Capítulo 11
Bostecé sentándome y mirando a todos lados cansada. Me mentalicé para levantarme pero al estar de pie volví a caer sobre la cama de nuevo y me quedé media hora mirando un zapato junto a mi cama.
Gruñí y me levanté luego de aquella media hora, fui al baño, me aseé y luego salí a ponerme las lentillas, las extensiones y el maquillaje, pero estando frente a todas estas cosas me quedé mirándome en el reflejo del espejo por un momento antes hacerlo.
<<-Wou... -Hunter ríe corto-. Eres muy hermosa ->>
Me sonrojé sin poder evitarlo y aparté la vista del espejo. Suspiré pesadamente y decidí levantarme, me cambié rápido para después salir de mi habitación y bajar... sin haberme puesto nada de lo que debería.
-Buenos días bella durmiente -escuché haciéndome sobresaltar.
-¡Ah!
Salté en mi lugar en cuanto vi a Hunter en la mesa del comedor terminando el desayuno que las chicas le habían preparado.
- ¿Hunter? ¿Sigues aquí?
-¿Que modales son esos?
Grité otra vez pero aún más fuerte y por la sorpresa de quien había hablado.
-¡¿M..Mamá?!
Ella aparece en la entrada del comedor. Estaba sonriendo mirando a Hunter como si oo hubiera aprobado, hasta que me vió a mí y aquella sonrisa se esfumó. Dolió. Ver como aprueba a otros pero a mí me mira con enfado y decepción siempre duele.
Ella se me acerca apretando los labios, haciéndome saber que todo iría mal ahora. Empecé a temblar del miedo, agaché la cabeza de inmediato para no hacerla enojar más de lo que ya estaba al verme.
-Aún no terminas de arreglarte, ¿verdad? -trata de sonreír pero esa sonrisa era todo menos agradable y comprensiva-. Vamos, tienes terminar de arreglarte. No dejes que alguien vea... eso.
Me señala el rostro, barriéndome con la mirada, asqueada. Le estaba recordando mucho a papá y lo sabía... ahora mismo era él para ella, y no su propia hija.
-Sí madre... -murmuré apretando las manos.
Me di vuelta y comencé a caminar mientras me abrazaba a mí misma. Ya no me animaba ni a mirar a Hunter.
-Yo opino que se ve hermosa -me detuve en seco, Hunter se levanta y se recarga contra la mesa-. Perdone, pero ¿qué se supone no tiene que dejar ver?
-Hunter... -mamá me interrumpe.
-Oh, cariño... por supuesto que no lo entiendes -dice mamá sarcástica.
Hunter enarca una ceja y se cruza de brazos, pero mamá me mira con fuego en su mirada, sabía que esto me traería problemas. Quise escapar antes de que comenzara pero ella me agarra del brazo y me jala, cerré los ojos con fuerza por el dolor de su agarre y la vergüenza de que Hunter viera esto.
-Todos necesitamos cubrir algo, ya sea una mentira, un robo... imperfecciones... -me mira de nuevo con asvo-. Y eso es algo que, por desgracia, mi hija tiene demasiado.
-Mamá, por favor... -ella me mira fulminante, obligándome a cerrar la boca.
-¿Imperfecciones? -Hunter apoya sus manos en el borde de la mesa, se le veía realmente furioso e irritado-. Ella no tiene ninguna imperfección.
-Hunter, está bien... -hablé nerviosa antes de que mi mamá salte a atacarme-. Enseguida regreso.
-Debes estar viendo mal... -mamá me jala del brazo un poco brusca para luego sujetar mis mejillas con fuerza- ¿No ves esto?
Comienza a señalar mis pecas, mi lunar bajo el ojo izquierdo, otro lunar más pequeño en la mejilla derecha y también mi lunar en mi cuello, justo en el centro y sobre mi clavícula. Aparté la cabeza de su agarre cuando lo aflojó.
-Su piel tiene que ser perfecta, quiere decir, sin manchas. Y ella, tiene muchas.
-Mamá, ¿podemos dejar esto ya...? -pedí con las lágrimas amenazando mis ojos.
-Esas "manchas" solo la hacen más hermosa de lo que ya es, pero ella no puede verlo por comentarios de mierda como esos -espeta Hunter sorprendiéndome.
Vi que sus manos, que sujetaban la mesa, estaban rojas, con los nudillos blancos y las venas marcadas por apretar la mesa con molestia, pero su rostro demostraba su ira. Mi mamá estaba que comenzaba a explotar porque alguien le estuviera haciendo frente, nadie le había llevado la contraria hasta ahora.
-Agradezco el que usted haya sido amable conmigo, señora... pero no puedo quedarme callado cuando veo que a su hija la está insultando de tal forma. Ella no tiene imperfecciones, y aunque las tuviera, seguiría viéndose perfecta.
Abrí los ojos de par en par, repentinamente se me corta la respiración, miré la reacción de mi madre con nerviosismo. Mi corazón volvió a latir como loco, mis emociones se alteraron de nuevo.
-Y perdone por terminar la conversación aquí pero se nos hace tarde para el instituto -Hunter posa su vista en mí- ¿Nos vamos? Yo te llevo.
Tragué grueso, miré a mi madre que seguía sujetándome del brazo con mucha fuerza, aún me dolía y cada vez ese dolor se intensificaba más. Me mira haciendo que agache la cabeza pero luego me suelta de golpe y se va.
-Haz lo que quieras. Si te critican por ser tan horrible y desagradable, ahí tú.
Ella desaparece por una puerta y yo solo vi por donde se había ido hasta sobresaltarme por sentir las manos de Hunter tocar delicadamente mi brazo. Yo lo miré, él estaba con el ceño fruncido aún, miraba mi brazo, seguí su mirada hasta ver lo que él estaba viendo específicamente. Tenía la marca de la mano de mi madre allí, en rojo.
-Lamento que hayas tenido que meterte en esto... -murmuré apenada y con la cabeza agachada.
-No te disculpes, me alegra haberme metido en esto. Tu madre parecía muy amable hasta que vi como es realmente.
-No la culpes, ella solo está tratando de que no me pase lo que a ella -hablé rápidamente-. Yo la quiero, y sé que ella... también me quiere.
O de eso quería convencerme... Hunter se me queda mirando por bastante tiempo, creo que sabe lo estúpida y ciega que soy, hasta yo lo admito pero... realmente quiero creer que mamá me quiere, aunque sea un poco.
-Está bien -resopla aceptándolo- ¿Nos vamos?
Asentí cabizbaja. Me di vuelta para ir a cubrirme, pero antes de poder hacerlo él me toma de la mano y me jala, más delicadamente que mi madre, hasta donde estaban nuestras cosas para luego agarrarlas y salir de la casa.
-H..Hunter... -traté de detenerlo.
-No irás a ponerte esa mierda encima -suspira y me mira de reojo por poco tiempo-. Así estás bien, Zaira...
Apreté los labios pero no dije más, salimos de casa para ver a un hermoso auto estacionado en el patio delantero.
-Oh wou... -dije al verlo.
Un audi r8 Spyder gris oscuro pero con toques en negro. Me encantaban los modelos deportivos.
-¿Qué? -pregunta Hunter con una sonrisa divertida.
-Nada solo que... es muy lindo... -comenté-. Creí que serías más de motos o cosas así.
-Sí, antes tenía una, pero este me lo regalaron ayer y quise usarlo -responde abriendo la puerta para mí antes de que yo pueda hacerlo. Sonreí un poco por eso.
-Que suerte tienes. A mi aún no me quieren dar mi propio auto aunque ya pueda manejar.
Me subí en el auto y Hunter se recarga en el auto mientras me mira sorprendido.
-¿Y eso? ¿Por qué no?
-No lo sé -respondí subiendo y bajando los hombros.
Asiente en respuesta, cierra la puerta y rodea el auto para subirse en el asiento del piloto y arrancar.
-Oye... -habla él.
-¿Hm? -murmuré.
-Deberías de no hacer caso a todo lo que tu mamá dice. No es cierto de todos modos.
Suspiré pesamanete y removiéndome incomoda en mi asiento.
-¿Podemos no... tocar el tema? -pedí mirando por la ventana. Hunter resopla profundo.
-Bien, lo siento princesa.
-Que no me digas así -rodé los ojos.
Él ríe pero ya no responde, yo sonreí un poco pero volví mi atención al camino por un rato ya que luego pusimos música, que en realidad, a mí me gustan las que él colocaba solo que no lo demostraba, aunque ganas de cantarlas a todo pulmón no me faltaban.
Al llegar a la escuela yo suspiré un poco nerviosa ya que era la primera vez que me verían sin maquillaje, ni lentillas.
-Gracias por traerme -le dije a Hunter y salí del auto luego de mentalizarme.
-¡Zaira!
Mika y Paula se acercan pero cuando me ven el rostro hacen una expresión de horror.
-¡Dios mío! ¡¿Pero qué...?!
-No, no, esto hay que taparlo -exclama Paula agarrándome del brazo.
-Que horror.
Me arrastran hasta el baño ignorando mis quejas y protestas, volteé la cabeza hacia Hunter pero él solo niega con la cabeza.
-Chicas, yo...
-¡¿Cómo pudiste venir así?! -me regaña Mika.
-Es que... así soy...
-Pues que mierda horrible eres -me sorprendí por el comentario de Paula.
Si bien ellas eran así... jamás me habían dicho algo así siendo tan sinceras. Sentí mis ojos comenzando a arder por las lágrimas, mis inseguridades salieron a flote. Dejé que ellas me maquillaran, Mika saca unas lentillas que ella siempre tiene como repuesto para estos casos.
Al estar lista me miré en el espejo, tenía tantos kilos de maquillaje que hasta parecía un payaso. Ellas suspiran y sonríen aliviadas.
-Mejor... -dice Pula.
-No vuelvas a llegar así... -le sigue Mika mirándome mal.
-Sí...
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