7- La pandilla

1

Jeffrey había regresado ese día a casa, muy exhausto por sus investigaciones, las cuales no parecían llevar a ningún lado. No sabían qué tipo de grupo era aquel que se esforzaba por infectar a la gente, pero debía descubrirlo si quería impedir la propagación de la enfermedad.

Su esposa se encontraba sentada en la mesa del comedor, el cual parecía cómodo y estaba iluminado.
—Cariño, ¿No habías dicho que tu tío era jefe de la policía del distrito de Saint Street?
—Sí, él trabaja ahí... —contestó Anne. — ¿Acaso quieres qué él te de pistas?
—Sí, quizás me ayudará a encontrar a los culpables.

Hasta el día siguiente, Jeffrey no tuvo el humor para continuar con su deber, y era dormir para recuperar las fuerzas. Al día siguiente, él tomó el teléfono y llamó al tío de Anne, Terrance, hijo de Lawrence, quién fundó una cadena de comida rápida que sólo se limitaba a esos poblados.

Jeffrey marcó el número del tío de Anne, y esperó a que el teléfono deje de tutear, y de ahí fue cuando alguien contestó. Una voz áspera se escuchaba del otro lado de la línea, parecía que iba a morir, era básicamente parecido a la voz de un fumador que ese día fumó 20 paquetes de Philip Morris, y su voz se podía comparar mucho a la de Darth Vader; incluso podrían poner al tío Terrance como actor de Darth Vader en la guerra de las galaxias, y no habría diferencia.

—Hola, ¿Señor Terrance? — preguntó Jeffrey con absoluta perspicacia. Del otro lado de la línea se escuchaba unos ligeros golpes que parecían provenientes de un objeto de metal muy pequeño golpeando un objeto diferente.
—Sí... Soy yo. —dijo Terrance entre carraspeos, al parecer tenía problemas al respirar, y no era a causa de ninguna enfermedad.— ¿Acaso eres el inútil que mi sobrina eligió como esposo? —agregó.
—¿Cuál inútil?...Soy detective, y uno de los detectives más prodigiosos del mundo. —contestó Jeffrey.
Del otro lado Terrance volvió a toser, al parecer algo lejos del tubo del teléfono, y regresó para hablar.
Hhg...Ya... Lo sehk— Terrance estaba hablando como algo parecido a lo que Jeffrey describiría "Ahogándose en su propia saliva".
Jeffrey se puso una mano en la cabeza, y miró hacia al techo mientras divagó.
—Sigues siendo un inútil. —dijo Terrance —.Espero tengas buenos motivos para llamarme.
—Claro que sí, debo tener un registro sobre los ataques que aquel "Grupo de la peste", está realizando hacia la gente. —dijo Jeffrey —.En otro caso, no te hubiese llamado a tí, porque sé que sólo estás de adorno como un maniquí en una tienda.
—Es que —suspiró— quienes trabajamos duro merecemos un descanso reparador. —repuso Terrance.
—Bien, ¿me dirás lo que sabes?,
—Bueno, simplemente ven, y te explicaré todo lo que está ocurriendo.
Terrance le pasó una dirección a Jeffrey, la cual es el centro de comisaría el cual este trabajaba. Jeffrey continuó con su día a día mientras esperaba el momento para partir.

2

Tipo 12:15 partió con su vehículo, manejando en las frías calles ese día de invierno, los sonidos de los grillos habían sido reemplazados por el sonido del soplido de una helada ventisca que congelaba hasta el agua de los grifos en las sucias calles. En algunas esquinas, Jeffrey pudo presenciar a un grupo de médicos con trajes muy parecidos a los de un astronauta en el espacio, los cuales metían tubos y cables por las cloacas de la ciudad —supuestamente, porque la bacteria sobrevivía al agua, y formaba colonias bajo tierra— y podían sacar muestras de la bacteria, la cual, a diferencia de un virus, está se replicaba fuera de un cuerpo.

Mientras Jeffrey escuchaba la radio, de las pocas emisoras que quedaron trabajando después del cierre de algunas estaciones por casos de Streptocitos, este se mantenía encerrado en su vehículo hasta llegar a la ruta que llevaba directamente a Saint Street.

Unos oficiales se encontraban a un lado del vehículo, hablando mientras le hacían una señal a Jeff para que se detenga. Jeff presionó un botón y bajó su ventanilla.
—Señor, debo pedirle su permiso.
Jeff comenzó a tantear su bolsillo para buscar su billetera, mientras los policías lo esperaban un tanto alejados de él.
—Sí, ahí lo busco. —contestó Jeff
Luego de sacar una vieja billetera de cuero, y un par de tarjetas de mastercard y visa un tanto sucias, rayadas y descuidadas, las cuales una servía para pagar servicios y la otra para las compras, sacó un plástico que se distinguía de la mayoría de los objetos de su billetera debido a que era lo único que brillaba y que al ojearlo completamente no podías ver a Jeff del otro lado de una grieta.

A diferencia de los permisos virtuales, típicos del pueblo, a Jeff se le otorgó una credencial de trabajador en las fuerzas policiales de su pueblo, como detective, y un permiso al iniciar ese conflicto, así que mostrando su credencial junto al permiso podría pasar.

—Lo siento que tengas que ver ese desorden —dijo Jeffrey—, el tiempo ha sido la marca ante la pulcritud de mis posesiones. — agregó mientras los policías escaneában con una máquina la dichosa credencial. —«Pip»— Efectivamente, la máquina soltó un pitido a susodichos agentes, los cuales le saludaron y le dejaron pasar.

3

El departamento de policías de Saint Street era uno de los más grandes en todo el país, y para Jeff, el más pequeño de entre los grandes. Jeffrey tomó sus cosas, y salió de su vehículo. Por dentro abundaba la tonalidad negra, el marrón y el rojizo oscuro para algunas alfombras de por ahí. Jeffrey después de mostrarle la credencial a otros policías dentro del departamento, lo dejaron encontrarse con «ese desgraci... Terrance.»

Terrance se encontraba en una silla en mitad de la oficina. Jeffrey, quién no había hablado con él desde 2046, no sabía en qué punto comenzar la conversación.
—Pequeño Jeffrey, ¿qué te trae aquí? —preguntó Terrance, quién sabía que Jeffrey odiaba que le dígan pequeño.
—Ya sabes... es por el tema de esa secta.
—¿Acaso te refieres a la secta religiosa de la peste? — replicó Terrance mientras posaba sus piernas en el escritorio de su oficina, dándole repulsión a Jeffrey, quién se alejó lentamente de sus zapatos.
—Ese mismo.
—Aún no sé quién probablemente esté tras esto—dijo Terrance—, pero sospecho que es alguien del departamento de policías. —agregó.
Jeffrey dió la vuelta con la silla para evitar el zapato de Terrance, se acercó al escritorio.
—¿Cómo sabes eso?
—Pues, al parecer hay cámaras de seguridad las cuales su contenido fue borrado, y sólo el estado puede entrar al contenido de las cámaras de los postes de luz. —contestó Terrance, acto seguido, dió vuelta el monitor de su ordenador hacia Jeff.
«Error: el archivo está dañado» se podía leer en el ordenador.
—Pues, esto no puede ser.
—Tú, Jeff, eres una persona de mucho poder en este país. —dijo Terrance—. ¿Qué me puede probar que no eres el causante de todo? —añadió.
Jeffrey miró con algo de furia al rostro de Terrance, parecía golpeable, podía ser en ese momento un saco de boxeo pero, la calma hace al individuo.
—Yo no fui, no tengo motivos por los cuales hacer semejante cosa.—decía Jeff hasta que fue interrumpido por Terrance.
—Es que, investigando me di cuenta que has tenido contacto con víctimas de aquella banda — dijo. — Hernández, falleció días después de tu visita... bueno... fue asesinado.
Jeffrey no podía creer que Terrance podía caer tan bajo como para culparle de algo que él mismo estaba investigando. Un grupo de policías tomaron a Jeffrey por detrás, lo desnudaron y lo metieron entre las celdas.

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