonreí, sujeté sus manos para sacarlas de donde estaban, él bufa y hace una mueca por eso.

-Primero concéntrate en el trabajo. Ya lo pensaré después -dije dándole ilusiones.

Aunque de igual forma vuelve a bufar y hace un puchero que me pareció algo tierno... consiguió que mi corazón de un vuelco y mis mejillas se tornen rojas, aparté la vista rápidamente hacia la computadora pero escuché su risa antes de hacer lo que yo.

Mientras hacíamos el trabajo él no podía dejar sus manos quietas y cada tanto me tocaba el trasero y se quería colar hacia mi intimidad, pero no pasaba más de ahí porque él dejaba de moverse y quitaba su mano o porque yo le daba un pequeño golpe. Parecía divertirle bastante con fastidiar me así, hasta que llaman a la puerta, era Camila.

-Am... Señorita, s..su madre la busca -habla nerviosa.

Me tensé al instante y golpeé mi frente contra mi puño mientras maldecía para mis adentros. Sabía porqué me buscaba, las estúpidas de Mika y Paula ya debieron de haberle ido a contar todo.


-Mierda... -solté por lo bajo, pero volví a mirar a Camila-. Sí ya... ya voy.

Ella asiente con lástima y se va, me giré hacia Hunter, quien tenía el ceño fruncido mientras me miraba.

-Escucha... pon música muy fuerte o algo pero si escuchas algo, ni se te ocurra bajar -amenacé lo más seria posible-. Hablo en serio.

-¿Por...? -pregunta.

No quería responder, me levanté y caminé hacia la puerta. Abrí esta pero quería decirle algo a Hunter como para explicarle más o menos, sin embargo, la explicación se dio sola.

-¡Zaira, ven aquí, ahora!

-Por eso... -murmuré-. Así que, quédate aquí.

-¿Por qué me siento como el amante que están por descubrir? -intenta bromear para hacerme sonreír, lo que funciona.

Solté una pequeña risa y negué con la cabeza antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de mí. Bajé las escaleras y fui a la sala, donde estaba mamá.

-¿Qué pasa? -pregunté.

-No te hagas, sabes bien lo que está pasando -ella me mira fulminante.

-Quizás, o quizás estamos pensando en cosas distintas -murmuré pero eso solo la hizo enojar.

-¡Ya déjate de estupideces! Ya me contaron que abandonaste todo, ¡con verte así lo puedo confirmar! -me apunta al rostro-. Dejarás que Michelle y todos los demás te pasen por encima por tu estúpida debilidad. ¡Se supone que tenías que ser la mejor!

-¿Ser la mejor en qué exactamente? ¿En ser la más popular del instituto? ¡¿A caso importa siquiera?!

-¡Por supuesto! Ser reconocida te da contactos, usar a todos esos que conseguiste para alcanzar tu meta.

-¡¿Cuál meta?! ¡Ni siquiera sabes lo que quiero!

-¡Tu meta siempre tiene que ser el éxito! ¡Es todo!

-Es en lo único que piensas... -apreté los dientes-. Siempre piensas en usar a los demás para ser exitosa, ¡incluso me usas a mí porque tú no has podido hacerlo, como tampoco pudiste mantener a papá contigo!

En ese mismo instante sentí que me había dado un golpe en la mejilla tan fuerte que terminé cayendo sobre la mesa de cristal tras de mí. Por la fuerza del impacto la mesa cayó y el cristal se rompió en pedazos. Veía sangre pero por la adrenalina y las lágrimas no podía sentir nada o concentrarme en eso. Me dolía más el pecho...

-¡Ni se te ocurra hablarme de esa forma! -se me acerca fulminante.

Quería gritarle más, decirle todo lo que pensaba, pero me obligué a tragarme la rabieta y tratar de responder con calma.

-Solo estoy... -ella me interrumpe con la mirada.

Dejándome con las palabras atoradas en mi garganta. Era frustrante... me sentía impotente.

-Me has decepcionado, otra vez. Creí que empezabas a ser mejor... pero veo que me equivoqué -mis ojos ardían-. Hasta pensé que podría quererte más, pero no te ganaste eso. Y veo que ni siquiera te importa.

Sin poder evitarlo, porque ni siquiera me había dado cuenta, sollocé y derramé lágrimas una tras otra.

-No me digas eso, mamá... por favor, no. Me duele -ella niega con la cabeza.

-Debiste pensarlo mejor antes de ser una gran decepción -responde.

Sollocé bastante, me sujeté el brazo en un intento de abrazarme a mí misma y buscar consuelo, pero no podía sentirlo. Bajé la cabeza tratando de ocultar mi rostro lleno de lágrimas, mamá no dice nada por mucho tiempo.

-Eres un asco, te pareces demasiado a tu padre, con esos ojos, esas manchas... eres igual a él... Una completa basura.


-Mamá... -sollocé-. No sigas, por favor, yo no pedí nacer... tú así lo has querido.

Ella ríe con sarcasmo y amargura mientras me mira, su mirada era de fuego, me daba la sensación de que me diría algo que me rompería más.

-¿En serio lo crees? Cariño... tu padre se casó conmigo a causa tuya.

¿Qué...?

-¿No te parece raro el hecho de que yo tenga treinta y siete y tú dieciocho?

-Basta... ya no quiero saber... Lo sospechaba pero quería convencerme de que no fuera así.

-Pues ya sabes. El que tu padre se casara conmigo a la fuerza fue tu culpa, y al no soportar el tener que cuidar de ti, decidió irse y abandonarme -espeta con furia, me veía con rencor y con odio.


Mordí mi labio inferior mientras me aguanta lo que quería decir, pero de repente una voz en mi interior habló: "a la mierda todos".

-En realidad... tú lo hiciste irse -levanté la mirada para verla-. Porque abandonarte es más fácil que aguantar tu mierda todos los putos días.

-¡Tú...!

Ella levanta nuevamente su mano para golpearme, ya me lo veía venir y estaba preparada, pero otra mano la detiene justo antes.

-¡¿Ah?! -mamá voltea hacia Hunter indignada y molesta.

-Te dije que te quedarás arriba... -murmuré.

-¿Crees que sigo órdenes? -me responde él.

Me mira, su vista se pasea por la situación y termina en mi brazo, seguí su mirada hasta notar todos los vidrios que se habían clavado en mi piel. La sangre formaba un gran charco en el suelo, pero aún así solo podía sentir molestias... mas dolor ninguno.

Volví la mirada al frente cuando mamá se libera del agarre de Hunter y se aleja de él.

-¡¿Otra vez tú?! ¡Deja de meterte en problemas que no te conciernen!

-No puedo hacer eso, no cuando se trata de Zaira -habla él-. Golpear a su hija es tan fácil como mandar este video a las autoridades para mandarla a pudrirse en prisión.

Hunter muestra su celular, no podía verlo porque él estaba entre mi madre y yo, dándome la espalda para dirigirse a mi madre.

-¡¿Y tú quién te crees que eres?! ¡Yo solo estoy educando a mi hija! Además de que me haz grabado sin mi consentimiento, ¡puedo demandarte, ¿sabes?!

-Me importa una mierda si decide demandarme, ¿qué cree usted que es más grave? Grabar a alguien o golpear a otra. Que un jurado diga si esto es abuso o "educación", como usted lo llama.

Miré a Hunter un poco desesperada. Él me mira por encima del hombro y suelta un suspiro pesado antes de regresar la vista a mi madre.

-Pero aunque usted la maltrate de todas las formas posibles... ella aún así la quiere, me lo dijo. Y yo aún no logro entender porqué.

Agaché la cabeza de nuevo, es verdad que ni yo entendía como podía querer a alguien así después de esto... pero así lo sentía.

-No mostraré esto a nadie, a menos que Zaira quiera que lo haga. Pero si le vuelve a tocar aunque sea un mísero cabello, o dirigirle la palabra para hacerle daño... créame que no me importará cuánto la quiera, esto se hará público.

-Eres un metido, niño. No sabes nada pero te atreves a amenazarme.

-Diga lo que quiera, pero ya está advertida. Si le encuentro otro golpe o lágrima, usted será la culpable.

Mamá nos mira fulminante a ambos, a mí más que a Hunter, chasquea la lengua y se aleja de nosotros hasta desaparecer por otra habitación.

Solté un gran suspiro y miré mi brazo. Se veía tan doloroso pero no lo era hasta el momento, la sangre seguía derramándose pero mi mente estaba en otro lado completamente ajeno al dolor o al miedo de perder tanta sangre.

Hunter se apresura a agacharse junto a mí y examinar lo grave de mi brazo. En su mirada se veía la preocupación y miedo por la cantidad de vidrios cortando mi piel y la sangre en el suelo. Se quita el abrigo y lo enrolla en mi brazo, apretando cerca de mi hombro para evitar que la sangre siga circulando demasiado.


-Solo tienes que decirme que lo envié y tus problemas se resolverán -habla mientras atiende mi brazo.

-Es que no puedo... es mi madre y la quiero... se me es muy difícil mandarla a la cárcel.

-A veces es hasta mejor alejarse de la familia, sin importar quien sea o cuánto la quieras.

-Lo sé... pero no puedo -apreté los labios aguantando los nuevos sollozos.

Hunter ya no dice más, me ayuda a levantarme sujetándome por la cintura y haciendo que apoyara mi brazo sano sobre sus hombros. Camila, Úrsula, Mariana y Yenia se acercan corriendo hacia nosotros y mirándome preocupada.

-La llevaré al hospital, no se preocupen -habla Hunter rápidamente.


Abriéndonos paso entre ellas quienes asintieron frenéticas y se lo agradecieron. Salimos de la casa y entramos en su auto, la chaqueta se estaba humedeciendo y comenzaba a gotear, a la vez que me daba cuenta que la sangre en mi ropa también manchaba el auto.

-Mierda. Lo siento... -hablé mirando el asiento con culpa.


-No te disculpes, se puede limpiar -dijo mientras arrancaba con prisa y salía de casa.

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