9- Nanotecnología
«Se reporta una crisis sanitaria mundial: Las camas de muchas de las instalaciones es escasa, el mundo está colapsando, la economía mundial está cayendo, algunos países procedieron en encerrar las casas con candados estatales y sólo se abriría en caso que el gobierno reparta comida.»
1
A la salida de la comisaría, los policías se encontraban varados, esperando a encontrar noticias, hasta que un escuadrón salió del lugar; Jeff se encontraba con ellos. Aclararon que no pudieron encontrar a Terrance en ningún lado, sin embargo, sabían que estaba implicado en algún asunto relacionado a la secta.
Fue un largo camino hasta que llegaron al distrito por dónde partieron; escoltaban a Jeff hacia su casa. Jeff estaba bastante adolorido debido a los golpes otorgados por los secuaces de Terrance, quién al parecer sólo buscaba deshacerse de él para seguir con sus planes, cosa que no le funcionó.
Giraron en una calle, hacia un brillo enceguecedor que se encontraba en la casa de Jeff; el fuego estaba quemándola en su totalidad. Podía haber sido obra de Terrance, pero, lo que más preocupaba a Jeff era saber si su esposa estaba bien, i eso hasta que la encontró arrodillada en la vereda, sintonizando el canal del caos en su cerebro.
Era una obviedad pensar que ella estaba perpleja y confundida con la situación, pero, es que el hijo de puta de Terrance ni se ha preocupado ni por su propia sobrina, y eso era reprochable en todo sentido.
—¡Ven conmigo! —gritó Jeff a su esposa mientras abría la puerta del vehículo policial frente a su casa. Ella simplemente giró, y luego de contemplar un rato el móvil, subió.
El vehículo se puso en marcha luego de que Jeff cerrará las puertas ya con su esposa dentro. Varios giros dio por la zona hasta llegar a la autopista. Para Jeff, ya estaba bloqueada la oportunidad de atrapar a los miembros de la secta, pero aún así, creía que alguna otra oportunidad habría en alguna parte; quizás algún dato de que Terrance se encontraba en alguna parte de la ciudad. No había en ese entonces, una voz divina que le indicase donde se encontraba, o un deus ex Machine que arreglase todo; Jeff estaba varado en sus pensamientos, cuando miró un semáforo. Creía que podría deducir en ese entonces, que si miraba las cámaras de seguridad alrededor de la comisaría, alguna pista hallaría. Quizás Terrance haya escapado en algún coche moderno, de esos cuya identificación se hallaba junto a un chip rastreador; las cámaras detectan la forma del chip, y sacan un código que la policía podía usar exactamente para ello.
Jeff lo intentó, y sí, en el vídeo Terrance había salido desde la ventana de la comisaría, poco antes a que la policía llegase, en un vehículo color negro junto a otros dos tipos con traje, pero, no tenían ese dichoso chip que podían salvarles…
Quizás Terrance no sabía realmente el hecho de que la policía llegase, y sólo se iría para regresar más tarde, quizás sea sólo eso, así que Jeff propuso que haya una patrulla rondando en la zona, y varias cuidando las fronteras por si Terrance se avivaba.
2
El procedimiento fue sencillo, Jeff se refugió en un departamento policial oculto, en el cual vivía Aldo, mientras esperaban respuestas de la policía. El mundo estaba ya en crisis en ese momento, y había ya países que caían en la anarquía absoluta, dónde ni gobernantes tenían, y otros que aún lo conservaban, pero todo el mundo debía cuidarse. Ya no había país sin infectados pero, había algo que Jeff sabía, o más bien sentía, y era que él se había convertido en parte de aquél número de infecciones las cuales tenían un porcentaje de noventa y cinco entre cien de terminar muriendo. La razón por la que una enfermedad tan mortal fue tan contagiosa, era por cuánto tardaba en hacer que sus víctimas fallecieran.
A Jeff no le importaba fallecer, pero, quería resolver el caso primero. Un policía, uno de esos días lo llamó. Jeff podía pensar que era para pedir unas Doritos o algo así, pero no. Encontraron a Terrance intentando cruzar las fronteras con varios billetes robados y algunos paquetes de cocaína…
(…) Al pasar los días, Jeff, ya aislado en un departamento especial, sin poder tener contacto ni con su esposa, recibió igualmente noticias de los interrogatorios, dónde Terrance confesó que un tal Howard Casey era el jefe de una secta de extremos religiosos, la cual apoyaba la idea de que la enfermedad era un castigo divino que la humanidad debía sufrir. Para Terrance, esa idea religiosa era más bien del estílo: «El señor del departamento policial tiene derecho divino a descansar al bajar el índice criminal debido a la enfermedad.», y también el recibir dinero de parte de la secta con el objetivo de ayudarles, y de paso no mandarles patrullas.
3
En el centro de salud, los científicos buscaban respuestas, pues la vacuna no surtiría efecto, sin embargo, un hombre llamado William Tipton, un científico prestigioso, presentó un modelo de Nanotecnología autoreplicativa capás de erradicar enfermedades. La humanidad sabía que en el caso que algo así ocurriese, el ser humano podría a llegar a vivir una utopía, aunque teniendo riesgo de que salga mal y la nanotecnología comience a revelarse ante sus creadores “los humanos”.
Al fin y al cabo, los científicos apostaron por el proyecto del departamento de Nanotecnología, y decidieron probarlo. En el momento que se anunció, ya tenía dos pruebas completas, faltando poco para terminar una fase tres, aquella que daría luz verde a la producción en masa de ese método.
Podríamos decir que Jeff estaba internado, y fue uno de los que probaron la Nanotecnología, la cual a él le funcionó. Poco a poco fue recobrando la salud, hasta que se recuperó completamente, y su alta fue dada.
Poco después, al terminar la fase tres, se comenzó a distribuir, aunque la comunidad científica sospechaba de algo, pero por emergencia ocurrió, y la plaga había sido completamente erradicada.
4
Jeff terminó su investigación en el momento que se dio con Casey y se desintegró la secta, y se confiscó todas las cepas que se tenían de la bacteria. Al fin y al cabo, Jeff pudo relajarse un rato, disfrutar con su esposa, tener sexo con ella y después dejarla embarazada. Nueve meses después, Nina había nacido, y formó parte de la nueva familia que ambos habían comenzado, en un mundo totalmente nuevo.
(…)
—Señorita Joanne, Señorita Joanne. —dijo Karl Burton, uno de los científicos en la cede de Greenwich.
Joanne Collins dio medio giro, mostrándose frente a Burton con un aire imponente, el cual dejaría a muchos los pelos del cuerpo erizados por la seriedad que tenía en el rostro.
— ¿Cómo han ido los nuevos experimentos con la serie B—25f0? —preguntó Collins refiriéndose a los nanobots—. ¿Hay novedades en el departamento?
—Novedades, sí —repuso Burton—: buenas, no. —agregó mientras perseguía sus pulgares.
Collins se acercó un poco más a Burton, y se quitó las gafas ante él.
—¿Qué quieres decir con qué no hay buenas noticias? —preguntó Collins, intentando no perder la calma.
—Bueno… —dijo—: nos hemos dado cuenta de los peligros que conlleva usar una nanotecnología poco desarrollada, y al parecer los nanobots pueden dejar de responder a sus amos y señores.
«Recibirás toda la furia del alfa y del Omega, en todo caso» pensó Burton.
—¿Acaso no tienen un botón de autodestrucción en algún lugar? —preguntó Collins mientras permanecía quieta como una estatua, recta como una escoba y mirando fijo hacia abajo, dónde Burton se encontraba—. ¿Tan siquiera fabricaron un botón?
—Sí lo hicimos, y si siguen con la autoreplicación, tendremos que usarlo. —continuó Burton—, pero, vamos a tener que acelerar el desarrollo del nuevo modelo antes que otra enfermedad entre a causar catástrofes. Hay que tener en cuenta que después de un tiempo usando Nanotecnología, el cuerpo se ha relajado, y ha dejado de producir anticuerpos; ahorrando energía.
—Bien, esto puede volverse una catástrofe, o una alerta por una nube gris, ¿cierto?
—Sí jefa, en el peor de los casos, si no usamos el botón, resultaría en una nube de nanobots que nos devoraría. —dijo Burton.
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