Lo haremos juntos
(1790)
— ¿Lo encontraste? — me preguntó acercándose a mí
— Estoy leyendo cada libro que hable sobre los registros de Corea , JungKook — dije pasándome las manos por la cabeza en señal de cansancio y algo de fastidio — ¿Seguro que es real? — pregunté mirándolo mientras él traía más libros, necesitábamos mucha información
— Seguro — dijo dejando diez libros más sobre la mesa — mi mamá me contaba cada noche esa leyenda y los poderes de ésta, debe de ser real —
— Ves — dije dejando el libro que estaba leyendo de lado — dijiste leyenda, no estamos seguros de que exista en realidad — dije cerrando el libro y apartándolo de mi lado, poniéndolo lo más lejos posible — la leyenda pudo haber sido creado por una persona con abundante imaginación — dije tratando de convencerlo de eso, no quería seguir buscando
— No, yo sé que existe y nos dará lo que más anhelamos — dijo serio — sé que esto puede sonar mal — se quedó callado un momento, como pensando que palabras usar — tú tienes dinero, tienes todo pero yo no, yo necesito aferrarme a ésto —
— Sabes que me ofendiste ¿Verdad? — pregunté agarrando una de sus mano — pero no me ofendió el hecho de que dijeras que tengo dinero , si no el hecho de que dijeras que tengo todo — dije para entrelazar mis dedos con él — sabes que tú eres lo que me falta, tú y mi libertad —
— Lo sé, es por eso que tenemos que buscarla y encontrarla lo antes posible —
— Tú dijiste que tu mamá te contaba esto cada noche ¿No es así? —
— Sí — dijo esperando que continuará
— Busca el libro en la casa de tus padres —
— No, eso es imposible — dijo abatido — ella solía contármela, nunca me la leyó de algún libro — dijo dándose un golpe en la mesa
— Oye, tranquilo — dije sobándole la espalda — encontraremos la manera o alguna pista ya verás — dije intentando animarlo
— Ya me acordé — dijo sentándose de un impulso — mi mamá dijo que mi abuela se lo solía contar al igual que la madre de mi abuela y así sucesivamente, me dijo que en su pueblo era conocida la historia pues por esos lares ocurrieron los hechos — dijo buscando algo desesperado dentro de uno de los libros
— ¿Qué tienes planeado? —
— Tenemos que ir a Daegu — dijo mostrándome las rutas que se encontraban en aquella página
— No podemos ir — dije mirándolo serio
— Lo sé, pero puedo ir so... —
— No iras solo — dije sin dejarlo terminar — voy a contratar a un investigador y él nos dirá todo lo que encuentre —
— Es peligroso , ¿Dime qué pasa si el encuentra información valiosa y decide quedársela?, no pienso arriesgarme — dijo molesto
— No pasará nada, él es alguien de confianza — dije explicándole con calma — tenemos que hacerlo antes de mi compromiso — dije con angustia, recordando lo de hace poco
— Tienes razón , vamos a pasear, necesitamos un descanso — dijo parándose y estirando su mano hacia mí — se supone que ésto seria una cita — dijo dándome esa tierna sonrisa de conejo con la que me conquistó
Nos conocimos hace dos años, yo había salido como cada mañana a un paseo matutino con la compañía de mis guardaespaldas, el día era espléndido; buen clima, buen ambiente, claro que ese día hubiera sido mejor si me hubieran permitido salir sin mis guardaespaldas.
Estaba pasando por un mercado en mi carroza cuando se me ocurrió la mejor idea del día. Pedí que me dieran privacidad para ir hacía un baño publico pues no se podían negar, ya dentro de uno de los baños me senté y espera a que se bajen la guardia, fue asqueroso, pero apenas los vi distraerse salí corriendo del lugar.
Me acuerdo que corrí alrededor de ocho cuadras, no sé como, pero llegué hacia un parque. Decidí pasear por el lugar pues estaba solo y tenía la preciada libertad que me hacía falta, me sentía malo, eso me agrada pues tener que fingir ante los demás es estresante, tener que estar sonriendo todo el día y ser cortés es en realidad es muy estresante.
De tanto caminar de aquí para allá llegué a unos pasajes en lo más profundo. Pude notar en una de ellas que había un letrero enorme con el nombre EUPHORIA, decidí pasar pues logré escuchar una hermosa melodía.
Fue en ese preciso instante donde todo cambió, todo empezó a girar lento a mi alrededor, no solo por su voz, si no también por su fantástico rostro, era casi como un príncipe. No sé como pasó, pero llegue a estar al frente de él. Lamentablemente llegó el punto donde su canción terminó.
Vi como recibió dinero de un señor al bajar de ese cochino estrado, parecía que tenía intensiones de irse, pero eso no lo iba a permitir pues soy Park Jimin. Y Park Jimin todo lo que quiere lo obtiene, sin importar nada.
— Hola — dije parándome al frente de él con una espléndida sonrisa y expulsando un poco de mis feromonas
— ¿Hola? — preguntó mirándome raro
— Escuché como cantaste y déjame decirte que me encantó —
— Gracias — dijo simplemente con una mirada neutra, pero pude notar como sus mejillas se sonrojaron levemente — me tengo que ir — dijo pasando por mi lado, como queriendo escapar
— Espera — dije agarrándolo del hombro — ¿Te gustaría un trago? — le pregunté, guiñándole el ojo con coquetería
— ¿Me estás proponiendo algo indebido? — preguntó abriendo sus ojos con asombro
— No sé, si tú quieres — dije para entrelazar mi brazo con el suyo
Todo parecía ir de maravilla cuando de reojo vi como uno de mis guardaespaldas se asoma entre la gente, buscándome.
— Creo que me tengo que ir — dije buscando algo en los bolsillos de mi vestido — éste es el sello de mi familia — dije entregándole un pequeño papel — puedes buscarme cuando desees, espero que sea pronto — me acerqué a él y le di un beso cerca de los labios — para que te dejen entrar puedes decir que serás mi nuevo guardaespaldas —
Después de eso si me llegó a buscar. Le dije a mi padre que él me había encontrado esa vez que me "perdí", pues cuando mis guardaespaldas llegaron JungKook seguía parado ahí sin saber que hacer. Mi padre como agradecimiento le dio trabajo y un techo, lo cual a mí me convenía en demasía.
Al principio él se hizo el difícil, parecería que le avergonzaba tenerme cerca y le tenía miedo a mi padre, lo cual me parecia ridículo pues mi papá no mueve ningún dedo si yo no se lo digo. Nuestra relación fue linda cuando llegamos en un punto donde empezamos a confesarnos nuestro amor.
Seguimos de esa manera un año y medio, todo estaba yendo bien hasta que a mi padre se le ocurrió la magnífica idea de comprometerme con Kim Jongdae un alfa hijo de una de las familias más influyentes, su familia si bien lo recuerdo tiene minas al igual que nosotros.
Todo se vino abajo, me estaban cortando las alas, mis sueños, todo. Entonces decidí escapar, fue la misma noche que se anunció esto del compromiso.
Me fui hacia el cuarto de Jungkook, no lo encontré ahí y entonces me acordé que él solía ir a el parque para cantar sus composiciones. Esperé en su cuarto a que él apareciera, él tenia que ayudarme a resolver esto.
Llego en la madrugada, me tuvo que despertar porque me había quedado dormido en su cama. Le conté todo, creo que me vio muy desesperado pues toda mi cara estaba empapada de lágrimas, fue ahí donde me dio su solución. Me contó esa corta historia la cual a mí no me logró cautivar como a él, pues en sus ojos se veía reflejada la ilusión y emoción.
Se demoró en convencerme, pero lo logró, le dije que si en cuatro meses no lograbamos hallar nada estaríamos planeando nuestro escape o algo parecido.
Durante esos cuatro meses no encontramos mucho. pero si logramos avanzar algo en la situación, mi papá le había agarrado más confianza y lo había subido de puesto, lo cual nos favorecía pues teníamos acceso a más cosas.
Al nunca mostrar una actitud rebelde cerca a él no dudo en aceptar, claro que Jungkook no es así, pero eso tiene sus ventajas.
(Cuatro días después)
— ¿Seguro que tienes información? — pregunté asegurándome de que nadie nos escuché
— Sí, Joven Park — dijo entregándome un paquete
— Bien — dije para marcharme antes de que alguien me vea — Jungkook — dije llamándolo a su puerta en susurros, procurando que nadie me vea o escuche
— ¿Qué haces aquí Jimin? — preguntó abriendo la puerta despacio
— Lo logramos — dije empujándolo para pasar a su habitación
— ¿De qué hablas? — noté su tono fastidiado
— Tenemos información — dije mostrándole el paquete en mi mano
— Mañana hablaremos de ésto , descansa, ya verás que lograras cumplir tu sueño — dijo tratando de que me vaya, sí, era tarde, seguro quería descansar
— Lo haremos, juntos, te lo prometo — dije para plantarle un beso e irme de puntitas a mi habitación
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